Los personajes son de Meyer. Sólo me pertenece la historia.
Hola! Es mi primera historia y espero que la disfrutéis ;)
Está situado en Luna Nueva, cuando Edward se fue.
Un beso a todos!
Mi Salvaje
...
Everybody says it's a perfect day
The sun is in my eyes, make it go away
Surrounded by people,
I feel so alone
Seems like I fall apart every time you go
Too much is never enough of you
Feel you dripping from my pours
But I keep wanting more
Until my skin is bruised
Kerli- Too Much Is Never Enough
.
— ¡Vamos Bella! — Se quejó Jake mientras me revolvía el pelo. — Fue tu idea la de arreglar las motos.
Suspiré y asentí mientras me levantaba del suelo del garaje. Caminé hacia él y me apoyé en la moto que parecía estar en "mejor" estado. Auqnue realmente ambas estaban... Horribles.
— De acuerdo, ¿por dónde comenzamos?
Jake se rió como el gran lobo que era y me despeinó el cabello.
— ¡Esa es mi chica!
Durante toda la tarde, dejamos los deberes en una esquina y arreglamos las motos. O mejor dicho, él las arregló. Yo sólo me encargué de pasarle las herramientas y decidir el color de ellas.
Antes de que me hubiese dado cuenta, eran las siete y media de la tarde, comenzando a anochecer. Me estremecí de miedo. Cada noche volvía a soñar con Edward, las pesadillas volvían a mí. Siempre sería la misma historia de siempre: soñaría con Edward, chillaría hasta quedarme sin voz y Charlie me amenazaría de manera indirecta a que me fuese con mi madre.
Suspiré.
— De acuerdo, las motos están listas. — Susurré. Jacob frunció el ceño. — ¿Pasa algo?
— Hmmm... Creo que los motores no están del todo arregladas. — Se pellizcó la mejilla. — ¿Qué les puede faltar?
Alcé las manos.
— No me preguntes. Sabes que no sé nada de motos. Por algo te pedí ayuda.
Asintió y suspiró.
— Vaya compañera de motos que elegí...
— ¡Hey! —Fui hacia él y comencé a golpearlo en su fuerte pecho mientras se reía. — Te recuerdo que la idea es mía! ¡Yo te llamé a ti! —Seguí golpeándole en el pecho con fuerza.
Sus grandes y calientes manos cogieron mis muñecas y alzó una ceja.
— Por favor, dime que golpeas mejor. — Gruñí. — En serio Bella, ¡apenas tienes fuerza!
Mientras él se reía, yo me dedicaba a golpearle con fuerza... O al menos eso intentaba. Después de diez minutos corriendo tras él y pegándole, me cansé y me apoyé contra la puerta del garaje, cogiendo aire. Él en cambio estaba con una sonrisa orgullosa y cruzado de brazos, mostrando sus grandes y desarrollados músculos. Le eché una ojeada rápida y suspiré. EL problema comenzaba.
— De acuerdo, dime la verdad aunque me desmaye: ¿cuánto has crecido este mes? —Dije haciendo incapié en "este"
— ¿Quieres que te diga la verdad? — Alzó una ceja, preocupado.
Me encogí de hombros.
— De acuerdo, ocho centímetros.
— ¿ ¡QUÉ? — Me llevé las manos al cabello sin dejar de gritar. — ¿Por qué tenéis que creer tanto los chicos de la Push?
— Pues...
La puerta del garaje se abrió e hizo que me cayese hacia delante al estar en apoyada en ella. Me levanté del suelo, ignorando el golpe que me había dado y miré hacia atrás para saber quién había entrado al garaje. Pero tuve que alzar la cabeza, ya que mi mirada había quedado en un pecho fuerte y musculoso cubierto de una camisa negra. Alcé mi mirada poco a poco, encontrándome con unos labios finos y fruncidos.
A esa persona, no le gustaba mi presencia.
Cuando le miré a la cara, solté el aire de mis pulmones: Oh... Dios, ¿era aquel chico Paul?
Sus ojos negros me observaban con atención, con gran asco y... ¿sorpresa? Si así había sido, se había borrado rápidamente. Sus ojos estaban clavados en mí, tanto que me fue imposible moverme o apartar la mirada.
— ¿Qué hace la chica vampira aquí? —Gruñó.
— Paul... —Comenzó Jake.
— Es la maldita novia del chupa-sangres...
Enfadada, le golpeé el pecho con mis puños. Lo hice con fuerza. Lo prometo. Pero él alzó una ceja.
— ¿Eso es sólo lo que sabes hacer?
Enfadada, cogí mi mochila del suelo y salí del garaje mientras escuchaba como Jake y Paul se peleaban a gritos. Sentí mis ojos humedecerse y me pregunté por qué. ¿Es que acaso necesitaba una razón para llorar? Me monté en el coche y coloqué la mochila atrás.
Encendí el motor mientras las lágrimas se deslizaban por mis mejillas y me fui rápidamente de allí, alejándome de la casa de Jake.
Miré por el espejo retrovisor y vi como dos lobos se adentraban hacia el bosque. Uno de ellos marrón rojizo y otro gris.
Parpadeé sorprendida y agité la cabeza antes de volver a mirar a la carretera mientras intentaba controlar el lastimero hipo que me salía cada vez que tenía ganas de llorar. Tenía la sensación de que desde hoy, todo cambiaría.
Cuando llegué a mi casa, aparqué lo más rápido posible y me metí en casa, cerrando la puerta con llave. Suspiré y escuché a mi padre viendo la tv, seguramente un partido de béisbol. Fui al salón y le toqué el hombro. Me miró rápidamente y me sonrió. Siempre solía inspeccionarme desde que Edward me dejó. Cerré los ojos y cogí aire.
— Jake y yo lo pasamos bien.
— Eso está bien. —Alzó una ceja. — Habréis hecho los deberes, ¿verdad? No quiero que Billy me llame diciendo que eres una mala influencia. — Bromeó.
— Creo que fue todo lo contrario... —Susurré. — Me ducho y te hago la cena.
— No hace falta Bella...
Pero él quería que le hiciese la cena, sino no hubiese dejado la frase a medias. Hice un gesto con la mano y comencé a subir las escaleras.
— Me ducho y te hago la cena.
Sus ojos brillaron y volvieron a mirar la TV.
Cuando me duché, me quedé mirando por la ventana de mi cuarto al bosque. Desde que se fue Edward, no había vuelto a ir al bosque. Nunca. Tenía miedo de ver nuestro prado y derrumbarme de nuevo. Si volvía a derrumbarme estaba segura de que no volvería a levantarme. Cerré la ventana y bajé las escaleras para hacerle la cena a Charlie. Cenamos viendo la TV, cosa que me alegró.
Sino había TV, nos mirábamos fijamente y comenzaba el interrogatorio de Charlie. Siempre quería saber cómo me encontraba, y aunque se lo agradecía prefería dejar ir el asunto.
Cuando terminó de comer, me ayudó a fregar los platos y luego me despedí para irme a la cama, dando la excusa de que me encontraba cansada. Pero en verdad, me encontraba con insomnio, los ojos muy abiertos mientras el libro que tenía en las manos me aburría terriblemente. ¿Desde cuando Cumbres Borrascosas me aburría? Mi libro favorito se había ido de mis gustos, como Edward.
Suspiré y cuando estuve a punto de apagar la luz, mi móvil comenzó a vibrar. Me sorprendí cuando vi que ponía Jake.
— ¿Jake?
— Bella, lamento lo que ha pasado hoy.
— Bah. —Susurré. — No ha sido nada. — Mentí.
— No te preocupes, le di su merecido a Paul... Aunque él también pega fuerte. —Comenzó a reírse.
Abrí mis ojos sorprendida mientras jadeaba.
— ¡Jake, te prohibí...!
— Lo sé Bella, ya sabes que no suelo hacer lo que me dices. — Volvió a reírse y rodé mis ojos. Su tono se volvió serio. — ¿Sería estúpido de mi parte pedirte que volvieses mañana?
Quería dceirle que sí, pero Jake era el único que me ayudaba a espantar el recuerdo de Edward de mi cabeza. También, tenía ganas de devolverle los golpes a Paul. Se lo merecía por haberme hecho tanto daño con aquellas palabras. Yo no era ni sería nunca más la "chica vampira". Suspiré y sonreí mientras cerraba el libro y lo tiraba al suelo.
— De acuerdo, mañana después del instituto voy.
— De acuerdo, prometo controlar a Paul en el caso de que venga.
Y colgó antes de que dijese algo. Dejé el móvil encima de la mesita de noche y apagué la luz.
Aquella noche fue diferente: No soñé con Edward, no tuve pesadillas... Pero soñé con un lobo gris de ojos negros observándome.
¿Qué os pareció? ¿Merece la pena seguirla?
Sus reviews lo decidirán!
