Cardcaptor Sakura y sus personajes no me pertenecen.
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Entre líneas
La única manera, dijo sin hablar, desesperanza pintada en la mirada verde.
Calló, creando un espacio impenetrable de silencio incómodo y dolor gris escondido entre la lluvia exterior. Ella tampoco optó por decir más, y entonces supo enseguida que eso era lo que estaba pensando justo ahora, y que necesitaba algo de él. Una palabra confortante, una salida alternativa o tal vez un mutismo distinto al presente; pero, no podía dárselo, si era incapaz de hacer trabajar a su mente y encontrar qué pronunciar.
Esa carta tomaría su sentimiento más importante. Sabía, sin necesidad de confirmación, cuál era; el rostro animoso de la chica cada vez que divisaba a esa persona era prueba evidente y a ella le dolía perderlo. La lastimaría olvidar aunque no sintiera y los expresivos ojos brillantes cayeran vacíos, pasando sin observar, líquidos en lágrimas retenidas e ignoradas adrede, como aquella tarde en el parque, cuando tuvo que consolarla.
Siempre existía un modo, todas las veces hallaron una manera de sortear lo peor, de algún torcido modo. Por qué, entonces, la realización de la duda parecía acechar en su pecho, impulsando sus puños a lastimarse, era algo que no deseó descubrir. De entre las palabras pronunciadas por la voz dulce entendió sólo una cosa: alguien debía perder para detener todo esto. Alguien, quién fuere.
He allí lo que Sakura no comprendió de la charla con Hiragizawa. Resultaba predecible, al caer en cuenta de lo mala que era para leer entre líneas y las muchas ocasiones que aquella falta casi los había condenado. Ese alguien mencionado por Eriol no tenía que, necesariamente, ser ella. Igual que en el juicio final, las cartas elegían al mago más poderoso en ese momento, pues la baraja compartía las mismas cualidades básicas y la carta del vacío era igual
Las piezas encajaron con tal pensamiento y la posibilidad se presentó, riendo en su desdicha y lo que dejaría atrás, si la tomaba. El no amar a Sakura, el no recordar haberla amado nunca…
—Si ese es el único camino, —musitó, sin verla, expulsando todo dejo de pena o dolor, por su bien—, no tendrás otra opción más que seguir el procedimiento.
Uno de los dos sacrificaría. Sakura no podía saber que no se trataría de ella, mientras él pudiera respirar, así que se mantuvo en la rígida posición de cumplimiento de deber sin decir nada fútil que le diera esperanzas tontas de salir de esto ilesos. Adoraba eso de ella, ese impulso de que todo saldrá bien al final, Syaoran, sin embargo creerlo haría más destrozos, a la larga.
La opción alternativa (que esperaba posible) le desagradaría a la castaña, también. No debía sospecharla.
—Pero, Syaoran. —replicó la maestra de cartas, aturdida—. ¿No importa que pierda mi más importante sentimiento a causa de eso?
No.
La divisó marchar ante su clara negativa y reafirmación en su argumento. Era su deber como maestra de cartas. El eco de un sollozo ya haciéndose paso a la superficie. Evitó llamarla o disculparse, rezando para que no acudiera a Tomoyo o cualquiera que pudiera ver a través de su plan enseguida. Cualquiera que sospechara apenas a qué extremos era capaz de llegar por la luz en la expresión cálida y la sonrisa eterna de la joven heredera de Clow.
Prensó el puño por última vez, recreándose en la presencia machita de algo en su pecho que moriría al sellar a la última carta Sakura.
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N/A. Es un coso que hice de la carta sellada, de una escena que siempre me dejó medio wtf. Supuse que Syaoran dedujo algo sobre cómo vencer a la carta que Sakura no pilló, y le dijo todo eso para que ni se le pasara por la cabeza lo que él planeaba hacer. Puede que no me gusten tanto como pareja pero, Syaoran es adorable. Comentarios, quejas y eso en reviews, gracias.
