Si, había sido una gran noche.
Su mejor amiga le había regalado una blusa solamente por querer agradarla.
Había ido cada pareja en su propio auto a ver una nueva película. Habían cenado en un buen restaurant. La platica había sido muy amena. Qué estaba mal en ello? Nada... Nada podía estar mal. Entonces, por qué de repente sintió que se había perdido de algo?
Terry tenía la vista en el camino, dirigiéndose hacia la casa, la noche era preciosa.
Ella sentía que su cuerpo comenzaba a rendirse ante el agotamiento.. Era eso quizá lo único que notaba mucho más raro, estaba acostumbrada a trasnochar pero desde hacía unas tres semanas que ya se sentía incapaz de ello, caía rendida en la cama o se quedaba dormida mientras él manejaba el precioso auto color plomo, al igual que en ese momento.
Y esa noche, habían cenado con su mejor amiga y con el esposo de ella; era una especie de ritual cada quince días, pero aunque lo habían pasado bien (igual que de costumbre), ella no se sentía cómoda.
Ronroneó en el auto, con ganas de dormir, mientras él le acariciaba con provocación un muslo. "Detente" rogaba ella en silencio..
Él sonreía mientras de reojo la miraba de vez en cuando, y pasaba su mano más arriba produciendo en ella un brinco.
- Terrence!
Ya sabía q a él le fascinaba provocarla de ese modo..La sabía suya de los pies a la cabeza, indefensa ante la más leve de sus caricias. Ni siquiera le hacía falta decirle que esperaba una magistral entrega apenas pusieran ambos pies dentro de la casa, y si es que llegaban dentro de ella..
Seis años así de maravillosos después de haberse prometido ante un altar amor y fidelidad toda la vida, pero siete años ya los que habían cumplido donde ella había aprendido la locura que era conocerlo en la intimidad... Y ocho años los que realmente se habían confesado enamorados uno del otro. Seguimos más?
Se habían conocido cuando ella tenía quince años, pero ni uno ni el otro estaban conscientes que algo iba a pasar, aunque él si se sintió bastante interesado.
Conocerlo a los quince. Ponerse de novia a los dieciocho. Haberse entregado a él a los diecinueve y casado a poco menos de cumplir los veintiún años.
Ahora, ella tenía veintisiete y él estaba casi por llegar a los veintinueve... pero seguía sintiéndose débil ante sus caricias y al modo apasionado de hacerle el amor. Seguía temblando de pies a cabeza cuando comenzaba a besarle con sensualidad su oreja..
Era una tortura sentir que faltaban 15 minutos para llegar todavía a la casa.. casi tanto como era una locura desear que aparcara en un lugar poco transitado y comenzar lo que él le prometía con la mirada.
Estaba locamente enamorada de él y pese a su temor por infringir las reglas, estaba sintiendo mayor necesidad de él... Abrumadora necesidad.
Lentamente elevó sus caderas para quitarse sin pudor las bragas y él sonrió.
Si fuese posible seguir manejando seguro que lo habría hecho, pero se sentía ya menos confiado de tener el control del vehículo, así que aparcó en el primer lugar que pudo encontrar desocupado, en medio de la oscuridad de unos faroles descompuestos, hizo el asiento hacia atrás y se liberó del cinturón de seguridad..
No bastaba decir que ese tipo de situaciones les estaban pasando más de seguido, desde el día que a punto de salir hacia una fiesta le pidió que no llevase ninguna prenda debajo de la ropa. Estuvo temblando toda la noche de la expectación y desde luego que culminó en uno de los momentos más eróticos de toda su existencia.
Se ruborizaba de saber que él encontraba formas para hacerla perder el control, pero ésta vez había sido ella la que tomara la delantera.
Se colocó a horcadas sobre de él, apoyando las rodillas en el asiento que había hecho casi totalmente hacia atrás, después de haber desabrochado el pantalón y haber hallado el motivo de sus ansias, adentrándolo en ella lentamente.
La tensión de ser descubiertos aceleró y maximizó la fuerza de todas sus sensaciones y en menos tiempo del que pensó llegó el orgasmo, aunque no igual de rápido para él.. Pero siempre era así, siempre buscaba que ella se sintiera satisfecha primero.. Después sería su turno.
Y sentirse tan satisfecha, hizo que se corriera hacia su lado en lo que él recuperaba el aliento.
Le pareció que volvía a acomodar el asiento, que encendía de nuevo el motor, pero en ningún momento supo cuando fue que llegó a la casa y menos que él la había llevado en brazos dentro de la recámara, lo que sí percibió fue sentir la suavidad de su almohada y se durmió.
Ese fue el último recuerdo que tenía de ese día, un día que sonaba tan perfecto...
Fue al día siguiente que después de levantarse se dio cuenta de que él ya se había ido a trabajar. Tenía un asunto referente a algo de su padre que arreglar, o algo así le había dicho.
Ese día fue cuando comenzaron sus malestares. Despertó vomitando los ácidos del estómago.. sintiendo aborrecer el aroma a suavizante de la ropa. Temblaba de debilidad y se sentía incapaz de hacer una llamada.
El malestar le continuó hasta poco después de dar las 10 de la mañana, cuando por arte de magia se sintió por completo mejor. Se dio un baño, se puso la ropa con la que iba al gimnasio sintiéndose con fuerzas, aunque para ir allá ya era muy tarde.
Entrando miró a Susana, que ya había terminado su rutina y la esperaba con cara de burla.
- Tercera vez en la semana! Ya es un record.
- No fastidies.
- Estuve como ostra haciendo ejercicio con ganas de comerme un panecillo porque no tenía con quien hablar.
- Dile a tu entrenador... Parece que sigue sin quitarte los ojos de encima. Lo que diría tu marido!
- César no dice nada! Se la pasa metido en sus estúpidos videojuegos cuando está por la casa -puntualizó-y eso, si no se duerme!
- No imagino como era cuando era tu novio.
- Se la pasaba tocando los botones (y se señaló a si misma en evidentes lugares)... Yo era su juguete favorito.
- Solo tienen 4 años de casados, por Dios!
- Y ustedes, ya van por su séptimo año?
- En junio.
- Los odio.. -y se carcajeó- maldito Terrence que te tiene tan satisfecha que me hace ver mi suerte con el costal de papas que tengo por marido...
- Si no te pasaras diciendo que no sientes nada, quizá él se sentiría más motivado..
- Necesito tener tatuado los botones del play station para que yo le diera ganas... -y suspiró con evidente desagrado-, quizá es que hace mucho que me dijo que era frígida y yo me lo creí. Ahora no se me quita de la cabeza que estoy rota o algo así. Necesito la ayuda de un sexo-terapeuta...
- Susana...-advirtió, a lo que su amiga suspiró, cambiando el tema.
- Y bien, ya te llegó el ciclo o todavía no?
- Ya se ha cumplido el mes con el retraso de su llegada...
- Hará falta que te hagas una prueba otra vez. Vamos, que tengo que ir a con el dentista antes del mediodía.
Y fueron por enésima vez a la farmacia. Ya la dependienta le sabía la marca y todo.. Le pagó la prueba y antes de salir dudó si comprar una segunda. Quizá en una semana se la hiciera nuevamente.
- Vamos... Tengo prisa.
- Pensaba hacérmela en mi casa.
- Tú crees que voy a estar 25 minutos en el trafical para que después te tardes 10 minutos más diciendo que todavía no tienes ganas? Al baño del gimnasio! -ordenó. Y fueron para allá.
Efectivamente su vejiga no cooperaba mucho, así que apenas fueron unas gotas. Esperaron los minutos que decía en el instructivo y al verlo se quedaron más heladas que un salmón.
- Rosa..? Decía que tenía que ser rosa? Tiene dos rayas rosas, carajo! -casi gritaba emocionada ante la mirada de su amiga que estaba estupefacta.
- Ya decía yo que esa turgencia de tus senos no podía ser algo muy normal... -decía con incredulidad.
- Abrázame, felicítame o algo, no te quedes como idiota!
Y Susana abrazó a Candy.
Por fin, después de 5 años de intentarlo, su mejor amiga podía decir que estaba embarazada! Un hijo de Candy y de Terry... Un hijo...
- Vamos, de aquí no vas a irte a otro lado que a hacerte unos análisis de sangre.-le dijo con determinación.
- No tengo orden para laboratorio.
- Allá la pedimos a algún médico de guardia...
- Estás dudando o qué?
- Papelito habla, niña. O qué, le vas a dar el palito con orina a tu marido?
- No traigo la tarjeta del banco.
- Dime idiota, yo lo pago.
Después.. al parecer las cosas no fueron como pensaba que serían.
Llegó a la oficina de Terry, le dio los resultados y esperó. No hubo ninguna muestra de felicidad... No hubo un abrazo.. No hubo un beso... Vaya, no hubo ni siquiera un cambio de expresión y eso le quitó los buenos ánimos. Le preguntó que si no estaba feliz con la noticia y él dijo algo para salir del tema, así que fue ese el inicio de una serie de sucesos que jamás se imaginó vivir.
&%&%&%
Ciudad de Chicago, Febrero de 1992
- Te digo que no sé si vaya mamá... No tengo ropa.
- Dile a tu hermana Paty que te preste uno de sus vestidos, de algo sirve que sean de la misma talla.
- Voy a parecer una doña..!
- Niña, si apenas tienes 15 años.
- Pero ella usa ropa de señora.
- Dile que te preste algún Palaso.. Ese tipo de ropa la usan las muchachas de tu edad.
- Ropa de doña...
- No te puedo ir a comprar un vestido ahora... O usas un vestido de tu hermana o un palaso o si no te gusta nada, vas a tener que ponerte tus vestidos del domingo!
- Mamá!
- Te quejas de tu ropa porque ya te sientes grande, te quejas de la de tu hermana porque se ve de muchacha mayor... No me importa cual te lleves, pero de que vas a ir al evento del club, tú vas a ir. Ya te compré el boleto y convencí a tu padre... y no me pasé dos horas discutiendo con él por "nada".
- Mamá! -protestó- Es que me ha pedido Annie que vaya a su casa!
- Para qué? A tu prima la puedes ver cualquier otro fin de semana.
- Déjame que me quede solo viernes y sábado. El domingo ya me regreso para ir a la fiesta del club.
- Tú nunca te quedas un par de noches...
- Por favor, mamá. Va a rentar una película.. Tengo semanas queriéndola ver! Anda, mamá... Por favor, por favor, por favor!
- Si tu tía Elroy te trae el domingo en la mañana... -se rindió- Pero que me llame para invitarte.
Así, pensar en la fiesta del club fue más fácil. Aceptó el palaso de su hermana. Arregló su mochila, metió su cuadernillo repleto de pensamientos y reflexiones, tomó unas ligas para agarrarse el pelo y esperó. A menos de tres horas ya estaba en casa de tía Elroy...
Reía de las ocurrencias de Annie cuando regresaban de comprar algo en la tienda de la esquina. Le fascinaba estar ahí. Ahí ella era la grande, la mayor. Ahí era escuchada y valorada. Allí lo encontró.
Estaba apenas entrando al jardín cuando su abuela iba saliendo. Oyó una voz que la llamaba..
- Sra. White
Candy volteó. Su abuela se dirigía al camino de entrada, un muchacho estaba llamando a su abuela. Le daba una correspondencia... Ella le sonreía y se ponían a platicar un rato. Era mayor. Tenía el cabello rubio, lo usaba largo, era él delgado de muy buena estatura. Le sonreía a su abuela y después fijó sus ojos en Candy, con una mirada llena de curiosidad.
Ese momento quedó como en cámara lenta en la memoria de Candy. Un muchacho guapo, muy guapo. Ella lo vio despedirse de su abuela y caminar hacia la casa ubicada enfrente... Lo vio perderse en la puerta de entrada.. Solo así salió de su ensoñación.
Su abuela le decía que ya varias veces el cartero había confundido la correspondencia dejándola en casa del vecino.
- Annie... Quien es él?
- Mi vecino? Se llama Albert.
- Hace mucho que vive ahí?
- Creo que desde que mis papás compraron la casa... Yo estaba chica..
- Y sabes que edad tiene?
- Ni idea.. Te gusta o qué?
- No está nada feo...
- Se lleva muy bien con mi abuela.. Con mi mamá también. Creo que ya va a la universidad...
- A la universidad?
- Lo he visto con una chamarra de una fraternidad.
- Que pena.. Está muy guapo.
- Lo mismo dice mamá...
Candy cambió su cara de interés para modificarla por una de aversión. Annie se rió. No. De hecho se carcajeó.
- Estoy jugando Candy... Se lleva bien con mi mamá porque siempre lo encuentra en la parada de autobús antes de irse al trabajo!
- Y estás segura de que no es del tipo que se enamora de una mujer mayor?
- Has visto a mi madre? -preguntó con una mueca.
- Qué te digo? Quizá a algunos les parezca sexy las mujeres de extenso panorama. Y mi tía es una belleza! si no fuese por los kilos que tiene de más...
- Te voy a romper la nariz! -bromeó fingiendo enojo.
&%&%
Hasta aquí. Como ven, una historia más actual. Espero sus reviews. =D
AnaEdith
