YOH GOES DOWИ

¿Qué se oculta detrás de esa sonrisa? Recuerdos tristes que, quizá, todavía duelen y por eso, su dueño hace todo lo que está a su alcance para mantenerlos lejos de la superficie, lejos del exterior, donde la gente puede verlos.

Yoh sonríe, ríe, bromea y descansa de manera permanente; incluso en medio de la batalla más feroz, su alma reposa en eterna calma, como si, al igual que Amidamaru, él mismo estuviese muerto, con la diferencia de que, a Yoh, todo el mundo puede verlo. Pero ningún ser humano es un pozo sin fondo, una esfera de vidrio o un libro abierto y él no es la excepción: detrás de cada ser viviente se encuentra, enterrada o latente, una verdad.

¿Cuál es tu verdad, Yoh Asakura? Quisieran saber muchos, ignorando la remota posibilidad de que no se trate de algo digno de envidia. Bueno, ciertamente, depende.

Porque, ¿envidiaría alguien el ser una última esperanza, tan inútil como prender una vela bajo el agua? ¿Envidiaría alguien amar un destino que no merece, una chica que no merece y que, por amor mismo, le cambia poco a poco, día a día? Porque él no es suficiente y todos lo saben e intentan arreglarlo, creyendo que no se nota si lo hacen de a poco. Más fuerte, más listo, menos infantil, menos alegre; eso lo acercaría a la perfección y de veras, de veras se esfuerza por cumplir, mas no es su culpa el haberse acostumbrado a sonreír cuando está triste, a reír cuando quiere llorar y a apreciar las pequeñas cosas de la vida que, a la vista de los sabios, no son más que placeres inservibles que no deberían tener su consideración.

¿Cuál es su palabra favorita, ésa que lo haría desprenderse de aquellos audífonos anaranjados, por el mero deseo de oírla una y otra vez, cual disco rallado?

Es amigo.

¿Tienes amigos, Asakura? Yoh quiere creer que sí y procura poder decir que sí. ¿Lo aprecian, en realidad, quienes lo han conocido genuinamente? Siempre tan molesto, tan falsamente relajado, tan fastidiosamente tranquilo, tan irritantemente pacífico... Y el miedo de la pregunta, simplemente, lo supera.

No, no es seguro. ¿Quién aprecia aquello que envidia? Puesto que es envidiable, su forma de enfrentar las cosas y el mundo que lo rodea, mas nadie es capaz de sentir afecto por lo que anhela, estando esto en posesión de otro. Así que haz un favor al resto y muérete.

¿Dónde escondes las dudas, para que nadie las adivine? Detrás de su mirada tranquila y oscura como toda alma adulta, Yoh las reprime hasta que sabe que está solo. Siempre lo está un poco, en realidad, pero con alguien más rondando y son contadas las ocasiones en que en verdad se encuentra sin nadie, vivo o muerto, que pueda ver dónde guarda los problemas que sí que tiene.

Normalmente es de noche, cuando debería estar soñando con un mundo mejor, ése que él mismo está encargado de lograr cuando se haga hombre y deje de sonreír como un idiota: es cuando Yoh deja de fingir, se da la libertad de entristecerse y enmudece y contempla cómo todo en su conciencia se desmorona; es cuando se da permiso de asimilar que él no es nada, nada más que expectativas dudosas y un esposo heroico sobre-proyectado por una chica demasiado perfecta para él. Una mentira disfrazada de camarada, un perdedor que no sabe olvidar.

Yoh no olvida. Las heridas, las oculta, esperando que se curen y las cicatrices, las cubre con su máscara de dicha. Y cómo desearía poder coger esa estúpida espada y rebanar, con toda su furia, con todas esas sombras del pasado que lo atormentan, su memoria.

¿Qué haces cuando estás solo? Es entonces, cuando Yoh se viene abajo.

-Owa®i-

Ruego no hacer preguntas; ni yo sé de dónde salió este pastelito xD

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