Hello!

Tal como les prometí, aquí tengo un regalo de cumpleaños para nuestro querido Steve y para ustedes. Este fic se escribió solo; en los momentos en que no podía pensar en algo nuevo para continuar con los detalles de Nuestra Historia me puse a escribir y esto fue lo que salió. Espero que les guste.

El fic consta de tres partes y está listo para subirse (leído, releído y súper revisado; espero no haber dejado pasar errores). Subiré las otras dos partes si les gusta, así que no olviden dejar review ;)

Disfruten su lectura :D


Siete años

Parte I


― ¡Vamos, Steve! ― Dijo golpeando amistosamente su hombro. ―Es nuestro primer día, todo va a salir bien. Quita esa cara de funeral, vamos a la universidad no a un entierro. Mira, ―dijo volviendo a golpear suavemente su hombro― ya no estamos en el instituto, las cosas serán diferentes. Vas a estudiar lo que tú quieres, lo que siempre has soñado, en la universidad que tú elegiste y además de eso tienes al mejor amigo de la historia a tu lado, sin olvidar que tienes a la chica más linda del instituto aún como tu novia. No te puedes quejar.

La mirada significativa de su amigo le hizo replantearse un poco las cosas. Su amigo tenía razón. Era cierto, ya no estarían en el instituto y ahora solo pasarían cosas buenas. No habría chicos que lo molestaran por ser como era, nadie lo golpearía porque ahora podía defenderse y lo mejor de todo es que tendría a sus dos personas favoritas junto a él.

―Tienes razón, Bucky. Todo va a salir bien.

Diciendo esto y con una gran sonrisa en el rostro subió un poco la música de la radio y ambos comenzaron a cantar animadamente.

A menos de una cuadra de donde estaban, el semáforo cambió a verde para ellos, por lo que Bucky, quien manejaba su nuevo deportivo, aceleró un poco. En ese mismo momento, desde la calle de la izquierda, el semáforo cambió a rojo, pero el camión, cargado con grandes tubos de acero, no lo vio a tiempo y no alcanzó a frenar. El camión siguió de largo a gran velocidad e impactó de lleno contra un deportivo plateado, específicamente contra el lado del conductor. La fuerza del impacto y la velocidad que llevaba el camión arrastró a ambos vehículos unos cuantos metros hasta que la pared de un edificio los detuvo.

Bucky y Steve cantaban tan animados y con tanto sentimiento que ninguno se dio cuenta del camión que viajaba hacia ellos. Bucky, que llevaba el brazo fuera de la ventanilla, fue el primero en sentir el impacto; sintió un dolor agudo e insoportable. Tan fuerte fue el dolor que lo dejó inconsciente casi de inmediato, su copiloto, en cambio, no tuvo tanta suerte.

Un horrible golpe se escuchó a su lado y de pronto sintió una fuerza de gran magnitud que lo empujaba hacia la derecha. Su cabeza se golpeó contra la ventanilla del automóvil; el vidrio se fracturó, su vista se desenfocó. Entre todos los ruidos de las ruedas rechinando contra el asfalto, los vidrios rompiéndose y el metal doblándose, escuchó a su mejor amigo soltar un fuerte grito y luego nada. Gritó el nombre de su amigo, pero todo pasó tan rápido que no alcanzó a hacer más cuando, de la nada, se detuvieron. Sintió el impacto contra el muro, sintió como cada parte de su cuerpo se quejaba y dolía, su cabeza se golpeó otra vez y después ya no sintió nada. Todo se fue a negro y no supo que más pasó a su alrededor.

•••

Peggy Carter esperaba en la puerta de la universidad a su novio y al mejor amigo de este. Esperó y esperó hasta que su primera clase comenzó y tuvo que ir a su sala de clases. No pudo poner atención a nada de lo que el profesor decía, pero debía ser la introducción a la materia, por lo que no le tomó importancia. Estaba preocupada. Cuando la clase terminó salió corriendo por el pasillo hasta que llegó a la cafetería y vio un grupo de gente alrededor de un televisor. En las noticias transmitían el reporte de un accidente ocurrido esa mañana; la imagen de la reportera fue reemplazada por las imágenes de un camión y un auto destrozado. Reconoció el automóvil y su rostro palideció.

No hubo fallecidos, pero los dos jóvenes que iban en el automóvil están en estado crítico en el Central New York Hospital. ―Dijo la reportera.

El peso que se había instalado en su pecho se aligeró un poco al saber que ambos estaban vivos, pero una horrible preocupación se apoderó de ella. Lo único en lo que podía pensar mientras corría hacia la salida de la universidad era en Steve y James. Tomó el primer taxi que pudo encontrar y en media hora estuvo en el hospital.

•••

Las cosas no iban bien. Bucky lo supo en el preciso momento en que abrió los ojos y, luego de reconocer la habitación de hospital, vio a la novia de su mejor amigo junto a su cama. Ella no debería estar ahí, debería estar con Steve. Se movió y sintió un horrible dolor en su hombro izquierdo. El movimiento llamó la atención de Peggy, quien se levantó de su silla y se acercó a él.

Una enfermera entró a la habitación y al verlo despierto fue en búsqueda del doctor.

La novia de su mejor amigo, que se encontraba a su derecha, tomó firmemente su mano entre las suyas y cuando entró el doctor la apretó un poco más.

No entendía que pasaba, pero por la cara del médico supo que era malo. Miró a Peggy, apretó sus dedos alrededor de una de sus delicadas manos e intentó hablar.

―Steve… ¿Steve está bien? ¿Dónde está? ¿Por qué no estás con él?

El rostro de su amiga se contrajo en una mueca de tristeza.

―Su amigo está en la Unidad de Cuidados Intensivos. ―Habló el doctor. ―Soy el Doctor Henry Johnson. Ahora, jovencito. ¿Recuerdas lo que pasó?

―Yo… iba con Steve en mi auto hacia la universidad. Nuestro primer día. Recuerdo… la luz verde, luego aceleré un poco y sentí un fuerte golpe y mucho dolor. No recuerdo nada más.

El doctor asintió y lo miró por un momento.

―Esto va a ser muy difícil para ti, pero es algo a lo que debes ir haciéndote a la idea. ―Observó la cara de desconcierto de su paciente. ― El accidente que tuviste fue muy grave. Un camión que se saltó una luz roja los impactó. El primero en recibir el impacto fuiste tú. La razón por la que perdiste el conocimiento fue a causa del shock; tu cuerpo se defendió de la mejor manera que pudo ante el gran trauma que recibiste.

―Doctor, no entiendo.

Peggy comenzó a llorar silenciosamente a su lado y ahí es cuando supo que las cosas iban realmente mal.

―Producto del accidente, además de una serie de fracturas menores en algunas de tus costillas y una un poco más severa en una de tus piernas, sufriste la pérdida total de tu brazo izquierdo. Lo lamento mucho, James.

Bucky comenzó a respirar aceleradamente y luego intentó sentarse, cuando lo hizo miró hacia su brazo. Miró el brazo que no estaba ahí. Miró el gran vendaje que cubría su pecho y su hombro, con una ligera mancha roja en el lugar donde se supone que su brazo debía estar. Sus ojos se abrieron aún más y miró a su amiga que lloraba.

Ella intentó abrazarlo y reconfortarlo, pero fue apartada bruscamente por él. Comenzó a gritar y a llorar desesperado mientras negaba una y otra vez con la cabeza. Sus gritos eran desgarradores y el doctor dio la orden a la enfermera de aplicarle un sedante. Unos segundos después se quedó dormido.

Peggy se acercó a él llorando desconsolada y quitó uno de sus largos mechones de cabello negro de su rostro.

―Su amigo tiene un duro camino por delante y sería bueno que tuviera el apoyo de su familia. ―Dijo el doctor poniendo una mano sobre su hombro.

―Él no tiene a nadie. Perdió a sus padres cuando estábamos en el instituto y no tiene más familiares. Solo nos tiene a Steve y a mí, pero Steve no… él no…―volvió a llorar.

―Los golpes que recibió el joven Rogers en el cuerpo no son de cuidado y probablemente se recupere de ellos antes de despertar, pero los golpes que recibió en la cabeza causaron mucho daño y su cerebro generó un modo de protección propio. Es común, en estos casos, que el paciente despierte del coma en unos cuantos días, cuando la presión en el cerebro haya disminuido; cuando su cerebro se haya recuperado lo suficiente para volver a funcionar normalmente. De todas formas, estaremos monitoreando su estado y le informaremos cualquier cambio.

―Está bien, gracias Doctor.

―Tengo entendido que el otro joven, Steven Rogers, tampoco tiene familiares.

―No, él perdió a su padre cuando era muy joven y hace unos meses su madre enfermó y no se recuperó.

La mirada del doctor fue de total compasión hacia ella.

―Si estos jóvenes solo se tienen el uno al otro y a usted, deberá ser fuerte por ellos. Se vienen tiempos difíciles y si quiere ayudarlos, si realmente quiere ayudarlos, tendrá que ser fuerte. Muy fuerte. ―Diciendo esto, se dio media vuelta y se fue.

Luego de asegurarse de que Bucky estaba bien, salió de la habitación en dirección a la Unidad de Cuidados Intensivos.

•••

Los días pasaban con lentitud y el corazón de Peggy se rompía día a día al ver a su novio sin dar signos de mejoría y sin dar señales de despertar pronto. Además, cada día veía a su mejor amigo gritar y llorar en su habitación; reusándose a comer y gritándole a todo el mundo que lo dejara solo.

Cada día se sentía con menos ganas de levantarse, con menos esperanzas de que las cosas mejoraran. Había dejado la universidad, no tenía sentido para ella ir a sus clases si su mente iba a estar en ese hospital.

Esa mañana, dos semanas después del accidente, entró a la habitación de Bucky y esquivó justo a tiempo el florero que su amigo lanzó hacia la puerta.

― ¡Ya es suficiente! ¿Crees que esto es fácil para mí? Tengo que ver cada día como mi mejor amigo se destruye a sí mismo, como aleja a todo el mundo, incluyéndome, y ya no lo soporto. ―Gruesas lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas. ― Sabes que necesitas ayuda. Necesitas a tu familia a tu lado para superar esto y visto que Steve no está en condiciones, yo soy lo único que tienes. ¡Soy tu única opción y como no estoy dispuesta a dejarte mientras te hundes en tu miseria, tendrás que soportarme!

Los ojos de Bucky se abrieron por la sorpresa, pero rápidamente se compuso y volvió a su actitud de las últimas dos semanas.

―No te necesito. ―Dijo con tono ácido. ―No necesito a nadie.

― ¡Claro que sí! Necesitas a tu familia, necesitas a los que te amamos.

― ¡¿Cómo puedes decir eso después de lo que le hice a Steve!? ¡¿No entiendes que tu novio está en coma por mi culpa?! ¡¿Acaso no te das cuenta de que todo es mi culpa?!

Los gritos de James se fueron convirtiendo en dolorosos sollozos a medida que las preguntas iban abandonando sus labios. Ahora Peggy entendía el porqué. Ahora entendía la actitud de su amigo. Él se culpaba por el accidente. Se culpaba del estado de Steve y creía que no merecía su apoyo ni su cariño.

Lentamente, pero con total seguridad, se acercó a la cama y se sentó a su lado. Rodeó el tembloroso cuerpo de su amigo con sus brazos y lo abrazó con fuerza intentando transmitirle todo lo que sentía, todo su apoyo y amor.

―No fue tu culpa. Nada de esto fue tu culpa y lo sabes.

El brazo derecho de Bucky se aferró fuerte, desesperadamente, a su chaqueta y su cara se hundió aún más en su hombro a medida que su llanto se intensificaba.

―Lo fue. ―Sollozó. ―Si no hubiera acelerado… si no hubiera… Steve estaría bien, estaría contigo. Estaríamos juntos en la universidad y no viviendo esta pesadilla.

El abrazo se fortaleció un poco más. Una de las manos de Peggy acarició sus largos cabellos mientras la otra acariciaba en círculos su ancha espalda, reconfortándolo.

―Steve no fue el único que salió herido en ese accidente. James, ese accidente no fue tu culpa. Nadie piensa que lo fuera. Estoy segura de que a Steve no le gustaría escucharte hablar así. Necesito que me dejes ayudarte, no quiero que me alejes de ti.

El moreno levantó la cabeza y la miró directo a los ojos, con los suyos inundados en lágrimas.

―Pero… esto… Nadie puede ayudarme. ¡Mírame! ¡Me falta un maldito brazo! Ya no… no puedo. ―Bajó la mirada.

Peggy alzó su rostro poniendo una mano firmemente en su mentón.

― ¡Claro que puedes! Yo voy a ayudarte. Vas a recuperarte. Tal vez ya no tengas un brazo, pero estás vivo. Estás vivo y eso es todo lo que importa.

― ¿Qué pasará con Steve? Cuando despierte no va a querer verme. Le aseguré que la universidad sería mejor, que todo estaría bien y mira lo que pasó.

―Si tanto te preocupa lo que Steve piense cuando despierte, yo te lo diré. Estará feliz de que ambos estén vivos, estará feliz de verte y hará todo lo que esté a su alcance para ayudarte. Si quieres hacer feliz a Steve cuando despierte, tienes que dejar de culparte y comenzar con tu recuperación. ―Dijo totalmente confiada y con firmeza.

―Está bien. ―Asintió y la abrazó nuevamente.

•••

Las semanas pasaban y Steve no mostraba mejorías. Ciertamente la inflamación intracraneal había desaparecido, pero el coma persistía. Steve no despertaba y los doctores no sabían darle una respuesta a sus preguntas.

El rubio había sido trasladado a una habitación normal y ahí pasaba sus días.

Peggy estaba todos los días desde temprano en el hospital. Primero visitaba a su novio y luego iba a ver a Bucky. Lo ayudaba con su terapia de recuperación. Después del accidente lo vio tan mal y tan decaído que pensó que no querría levantarse de la cama para volver a caminar una vez que se recuperara de su fractura, pero verlo tan enfocado en lo que hacía y esas ganas de recuperarse, le daban esperanzas.

•••

Ocho meses habían pasado con rapidez y Bucky ya no tenía que volver al hospital por sus terapias, finalmente le habían dado el alta. Aun así, cada día, temprano en la mañana, Peggy pasaba a buscarle para ir a ver a Steve. Su amigo seguía sin reaccionar y los doctores, después de realizar todas sus pruebas y exámenes, no podían decir la razón de su estado.

Cada día veía como su amiga sostenía la mano de Steve y le suplicaba que despertara. Le decía que lo necesitaban, que no podía hacerles eso, que les había prometido que todo después del instituto sería diferente, pero nada de lo que decía parecía servir. El doctor les dijo una mañana que el coma del rubio era tan profundo que no había probabilidades de que siquiera pudiera escucharles, pero eso no evitaba que cada día le pidieran que despertara.

•••

―Creo que ya es momento de que volvamos a la universidad, Peggy. Ha pasado casi un año y no tiene sentido que sigamos posponiéndolo. ―La mirada que recibió de su amiga fue tan dura, que por un momento no supo cómo continuar. ―Sabes que jamás dejaré de preocuparme por él, es mi mejor amigo. Es mi hermano, pero… ya escuchaste a los médicos.

Peggy miró una vez más a Steve y acarició su rostro con cariño.

―Tienes razón. Lo siento mucho, Steve, pero es momento de seguir con nuestros planes. Aunque no por eso te dejaremos a tu suerte. Vendremos cada vez que podamos y estaremos aquí cuando despiertes.

―Es una promesa. ―Dijo el moreno antes de que ambos abandonaran la habitación.

•••

Al ver que su amigo no se había acostumbrado a la pérdida de su brazo y le costaba mucho mantenerse solo, Peggy decidió que sería buena idea que vivieran juntos. Como el departamento en el que vivía James era propiedad de Steve, consideraron prudente que él se fuera a vivir con ella. Una vez todas las pertenencias de James estuvieron en casa de su amiga, guardaron las cosas de Steve en cajas, cubrieron los muebles con sábanas y lo cerraron hasta que su dueño regresara.

La vida de Peggy se volvió un poco más ajetreada al tener a su amigo viviendo con ella, sobre todo porque había algunas cosas que James definitivamente no podía hacer solo, como abrocharse la camisa, los zapatos, el pantalón y el cinturón. Le avergonzaba pedir ayuda, pero Peggy siempre estaba dispuesta a ayudarlo sin hacer ningún comentario. Incluso había hecho pequeños cambios en las compras que realizaba; la pasta de dientes había sido reemplazada por una con tapa en bisagra para que no tuviera complicaciones al abrirla, al igual que los jugos y la leche dentro del refrigerador. Él lo agradecía.

A Bucky le impresionaba la facilidad con la que su amiga se había adaptado a su discapacidad y lo dispuesta que estaba a ayudarlo, por lo que decidió esforzarse lo más que pudo en aprender a hacer algunas cosas por sí mismo, tales como vestirse sin ayuda. Dos años después del accidente ya era un experto en anudarse los zapatos, pero aún tenía problemas con las corbatas, por lo que no las usaba a menos que fuera estrictamente necesario.

•••

―Oh, vamos. Lo harás bien. No deberías estar tan nervioso, eres un experto en lo que haces y eres el mejor de tu clase. ―Decía Peggy mientras le anudaba la problemática corbata alrededor del cuello de la blanca camisa.

―Claro, soy el mejor de mi clase, pero me falta un brazo. ―Dijo con un tono un tanto agrio.

Peggy lo miró directo a los ojos y sostuvo su rostro entre sus manos.

― ¿Y? Ese pequeño detalle no te ha impedido ser el mejor de tu clase. Además has trabajado muy duro en este proyecto, no hay razones para que no salga perfecto. Ya sé, iremos a celebrar cuando apruebes con las notas más altas. Yo invito.

El moreno asintió y de dio la razón, pero no por eso dejaba de tener ciertas aprehensiones.

Bucky siempre había querido estudiar Ingeniería Mecánica, pero luego del accidente no sabía si podría cumplir sus sueños. Es cierto, había trabajado por meses en ese proyecto y era el mejor de su clase, pero para llevarlo a cabo había necesitado la ayuda de otra persona. Una persona con dos brazos. Un brazo que él no poseía. Sacudió su cabeza para despejar esos pensamientos y se preparó para salir del departamento con Peggy a su lado.

•••

―Estoy tan emocionado, Steve. El proyecto del que te llevo contando estos últimos meses funcionó y no solo eso, los profesores me calificaron con las notas más altas, lo que significa que financiarán mi idea. ―Miró a su durmiente amigo y se sintió algo desanimado. ― Me sentiría mucho más feliz si tú estuvieras aquí conmigo para celebrar mi triunfo. A pesar de que me falta un brazo y a veces tengo ganas de dejar todo de lado, las cosas han salido bien. Lo único que falta eres tú. Han pasado casi cuatro años, Steve.

―Se acabó la hora de visitas. ―Una enfermera irrumpió en la habitación y tuvo que salir de ahí.

―Nos vemos la próxima semana, hermano.

•••

Steve estaba recostado como siempre en su cama. Su habitación tan blanca como siempre y tan iluminada como cada mañana. La enfermera de turno se había encargado de llevar unas hermosas flores que alegraban la habitación.

Una mujer mayor y algo regordeta, pero de rostro amable entró a la habitación.

―Buenos días, muchacho. ¿Cómo estás hoy? Sí, ya sé, ya sé lo que me dirás. "Estoy bien, Nana. Estoy perfectamente bien." Pues te diré algo, muchacho. No estás bien. Hace cuatro años que vengo cada día a ayudarte con tu terapia y sigues sin mejorar. Es cierto que no has perdido masa muscular y te mantienes muy bien, pero tienes que despertar algún día, cariño.

La mujer comenzó con la terapia muscular de Steve mientras hablaba.

―Cada semana veo a tu amigo, ese del cabello largo y a la chica de bonitos ojos castaños venir a verte y pedirte que despiertes. No es por ser entrometida, cielo, pero creo que ya es tiempo de que les des la bonita sorpresa de volver a ver esos ojos abiertos.

Durante las dos horas que duró la sesión, la mujer no dejó de hablarle a un inconsciente Steve. La terapeuta sabía perfectamente que no podía escucharle, el médico se lo había dicho, pero llevaba tanto tiempo haciendo ese trabajo, que sabía que en algún momento comenzaban a escuchar otra vez y ella estaba allí para que el pudiera escucharla cuando pudiera hacerlo.

―Nos vemos mañana, Steve. Recuerda que debes despertar por tus amigos que tanto se preocupan por ti. ― Diciendo esto la mujer se retiró.

Steve siguió ahí. Siguió sin moverse ni escuchar nada a su alrededor, como si fuera una decoración más en la habitación. Un mueble. Solo un cuerpo sobre una cama.

•••

―Steve. Sabes que cuando salimos del instituto estaba muy enamorada de ti. Creía que siempre estaríamos juntos, pero luego del accidente… me dejaste. No quisiste despertar sin importar cuantas veces te lo supliqué. Sé que no fue tu decisión, pero me abandonaste. No quiero reprocharte nada y mucho menos justificarme, pero la vida siguió y yo encontré a alguien maravilloso. Encontré a un hombre que me ama y a quien puedo amar incondicionalmente. Siento que, en cierta forma, te traicioné, pero las cosas se dieron poco a poco y no me di cuenta en que momento pasó. Solo me enamoré.

Peggy, que sostenía la mano de Steve la apretó un poco antes de continuar.

―Te quiero, Steve. Siempre vas a ocupar un lugar muy especial en mi corazón y quería que lo supieras. Quería que fueras el primero en saber que me voy a casar. Tal vez pienses que es pronto, pero llevamos juntos más de un año y no queremos desperdiciar el tiempo.

La puerta se abrió y alguien entró a la habitación.

― ¿Se lo dijiste, cariño? ―La vio asentir y se acercó. ―No quiero que sientas que te traicionamos, Steve. Siempre serás mi hermano, pero no pude evitar enamorarme de esta hermosa mujer. Te prometo que la voy a hacer muy feliz y te prometo que siempre estaremos aquí para ti. Cuando despiertes estaremos contigo.

La castaña se levantó y besó a Steve en la frente antes de tomar la mano de su prometido.

―Es hora de irnos, James.

•••

Era una soleada y cálida mañana del 4 de Julio cuando un joven doctor entró a la habitación de Steve. El doctor traía entre sus manos una carpeta con su historial médico y comenzó a leer en voz alta.

―Steven Grant Rogers. Nacimiento: 4 de Julio de 1990. Oh, feliz cumpleaños número veinticinco; estás en coma desde los diecinueve, casi veinte. Eres, según lo que decía mi maestro de neurocirugía, un caso perdido; por eso el muy maldito te ha asignado a mí como primer caso ahora que obtuve mi especialidad e ingresé a trabajar en su clínica. Mi profesor, el Doctor Stane, siempre dijo que para bajarle los humos de la cabeza a alumnos tan brillantes como yo, el único remedio era que nuestro primer paciente real fuera un caso perdido. Como tú.

Se paseó por la habitación mientras leía la carpeta. Pasado un rato acercó la silla a la cama y se sentó junto a su paciente.

―Ahora que leo tu historial médico recuerdo el caso. Yo estaba empezando mi tercer año de carrera cuando ocurrió tu accidente, lo recuerdo muy bien. Se decía que era imposible que hubiera sobrevivientes dentro del automóvil. Vi las imágenes, incluso vi el camión al salir de la facultad, aún no se lo habían llevado; también vi el auto, estaba destrozado. Fue muy difícil sacarlos de allí y lo más increíble fue que ambos estaban vivos. Tal vez tuviste suerte y sobreviviste al accidente, pero llevas cinco años en coma, Rogers. Cinco años en coma no es tener vida; si hubieras despertado ya habrías terminado tu carrera y tal vez estarías casado o algo así.

El doctor se levantó y revisó sus signos vitales en las máquinas a las que Steve estaba permanentemente conectado. Todo estaba normal. Revisó su reflejo pupilar y nada. No reaccionaba a la luz. Aunque no vio ninguna reacción de su paciente, lo que sí pudo ver fueron esos increíbles ojos azules. Al verlos pensó en que se verían mucho mejores con vida y no muertos como los tenía ese profundo coma. En ese momento decidió que no sería un caso perdido, de una u otra forma le ayudaría a recuperarse.

―Por cierto, no me he presentado. Soy el Doctor Stark, pero puedes decirme Tony.

•••

Esa misma tarde, mientras estaba en sus rondas, Tony decidió entrar a ver a su nuevo paciente y se encontró con dos personas junto a él.

―Buenas tardes.

―Buenas tardes, Doctor. ―Dijo la pareja.

―Usted no es el doctor de siempre. ―Agregó Bucky.

Tony se acercó y le extendió la mano para estrecharla.

―Anthony Edward Stark, soy el nuevo médico a cargo del caso de su amigo. Estoy reemplazando al Doctor Johnson, fui asignado esta mañana.

Bucky y Peggy se miraron un momento antes de asentir.

―Soy James Barnes y ella es mi esposa, Margaret. Bucky y Peggy para los amigos. ―Dijo mirando a Steve.

Ese nombre hizo ruido en sus recuerdos y al ver su estado se percató del porqué.

―Usted es el amigo que viajaba en el auto el día del accidente.

―Así es. Y puede apostar a que daría el otro brazo si fuera necesario para que Steve despertara. ―Dijo con convicción.

La forma en que lo dijo y la seguridad en esos ojos le aseguró a Tony de que el hombre hablaba en serio, pero eso no pasaría.

―Tal vez eso no sea necesario, Bucky. ¿Puedo llamarte así? Bien. Tal vez has escuchado hablar de Stark Industries. Mi padre creó esa empresa con la intención de trabajar en todos los campos, desde la mecánica hasta la biología. Desde que decidí estudiar medicina hemos implementado el área de prótesis biomecánicas. ―Le extendió una tarjeta. ― Tal vez quieras considerar pasar por ahí cuando tengas tiempo libre.

Bucky miró a su esposa y luego de agradecerle al doctor, preguntó por el estado de su amigo.

―Por lo que he leído en su historial clínico, no hay razón alguna para que no despierte del coma. Se le han realizado diversos exámenes y ninguno ha podido determinar nada concreto. Es por ello que estoy aquí. ―Se acercó a la carpeta que había dejado en una mesa a los pies de la cama de Steve y revisó las primeras páginas. ―Según esto ustedes son los responsables legales de Steve Rogers.

―Así es. Nosotros nos hacemos cargo de tomar las decisiones, pero el dinero lo sacamos de una cuenta que sus padres dejaron para él. Como comprenderá ninguno de nosotros tiene el dinero suficiente para costear todo esto.

―Comprendo. Quisiera hacer nuevas pruebas para ver el estado de nuestro paciente. Debe haber algo que mis colegas han pasado por alto o que nuestra tecnología no ha podido captar y quisiera asegurarme de que cubramos todos los ángulos posibles.

Peggy tomó la mano de su esposo y la apretó un poco.

―Hágalo, Doctor. Lo único que queremos es que Steve despierte y pueda tener su vida de vuelta. ―Dijo emocionada.

―Está bien. Les avisaré cuando comience con los exámenes.

•••

La ceremonia de titulación de Bucky fue muy emotiva. A pesar de que no tenía más familia que Steve, que no estaba allí, y su esposa, se sentía muy feliz. Había obtenido el mejor lugar de su promoción y había sido felicitado por todos sus profesores y el director de la universidad; además había recibido muchas ofertas de trabajo.

Esa tarde, luego de ir a un elegante restaurante para celebrar, habían ido a ver a Steve.

―Me hubiera encantado que estuvieras ahí, hermano.

―Fue todo tan hermoso, Steve. Hubieras visto como todos felicitaban a James. Todos aplaudían y lo celebraban por ser el mejor de su promoción.

―Al fin me gradué en la carrera que yo quería y- fue interrumpido por la puerta que se abría.

Tony iba entrando distraídamente a la habitación.

― ¿Cómo está mi paciente favori- cortó la frase al ver a los amigos de su paciente― Lo siento, chicos. No sabía que estaban aquí. Debí tocar primero.

―No se preocupe, Doc. Hemos venido a contarle a Steve que al fin me titulé y cumplí uno de los sueños que teníamos juntos antes de ese accidente.

―Felicidades, Buck. ―Lo miró de arriba abajo. ―Me enteré de que no has ido a Stark Industries como te recomendé hace un año, cuando nos conocimos. Y también me he enterado, esta mañana, que tu nombre ronda por la compañía porque te quieren como parte del equipo de Ingenieros del área de mecánica.

―Eso no es posible. ―El pelinegro abrió los ojos de la sorpresa. ―Stark Industries es la empresa más importante en el área mecánica y es muy difícil conseguir un trabajo ahí.

―Es difícil para aquellos que no tienen buenas calificaciones y me dijeron que saliste con las mejores. No es de extrañar que te quieran en la compañía. Ahora lo de tu brazo… ¿alguna razón por la que no hayas ido?

―Ciertamente sería muy útil tener una prótesis, pero esos procedimientos son muy caros y no tenemos el dinero para eso.

Tony comenzó a reír y a negar con la cabeza. Puso una mano en el hombro del joven mientras reía.

―Debí decírtelo antes. El área de biomecánica es gratuito. He implementado ese plan para que cualquier persona que necesite una prótesis pueda obtener una sin costo y de la mejor calidad. Los más beneficiados hasta ahora son los veteranos de guerra; jóvenes soldados son dados de baja al perder una parte de su cuerpo y como mi mejor amigo es un Coronel de la Fuerza Aérea… ―Sonrió sin necesidad de terminar la frase.

El día de Bucky solo podría mejorar si Steve despertara de ese maldito coma que lo tenía atado a la cama, pero no pasó. Al menos ahora tenía la posibilidad de recuperar su brazo y hacer mejor su trabajo. Eso era bastante bueno. Un excelente regalo de titulación.

La pareja habló un poco más con el doctor solo para enterarse de que aún no había podido encontrar la causa del coma del rubio. Tony les dijo que seguiría investigando, pero que de momento no había esperanzas de que despertara pronto. Luego de esas desalentadoras noticias, se fueron.

―Sabes, Steve. A veces pienso que simplemente no quieres despertar porque, realmente, no hay ningún problema contigo. Tu cerebro está en excelentes condiciones, no tienes ninguna secuela del accidente, solo el coma.

Tony se sentó a su lado en la cama y puso su mano en su antebrazo mientras hablaba.

―Tus amigos son una pareja muy linda, puedo ver lo mucho que se aman cada vez que veo la forma en que se miran a los ojos. Tal vez si despertaras podrías verlo. Si despertaras podrías encontrar el amor también. ―Se levantó y se retiró de la habitación para continuar con su ronda.

Cuando a puerta se cerró, una de las máquinas marcó un par de latidos más rápidos y luego volvió a la normalidad.

•••

―A veces pienso en lo que pudo ser sin no hubieran tenido ese accidente. Si hubieran salido más tarde, más temprano, si hubieran quedado atrapados en el semáforo anterior, si el hombre del camión hubiera visto la luz roja… tantas cosas pudieron pasar, pero no lo hicieron. Tal vez seguiríamos juntos, tal vez no. Nunca lo sabremos. Lo que sí sé es que soy feliz, inmensamente feliz, pero aún faltas tú en mi vida. Como amigo, como el hermano de James, como el tío favorito de mi hijo. ―Dijo acariciando su vientre. ―Estoy embarazada, Steve. En seis meses voy a tener un hijo del hombre que amo y me gustaría que estuvieras ahí para verlo crecer, para consentirlo y malcriarlo. Sé que en el fondo puedes escucharme. Lo único que te pido es que despiertes, Steve. Por favor.

Lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas al tiempo que los sollozos eran ahogados por una de sus manos. Un pañuelo de seda fue acercado a su rostro y se sobresaltó antes de reconocer a Tony.

―Eso no le hará bien a tu bebé. Steve no querría eso. ―Dijo en tono conciliador.

Peggy sonrió y secó sus lágrimas.

― ¿Qué tanto escuchó, Doctor?

―Soy Tony, querida. Solo Tony. Y lo suficiente, desde que dijiste que quieres que Steve sea el tío favorito de tu hijo.

Peggy sonrió y suspiró aliviada. No quería que supiera que Steve había sido su novio y que lo había abandonado mientras estaba en coma para irse con su mejor amigo. Amaba a James, pero aún sentía ese ligero sentimiento de culpa por haberse enamorado de él y sabía que su esposo sentía lo mismo; ambos sentían que habían traicionado a Steve, pero no debía pensar en eso.

― ¿Cree que algún día despierte?

Tony se puso serio de repente.

―No lo sé. Honestamente, ya no sé qué hacer para averiguar el porqué de su condición. Sus escáneres muestran actividad cerebral normal, solo que se encuentra en un estado de sueño profundo y constante, sus exámenes toxicológicos no indican nada extraño, pero no tiene reacción pupilar―dijo mientras pasaba la luz por los ojos de Steve y nada ― lo que indica que, definitivamente, no está dormido. Ese es el único indicio claro de su coma.

La castaña le dirigió una triste mirada a Steve. Tomó su mano y la apretó, necesitaba un poco de consuelo y, aunque Steve no pudiera dárselo, su presencia le reconfortaba y le daba esperanzas.

―Tal vez está esperando el momento perfecto para despertar. ―Dijo Tony antes de retirarse.


Martes 04 de Julio, 2017.