Bueno, para empezar, decir que los personajes de Sakura card captor no me pertenecen, pero la historia es 100 mía, salida de mis experiencias de vida, por lo que cualquier parecido con alguna historia es pura casualidad.
Y sin más blah blah aquí les va el primer capítulo…

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Y así es como me metí en este lío

Día Miércoles

Escuchaba ese ruidito molestoso que emitía mi despertador anunciando que eran las siete y treinta de la mañana, por lo que se me hacia tarde para el instituto, pero eso no me interesaba mucho.
Llevaba casi una semana faltando a clases y hoy no sería la excepción; y es que si se preguntan el porqué de mi decisión, es simplemente porque no estoy de ánimos como para asistir y ver tantas caras jóvenes con sonrisas falsas y expresiones amistosas que esconden la verdadera identidad de un monstruo.

Me dolía la cabeza y los ojos me ardían; sentía una gran tristeza en mi interior, me sentía hueca, vacía, pero no podía recordar el porqué; mi cerebro continuaba dormido.

Aún sentía taladrarme la cabeza el maldito sonido de la alarma, proveniente de la cómoda
¡Es que acaso no se callaría nunca!
Saqué mi mano izquierda lentamente de entre las sabanas, le di un manotazo al reloj sintiendo después de unos segundos el impacto cuando fue a dar contra la pared y así hacerse añicos "ya compraré otro", y lo más rápido que pude la volví a meter entre mis sabanas para continuar soñando.

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No sé cuánto tiempo habré seguido durmiendo y hubiese sido más tiempo de no ser porque sentí que alguien me estaba llamando al celular.
"Demonios, que no puedo tener un poco de tranquilidad"
Con fastidio y ya resignada a que tenia que volver al mundo real me incorpore de un salto y dos segundos después ya había contestando el teléfono...

-Aja...- dije inexpresivamente
-Sakurita, Cariño...-escuche que decía una voz chillona del otro lado de la línea-

"Maldita sea! Vive conmigo y ahora, más encima, tengo que soportar que la vieja me llame al celular!"

-ha Hola bru...Suko- por poco!! Casi se me sale!
-My Dear ya te he dicho un montón de veces que me llames mamá-me dijo- ¿o es que acaso ya se te olvido?
-No, no se me ha olvidado...- le solté con pesadez- es sólo que no puedo... tu no eres mi mamá... solo...solo eres la esposa de mi papá y por ende mi madrastra...
-Hay, pero es que madrastra me suena a que yo fuera una bruja...-
"y eso es lo que eres" pensé - ... como la de la bella durmiente, una madrastra bruja muy mala...

"¿Es que esta señora no tuvo ni infancia siquiera como para que no sepa que se equivoco de cuento?"

-¿no será como la cenicienta?- le corregí con prepotencia- pero bueno eso no viene al caso ¿Para qué me llamabas?
- Cierto...- escuche como susurraba dulcemente, para luego cambiar su tono de voz- me llamó el director de tu colegio diciendo que quería hablar conmigo ¿qué desastre dejaste ya en el colegio? ¿Qué hiciste en matemáticas hoy?...
- yo pues...- no podía decirle que esta ultima semana había faltado al colegio sin que ella se enterara. No viviría como para volver a contarlo.-... yo, este...
-¿estas en el colegio verdad?- rayos ¿es que acaso leía mentes?
-Que cosas dices! Obvio que estoy en el colegio- dije tratando de escucharme lo más segura posible.
-Bueno...- note su tono de voz no muy convencida- entonces nos vemos allá...- y sin decir más, cortó la comunicación.

Me quedé con el aparato cerca de la oreja un buen rato escuchando el "tu tu tu", hasta que reaccioné.

Maldiciendo lo lenta que estaba el día de hoy, deje el celular en el lugar de donde lo había tomado y rápidamente me dirigí al baño.
Abrí la llave de la ducha y cuando noté que comenzó a salir vapor, me quité la camisa de dormir para luego colocarme bajo el chorro de agua caliente, sintiendo como poco a poco hacía maravillas en mi adolorido cuerpo.

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Para mí fueron como cinco minutos, pero lo que importaba es que ya había terminado de lavarme: corté el agua y enrolle la toalla alrededor de mi cuerpo al mismo tiempo que salía de la ducha. Sequé con cuidado gran parte de mi cuerpo para así evitar resbalarme y caer como otras tantas veces me había pasado.
Luego de enrollarme una toalla en el pelo, caminé hacia el espejo y lo limpie para poder mirarme en éste.
Observé mi reflejo de arriba a bajo y me sentí cansada; por tercera vez en mi vida sentí lástima de alguien, de Sakura Kinomoto.
Mi cara se veía demacrada, triste; mis ojos verdes que antes brillaban, ahora estaban hinchados… ni un brillo había en ellos, y mi piel, más pálida de lo normal, me daba un aire de estar enferma…

Trate de dibujar una sonrisa con mis labios, y estaba en eso cuando mis ojos se fijaron en las muñecas de mi reflejo.
"¿Qué me había pasado?"
Levante mis manos a la altura de mis ojos y no pude evitar derramar lágrimas mientras recuerdos de los cuatro últimos años que habían pasado se agolpaban en mi cabeza:
Las burlas de mis compañeras "Eres tan fea Kinomoto que das lástima" "Ahí va la gorda Kinomoto" "¿Me vas a acusar a tu mamá pequeña Sakura? hay verdad que no tienes" "Eres un fenómeno" "Deberías matarte"…
Las burlas de mi madrastra"Mi querida Sakurita, deberías ser como yo de bonita…" "Ahora que no está tu papá vas a hacer lo que yo diga!"
Las burlas de mi ex novio"Yo pensé que podrías calentarme un poco en la cama, pero ni para eso sirves… Rayos, Micha ganó la apuesta ¡Eres una zorra Kinomoto!"…
Estaba aturdida, desorientada, pero los recuerdos no tuvieron piedad conmigo… "Yo en el funeral de mi madre" "yo vomitando varias veces en el baño" y por último "yo enterrando un cuchillo en mi muñeca…una, dos y cinco veces"…

Me sentí muy mal en ese momento, tanto, que pensé que me desmayaría.

Me agarré del toallero firmemente y respire lentamente tres veces.
Cuando se me hubo pasado un poco el mareo enjuague mi cara con agua helada y comencé a maquillarme para disimular el desastre que habían dejado las lágrimas; Al estar lista, me dirigí a mi pieza y me vestí rápidamente con la falda azul tableada, la polera blanca con cuello y los calcetines azules del instituto.
Me arregle un poco el pelo mientras dirigía mi mirada al despertador ¡Las diez treinta! ¡Ya había perdido mucho tiempo! Me miré por última vez al espejo mientras cogía mi bolso, y cuando me di el visto bueno, salí de mi habitación y baje las escaleras de dos en dos. Me calce rápidamente los zapatos y luego de cerrar con llave la puerta principal de mi casa, corrí como nunca en dirección al colegio.

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Suerte que yo era una de las más veloces de mi clase y en no más de cinco minutos ya me encontraba doblando la esquina que daba a la entrada del establecimiento. Seguí avanzando, felicitándome por el tiempo que había tardado en hacer el trayecto, sin embargo todas mis esperanzas de que Suko no se diera cuenta de que había faltado a clases se desvanecieron al ver el portón cerrado con cadena y candado.
-¡MALDICIÓN! ¿Por qué a mí?- grite mientras daba una patada a una piedra y veía como pasaba por encima de un obstáculo.

"Dah! Sakura que tonta eres!"
y si, se me había ocurrido una brillante idea; pasar por encima de la reja para poder entrar a los terrenos del colegio.

Gire sobre mis talones y me encaminé hacia la parte trasera del terreno suponiendo que sería más fácil pasar por ahí.

"Y no me equivoque!"
Como había supuesto, era más sencillo por atrás, y es que justo había un árbol, el cual, algunas de sus ramas se asomaban a la cancha de futbol.

Me quité la mochila de la espalda y lo más fuerte que pude la lancé al otro lado cayendo encima de un arbusto."y ahora yo" Me acerqué al roble y cuando estuve cerca, me agarre de una rama baja y comencé a escalar. Se me hizo fácil llegar hasta la rama que necesitaba y unos segundos después ya me encontraba en el patio del edificio.

Agarre mi bolso y me escondí detrás de un árbol, miré que no hubiese nadie y tomando aire corrí a la puerta de emergencia más cercana y entré por ahí al lugar.
Subí las escaleras de tres en tres y pronto me encontré en el cuarto piso.
Asomé mi cabeza con cuidado por la puerta que daba acceso a donde me encontraba yo y al ver que el corredor estaba vacío, me encamine sin preocupación a la oficina del director.

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Eran las once en punto cuando al fin llegué a dirección.
Salude rápidamente a la secretaria y me fui a sentar lo más alejada que pude. Saqué mi Ipod del bolso y olvidándome de todo, me puse a escuchar "I've seen it all" de Björk, pero no pasó mucho hasta que la secretaria casi gritando me dijo que podía pasar, que me estaban esperando.
Apague el aparato y lo tire en mi bolso, me paré lentamente de mi asiento y fui hacia el lugar de mi condena, toque la puerta tres veces y pidiendo permiso, entre.

Lo primero que note al entrar fueron los extraños cuadros que colgaban de las blancas paredes de la oficina, me quede viéndolos como tonta hasta que sentí dos pares de ojos posados en mi y al girar la vista hacia donde se encontraba el director en compañía de mi madrastra me di cuenta que no saldría bien librada de ésta… Trague pesado.

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Día jueves

Era temprano cuando Suko apareció gritando y chillando como loca en mi pieza…

-Apúrate, que o sino llegarás atrasada…- y dando un portazo desapareció tan rápido como había llegado…

Enojada me incorporé de la cama.
"Maldición! ¿Es que esa mujer no conoce la compasión? ¿De verdad me va obligar a ir?"
Fui hacia mi closet y saque lo que me tenía que poner ese día. Tiré todas las prendas encima de mi cama, saqué una toalla del canasto del pasillo y me encerré en el baño.

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Me había tomado todo el tiempo del mundo para alistarme, pero parece que no fue el suficiente. Ya que a las ocho con treinta minutos yo ya estaba en la entrada de mi casa esperando a que Suko se colocara los zapatos. Cuando estuvo lista la mande a que hiciera partir el auto, mientras yo cerraba la casa, pero se rehusó

-¿Crees que soy tonta?-
"si eso creo" - ¿Crees que no he pensado en que tienes ganas de escaparte y que aprovecharías cualquier oportunidad?

Maldiciendo por lo bajo, eche llave a la puerta y luego me dirigí al Chrysler azul de mi madrastra, tomando asiento donde el copiloto.

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El trayecto se me había hecho eterno, en especial porque ni una de las dos abrió la boca en éste; pero por suerte no duró más y ya nos encontrábamos subiendo las escaleras hasta el cuarto piso. Abrí la puerta de emergencia y la sujete para que Suko pasara, aunque casi se la tiro encima porque seguía enojada.
Al llegar a nuestro destino, corrí como rayo a un asiento, en cambio la bruja se acerco a la secretaria y entablo una conversación con ella.
Ahora sólo me quedaba esperar, y nada mejor que pasar el tiempo que escuchando música. Metí mi mano en mi bolso, pero un portazo me hizo olvidar lo que estaba haciendo. Alcé mi vista con fastidio hasta ver al responsable, y juro por Dios que no pude evitar olvidar todo al encontrarme con tal hombre frente a mí…

-Disculpen- escuche que decía y creí morir en ese instante...

"Ojos ámbar, mirada penetrante, pelo castaño despeinado, buen físico, voz ronca, joven… simplemente hermoso"


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Aquí, yo reportándome con otra historia. ¿Cómo han estado? Pues yo como deben haber notado muy desaparecida, pero todo porque he viajado, también porque he tenido recaídas de algunas enfermedades y una que otra cosa más.
Hay! Se preguntaran que habrá pasado con "la voz del alma", bueno puesto que me han robado mi laptop nunca subí nuevos capítulos. Y volver a escribirlos simplemente me ha dado una flojera tremenda, pero de a poco. Y bueno ya que se me ha ocurrido esta historia quise dejarla para que la disfrutaran.

Bueno espero que me disculpen por todo y esto… disfruten este fic!

Dejen review. Como siempre se acepta todo tipo de comentario.

Un beso!! Y Saludos a todas mis amigas de fanfiction.
A la luna, la shiri, la pingüina, la mahidelin, la saku y a los que se me olvido color.

Hasta pronto!
Icha!