Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Shinobu Ohtaka y este este fic participa en el ritual de iniciación: Magi the labirynth of magic del foro "Mar de Joyas Escondidas.
Advertencias: Sacado del baúl luego de como un año, hasta yo me asusto(?.
Notas de la autora: Escogí a Mor al azar y no me arrepiento, la verdad me gustó el sorteo así que me propuse revivir mi participación en el ritual.
Chains down.
—Morgiana—
Le gusta: La educación.
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—Tomemos un descanso, ¿si?
Vagamente asiente, pero no aleja su vista del pergamino frente a ella, incluso después de que el magi de largos cabellos se aleja.
Yunan se sonríe, pero incluso eso pasa desapercibido por la joven fanalis, quien se muestra renuente a abandonar su lectura.
Lleva poco más de un mes en compañía del guardián de la Gran falla, pero en su corta estadía ha dedicado su tiempo a aprender todo lo que el mago pudiera ofrecerle en pos de fortalecerse y serle de ayuda a sus amigos.
No había subestimado la habilidad de Yunan siquiera al conocerlo, por ello no le sorprendió en demasía que aquel hombre de apariencia amable le hubiera aportado diversas indicaciones para facilitar y maximizar el uso de su contenedor; no obstante, aun cuando desde ese primer día en que se conocieron él compartió con ella mucho de su conocimiento sobre su raza y el mundo, mucha fue su sorpresa el día en que él gentilmente se acercó a ella con un libro y la invitó a leer.
Pocas habían sido las veces en su vida en que había sentido real vergüenza y esa tarde, había sido una. Los esclavos no necesitaban leer, tampoco escribir, así que habiendo sido una niña tan pequeña cuando cayó en manos de Jamil, la educación no había sido algo que hubiera recibido. El respeto incluso, era algo que había conocido debido al temor, mediante su "adiestramiento", como recordaba escuchar decir a su antiguo amo y el agradecimiento, no había sido algo que hubiera profesado hasta conocer a Aladdin y Alibaba, puesto que antes de ellos y aquella acción liberadora de Goltas, jamás había tenido nada que agradecer.
Alguna vez había soñado, aspirado aprender un poco más, pero como tantas otras de sus pequeñas ambiciones, se había esfumado ante la idea de un futuro tan gris como su existencia. Había perdido tal aspiración, hasta que los conoció a ellos y su perspectiva del mundo, cambió.
Aquel día, cuando le confesó a Yunan no saber leer, él no pareció inmutarse. Sonrió como suele hacer y se ofreció a enseñarle, así como también a escribir.
—¿Compartimos un poco de té, Morgiana? —el magi se acerca y coloca la bandeja sobre la humilde mesa de madera. Ella aparta su libro y agradece el gesto antes de dar un pequeño sorbo.
El hombre de largo cabello dorado sonríe y aunque aquel brebaje sabe en realidad horrendo, la joven fanalis lo bebe igualmente, consciente de que esa simple acción hace feliz a su compañero.
Ha llegado a aprender muchas cosas sobre el magi, entre ellas, que es alguien en realidad muy atento, además de culto y servicial. Ha aprendido también sobre las culturas, los valores, incluso algo del lenguaje Torán, pero sobretodo ha aprendido sobre ella misma y si algo sabe, es que es libre de conocer el vasto mundo en profundidad.
Morgiana no se había considerado a sí misma codiciosa, hasta que conoció lo mucho que desconocía del mundo y el modo de actuar de las personas en el; y desde ese momento descubrió que deseaba conocer muchísimo más.
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—500—
—Gracias por leer—
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