Hola! Este es mi nuevo proyecto Sasuhina, espero y les guste, para quienes me conocen de mi otro fic de verdad siento no poder actualizar mas rapido, pero acomodar las cosas como yo quiero no se me esta dando como yo quisiera.

Disclaimers: Ni Naruto ni sus personajes son míos son de su respectivo autos Masashi Kishimoto, el cual es un genio.

Sin mas el como entender mi fic:

"Sasuhina" las letras en cursiva son recuerdos o sueños y Hare la distinción en todo caso.

"Sasuhina" Las negritas son pensamientos importantes para la trama y que afectan de manera especial a los personajes.

Espero y lo disfruten.

Narrado por Hinata, el siguiente capitulo sera de Sasuke.


Capitulo I

La nueva integrante de Hebi

He fallado, eso fue lo que pensé al ser internada en esta celda y al ver el rostro de mi captor al otro lado en pose indiferente, sus ojos parecían refulgir como dos estrellas en medio de la noche, y vacíos, carentes de emociones sólo había frialdad y odio en sus ojos por lo que me encogí y perdí de vista su imagen. La puerta se cerro y su sonido pareció como si una vida acabase allí adentro, como si mi vida acabara allí adentro.

Y sólo queda un pequeño haz de luz que llega a mi desde la ventana posterior, me voltee hacia esa ventana y mientras observaba el hermoso astro plateado recordé:

Estábamos en una misión, Naruto iba en frente de mí bastante. Le acompañaba, con gran placer de verlo tan cerca y de escuchar su voz, a unos metros como estaba no se me hacia difícil escuchar su conversación con Sakura, sobre todo lo que había pasado desde que Sasuke se había marchado. Se habían vuelto mas unidos, se habían apegado mas porque tenían un propósito en común.

Siempre había sabido el amor que le profesaba tan fervientemente Naruto a Sakura, desde aquellos pequeños detalles hasta aquella promesa, que era la prueba máxima de su absoluta devoción hacia ella, era capaz de sacrificar sus sentimientos para que ella fuera feliz al lado de otro, de su mejor amigo. Él me había enseñado a no rendirme, a no creer lo que los demás dicen sobre mí. Sólo deseaba que fuera realmente feliz al lado de la persona que realmente amaba, aunque eso me causara un dolor insoportable. No podía atarlo a un vinculo carente de amor por su parte y menos sabiendo que se desvivía por Sakura, mi mejor amiga.

Paramos cuando se hizo de noche en un pequeño claro en el bosque, cercano al lugar donde se creía que Sasuke Uchiha se escondía temporalmente. El sonido, una leve rama resquebrajada bajo un peso mayor se dejo oír en la pequeña pradera, todos a mi alrededor se pusieron alertas y yo active el byakugan. Pude observar a veinte personas escondidas en la maleza, observándonos, desconcertados, pensando que quizás no nos habíamos dado cuenta. Me acerque a ellos con velocidad y con mi técnica del puño suave derribe a cinco, pero eran mas de los que esperaba, asi que todos salieron en mi ayuda.

La lucha se prolongó y mi chakra no duro tanto.

Caí y lo único que recuerdo después de eso es observar a mis compañeros ir tras mis captores en cuanto derrotaron a lo enemigos, pero él había borrado el rastro de una forma que no podía explicar bien, además de que me había sellado el chakra por lo que no podían identificarme ni rastrearme por ese modo, una vez él me dejo en el suelo pude ver su rostro. Su rostro pálido y ojeroso rodeado de mechones de cabello negro que caían rebeldemente hasta sus hombros, y sus ojos negros carentes de emociones, vacíos sin una chispa brillando en su interior, como los ojos de un muerto.

Al percatarse de mi observación tan fija frunció levemente el seño y no pude sino sonrojarme y bajar la mirada; era vergonzoso, humillante. Él se alejo confiando en que aquel extraño sello bloquearía mi chakra, pero no me rendí, seguí luchando, intentando utilizar el poco chakra que me quedaba, y dolía, porque varias corrientes eléctricas corrían a través de mi cuerpo, haciendo que las pulsaciones de dolor de mis heridas aumentaran poco a poco. ¿Qué clase de tecnología era esa? ¿De dónde provenía?

Desde mi posición observe a mi captor quitarse la camisa, revelando así muchísimas heridas todas ellas sangrando. Con pesar me imagine el dolor que debían causarle, escociendo y ardiendo todo el día y cada noche. Rectando de alguna manera ridícula, embarrándome la cara de tierra y mugre me acerque a él, y sólo me miro de soslayo con aquellos ojos negros tan vacíos y carentes de emociones. Gruño por lo bajo y volvió a ponerse la camisa, me tomo llevandome como costal de papas y comenzó a llevarme a través de los árboles a una velocidad tan acelerada que parecía que no me llevara a cuestas.

En poco tiempo llegamos a una pradera vacia, sólo cubierta por unas pequeñas ramas superficiales y unas cuantas rocas grises y terracota, la arena se levantaba debido a las ráfagas de viento que golpeaban aquel lugar llano. Me dejo en una roca en una posición donde las puntas afiladas de la roca me hacían daño. Le mire desde mi posición mientras él hacia unos sellos y una puerta se abría en la gran roca marrón que estaba n frente de mí. Él volvió a levantarme y me llevo hasta una celda de metal. Me arrojo allí sin ningún tipo de consideración...

Pase allí, días y noches interminables, había perdido la cuenta de cuanto tiempo había estado allí ya que no me había adjudicado a la tarea de contar los días y noches que pasaban, era una tarea irrelevante. Aunque por el calor que hacia ya debíamos de estar en junio. Debieron de pasar días, semanas después de mi encierro ya que había adelgazado y mis cabellos estaban resecos y enrulados debido a lavarlo tantas veces con jabón en vez de shampoo, mi estomago dolía por la falta de alimento y gruñía con disgusto cada vez que se presentaba aquel engrudo verdoso de mal sabor que servían y que hacia que visitara el baño con regularidad.

¿Para qué me mantenían viva?, ¿Para hacerme sufrir?, o ¿me matarían lenta y tortuosamente?. Aquella pregunta atormentaba mi mente y producía una sensación de inquietud y desasosiego que no me dejaba dormir si quiera, por lo que grandes ojeras adornaban mis ojos y cada vez alucinaba mas seguido. También sentía resquemor, resentimiento pero no para con mi captor sino para comigo misma por ser tan débil e insignificante, por que ni siquiera podía intentar romper aquellas cadenas de hierro que me apresaban.

Me dormía por momentos y mis sentidos se entorpecían conforme el tiempo de insomnio aumentaba, como había perdido la cuenta no podía decir a ciencia exacta cuantos días enteros llevaba sin dormir. Mi cuerpo estaba tan desgastado y flácido que el moverme se me antojaba trabajoso tanto como doloroso, sólo me movía en los casos en que resultara extremadamente necesario.

Mis ojos ardían por la cantidad de lagrimas que había derramado y que seguía derramando sin prisa y sin pausa; nunca fui muy fuerte y esto superaba la poca fortaleza que pudiera tener. El miedo que me producía el morir allí, la tristeza de morir sin siquiera saber si me estaban buscando, el ansia y la inquietud de saber cuanto duraría la extraña conducta piadosa y apacible de mi captor y el dolor, la melancolía de saber que quizá jamás vería a mis queridos amigos, en Konoha. Eran como una bomba a punto de estallar. No sabía cuanto duraría hasta perder la cordura o parte de ella.

Las lagrimas salieron de mis ojos cuando la desesperanza me embargo: ¿Y si no me estaban buscando?, ¿si se olvidaban de mí?. Después de todo, nunca había sido muy notoria y mi presencia nunca fue del todo necesaria, estaba mi primo, quien podía rastrear mejor que yo, también el resto de los Hyuugas harían esa tarea con mayor facilidad y quizás serian mas eficientes al efectuarla. Aunque mis compañeros quizá me buscasen, ellos no se rendirían hasta encontrarme viva o muerta. Pero... ¿Y si creian que estaba muerta?, ¿Si Sasuke les había dejado una trampa, para hacerles creer que estaba muerta?. Negué con la cabeza, y mantuve mi convicción y mi creencia en ellos firme.

Pasaron las horas y el dolor de mi estomago no cedía, estaba segura de que el ruido debía escucharse en toda la prisión. Tome el cuenco de madera con aquel engrudo verdoso que alguien muy simpático y que me hacia reír bastante, de nombre Suigetsu me ofrecía y comencé a comerlo esperando no vomitar en el proceso. Sorprendentemente lo logre, después de unas horas Suigetsu llego con un segundo plato. y entonces no resistí el suficiente tiempo para acallar la pregunta que ansiaba salir de mis labios:

—¿Por qué me mantienen viva? —Pregunte finalmente, un ápice de curiosidad asomándose en mi voz y una pequeña sonrisa en mis labios, mi captor tan sólo se disgusto, pero después de suspirar abrió su boca.

—¿Por qué?, hmmm, buena pregunta. —Musito bajo mi mirada atenta— Quizá porque Sasuke ha pedido que se te deje intacta, no podemos tocarte ni un sólo cabello. Aunque yo tampoco te haría nada de poder ser así. —Agrego acariciando levemente mi cabello y sonriendo con sus dientes afilados.

—¡Suigetsu! ¡Ven acá, idiota, Sasuke te necesita! —Se escucho una voz de mujer.

Sus ojos violetas mostraron picardía al mirarme y una sonrisa surco sus labios. Sonreí tímidamente en respuesta

—Lo siento, tengo que ir a ver que necesita la cabeza de zanahoria y Sasuke.

—No importa —Dije yo soltando una risita, mientras le observaba irse.

Se fue y me dejo sola. Suigetsu, fue el único motivo de que no enloqueciera cuando mi encierro empezó. Era el único que me hacia reír y que me caía medianamente bien.

Sasuke, venia regularmente y se me quedaba viendo con aquella pose indiferente, sus ojos fijos en mis movimientos y en las cadenas que me inmovilizaban, parecía confundido, o extrañado de que no haya intentado escapar, pero..., con algo bloqueando mi chakra y mis manos atadas en dos direcciones diferentes me era imposible, además que si lo intentaba me rompería los brazos.

Aunque en mi desesperación lo había intentado varias veces hasta que el dolor me hacia ceder.

Fue un día no muy caluroso cuando sucedió, Sasuke entro a mi celda, y removió el aparato que quitaba mi chakra, seguido de eso quito las cadenas de mis brazos, observe mis muñecas llenas de sangre y moretones en distintas etapas de curación. Sus manos fueron gentiles, rápidas y me ayudo a levantarme, me pregunte: ¿Por qué me liberaba?, ¿Qué tenia pensado hacer?. Acerco sus manos a mi frente y removió la banda ninja, bruscamente luego la destazo justo en frente de mis ojos. Las lagrimas acudieron sin que pudiera evitarlo, el precioso signo de que era un ninja de Konoha, despedazado, mutilado y destruido, aquel signo que me había dado tantas satisfacciones.

—Si quieres vivir, me ayudaras a buscar a Itachi. Tus ojos serán perfectos para la tarea —Me aseguro indiferente, su semblante era inescrutable.

—Uchiha-san, disculpe, pero..., ¿P-Por qué me eligió a mí? —Inquiri mirando el suelo de tierra. Sentía el calor en mis mejillas por lo que debía estar sonrojada.

—No te incumbe —Contesto enfadado— Me ayudaras, o..., ya sabes las consecuencias —Me dijo sosteniendo la funda de su espada levemente con una mano.

—S-Sí —Tartamudee sorprendida por su repentina hostilidad.

Acepte, no porque realmente quisiera ayudarlo. Si lograba saber de los pasos de Sasuke y de su destino, quizá podría llevar la información a Konoha cuando tuviera oportunidad. Sin embargo en ese momento estaba muy débil así que sólo alcance a ir a mi habitación y recostarme en una cama todo eso siendo escoltada por Suigetsu. Sonreí, me parecían años lo que había pasado sentada de esa forma tan incomoda y antinatural, por lo que estar acostada represento un alivio para mis adoloridos músculos. Acaricie la cama con gesto melancólico, la ultima vez que había dormido en una cama fue en el hotel, y en los otros cuartos estaban Naruto, Sakura y los demás.

Me pregunte: ¿Cómo reaccionaran a enterarse?. ¿Me odiarían?. Después de todo había traicionado a la villa en que había nacido, quizá no fuera esa mi intención en realidad, pero para ellos seria como Sasuke, una traidor que sirve para un propósito sin pensar en lo que los demás pudieran sentir con sus actos. Sin importarle abandonar amigos que darían la vida por salvarlo y ayudarlo. Pensándolo detenidamente, Sasuke era más afortunado de lo que creía.

Desperté y el rostro de Sasuke estaba tan cerca de mí, que inevitablemente me sonroje, como una idiota. Sus ojos estaban abiertos y brillaban con una emoción incierta. De seguro se había quedado vigilarme toda la noche, por un momento sentí lastima por él, no había dormido por mi culpa. Las ojeras de un color purpúreo constataban mis suposiciones.

—La cena es en una hora, báñate, y vístete. Allí esta la ropa. —Me ordeno Sasuke fríamente y cerro la puerta con llave. Suspire y me acerque al baño, este estaba bien equipado por lo que pude bañarme a mis anchas. En cuanto estuve lista observe la ropa que había en a pequeña butaca de madera en frente del pequeño lavamanos. Un pantalón negro con su portashuriken y una blusa negra de manga corta con algo de escote, me sonroje y comencé a ponérmela.

Busque mi desgastada chaqueta y la puse sobre mis hombros, ya vestida camine siendo escoltada por Suigetsu por los intricados pasillos hasta un pequeño comedor donde reposaban platillos exquisitos. Mi estomago gruño y yo me sonroje como una boba, mientras que Suigetsu se reía de mí.

Observe los platos con ansias, no había comido nada mas que aquel extraño engrudo verde con pésimo sabor y en aquello momentos esa comida era como un elixir de los dioses. Así que comí hasta que sentí que iba a explotar. Me sentía satisfecha y en cierto modo alegre después de tanto tiempo.

Escuche las peleas de Suigetsu con cierta alegría, aquella convivencia se estaba tornando incluso placentera…

Aunque eso no debía ser así.

Yo no debía estar disfrutando mi convivencia con ellos.

Debía estar pensando en Konoha, mi hogar, con sus apacibles praderas, sus habitantes llenos de júbilo y amabilidad, sus hermosos y prístinos ríos llenos de agua cristalina, en mis compañeros. En… Naruto.

Aquel fue un golpe duro para mi pobre corazón, el imaginarme su semblante abatido, decepcionado y triste fue mucho mas de lo que pude soportar. Si se sentía traicionado y no volvía a hablarme y si me buscaba tan fervientemente como a Sasuke pero al final se daba cuenta de mis decisiones y se rendía como jamás había hecho…

¿Y si me odiaba?

¿Y si me odiaba?

Suspire y me retire a mi alcoba, siendo acompañada por Suigetsu a cada paso que daba. Soportando el deseo de echarme a llorar allí mismo y de sacar todos aquellos nuevos sentimientos que afloraban con tanta rapidez en mi interior y que se me hacían insoportables con cada paso que daba Mire a Sigetsu y el me miro en respuesta con aquella chispa de alegría brillando en sus ojos purpúreos sonreí falsamente en respuesta y él pareció creerme temporalmente.

Una vez estuve sola en mi alcoba deje que las lagrimas corrieran a través de mis mejillas sin restricciones sin saber realmente en que momento, quede dormida

Dormí horas antes de que un estruendo me despertara, Me levante rápidamente abrí la puerta, y Suigetsu ya se había adelantado unos metros, le seguí corriendo en la dirección desde la que provenía el ruido. Allí estaba el miembro mas grande de la asociación de Sasuke, el miedo me invadió al ver sus ojos dementes fijos en mí, el deseo mortífero de dar muerte a alguien brilla en sus ojos.

Sasuke, Suigetsu y Karin intentaban pararlo antes de que atacara, Sasuke intentaba usar el poder de sus ojos para calmarlo, pero con el movimiento frenético de su cabeza no lograba mirar sus ojos, y sus serpientes eran maltratadas y asesinadas antes de si quiera cumplir con su objetivo.

Corrió a una velocidad vertiginosa hasta mi lado, y salte esquivando su golpe, seguí esquivando, pero no pude evitar que me dieran varios golpes, el ritmo era demasiado errático y alocado como para poder adivinar su trayectoria. El ataque súbitamente paro, observe las serpientes peligrosas en frente mío, me observaban fijamente con aquellos ojos color topacio rasgados. Sasuke apareció delante de mí y no pude contemplar lo que hizo pero aquel sujeto que intentaba atacarme paro y huyo en la dirección contraria, al parecer, arrepentido.

Sin pensarlo realmente me desmaye...

Desperté y por segunda vez encontré el rostro de Uchiha-san en frente mío, tranquilo y con una serenidad envidiable. Me aleje como reflejo y pude sentir la fría brisa golpeando mi piel nívea después de mucho tiempo. Mi cuerpo ahora descansado, se encontraba mas alerta y mucho mas atento ante las distintas amenazas que pudieran acecharme, pero Sasuke era tan silencioso y a la vez tan mordaz en sus acciones que se me antojaba impredecible.

Sentía su respiración acompasada sobre mi piel, despertando sensaciones, nuevas, maravillosas, de las que por un momento, casi irreal y breve momento tuve miedo. Un miedo real de que podría obtener un vinculo con aquellas personas que se me antojaban desde un principio extrañas y hoscas, hostiles, casi barbaricas, y Suigetsu era un ejemplo de ello con su extraño sentido del humor y sus esfuerzos por hacerme sentir cómoda en una situación angustiosa había logrado sin quererlo ganarse un poco de mi cariño y de mi afecto.

Si eso era así, ¿realmente podría cumplir con mi objetivo y serle fiel a Konoha?

Me estremecí pensando en una posibilidad contraria...


¿Merece un review?

I

I

I

V