SUPERMAN: LA SEMILLA DEL MAL
(Parte Tres)
Reparto
Christopher Reeve...Clark Kent / Superman / Bizarro
Margot Kidder...Lois Lane
Tom Welling...Thomas Kent
Anthony Hopkins...Lionel Luthor
Michael Rosenbaum...Lex Luthor II
Uma Thurman...Elizabeth Kane / Black Cat
Estrellas invitadas
Mercedes McNab...Ashley Kendall
James Earl Jones...Franklin Stern
1
Metrópolis.
Tiempo después.
Conforme la Navidad se acercaba a la gran ciudad, los preparativos por los festejos no cesaban. Un gran árbol artificial fue montado delante del edificio del Ayuntamiento municipal y el Alcalde anunció que sus luces decorativas serian encendidas en cuanto todo estuviera listo.
Iba a ser el símbolo de paz para Metrópolis en aquellas vísperas.
Ni lerdo ni perezoso, Lionel Luthor vio la oportunidad y declaró ante las cámaras de televisión su desafío al mandatario de la actual gestión de gobierno a que lo hiciera, a expensas de las continuas amenazas que llegaban, avisando de que esa noche algo iba a pasar. Algo no muy bueno.
-Solo ruego por que Superman esté ahí – dijo – para preservar la paz.
Clark lo vio por TV en su casa, en Smallville. Meneó la cabeza.
-Que sutil – fue su único comentario al respecto.
Plaza delante del Ayuntamiento.
Noche. Más tarde.
Horas antes de que la ceremonia de encender el árbol comenzase, la modelo elegida para oprimir el botón de las luces eléctricas y posar ante las cámaras llegó al lugar y se cambió de ropa en una tienda de campaña montada en la plaza.
Se estaba retocando el maquillaje de la cara enfrente de un espejo cuando un leve viento se levantó.
La entrada de la tienda ondeó y luego, un hombre vestido de azul, capa roja y una "S" en el pecho apareció, cruzándose de brazos y mirándola con evidente interés…
-¿Superman? – preguntó la chica, volteándose para verlo.
-Así me dicen, cariño. ¿Cómo estas?
Ella quedo perpleja. Había algo raro en el superhéroe, pero no supo qué era. Quizás era la torva mirada que tenia en los ojos o la barba mal afeitada de varios días que llevaba en su rostro.
"Oh,bien,¿Qué importa?", pensó, "Sea como sea, es él y está condenadamente guapo".
Le sonrió, seductoramente. La emoción le recorrió el cuerpo. ¡Superman en persona la había venido a ver! ¡A ella! ¡En persona!
Él se le acercó, galante. La estrechó entre sus musculosos brazos y la besó.
Cuando sus bocas se juntaron, la chica se sintió en las nubes.
-Dios… Esto es muy bizarro – reconoció riendo, al separarse de él.
Como toda respuesta, él solo sonrió.
Smallville. Kansas.
Granja Kent.
Thomas estudiaba concentrado su tarea universitaria mientras la tele encendida de fondo lo acompañaba. Su padre no se hallaba en casa en esos momentos… de hecho, Clark Kent no se encontraba en ningún lugar de la Tierra.
Había partido en una nueva misión heroica de última hora con su amigo, Green Lantern, a algún otro rincón del Universo.
Tom no entendía bien de qué iba la cosa; su padre mencionó a un tal "Antimonitor" y a la urgencia de evitar que "las oleadas de antimateria lleguen a laTierra". El muchacho solo deseaba que su progenitor volviera sano e intacto para la Navidad, pronta a comenzar en un par de semanas.
Fue deteniéndose en este pensamiento que pudo desviar momentáneamente su atención de sus libros y fijarse en la televisión.
En ese momento, daban un flash noticioso de última hora…
-…Repetimos: Ashley Kendall, la "Princesa del Hielo", ha sido raptada. Varios testigos indican que el hecho habría sido cometido por… - el presentador del noticiero hizo una pausa. Leyó la nota que le habían pasado y miró detrás de la cámara, dubitativo. Alguien le hizo una seña y continuó hablando, mientras tragaba saliva – Varios reportes de testigos indican que el responsable habría sido Superman – dijo.
Tom se quedó mirando a la pantalla consternado.
¿Qué estupideces estaba diciendo ese hombre?
¿Había acusado a su padre de un secuestro?
El presentador recibió un cable de último momento. Lo leyó primero para sí, confundido, y luego lo hizo en voz alta para todo el público espectador.
-Cable de ultimo minuto – dijo – Hay un video subido a Youtube en Internet de un testigo con teléfono celular, quien habría tomado las imágenes del secuestro que supuestamente implicaría al Hombre de Acero – miró a la cámara – Tenemos ese video y ya mismo pasamos sus imágenes…
La escena cambió. Una toma de mediana calidad hecha desde cierta distancia hacia la tienda donde la modelo raptada se encontraba al momento de su secuestro apareció.
Confundido, Tom observó cómo de su interior salía el que parecía ser su padre, cargando con ella entre sus poderosos brazos. La chica gritaba y se debatía.
-¡Ayúdenme! ¡Auxilio! – gritaba.
Superman alzaba vuelo con ella sobre sus hombros y la cámara lo siguió hasta que se perdió en la distancia.
Volvió el presentador de noticias y declaró que la policía ya se estaba desplegando por la ciudad para encontrar a la muchacha… y que los expertos estaban en ese momento discutiendo el motivo del cambio de comportamiento en el Ultimo Hijo de Krypton.
Tom había visto suficiente. Era un chico listo.
Sabia sumar dos mas dos.
Algo malo sucedía con su padre.
Apagó la TV. Tomó su abrigo y corrió hacia la puerta. Mientras se iba, le gritó a su madre que tenia que salir de urgencia.
Por supuesto, no mencionó el hecho que tomaría el coche para ir a Metrópolis a averiguar qué le sucedía a su padre y cuándo había vuelto a la Tierra, para no preocuparla.
Algo raro estaba pasado y él iba a descubrir de qué se trataba.
Lois vio marchar a su hijo por la ventana de su cuarto. Una vez que el muchacho se hubo ido, fue directo al escondite donde tenia guardados sus paquetes de cigarrillos, tomó uno y lo fumó.
Era una suerte que el interior del hueco en la pared donde los tenia escondidos estuviera revestido de plomo.
Clark no los había visto.
Mientras fumaba, Lois se prometía a sí misma que aquél iba a ser el ultimo atado, pero sabia la inutilidad de tal hecho. Siempre decía lo mismo y el viejo vicio volvía, con más fuerza que nunca. Por cierto que no era idiota; sabia que se podía morir por culpa de aquello, pero era un habito que había adquirido tras años de fumadora empedernida.
No podía deshacerlo así como así.
No podía.
Un repentino espasmo la invadió. Tosió con fuerza y sintió que se ahogaba por un momento. Como pudo, abrió una ventana y se esforzó por respirar. Lo logró al cabo de un rato…
Para su aterradora sorpresa, cuando se limpió la saliva de la boca con un pañuelo, comprobó que le había salido sangre.
Se la quedó mirando con el corazón latiéndole a mil…
No era buena señal.
De ningún modo.
Metrópolis.
Un instante después.
Tom estacionó el coche en una esquina. Miró hacia todos lados. Lo cierto era que no sabía cómo buscar a su padre ni adónde.
Un destello en la distancia le dio una idea. Miró en aquella dirección.
El globo terráqueo dorado de "El Planeta" giraba lentamente en la cima de su edificio.
El periódico donde antes trabajaban sus padres. ¡Claro! Ahí tendría que estar.
Thomas bajó del coche y se dirigió hacia allí. Entró en el edificio y subió a la azotea por las escaleras de emergencia.
Encontró a Ashley Kendall, la modelo secuestrada, atada a una silla con una mordaza en su boca.
-Mmh – dijo la chica, tratando de hablar.
-Espera. Yo te ayudare – Tom le sacó el trapo de la boca. Se dispuso a liberarla.
-¡Gracias a Dios! ¡Apurate antes de que ese demente vuelva!
Tom se detuvo. La miró confundido.
-¿Fue Superman? – preguntó.
-¿Quién más? ¡Está más loco que una cabra! ¡Vamos, desátame! ¡Si vuelve ahora, estamos perdidos!
Él no lo podía creer. ¿Acaso algo le había sucedido a su padre en el espacio, para cambiarlo así?
Un sonido a su espalda lo sobresaltó. Se volvió, temeroso de encontrárselo cara a cara. Una mujer vestida con traje de cuero oscuro le devolvió la mirada desde un rincón, agazapada. Llevaba una mascara en el rostro.
-¿Quién eres tú?
-Me llaman Black Cat. He venido a ayudar.
Se produjo el silencio.
Tom miró a los ojos de la mujer. Le resultaron conocidos, por alguna razón.
Ella sonrió, sensual. Por su parte, lo recordaba y bastante bien…
-¿Hola? ¿Pueden ayudarme de una vez? – Ashley se sacudió, en la silla – Mujer atada aquí… ¿Se acuerdan?
-Sí, sí… lo siento – Tom cortó las cuerdas y la soltó.
En ese momento se produjo una ráfaga de viento.
Una figura azul y roja flotaba despacio cerca del globo dorado del Planeta, los brazos cruzados y una sonrisa malévola en el rostro.
-¿Papá? – se escapó de la boca de Tom antes de poderse dar cuenta de que había dos testigos presentes.
-Malo… muy malo. Me temo que tendré que matarlos por interferir – dijo Bizarro.
Descendió delante de ellos. Caminó hacia Tom y lo aferró del cuello. Lo alzó con su súperfuerza y se dispuso a ahorcarlo.
-¡Papá! ¡Soy yo! ¡Soy tu hij…! – empezó a decir el muchacho, pero la prensa que lo ahorcaba le cortó el aire.
-¡Suelta al chico! ¡Suéltalo! – gritó Black Cat.
Al ver que no le hacia caso e iba a matarlo, decidió interferir. Tomó la silla donde estuvo atada Ashley y se la partió por la cabeza.
Bizarro ni siquiera salió lastimado, pero ocurrió el efecto deseado: soltó a Tom y se volvió hacia ella.
-Odio a los gatos – dijo y le propinó un puñetazo.
Black Cat salio despedida por el aire. Voló hacia la terraza de un edificio vecino, atravesó una claraboya de vidrio y aterrizó en el interior de un dormitorio, sobre una cama con colchón, la cual amortiguó su caída.
…La habían salvado las clásicas siete vidas del gato...
Bizarro volvió a fijar su atención en Tom.
-Tú turno nuevamente, chico.
-Tú… ¡Tú no eres mi padre! ¡Eres un impostor!
Se desató otra vez el viento. Tom se vio impulsado por al aire varios metros hacia el cielo. Luego cayó en picada al vacío…
Bizarro sonrió, complacido después de soplar. Solo quedaba su cautiva.
-Bueno, señorita. Hora de morir.
Ashley intentó escapar. No llegó lejos. Él la atrapó al vuelo y la llevó gritando por el cielo hacia el gran árbol navideño montado delante del Ayuntamiento, y ante la asombrada mirada de la gente que por allí pasaba, la estampó en la punta de la gran Estrella de Belén, que era de metal.
Después de matarla, Bizarro usó su visión de calor y prendió fuego al inmenso pino artificial.
Un gran incendio lo devoró, provocando el pánico en la zona.
Echando una carcajada terrible, el clon de Superman se fue volando hasta otra parte, iniciando la siguiente fase del plan.
Tom estaba ileso.
No lo podía creer. Luego de caer durante lo que pareció una eternidad de metros y metros, el impacto contra el duro suelo de asfalto no lo había matado.
¡Estaba vivo!
Se levantó y se revisó.
Ni un hueso roto.
Ni uno solo.
Se quedó perplejo.
En veinte años, jamás exhibió superpoder alguno. Ahora, por alguna razón extraña, parecía haber adquirido uno de ellos: la invulnerabilidad de su padre.
Miró hacia el horizonte.
Ruidos fuertes llegaron hasta él.
Algo nefasto ocurría en la ciudad, en ese momento…
