POV ACE

Toda esta historia comienza un día de trabajo, cuando mi gran amigo y compañero Marco entró en mi despacho mandado por aquel a quién llamo padre.

Edward Newgate era un gran hombre de negocios, casi todo en ese país estaba controlado por él. Empresas internacionales, nacionales, hospitales, asociaciones, incluso bancos, la prensa lo llamaba barbablanca, lo que hacía honor a su gran poder, casi como si fuera un corsario en ese mundo de negocios.

Cualquiera de los hombres que trabajaba en puestos superiores para él eran algo así como sus hijos, hijos entre los que estoy yo mismo. Era curioso. El mismo barbablanca me había rescatado del abismo cuando todavía era un chiquillo problemático que no tenía nada planeado, con una madre enferma a mi cargo y un amigo de mi madre que se encargó de criarme.

Hubo un tiempo en el que yo mismo me perdí, cuando me enteré que todos los años de mi infancia no habían sido otra cosa más que una mentira...

Mi madre estaba enferma desde que tenía memoria, siempre en el hospital y Garp se había encargado de mí, aunque con lo poco que estaba en casa no podía hacerse cargo de mí y de su propio nieto, así que al final acabamos a cargo de Dadan, una gran mujer a la que Garp ya le había asignado al pequeño Sabo. Sabo, Luffy y yo pasamos tanto tiempo juntos que nos hicimos buenos amigos, hasta el punto de realizar un pacto de hermanos.

La mentira de la que hablo se había revelado a los 15 años, cuando un hombre fue a ver a Dandan diciendo ser mi padre. No era cualquiera, era aquel que llamaban "el rey de las fianzas" Gol D. Roger, el único que podía hacer frente a Barbablanca en cuestiones de negocios.

Por un momento llegué a pensar que era una broma de mal gusto, que ese hombre no podía ser mi padre, porque no entendía qué motivos había tenido ese desgraciado si tenía tanto dinero para abandonar a su mujer y a su hijo.

Encolericé, me fui de casa, juntándome con todo tipo de mala gente, metiéndome en peleas, yendo de lugar en lugar sin saber nada de mi familia, hasta que a los 17 barbablanca me sacó de ese mundo, al principio por la fuerza, y luego hizo que un niñato mal criado se convirtiera en parte de su gran familia, me convirtió en el hombre que soy ahora.

Le debo todo lo que soy a ese hombre, pero el problema empezó cuando entré en su despacho y por fin me comentó el tema del que quería hablar ese día.

Por primera vez en mi vida la corbata del traje me molestaba, tragué saliva y repetí en mi cabeza lo que acababa de decir mi padre sin entender bien qué demonios estaba pasando.

—Ace, debes comprender que yo me arrepentí toda la vida de no poder crear mi propia familia, no quiero que los negocios te absorban tanto como a mí, así que ya va siendo hora de que te hagas un hombre hecho y derecho.

Barbablanca era un hombre imponente de cabellos plateados, alto y corpulento. Para ser un anciano de 72 años siempre había mostrado una fortaleza inhumana. Un hombre con sus caracteristicas siempre conseguía lo que quería así que zafarme de él sería casi imposible.

—Pe...pero tengo solo 22 años, igual es un poco... ¿Pronto?—dije en un intento de quitarme el problema de encima.

—Nunca se es joven para casarse, luego querrás, y mírame a mí. ¿Ahora crees que la mujer que se acerque a mí va a ser porque me ama?

—Po... podría ser, el amor no tiene edad—reí nervioso—Es que una boda...Es un poco precipitado... ¿no crees?

—Ace, no hago esto por capricho, estoy enfermo, no sé cuánto tiempo más me queda de vida... Y quiero que seas mi sucesor.

Las palabras de mi padre me llegaron como una puñalada en el corazón. Yo amaba a ese hombre como si fuera mi verdadero padre y enterarme así de que iba a morir... era demasiado para mí.

—Entenderás que antes de morir quiera ver a mi sucesor feliz.

Mi mirada se oscureció. No podía creer que ese hombre tan fuerte que se encontraba delante de mí en realidad fuera tan débil.

—Tengo varias candidatas que podrían ser perfectas. ¿Has oído hablar de Boa Hancock?

—Sí...

Recordé una vez que vi a esa importante mujer de negocios, pero mis recuerdos no eran precisamente agradables. Me miró con una altanería digna de una reina, a cualquiera que se le acercaba, menos a Luffy, del que pienso que debe estar enamorada en "secreto" porque lo va diciendo a los cuatro vientos.

—No creo que sea buena idea...

Mi padre me insistió con un montón más de mujeres de buena familia, listas, guapas, inteligentes y triunfadoras, pero yo no estaba por la labor de casarme, no quería y menos con esas mujeres que ni siquiera conocía de verdad. Creo que con varias había cruzado dos palabras, pero no más.

—Yo es que... padre... tengo novia—fue lo único que se me ocurrió para alejarme de ese jaleo en el que mi padre quería meterme y la cagué.

—¿Novia?—dijo él extrañado—¿Cuanto tiempo lleváis juntos?

—Dos años.

—¿Años?

La cagué, definitivamente.

—¿Y por que no me la habías presentado?

—A ella no le gusta mucho este mundo. Mucha reunión, mucho jaleo... Está... estudiando...

—¿Estudiante? ¿Acaso es menor de edad?—dijo horrorizado.

—No, no, que va, nos llevamos pocos meses...

—¿Tanto tiempo lleva estudiando?

—¿Su carrera es larga?—me pregunté yo mismo.

Sé que mi padre quería para mí una mujer con miles de cualidades que encajaran con ese mundo en el que yo me encontraba pero el interrogatorio se estaba volviendo una tortura.

—Deberías haberlo dicho antes—dijo Riendo—No te habría forzado a casarte, si ya tenías a la novia solo tienes que pedirle matrimonio.

Aun estaba con su idea. No me dejaría ir tan fácil.

—Dos años son pocos... ni siquiera vivimos juntos, ya sabes, con Sabo y Luffy viviendo conmigo es complicado...

—Por eso no te preocupes, mi heredero no va a tener que preocuparse por esas pequeñeces... y dos años son más que suficientes.

—Créeme, en casa hemos tenido pelusas mas tiempo...

—¿Estás comparando a tu novia con una pelusa?

—¡No! So...solo digo que es pronto.

—¿No me estarás mintiendo Ace?

—No, claro que no.

—Entonces no te importará traer a tu novia el fin de semana a mi casa para que la conozca ¿no?

—No, que va, solo espera que se lo diga...

Cuando mi padre por fin dejó el interrogatorio fui a casa sin encontrar allí ni a Sabo ni a Luffy, tenía un problema más que gordo. Llamé al móvil de Sabo, se encontraba en casa de su novia, Koala, y al escucharme tan alterado hablar de un problema el cual no le supe explicar por teléfono me dijo que fuera hacia allí.

Sabo era un hombre rubio, un poco más alto que yo. Éramos de la misma edad, yo unos meses mayor que él, pero él tenía un rostro más maduro que el mio, siempre me había parecido que yo tenía cara de niño, pues las pecas en mis mejillas no ayudaban mucho a darme un aspecto más maduro, y mi cabello negro desordenado... tampoco me ayudaba.

Koala, sin embargo era mucho más bajita que Sabo, mediría aproximadamente 1'65, con el pelo cortado arriba de los hombros y recto, de un color anaranjado, delgada y muy bromista, tal vez demasiado.

En casa de Koala les expliqué a los dos mi problema y como si hubieran hecho un pacto silencioso comenzaron a burlarse de mí.

—No os riais, necesito una novia para dentro de tres días.

—Pues como no le pongas peluca a una muñeca hinchable...—me contentó Koala.

La fulminé con la mirada.

—Perdón, es que me lo has puesto muy fácil.

—¿Y no puedes decirle la verdad a Barbablanca?—me preguntó Sabo.

—Así sólo conseguiré estar casado antes de fin de año. Necesito una posible novia falsa con la que padre se quede tranquilo, que conozca desde hace dos años, que tenga pocos meses menos que yo y que tenga una carrera larga...

—Te acabas de sepultar Ace, ¿A quién conocemos así?

Como si de una señal divina se tratara sonó la llave de la puerta. Y escuché una voz femenina echándole la bronca a alguien.

—¿A quién se le ocurre hacer volar la clase de química?

—No la volé, fue un accidente.

—La volaste. O por lo menos eso dice tu profesor de química.

Dos chicos entraron en la habitación. Una muchacha castaña de la altura de koala, de ojos verdes, con el cabello largo, ondulado y un adolescente de unos 16 años, con el cabello castaño, más claro que la chica, pecoso y con un gran chichón en la cabeza.

—No me hagas enfadar enano, o te juró que el quedarte sin consola es lo más dulce que te voy a hacer.

El niño nos saludó con la cabeza mientras se iba a su cuarto y la muchacha suspiró tocandose la sien con los dedos.

—¿Un mal día?—le dijo Koala.

—Ha volado el laboratorio de química con un potingue extraño ¿Tenemos algo más fuerte que café? Por cierto, ¡Hola Sabo! Ace...

Me saludo sin mucha gana y se sentó en una silla cerca de donde estábamos, nunca nos habíamos llevado ni bien, ni mal, ella era la compañera de piso de Koala y yo el hermano de Sabo, punto. Compartía la casa de sus padres con Koala para compartir gastos con alguien, al parecer sus padres habían muerto hacía 3 años y se había hecho cargo de su hermano 5 años menor que ella. Bastante admirable en una mujer tan joven.

—¿Qué tal con la beca Whitebeard?—Le preguntó Koala.

—No estoy en la lista...—respondió—Y luego... Cristian voló el laboratorio como un maestro pirotécnico.

—Vaya... ¿Y ahora qué?

—Pues... practicas por la mañana, algún seminario por la tarde, clases de inglés a los niños cuando no haya seminario, el restaurante los fines de semana y no sé si por la noche tendré que ir a coser peluches, me han dicho que por 100 te dan 15 euros.

—Oye, no bromees con eso. Tu carrera es cara... en verdad es un palo estar en los últimos años.

—Sí... y seis años de carrera son mortales...

Sabo me pegó varios golpes en medio de la conversación, pero no le hice caso hasta que me pegó un codazo en las costillas. Y entonces lo entendí, no podía pagarse la carrera por eso trabajaba tanto, la conocía desde que Sabo y Koala habían empezado a salir, aproximadamente desde hacía tres años, su carrera era de seis años, medicina me parecia que era y también tenía 22 ¡Era perfecta!

Además había pedido una beca whitebeard para los estudios de medicina en el hospital de mi padre, era perfecto...

Me levanté como si el sofá quemara y la miré con una fuerza que no pensaba que me quedara después de la conversación con padre, y dije la estupidez más grande que recuerdo haber dicho en mi vida.

—Sara, ¿quieres ser mi novia falsa?

...

Primera hitoria, no seais malos por fas, sé que soy mala en algunas cosas pero dadle una oportunidad a mi historia :D

Y sé que me vais a decir, los OOC no son mios, sino de Helenmartinelli, soy mala con crear personajes, pero los suyos me gustan así que los use aqui.

Reviews por mi primer fic?