Disclaimer: todas esas cosas xupis y bellita pertenece a JK T-T mio y solo mio es el sexy-surfero y demás nimios detalles juju.

N/A.Vayamos al asunto, que por una vez no me quiero entretener. Me apetece muchiiiiiisimo hacer este one-shot, y no sé por qué me ha dado la vena ahora, la verdad, porque me lo propusieron hace muchísimo. Fue Elena Vodka en los weavers (a ella va dedicado por esa idea tan paranoica xD). Me propuso que, dejandome estilo y rating libre, escribiese una historia de humor sobre las tres hermanas Black. Estas deberían estar en verano pasando en la playa las vacaciones, de adolescentes, y se quedan solas sin sus padres. Así que tienen que hacer cosas locas y al menos irse una vez de fiesta, pero con cierta reticencia al principio por parte de Bellatrix y Narcisa, como es obvio. Mi mente empezó a desvariar un poquillo, y, bueno, a saber qué me queda xD Miedo me da.

Joanne

SIN PADRES

CAPÍTULO I

-Volveremos tarde -avisó Druella, abriendo la puerta, seguida por su marido-. ¿Me oyes, Bellatrix?

-Sí -musitó la joven, sin levantar la vista del libro que tenía abierto sobre el regazo. Obviamente que ya sabía que sus padres volverían tarde. Siempre lo hacían cuando se trataba de aquellas reuniones aburridas de adultos, en las que hablaban y hablaban sin parar de negocios y de dinero.

-Los elfos os servirán la comida cuando tengáis hambre, y -añadió su padre, dirigiendo la mirada a Bellatrix de nuevo, hablando especialmente para ella- os quiero ver acostadas cuando volvamos.

-Ni que fuéramos crías.

-Tú quedas a cargo de Andrómeda y Narcisa. -Bella puso los ojos en blanco, intentando concentrarse en la lectura. Así era imposible-. ¿Está claro?

-Sí.

No tenía ninguna intención de vigilar a sus hermanas. Apenas eran uno y dos años menores respectivamente. Cualquier Black a esa edad sabía cuidarse solo, y no pensaba estar haciendo de niñera. Estaban de vacaciones, y encima habían sido ellos los que habían insistido en llevarlas a las tres a esa casa que habían alquilado cerca de la costa. Podrían haberlas dejado en casa perfectamente. Hubiera sido mucho mejor, y un cambio bastante mejorable el perder a sus padres de vista durante dos semanas.

Sus padres le dieron un par de avisos más antes de salir cerrando la puerta. Bella bufó, y volvió a intentar concentrarse en el libro, cuando escuchó pasos bajando la escalera que daba al salón en el que ella se encontraba. Levantó la vista para encontrarse, estupefacta, con su hermana Andrómeda, vestida con un bikini de rayas de colores y un pareo a la cintura.

-¿Se han ido ya?

-Sí, claro, pero...

-¡Perfecto! -exclamó, sonriente, y se acercó a uno de los enormes ventanales que había en la sala, que abrió, asomándose al jardín. Era enorme, el perímetro marcado por una valla de madera blanca. Inútil, sino fuese por los hechizos que seguro protegían la propiedad. El viento, arrastrando un penetrante olor a mar, entró en la habitación, revolviendo el pelo de las hermanas.

-¿Se puede saber adónde te crees que vas?

-Unos amigos van a dar una fiesta -explicó, volviéndose hacia Bellatrix-. Aprovecharé que no están padre y madre. Así no tengo que dar explicaciones.

-¡No pienso dejarte ir! -espetó la mayor-. ¿Estás loca? Os han dejado a mi cargo. Podrían volver y no encontrarte, y sabes bien el castigo que me caería.

Su mirada era severa, y se clavó implacable en Andrómeda.

-Volveré pronto. Padre prácticamente no nos deja salir de casa, Bella. Estoy harta. Necesito divertirme un rato.

-Nos ha dado unas normas...

-Que están para que nos las saltemos. ¿Por qué no te vienes?

-No pienso escucharte más -soltó, volviendo a abrir el libro, que se le había cerrado en la breve disputa. Enfadada, vio que había perdido la hoja, y, gruñendo, dejó el libro en la mesilla que había al lado del sillón, y justo en ese momento entró Narcisa, que se detuvo al ver a Andrómeda vestida de esa guisa.

-¿Qué pasa?

-¿Tú también pretendes largarte o qué? -masculló Bellatrix.

-Yo venía a decir que por qué no cenamos ya, pero... ¿Quiere salir?

-Hay una fiesta aquí de unos amigos...

-¿Qué amigos?

Andrómeda se mordió el labio inferior en un primer momento, pero luego se repuso rápido, y Bellatrix, que había estado mirando a su otra hermana, se perdió ese momento de duda.

-Los conocí el otro día cuando paseaba por la playa. Son unos chicos muy simpáticos y...

Bellatrix la fulminó con la mirada.

-¿Magos?

-Um... claro -mintió, sabiendo que como se enterase que no tenían gota de sangre mágica se podía ir despidiendo de su salida nocturna. Eso además de que se lo contaría a madre y se vería castigada durante el resto del verano.

-Qué raro... ¿Y cómo lo sabes?

Andrómeda adoptó una postura más firme, poniendo los ojos en blanco y añadiendo despreciativa:

-Pues obviamente porque me lo dijeron. Vi a uno sin querer la varita mágica y hablé con él aparte, y resultaron ser... Sangres Limpia.

Bellatrix frunció el entrecejo, apretando los labios. Al menos por ese lado se había quedado sin argumentos.

-Igualmente no puedes salir. Si padre...

-¡Por favor, Bella! Ni que tú no hubieras desobedecido a padre millones de veces. Te da exactamente igual lo que te digan, haces lo que te da la gana -protestó Andrómeda-. Os estoy diciendo que os vengáis. ¡No va a pasar nada! Sólo vamos a salir a divertirnos un rato, es aquí al lado. Además, tú ya eres mayor de edad. Si pasa cualquier cosa, que no va a pasar, puedes hacer magia.

-Habrá muggles -dijo Narcisa con asco, hablando por primera vez.

-Igual que en Hogwarts hay hijos de Muggles. ¿Qué mas da? Vosotros ni vais a hablarlos. Ya os digo que mis amigos son magos -insistió por milésima vez la chica, y vio complacida que las defensas de ellas iban desarticulándose. La verdad es que era un problema si la acompañaban, sobre todo si pensaban que sus amigos sabían hacer magia, pero ya pensaría en algo más adelante. Lo importante ahora era convencer a las rancias de sus hermanas-. Seguro que estáis hartas las dos de estar en casa. ¡Vamos, Bella! Te mueres por desobedecer a padre.

-Antes de las dos tenemos que estar de vuelta -masculló Bellatrix, odiándose a sí misma. Lo cierto es que tenía varias razones para aceptar. La primera de todas, como había dicho muy bien su hermana, lo aburrida que estaba y las ganas que tenía de romper las reglas. La segunda, aunque no menos importante, era que conocía perfectamente a Andrómeda. Sabía que cuando se le metía algo en la cabeza, no paraba hasta hacerlo. Al final se hubiese escapado para acudir a la dichosa fiesta, así que, antes de dejar que ocurriese eso, prefería acompañarla y ver con sus propios ojos la clase de amigos que frecuentaba.

-¡Gracias! -exclamó Andrómeda, viendo como sus dos hermanas se levantaban. Paró al momento sus demostraciones de entusiasmo, y las miró como si fuesen de otro planeta-. No pensaréis ir así ¿no?

-¿Así cómo?

-Con... túnicas.

-No veo que tiene de malo -dijo Narcisa.

-Vamos a la playa, no a una recepción de esas a las que nos llevan a veces.

-No pienso ponerme nada como... eso -manifestó Bellatrix inmediatamente, echando un vistazo a los cuatro trapos que lleva su hermana.

-Lo suponía -dijo, encogiéndose de hombros, y recorriendo la distancia que la separaba de la escalera-. Algo encontraré.

Las tres hermanas subieron al cuarto de Andrómeda, y ésta abrió el armario, mientras Bellatrix se tiraba en la cama y Narcisa se apoyaba en el borde de la mesa.

-¿Sabe madre que tienes esa ropa ahí? -preguntó la menor, mirando estupefacta las faldas y demás retales que su hermana guardaba.

-Claro que no -respondió-. Y espero que no se entere.

-Bueno, para la próxima ya sabemos cómo chantajearte -dijo Bellatrix, poniéndose boca arriba. En ese momento le cayó un vestido encima, y lo apartó lanzando una mirada fastidiada a Andrómeda.

-Ponte eso, a ver cómo te queda -dijo, buscando algo para Narcisa mientras. Bella se quitó la túnica, dejándola sobre la cama, y se metió el vestido por la cabeza. Tuvo que levantarse para poder estirarlo bien. Era una pieza sencilla, de color rojo oscuro, por encima de las rodillas. Se puso bien los tirantes, mirando con incredulidad los bordados que tenía por la parte de arriba.

-Casi no puedo respirar.

Andrómeda se acercó a ella, le aflojó el cordoncito que había en el escote, y la sonrió pícara. Luego volvió delante del armario, mientras Narcisa intercambiaba una mirada con Bellatrix. ¿En serio se pensaba que iba a ir... enseñándolo todo?

-Si te agachas te veo el ombligo -dijo Narcisa, esbozando una sonrisita de suficiencia.

-A Andrómeda ya se lo ves, así que supongo que no será para tanto -contestó Bellatrix, dejándose caer en la cama de nuevo-. ¿Y dónde piensas que meta la varita?

-Aquí -musitó, tirándole sobre la cama otro trapo. Bella lo alzó y vio que se trataba de un bolso... Dios mío. ¿Por qué se estaba dejando hacer eso?-. ¿Y tú qué, Cissy, te conformas con un bikini o eres tan puritana como Bella?

-Te recuerdo que vas a salir porque yo te dejo, así que mejor que no...

-Salgo porque a ti te apetece, no me vengas con mentiras -replicó a Bellatrix, sin morderse la lengua-. Toma, anda.

Le pasó un bikini negro, y una especie de camisola verde claro.

-Esto trasparenta seguro.

-Es de lo que se trata. Vístete y, mientras, te esperamos abajo. Ya vamos tarde -dijo Andrómeda, saliendo de la habitación. Bellatrix la siguió, cogiendo entre las puntas de los dedos el "bolso" que su hermana le había dado. ¿En serio se pensaba que iba a llevar eso? Ya se sentía suficiente ridícula con ese vestido con tanto vuelo y tan poca tela, como para llevar uno de esos aparatos muggles. ¿Por qué diablos no tenían bolsillos como las túnicas? Se miró en el espejo del pasillo, sorprendida por el resultado. Sonriendo levemente, se preguntó qué diría Rodolphus de verla así vestida. Dejaba a la vista sus piernas, donde llevaba unas sandalias con algo de tacón de Andrómeda. Y sí, tenía bastante vuelvo, pero se ceñía a su cintura, marcándosela, al igual que le marcaba los pechos bastante. Su cuello y sus hombros estaban desnudos, y se dejó el pelo suelto caer por la espalda.

-Te gusta ¿eh? -rió Andrómeda, viéndola mirarse-. Es uno de mis favoritos.

-Es ridículo -respondió Bellatrix, torciendo el gesto y empezando a bajar las escaleras. Al pasar al lado de Andrómeda le dio el bolso, y ésta abrió los ojos sorprendida-. No pienso llevar eso.

-¿Y no vas a llevarte la varita?

Bellatrix se paró en seco, respirando hondo e intentando tranquilizarse. Miró molesta a su hermana, y bruscamente le quitó el bolso. No le gustaría, pero no pensaba salir sin la varita, y sería ridículo llevarla toda la noche en la mano. La joven se dirigió hacia el ventanal que su hermana había abierto antes, y salió al jardín. Entre las plantas podía verse la arena que había venido arrastrada por el viento, y a lo lejos, cuando alzaba la vista, el mar. Oscuro, por la hora que era, e impenetrable. Si se fijaba bien podía ver la espuma al romper las olas.

-Ya estoy -dijo una voz femenina detrás suya, y Bella se dio la vuelta para encontrarse con una Narcisa muy cambiada. Posiblemente no volvería a verla así. A pesar de llevar prácticamente la misma ropa que Andrómeda, ella era mucho más elegante y fina. Andrómeda se parecía más a ella... más voluptuosa.

-Mmm... -Le quedaba muy bien, sobre todo el pelo ondulado cayéndole sobre los hombros, cubiertos por esa camisa semitransparente de un verde pálido, que realzaba sus rasgos; pero decidió no decirle nada-. Vámonos entonces. Hay que volver pronto.

Andrómeda salió al jardín, seguidas de sus hermanas. Bellatrix desarticuló algunos de los hechizos que podrían ser peligrosos, y salieron abriendo la puerta de la valla a la playa misma. Luego volvió a activarlo todo, y con un gesto con la cabeza indicó a Andrómeda que podían seguir. Ésta las guió por la playa, durante bastantes metros, hasta que ya a lo lejos pudieron distinguir un chiringuito donde sonaba música. Se veían bastantes figuras a lo lejos, así que se podía suponer que había bastante gente en la fiesta.

-¿Y los Sangre Limpia vienen aquí? -preguntó con escepticismo Bella, arqueando las cejas.

-Nosotras estamos aquí ¿no? -replicó, como si con eso respondiera a todo. Bellatrix hizo una mueca y se adelantó, segura de sí misma. Fue la primera en llegar al chiringuito, en encontrarse en medio de todos esos adolescentes y adultos desbocados, y de esa música que le martilleaba la cabeza, desagradándola profundamente.

Andrómeda pasó a su lado como una exhalación para lanzarse en brazos de un chico, que casi perdió el equilibrio y empezó a reírse. Bellatrix lo miró, estudiándolo atentamente, mientras su hermana Narcisa mantenía una actitud similar a su lado. Era un chico de pelo castaño, con algunos mechones cayéndole rebeldes sobre las orejas y la frente; de mirada agradable y sonrisa franca. Bella se preguntó por qué no veía ni gota de Sangre Limpia ahí. ¿Dónde estaba el orgullo y la altivez?

-Bueno, Ted, te voy a presentar a mis hermanas -dijo Andrómeda, después de bromear unos segundos con el muchacho-. Esta es Bellatrix y ella Narcisa.

-¡Hey, chicos! Venid que os presento -gritó Ted, y varios amigos suyos se acercaron de la barra hacia donde se encontraban las chicas-. Yo soy Ted Tonks, y ellos son Mike, Josh y Paul. A Andrómeda ya la conocéis, y sus hermanas son Narcisa y...

-Bellatrix -masculló Bella.

-Pues Bellatrix -dijo con un guiño, mientras Andrómeda reía, vigilando de reojo a su hermana, que aferraba su bolso, en el que llevaba la varita, como si la vida le fuese en ello.

-¿A qué esperamos? -preguntó al que habían presentado como Mike-. ¡Vamos a divertirnos!

-Eso -dijo Ted, cogiendo a Andrómeda de la mano y sacándola a bailar. Sus amigos sonrieron con picardía.

-Vaya par -dijo uno, de pelo castaño claro-. Esta noche caen de fijo.

Bellatrix lo interrogó con la mirada, ante lo que Mike soltó una carcajada.

-¿Ya vas borracho? –preguntó Paul, riendo también.

-Qué va. Aún queda –respondió con soltura, bromeando. Lo cierto es que para nada parecía haber perdido el control.

Los otros dos chicos intercambiaron un codazo y miradas divertidas entonces, y Bellatrix volvió a concentrar su mirada gris en el llamado Mike. Se encontró, sorprendida, con que el chico la miraba fijamente. Al verse descubierto, intentó controlar que sus mejillas no se pusieran rojas, mientras sus amigos reían descaradamente. Se dio la vuelta y empezó a caminar hacia la barra.

-Me siento generoso. ¿A quién invito?

Bellatrix, que no pensaba aceptar el dinero de alguien que acababa de conocer –ni, de hecho, lo aceptaba tampoco de conocidos- ni se movió del sitio, a pesar de que supo interpretar perfectamente la expresión en el rostro de Mike. Intercambió una mirada con Narcisa, que parecía intentar controlar su incomodidad en ese sitio tan extraño. Su mundo era bien distinto.

-¿Nadie viene o qué? Mirad que se va a ir este arrebato de generosidad.

-¡Pídenos tequila, Mike!

N/A. Ains xD al final decidí subirlo en dos xapis, porque creo que va a quedar mejor (y por recomendación de Jara también). Además, para qué mentiros, me había bloqueado xD Espero que os esté gustando. Esta digamos que es una especie de presentación jiji. Ya en nada termino los exámenes (este viernes!), así que espero poder ponerme a escribir en serio en nada ; ) mientras, decidme qué os parece este anda xD

Joanne