Dedicado a Sora Yoru Hasiba.

DISCLAIMER: Los personajes de Shingeki no Kyojin no son de mi propiedad, le pertenecen a Hajime Isayama y solo los uso para crear fanfics.

Es mi último long-fic riren con el tema del omegaverse, ya he minado ese tema lo suficiente. Aún no tengo un final bien planteado, solo dejaré salir lo que venga.

Advertencias:

—Riren—Omegaverse—Palabras altisonantes—mpreg—Romance—Humillaciones—Un poquito de drama crudo (Que sería del mundo sin sufrimiento)—Jearmin shota futuro—Menciones de hanmi—Menciones de mikeru—dacrifilia(1)—Somnofilia(2)— Levi con fetiches extraños—

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Las reglas del mundo omegaverse que les presento, como siempre, se basaran en la cartilla "¿Qué es el omegaverse?" de Lessandrat y en algunos cambios que les hice.

ALFAS: Tienen grandes habilidades, fuerza y poder. Por naturaleza son agresivos y territoriales. Tanto hombres alfa como mujeres alfa anudan en el interior de sus parejas para que la copula sea más efectiva.

BETAS: No poseen habilidades, fuerza o poder fuera de lo común. Pertenecen a la mayor parte de la población.

OMEGAS: No poseen mucha fuerza o habilidades son sensibles y emocionales. Entran en celo cada tres meses y pueden quedar embarazados sin importar el género. En su época de celo emiten feromonas y un olor que enloquece a los alfas pero pueden utilizar los inhibidores para controlarse.

SOCIEDAD: Tienen una sociedad "igualitaria", entre comillas, son libres de escoger pareja. Cuando un beta se une con un alfa u omega puede divorciarse de este. Los alfas emparejados con omegas no tienen esa opción. La poligamia es legal para las tres razas si uno de ellos posee buenos recursos para mantener a sus "esposas."

Los alfas y omegas poseen una curiosa forma de "emparejarse". El alfa muerde al omega en el cuello hasta que deja una marca. Eso significa que lo ha reclamado y que ahora están incondicionalmente unidos.

Eso es todo.

Si les llama la atención…bienvenidas, prometo no decepcionarlas.


Todos fallamos alguna vez.

Todos fallan.

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Prólogo: El cuento de la criada

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"Si se trata de impresionar Shawn Michaels(3) es el mejor, la cara del terror, el devorador de mundos..."

La voz del conductor del programa no dejaba de sonar entusiasmada, era un beta por supuesto, que casi afónico presentaba al nuevo luchador superestrella de NUEVA ERA, un programa de televisión de lucha libre.

Casi al mismo tiempo el público se rompía en vítores dentro de la pantalla chica, cuando Eren sintió una mano tocándolo entre los muslos, buceando dentro de su pijama para acariciar la tersa piel que poseía. Gimió bajito con satisfacción, apoyando la cabeza sobre el hombro de su alfa para complacerlo, pero solo obtuvo indiferencia.

Lo estaban tocando como se acaricia a un gato mientras se ve la televisión en domingo.

En realidad era domingo y Stephano, un alfa rubio de casi dos metros se hallaba sentado en su cómoda sala de estar sin apartar la mirada de la transmisión en vivo de NUEVA ERA, tan ensimismado que ni siquiera volteó a su costado para ver la mueca de indignación que puso el ojiverde.

Eren entrecerró los ojos, mejor dicho el ojo porque uno de sus párpados estaba hinchado y amoratado por un golpe reciente.

¿Que tienen de bueno las luchas? Pensó, insultando mentalmente a Stephano.

Solo tenían a dos moles de alfas, peleando como animales, para ver quien se llevaba un cinturón de oro falso. Ridículo, al igual que sus sobrenombres, pero a Stephano parecía entretenerlo porque no reaccionó a ninguno de sus estímulos olorosos. Sí, él se tomó la molestia de soltar unas cuantas feromonas sexuales que no tocaron al alfa rubio, ni un poco.

El ojiverde tiró de la mano del alfa rubio, tratando de apartarlo, pero este se limitó a gruñirle sin mirarlo.

Idiota, pensó Eren, pero lo amo. Es mi alfa.

¿Amor?

Ridículo.

—Apártate omega.

Eren levantó la cabeza para contemplar mirar a la dueña de tan aguda voz.

Iba a discutir, incluso responderle mal pero se trataba de Hitch, la beta de Stephano, que con dos meses de embarazo comenzaba a creerse la dueña de todos ellos. Eren apretó los labios negándose a separarse del alfa rubio, tratando de ignorar a Hitch como siempre lo hacía y pocas veces lograba.

Los ojos de la beta de cabellos claros se estrecharon con una sonrisa de autosuficiencia, Eren iba a perder, frunció los labios tocándose el vientre a través de la gruesa tela del vestido corto con un fingido gesto de pena.

Verde esmeralda se encontró con la miel de los aterciopelados ojos de Hitch en una batalla silenciosa.

—Ven Eren —le susurró Petra que sentada sobre un cojín en el suelo y apoyando la cabeza en una de las rodillas del alfa no perdió ni una sola mueca de ambos— no te enfades con Hitch —le reprendió al omega más joven.

A regañadientes Eren obedeció. Petra ya le tenía un cojín listo cuando la beta usurpó el lado derecho del sofá donde Eren solía sentarse para que Stephano le tocara las piernas.

—Maldita beta —le susurró.

—Homo —le dijo Hitch golpeando su espalda con una de sus piernas.

—Basta —les ordenó el alfa rubio provocando que la discusión terminara de inmediato.

Se quedaron en silencio. Viendo la pantalla donde un alfa vestido en cuero negro le hacia la Bing Bang, una llave de lucha, a otro alfa, tirándolo del cuadrilátero. La gente aplaudía, aullaba al contemplarlo todo desde las oscuras graderías. Incluso Stephano se atrevió a soltar una risita desde su confortable asiento pasando una mano por la espalda de la beta y con la otra, dándole un suave golpe a Petra en una muda indicación que ella captó perfectamente.

La omega se dio la vuelta, arrodillada entre las piernas del alfa para darle un oral mientras este veía la televisión. Eren sintió palpitar su ojo morado al escuchar los húmedos sonidos producidos por la boca de su amiga, la consideraba casi una hermana, no una rival.

Así que en completo silencio se deslizó fuera de la vista de esos tres para escabullirse hacia la enorme cocina de a lado, necesitaba un poco de hielo para el hematoma que le provocó Stephano al darle un duro golpe por haber llamado zorra a esa beta. Enfadar a un alfa era peligroso. No era, ni sería, la primera vez que lo golpearan. Pero dentro de él este era su sello de presentación para decirle al mundo que no se sometía a ellos. Que aún tenía voz y voto sobre esos apestosos alfa.

Sonriente, abrió la nevera blanca pasando recuento por los frascos de mermelada y condimentos, las verduras que compraron en el super y los numerosos paquetes de colores brillantes puestos en fila. Sacó un puñado de cubitos de hielo y el redondo empaque del helado de fresas de Hitch, se lo comería todo solo para escarmentarla. Era algo infantil pero también era una preciada pequeña y dulce venganza.

No la odiaba, no las odiaba en realidad. Se llevaban muy bien, cuando el alfa no volvía a casa organizaban maratones de películas en la enorme televisión importada y guerras de almohadas, incluso tenían las típicas discusiones de mujeres celosas de vez en cuanto pero en general eran un equipo, una familia. Lamentablemente la base de esa sólida familia nunca estaría firme o segura.

El omega recorrió con su vista la espaciosa cocina, todos los muebles barnizados y caros. Sabía lo que significaba vivir en la opulencia y en la miseria. Por el momento se hallaban en un buen lugar, gracias a ese alfa. Y eso era algo que él agradecía mucho, algo a lo que desafortunadamente terminó por acostumbrarse.

La bigamia había sido legalizada hace mucho tiempo, y a diferencia de otras familias él tuvo la fortuna de quedarse en una más estable. Hasta que su padre decidió destruirla, se fue con una beta, una bonita y joven beta. Los alfas siempre se cansaban de poseer una sola pareja, con el tiempo, dejaban de amarlos. A causa de ello su madre decidió acabar con su vida y él terminó en aquel orfanato, no le fue muy bien, a los omegas nunca les iba bien si estaban solos. Esa era una regla que tuvo que aprender por las malas.

Todo se resolvió escapando de aquella "prisión" y viviendo en las calles durante un buen tiempo.

Conocía lo que significaba vivir en la opulencia y cuanto dolía caer en la miseria.

Irónicamente su condición de omega fue la que lo salvo, de hecho, entró en celo a los quince cuando un extraño alfa rubio se dignó en marcarlo porque lo consideraba un omega precioso, uno conveniente para presumir con sus amigos.

Stephano tenía veinticinco años, un empresario lo suficientemente rico para tomar bajo su cuidado a un par de omegas. Sus padres lo habían comprometido con Petra Ral pero conoció a Hitch y no pudo negarse a los encantos de esa beta.

Ambas se llevaban mal cuando Eren entró al cuadro y todo se volvió un infierno al que terminaron por acostumbrarse con el tiempo. Petra fue la primera en aceptarlo y darle su apoyo.

Comida, protección, un techo sobre cabeza, los omegas de ahora no pedían muchas cosas. Se conformaban con rasguñar las sobras que los alfas les dejaban y mantenerse con vida a cambio de tener bonitos y sanos bebés.

Solo que Hitch tuvo que hacerlo primero.

Cuando Stephano se enteró de la noticia terminó por dormir con ella y darle todo a ella. Iba a ser la madre de su primogénito, era la reina…Eren siempre quiso a alguien que lo mimara tanto como ese alfa lo hacía con Hitch, soñar no era ilegal, crear una estúpida fantasía tampoco.

Petra y él fueron relegados a otra habitación, lejos del calor de su alfa.

A fin de cuentas cumplían un extraño rol en esa casa. Petra se encargaba de satisfacer en la cama a Stephano, porque el alfa no podía hacerlo con Hitch, podría romperla o lastimar al niño que llevaba en el vientre y nadie tocaba a un omega varón a menos que estuviera en celo. Por su parte, Eren terminó encargándose de la casa, sirviendo a los tres en todo lo que quisieran, como un pequeño e invisible esclavo.

Le enfermaba que los clasificaran de esa forma.

Y muy en el fondo, Eren hubiera deseado conocer a un alfa que lo conservara solo a él. A nadie más, que lo amara solo a él. Porque no podía desear que Petra y Hitch desaparecieran, ellas no tenían la culpa de nada.

Soñar en silencio no está mal, pero le causaba remordimiento.

Eren terminó de tragar la última cucharada del cremoso helado antes de despejar su mente. Era un omega, no debía pensar de esa forma, era un omega con buena suerte.

Casa, comida, protección. Mientras tuviera esas tres cosas ser ambicioso y tratar de hurtar un poquito de amor estaba mal.

Sus compañeras no se merecían eso.

Tiró el bote de helado al cesto basura antes de volver a la sala, sus ojos volvieron a acostumbrarse a la baja luz y los brillos de la pantalla. Volvió a sentarse en el suelo, sobre el mullido cojín, concentrándose en la TV.

Iban por el segundo round, los alfas luchadores de NUEVA ERA se enfrentaban entre ellos con puños y dientes.

Pobres tipos, pensó.

Alfas que nunca tendrían el dinero ni poder suficiente para obtener una omega o dos, tal vez tres y ser felices, de seguro vivían en los suburbios. Escapando de casa cada noche para ponerse un ridículo casco de cuero, utilizar un ridículo nombre y luchar con otro ridículo alfa solo para ganar unos cuantos centavos al día. De seguro sus omegas eran infelices.

Él debía estar agradecido por su suerte. Muy agradecido y no estar soñando con pertenecer únicamente a un alfa.

—Relevo —murmuró Petra, cansada—. Por favor.

Eren asintió ocupando el lugar de la omega, no pareció importarle a Stephano por lo que reclinó la cabeza para besarle el húmedo miembro y hacer su trabajo.

Incluso logro arrancarle un gruñido de placer y ganarse un insulto departe de Hitch. Estuvo tentado a responderle pero el alfa se inclinó para darle un suave beso que recibió gustoso.

Mientras más complacía al alfa más mimos obtendría, más seguridad, mas comida…

—Esta noche ven a dormir conmigo —le dijo Stephano con un deje de lujuria en su voz.

Eren ronroneó como respuesta, enredando las manos en el cuello del rubio.

Si lo hacía bien podría recibir su premio.

Eren quería su viaje al mar, Stephano se lo había prometido hace meses.

Y si actuaba bien solo por esta noche, era su única oportunidad, recibiría su premio.

PRÓXIMO CAPITULO

Malo deseos.

Contando, más que escribiendo, porque no tengo con qué escribir y, de todos modos, escribir está prohibido.


Espero que sea de su agrado.

Va un poco lento al principio pero cuando las piezas encajen y Levi conozca a Eren (tercer cap) todo irá más rápido. Si tengo faltas de ortografía o algo no concuerda muy bien me gustaría que me lo hagan saber.

Si no entendieron el prólogo les recomiendo que vuelvan a leer el summary.

Quiero que sea un RIREN puro por eso empareje a Eren con Stephano ¿Quién es ese? Un OC que nos inventamos Sora y yo, un alfa rubio de ojos azules que siempre se muere XD para dar paso al zhukulento RIREN.

¿Cada cuánto quieren que lo actualice?

(1)Excitación por ver lágrimas en los ojos de la pareja.

(2)La excitación sexual y el orgasmo se obtienen al interactuar sexualmente con una persona que se encuentra durmiendo.

(3)Un antiguo luchador de la WWE que no me cae bien.

Nos leemos.