Sin él...

Esa plaza se había convertido en parte de su vida. Allí, donde pasaba sentada el día entero a la sombra de su árbol preferido, era justo el mismo lugar donde él la había dejado 10 años atrás, sin siquiera despedirse.
Sí, ella había pasado la mayor parte de sus días en esa última década sin él ahí sentada, haciendo nada. Todos le decían que por algo se había ido, que por algo la había dejado, pero ella no quería comprender.
En realidad, Lily Evans nunca fue totalmente consciente de que Severus Snape, su Sev, ya no estaba a su lado. Vivía en un constante sueño, una realidad alterna, en un mundo donde él seguía con ella.
Suena bastante idiota que se hubiera quedado diez años esperando que volviera, que le dijera "te amo" una vez más, que al menos volviera para despedirse de ella, pero la realidad era que no le hacía bien quedarse ahí, sola, deprimiéndose más año tras año.
En una soledad eterna, una soledad que a ella no le afectaba en lo más mínimo, que amaba por el simple hecho de que no se sentía sola, sentía al chico como si estuviera aún con ella, sentados los dos a la sombra de ese árbol.
Recordaba siempre con ternura cuando iban juntos a practicar los hechizos de verano, a escuchar música, a hacer todo lo que les gustaba. Aún lo hacía, sola sí, pero manteniéndolo tan presente como le era posible.
Claro, se habían jurado amor eterno, y a pesar de que él ya no estaba con ella, la chica no había roto nunca el juramento, y lo amaba más y más cada día que pasaba.

Demasiadas veces lo sentí, demasiadas veces lo soñé, demasiadas noches esperando que suceda
Cantaba día y noche, rezaba para poder volver a encontrarse con él, con su amor. Para poder besarlo, amarlo como lo había hecho tiempo antes. Era lo único que necesitaba ver en su destino, ya nada le importaba más que él, y desde el día que había quedado sola ese sentimiento era cada vez más fuerte, más vivo, más lleno de pasión y esperanza de volver a estar con él.
Lo logró, sí, no se crean que se quedó cruzada de brazos esperando cómo la vida seguía pasando a su alrededor, llevándose vidas y trayendo nuevas sin detenerse para ocuparse de ella, de lo que necesitaba. ¡Vida! Sí, lo que ella tenía y no quería más. ¡Vida! Lo que ella deseaba para él, para el amor de su vida. ¡Vida! ¡Mierda de vida la que estaba llevando! Sí, mierda a pesar de amarlo aún, mierda porque tenía la posibilidad de disfrutarla y él ya no. A él le habían robado esa oportunidad hace 10 años sabe Dios porqué.
Había jurado hacer lo que fuera por volverlo a encontrar, por volver a estar con él, y nada había deseado ella más que volver a tenerlo en sus brazos como antes. Para eso sacrificó algo importante, algo que no tiene vuelta atrás, algo que criticó cuando su amor se fue, después de haberlo alabado por dejarlo en su destino.
Todos sus familiares, seres queridos y no tanto criticaron su decisión, pero obviamente ya era tarde. Había renunciado a su vida para poder volver a verlo, y lo hizo en ese mismo lugar, bajo el mismo árbol en el que él había fallecido amándola diez años atrás.