EL MECENAS
- Muy bien caballerete, su tiempo de penitencia ya ha acabado, venga usted aquí (Ernesto le dijo a Hugo que estaba en la esquina del salón de cara a la pared). ¿Se ha calmado ya lo suficiente como para hablar como una personita civilizada? (le dijo subiéndole la barbilla con los dedos para que lo mirara a los ojos. Pero Hugo no dijo nada, solo lo miraba como si con la mirada pudiera fulminarlo). ¡Hugo! (le advirtió)
- Si (contestó pero de una forma muy altanera y con desprecio. Ernesto resopló y negó con la cabeza).
- Yo iría cambiando esa actitud ahora mismo, ya te he dicho esta mañana, antes de irme a la oficina que te habías ganado una hora de penitencia y una buena dosis de mano dura para muchachitos que les gusta flojear demasiado, por haberte pasado la tarde de ayer holgazaneando en vez de ir a la clase de inglés.
- Es que la lección que tocaba ya me la sé. Y perder dos horas y media para dar un temario que ya me sé, me pareció tontería.
- ¿con que ya te lo sabes, eh? Trae tus cuadernos de la academia.
- ¿mis cuadernos? ¿para qué?
- Plass (dejó caer una dura palmada sobre la nalga derecha)
- Ayyyyy
- Te he dicho que los traigas, no me repliques que me los vas a traer pero llorando (se puso muy serio Ernesto. Hugo corrió a la habitación y sacó de su mochila los cuadernos. Al regresar al salón se los entregó a Ernesto con cara de estar bastante asustado).
- Muy bien, ¿Por qué lección vais?
- Por la 17 (dijo tartamudeando).
- Muy bien (tomó el libro de ejercicios y la libreta y se puso a escribir unos cuantos ejercicios que aunque parecidos a los del libro no eran exactamente igual). Aquí tienes estos ejercicios, según tú te lo sabes tan bien este temario que no necesitabas ni asistir a la clase, así que no deberían costarte lo más mínimo (la sentó en la mesa del comedor y le puso la libreta y el lápiz delante). Tienes 20 minutos, para hacerlos, mientras yo haré una llamada a la academia, a ver si este sábado puedes recuperar esas dos horas.
- Peroooo este sábado íbamos a ir al club náutico (dijo abriendo mucho los ojos).
- Si, haces bien esos ejercicios, estarás en lo cierto, no necesitabas asistir a esa clase por lo que no tendrás que recuperarla. Pero si como me temo, me has mentido, no solo vas a ir el sábado a la academia a recuperar esa clase, sino que también te voy a dar unos buenos azotes por flojo y después te daré con el cepillo por mentirosillo.
- ¡Ernestoiii
- No Hugo, cuando te viniste a vivir conmigo, quedó muy claro, tú te venias, para poder dedicarte a tus estudios al 100x100 y yo me encargaba de todo el resto. Y al principio cumpliste a las mil maravillas con tu parte, pero no creas que no me he dado cuenta que de un tiempo a esta parte has empezado a descuidar tus estudios. No es la primera vez que faltas a la academia. El inglés es muy importante, sin idiomas, no vas a conseguir ningún trabajo importante.
- Ernesto, eso ya lo sé, pero por un día que falte no pasa nada. Yo lo recupero en casa, en un momento que me ponga.
- Ni es "un día", ni lo recuperas. Te pago esa academia para asegurarme que al menos dedicas dos horas diarias al inglés. Porque, sinceramente, viendo el estado de la casa, creo que estas dos semanas estudiar mucho como que no. A menos que ahora estudies, estirado en la terraza, tomando cervecitas, comiendo alitas de pollo y escuchando música.
- Es verano, Ernesto. Hace calor para quedarme encerrado en tu despacho. Estudio en la terraza.
- ¿Con cervezas?
- Tengo sed (dijo muy fresco. Ernesto lo agarró de la oreja y lo hizo levantarse).
- Plass Plass Plass (le bajó el bañador con la mano con la que le había estado pegando porque no iba dejar la orejita de Hugo tan fácilmente) No me chulees, muchachito, no me chulees. Que haces esos ejercicios de píe Plass Plass Plass
- Aaaaaaaaaaaau no Ernesto, no auuuuu lo siento, perdona, ya no vuelvo más.
- Eso dices siempre, y esa mala costumbre tuya de hacerte el graciosillo y contestar a todo es muy fea y le la voy a quitar yo a palos.
- Nooooo, nooo, por favor Ernesto, perdona, ya me pongo con los ejercidos, pero por favor, sueltaaaa (dijo intentando liberar su oreja de la pinza de Ernesto)
- Ya tardas, yo llamó a la academia (Hugo se sobó el trasero un poco, Ernesto debía de haber tenido un día de perros en la oficina aquellas 6 palmadas habían sido bien duras y no de advertencia como acostumbraba)
Hugo se esforzó al máximo con los ejercicios, pero había lagunas palabras que ni entendía, así que por miedo de dejar en blanco y que se viera claramente que no se sabía la lección, puso respuestas de las cortas y sencillitas, de las de primer o segundo nivel. Cuando terminó de los ejercicios Ernesto ya hacía rato que había acabado de hablar con la academia y estaba revisando el correo.
- ¿Acabaste?
- Creo que sí.
- ¿Crees que si? ¿Acabaste o no, Hugo? (Ernesto no estaba para muchas tonterías aquella tarde. Aquella tarde debía de haber ido al partido de Baloncesto de su hijo Luís, pero como había mucho trabajo y tenía que ir a la gestoría a llevar los papeles de las tasas de ese trimestre, no pudo ir. Le hubiera pedido a Hugo que los llevara él pero la cita con la gestoría coincidía con el de la academia de Hugo, y no iba a pedirle que se saltar una clase para poder ir a ver el partido de Luís, ya iría al de la semana siguiente)
- Acabé (dijo un poco asustado).
- Trae (y le agarró el cuaderno con los ejercicios y se puso a revisarlo. Una vez estuvo revisado del todo. Ernesto levantó la cabeza del papel y miró fijamente a Hugo. Hugo tragó saliva, sabía que había cometido errores, pero por la cara de Ernesto, debían de ser de esos errores garrafales que ni un niño de primaria cometería). Voy a hacer ensalada y filetes de merluza para cenar. Tanta cerveza te está empezando a hacer barriguita (fue lo único que dijo Ernesto y se fue hacia la cocina dejando a Hugo allí sentado en un estado de ansiedad horrible. Ernesto lo sabía, sabía que lo peor que le podía hacer a Hugo es no decirle lo que le esperaba. Pero Hugo no era idiota sabía muy bien lo que había hecho y sabía también muy bien lo que se había ganado y lo que le esperaba).
Ernesto estuvo haciendo la cena y lavando los cacharros que había ensuciado durante todo el día Hugo. Ernesto había aceptado encargarse de la casa, de las compras, del dinero de todo, mientras Hugo acababa sus estudios en la universidad. Pero cuando le propuso el trato a Hugo sinceramente no esperaba que Hugo se transformara en un enorme bebé de 20 años. Por no hacer, no ponía ni sus calzoncillos sucios en el cesto de la ropa sucia. Pero Ernesto no decía nada. Solo quería que Hugo se centrara en sus estudios y los acabará con al mejor calificación posible. Así podría aspirar a las mejores plazas y tener un buen y cómodo futuro. Mientras acaba de recoger, pensaba en que él sabía por propia experiencia lo duro que era trabajar, vivir solo y estudiar a la vez. Lo hizo al principio de llegar a Vancouver para estudiar y casi deja la vida. Sino hubiera sido por Walter, o lo habría mandado todo a tomar por saco o se hubiera matado en uno de esos trayectos con aquella motillo ridícula. Su vida era un infierno cuando conoció a Walter pero al poco tiempo de salir juntos, Walter le propuso de ser su mecenas mientras duraran sus estudios. Aquello le sonó raro. Un poco como ser un mantenido, pero ya era como si estuvieran viviendo juntos, se quedaba a dormir allí al mayoría de noches, y la casa de Walter era mucho más tranquila que la residencia de estudiantes donde estaba, por lo cual también se quedaba allí estudiando, mientras Walter trabajaba. Así que tras pensarlo un poco accedió. Y Walter le ayudó en mucho, no solo económicamente sino también a centrarse y dar el 100x100 de uno mismo cuando se compromete a hacer algo. Cuando Hugo entró en su vida como un ciclón, no pensó que se repetiría la historia, pero pronto comprobó que Hugo era un chico extraordinariamente inteligente pero también era extraordinariamente disperso. Como decía su amigo Terence era de los que se distraen con una mosca. Y en el caso de Hugo, incluso con la simple idea de que entre una mosca y eso lo pueda distraer. Así que cuando llevaban ya un año saliendo juntos y después que sus padres lo echaran de casa por una discusión muy fuerte precisamente por Ernesto, más concretamente por la gran diferencia de edad. 23 años, ni más ni menos, les separaba, como decía la madre de Hugo, Ernesto podría ser el padre de Hugo, más que la pareja. Y debía de confesar que muchas veces así sentía, como ahora mismo. Hugo solo tenía que centrarse en estudiar, nada más, y él llevaba el peso de todo el resto. Y Hugo llevaba un tiempo que había empezado a descuidar más y más sus estudios y había empezado a hacer más y más vida social. Al principio, Ernesto lo vio como algo normal, incluso saludable. Pero ya no era algo puntual, ya había pasado a ser casi diario. Raro era el día que no saliera a tomar algo con sus compañeros de la facultad, y raro era el día en que no llegaba a las tantas o justo después de la hora de cenar, para ver algo de tele en el sofá junto a Ernesto e irse a la cama. Y algo le decía a Ernesto que los días que llegaba a las tantas al día siguiente a las primeras clases de la mañana ya ni asistía. Pero prefería no pensar mal y creer que a pesar de todo y como Hugo era joven, sí que asistía a todas sus clases en la universidad.
- Ernestoooo (escuchó llamar)
- La cena ya casi está, Hugo (le dijo en voz alta para que le pudiera oír). Ven, no quiero que se enteren todos los vecinos de lo que hablamos (Hugo apareció enseguida en la cocina con un semblante muy tímido).
- Mientras estabas en la oficina llamó Terence (empezó a decir mientras se sentaba a la mesita auxiliar que tenían en la cocina y que solían utilizar para desayunar).
- Qué raro (miró de nuevo su teléfono) No tengo ningún mensaje ni llamada perdida de él.
- No, llamó aquí a casa, al fijo (le dijo aún más tímidamente Higo. Pero Ernesto seguí dándole vueltas a lo de que llamar a casa sabiendo perfectamente su horario de trabajo).
- ¿Te dejó algún recado? (le dijo mientras le ponía un plato delante, Ernesto sabía que Hugo prefería comer en la cocina que en el comedor).
- Si, que lo llamaras. Pero que le llamaras al móvil, nada de llamar a casa (le aclaró Hugo haciendo una perfecta imitación de Terence).
- ¿perdón? (dijo riéndose)
- Ey, yo solo soy el mensajero (dijo a la defensiva más alegre al ver que al fin Ernesto sonreía).
- Este Terence está cada día más tonto (se miró el reloj). Mejor lo llamo ahora, si llamo más tarde de las nueve quizás ya se ha acostado
- Jajajaja (empezó a reírse Hugo de lo iluso que a veces era Ernesto). ¿Terence en la cama antes de las 12? Jajaja si claro Ernesto quizás esté en la cama pero no durmiendo jajaja
- Eso me recuerda que usted y yo tenemos algo pendientes antes de ir a la cama (a Hugo se le cortó la risa de golpe, Ernesto sonrió levemente al ver la reacción de Hugo, al menos se lo tomaba en serio). Yo llamo a Terence, empieza a cenar, Hugo, el pescado frio no vale nada (y se sentó él también a la mesa y sirvió algo de ensalada en su palto) ¿Terence? Soy yo ¿qué pasa? ¿Por qué no me has llamado a la oficina?
- Me he peleado con Francisco (Ernesto puso los ojos en blanco). Creo que esta vez se ha ido para siempre.
- A ver Terence ¿qué ha pasado? (dijo con voz cansada y después empezó a comer un poco de su ensalada).
- Nos discutimos, nos dijimos cosas muy feas, y él dijo que se iba porque sino iba a hacer una tontería y no ha regresado.
- ¿Cuándo fue eso? (hubo un silencio) ¿Terence cuando discutisteis Francisco y tú?
- Ayer a la noche. ¿Te ha dicho algo hoy?
- No, no me ha dicho nada, creo que solo lo he visto un par de veces en todo el día, ni siquiera hemos hablado.
- Eso es porque sabía que yo te llamaría.
- Terence, ¿qué ha pasado esta vez? (otro silencio)
- Terence el teléfono es caro, que ha pasado
- Es que…ayer salimos todos los de compañía y bueno, había barra libre y estábamos todos muy contentos por el premio ¿te lo ha contado Francisco?
- Terence a premia, es tarde ya y aún tengo mucho que hacer y quiero acostarme pronto.
- ¡Bufff que humor! ¿también discutiste con Hugo?
- ¡Terence!
- Bebimos mucho y bueno, Daniel estaba también y, fui un idiota lo sé
- ¿Te acostaste con Daniel? (dijo sin poder creérselo)
- Íbamos muy bebidos y llevaba esa camiseta negra, ya sabes, esa que le marca toda la tableta de chocolate…
- ¡Terence, me has llamado porque Francisco te ha pillado acostándote con el mismo hombre con el que te pillé yo en la cama y por el cual lo dejamos!
- Es diferente, yo ya no le quiero, solo fue sexo.
- Gracias, me quedo mucho más tranquilo. Terence, dale un beso a Hannah y a Luís de mi parte y diles que ya iré el sábado a buscarlos (dijo furioso y colgó)
- ¿Y qué quería? (dijo Hugo aunque había oído toda la conversación)
- Francisco le ha dejado, Terence ha vuelto a las andadas, es incapaz de mantener su pene dentro de los pantalones. ¡En cuanto un guaperas se le pone a tiro, zas! Tiene que llevárselo a la cama.
- ¿Y cuándo vosotros estabais junto era así también?
- Sinceramente Hugo, no quiero saberlo, yo me enteré de lo de Daniel, y solo porque Daniel se enamoró de él e hizo todo lo que pudo para que Terence me dejara por él.
- Y lo hizo.
- Si bueno, más bien me fui yo. Estoy seguro que de haberme quedado un poco más me hubiera sugerido hacer un trio.
- Jejeje hombre si es el Daniel que yo creo, sería de pensárselo.
- Hugo, yo soy monógamo, solo tengo una pareja, solo amo una pareja, solo quiero acostarme con una pareja. Y espero lo mismo de mi pareja, si tú no lo ves así, te pido que por favor, me lo digas y acabamos aquí y ahora nuestra relación.
- Ey Ey Ey solo bromeaba (se levantó y se sentó sobre Ernesto) yo solo te quiero a ti, yo solo quiero a mi gruñón (y le dio un beso con lengua de esos que si ves dar te violentan de lo sexuales que son. Hacía mucho tiempo que Hugo no le daba uno de esos besos de repente. Y aquello hizo que Ernesto se excitara al momento. Hugo pudo notar la erección de Ernesto a través del fino pantalón de lino. Y sonrió y olvidó la cena y continuó besándolo. Hugo le acariciaba por todo el cuerpo, el contacto de su piel con la de él hacía que todo en él se encendiera. Ernesto empezó a acariciarle los muslos y después sin tapujos metió su mano por dentro del calzoncillo de Hugo y empezó a masturbarlo. Estaban los dos a 1000 por hora. Hugo tragó saliva preparándose a lo que justo estaba por empezar. Hugo empezó a mordisquearle los pezones a Ernesto mientras se dejaba masturbar, Ernesto le besó esta vez él, y fue un beso también apasionado pero no tan lascivo como eran los de Hugo. Hugo ya estaba todo duro cuando decidió hacer lo mismo por Ernesto y empezó a quitarle el pantalón de lino, era verano y ay estaba todo empapado por el sudor, y no corría. Así que Ernesto paró un segundo y se puso de píe para que Hugo pudiera liberarlo del pantalón. Hugo hizo algo más que liberarlo del pantalón. Lo desnudó por completo. Y empezó a saborear todo su cuerpo como si Ernesto estuviera hecho del más delicioso de los manjares. Ernesto estaba ya cardiaco perdido así que no pudo más y después de haber masturbado a Hugo decidió que cavaría el trabajo con su propia boca, necesitaba tener el miembro de Hugo en su boca, saborearlo, llenarse de él, devorarlo todo. Mientras le practicaba una felación a Hugo Ernesto le hizo que le lamiera los dedos y después de estar bien requetelamido empezó a jugar con el ano de Hugo. Hugo en cuanto sintió la caricia del dedo de Ernesto en su zona peritoneal se corrió furiosamente. Llevaba dos días sin descargar y aquella había sido una corrida de campeonato, Ernesto no puso con toda y dejó que el resto cayera por los muslos y las piernas de Hugo y fue limpiándola con su lengua mientras no dejaba de masajear el ano de Hugo, cuando ya habían tres dedos dentro del ano de Hugo entrando y saliendo, entrando y saliendo de forma violenta, decidió que no aguantaba más. Volteó a Hugo y lo reclinó sobre la mesita de la cocina e introdujo de un solo jalón todo su miembro. Hugo se volvía loco cuando lo follaban así, le encantaba hacer guarradas en la cocina y le encantaba que Ernesto lo tratara tan rudo durante el coito para justo después volverse como un super osito amoroso. Ernesto movía las cadera con furia primero lentamente disfrutando de cada gemidito arrancado de la boca de su joven amante, después más rápido y finalmente con furia y rabia y sin ningún tipo de cadencia, no controlaba sus caderas su polla controlaba ese momento y solo ella decidía. Finalmente ambos se vinieron sobre la mesa de la cocina. Hugo sonrió feliz y lo besó, esta vez era un beso dulce y de amor. Ernesto se dejó besar de nuevo. Ambos querían un segundo asalto y estaban perfectamente bien para él. Esta vez Ernesto recostó a Hugo sobre la mesa y le abrió bien las piernas y empezó a lamerle los testículos, la polla, el ano a todo le dedicaba su buen tiempo y cariño. Hugo se estaba volviendo loco intentaba no correrse pero Ernesto sabía cómo volverlo loco, y le encantaba hacerlo llegar al máximo y cuando él ya había llegado entonces penetrarlo y empezar a follarlo, así medio extasiado por el reciente orgasmo era como la mayoría de veces recibía el pene de Ernesto. Y esta vez no fue diferente después de que Hugo se volviera a correr por tercera vez esa noche Ernesto se colocó a Hugo en posición de pañal y empezó a envestirlo, esta vez con aún más furia que la primera vez, a cada envestida Hugo se curvaba más y más. La polla de Ernesto era como si le entrara por el culo y le atravesara directo al cerebro. Cada movimiento espasmódico era una descarga de adrenalina y lujuria. Finalmente Ernesto se vino dentro. el culo de Hugo que se tragaba su semen como si después de varios días de travesía por el desierto se hubiera encontrado con un oasis. Después de ese segundo orgasmo tan y tan intenso ambos se quedaron abrazado sin despegarse durante un rato. Finalmente Ernesto sacó su pene que ya estaba flácido del ano de Hugo y Hugo como siempre hacía le lamió bien todo para dejarlo limpito y lo volvió a vestir.
- Fue cuando Hugo fue a subirse sus calzoncillos que Ernesto le picó en la mano.
- El tercero en la cama, la mesa es muy dura y me he clavado el servilletero.
- Ok, el tercero en la cama, pero no creas que con un par de polvos se me olvida lo que tenemos tu y yo pendiente, muchachito (Hugo se puso rojo como un tomate al ser pillado de pleno por Ernesto. A ver, que sí que iba a tener sexo con Ernesto pasara lo que pasara, pero confiaba que Ernesto fuera un poquito más como él. Es decir que después de un buen polvo se olvidara de hasta de su nombre. Pero Ernesto no lo era y le agarró de nuevo de la orejita y se sentó en su silla de nuevo y así desnudo y todo sudoroso tras una sesión de sexo salvaje en la cocina, se lo colocó sobre su regazo y empezó a descargar su mano con la misma violencia con la que había movido sus caderas minutos antes).
- PLASS PLASS PLASS PLASS NO VOLVERÁS A FALTAR A LA ACADEMIA PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS
- AAAAAAAAAAAAY AY PARA ERNESTO PARA ME ESTÁS PEGANDO MUY FUERTE AAAAAYYY
- PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS NO VOLVERÁS A PASARTE EL DÍA HOLGAZANEANDO PLASS PLASS PLASS PLASS
- AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAY NO AAAU ASÍ NO ERNESTO DUELE, DUELLE AAAAUUUUUU NO TAN FUERTE AAAAAAY
- PLASS PLASS PLASS PLASS A PARTIR DE MAÑANA VOLVERÁS A TU HOARRIO DE TRABAJO DE ANTES. SI NO TIENES CLASES POR LA MAÑANA EN LA UNIVERSIDAD, 4 HORAS COMO MINIMO DE TRABAJO POR LA MAÑANA Y TRES POR LA TARDE. Y LAS DE LA ACADEMIA NO CUENTAN QUE TE CONOZCO PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS
- AAAAAAAAAAAAAAAH PARA PARA, O MAÑANA NO PODRÉ SENTARME PARA ESTUDIAR AAAAAUUUUUU
- ¡PUES ESTUDIAS DE PIE! PLASS PLASS PLASS PLASS HUGO TÚ ÚNICA TAREA ES ESTUDIAR Y SACAR LAS MEJORES NOTAS QUE PUEDAS, Y PREPARATE PARA EL MAÑANA. SOLO TIENES ESO, ASÍ QUE NO QUIERO MÁS EXCUSAS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS PLASS.
- AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAU AY AY AY NO MI POBRE CULO AAAAAAAAAAAAAYYY
- PLASS (le dio una última palmada y le ayudó a levantarse) TRAEME EL CEPILLO DEL BAÑO (le ordenó y ano tan serio Ernesto)
- Ernie, por fa, nooo te lo suplico, mi culo ya no puede una con una palmada más, el cepillo no, no podré con él.
- Hugo, tú tranquilo, tú solo tienes que estudiar y no mentirme, el resto corred e mi cuenta, incluida la zurra con el cepillo. PLASS PLASS PLASS PLASS (le dio 4 palmetazo más pero en el muslo y Hugo salió corriendo al baño a por el maldito cepillo).
- POR FAVOR, ERNIE, TE LO SUPLICO, NO ME DES MÁS, NO CON EL CEPILLO. TE JURO QUE NO VOLVERÉ A MENTIRTE JAMÁS TE LO JURO.
- Muchas gracias Hugo, te lo agradezco, somos pareja, te amo y cada vez que me mientes es como si traicionaras un poco nuestro amor. No hay necesidad alguna de mentirme, cuando mientes solo empeoras las cosas ¿lo ves? ( y con eso volvió a colocarlo sobre sus rosillas)
- ERNIEEEEE (intentó una última vez Hugo)
- PLACK, PLACK, PLACK, PLACK, PLACK, PLACK, PLACK, PLACK, PLACK, PLACK, PLACK, PLACK, PLACK, PLACK, PLACK, PLACK, PLACK, PLACK, PLACK, PLACK (20 EN TOTAL, UNA POR CADA AÑO DE VIDA, LA Próxima vez que te pille con una mentira será una por cada año de vida, pero de mi vida ¿entendiste?
- Siiiiii bwuaaaaaaaaaaaaaaaaaaa bwuaaaaaa lo siento Ernieeee bwuaaaa perdóname, no volveré a mentirte jamás, bwuaaaaa no lo haré, a partir de ahora estarás super orgulloso de mi.
- Ya lo estoy mi amor, ya lo estoy, solo quiero lo mejor para ti y que confíes tanto en mi como yo confío en ti. Si te dejo solo en casa y yo me encargo de colmar todas tus necesidades y deseos es porque sé que estás trabajando muy duro para el día de mañana ser alguien importante (le besó tiernamente. Hugo sabía que la zurra se daba por concluida con ese beso).
- Yo también te amo, amor mío (le dijo Hugo y también le besó pero como siempre con un poquito más de pasión que lo hacía Ernesto, pero esta vez por estar tan agotado fue hasta un beso bastante light). Prometo dar lo mejor de mí.
- Eso, es, porque sino ya sabes, que les pasa a los nenes que no hacen lo que se les manda y se pasan el día flojeando o de copichuelas con sus amiguitos.
- Que se van a la cama con el culete bien calentito (dijo poniendo una mueca de dolor mientras se sobaba el suyo).
- Hablando de culete bien calentito, ¿no había cierto caballerete que hablaba antes de no sé que cosa de un tercero y en la cama?
- Jejeje Ernie, si no te conociera diría que a ti ponerme sobre tus rodillas y zurrarme como a un nene travieso te pone a mil.
- PLASS
- Aaaaaaaaaaaaau
- Anda tira para el dormitorio, listillo
- jajajaja
