Los personajes de "Kaichou wa maid sama"no son míos, son de Hiro Fujiwara, la historia es mía, salió de mi, así que no la copies jajajaj dándome aires de gran escritora

Un Engreído De Mierda…. ¿Enamorado?

¿Quién podría dar crédito a las palabras que habían salido de su boca? Nadie, ni el mismo se creía haberlas pronunciado y mucho menos en voz alta. — ¿Por qué dije eso?— se cuestionaba. No era un hombre inseguro, ni tampoco bajo de autoestima, podría ser muy fácilmente todo lo contrario: "un engreído de mierda", como ella normalmente lo llamaba.

Entonces ¿Por qué le había disgustado tanto verla tan alegre con el idiota presumido de Tora Igarashi y su estúpida sonrisa de soy bonito, tengo dinero y me follo a todas las tontas que deslumbro? El verlos así lo habían sacado de sus casillas.

Después de Levantar la voz en medio de una cafetería atestada de gente y declarar ante todos "Me gustas Ayuzawa", salió sin esperar respuesta por parte de ella y sin importarle los murmullos de los presentes. Además… ¿a quién le importa? Él es Usui Takumi, el chico más popular y según había escuchado el más guapo también; entonces ¿por qué estaba en la azotea de la biblioteca?

Al finalizar las clases y cuando la universidad se encontraba completamente en silencio, se decidió a salir de su "escondite" caminaba a paso lento no queriendo llegar a su dormitorio para no tener que lidiar con los comentarios de sus tres compañeros o como el muy amablemente les decía, "trió de idiotas".

Mientras avanzaba a paso de tortuga, recordó cuando la conoció y como ella llegó y puso su reinado de idiotecesen orden (fiestas de camisetas mojadas, barra libre las 24 horas, penitencias estúpidas entre hermandades y muchas otras decisiones memorables que tomó cuando el era presidente de los estudiantes); y ahí estaba temeroso de que todas esas decisiones le pasaran factura y que ella no dejara de verlo como un "payaso engreído". Sí, ese era otro de sus calificativo para el.

Corría como cada mañana para llegar a clases. Nunca se despertaba aunque pusiera miles de despertadores o que uno de sus idiotas compañeros de cuarto lo despertara, una sola curva lo separaba de su destino, el salón de literatura; no pudo frenar cuando ella apareció en su campo de visión y terminó cayendo encima de una menuda señorita con cara de ángel, ojos grandes y expresivos, curvas peligrosas y un carácter de los mil demonios.

—"Piensas quedarte encima de mí todo el tiempo o tengo que llamar una grúa para levantarte"—

Dicen que las primeras impresiones cuentan y él como buen tonto hormonal dió la mejor ese día. Negándose a creer en los viejos dichos, pensando que con su sonrisa y encanto la tendría comiendo de su mano como a las otras chicas; pero no, Misaki Ayuzawa no es como las demás. Eso lo dejó claro ese día separándolo bruscamente de su cuerpo, dándole un puntapié y vaciando lo poco que quedaba de su café en su rubia cabellera.

Después de eso, comenzó la etapa "Te persigo por que soy idiota" esta ha durado tres años. Mismos en los que ella ha ganado las elecciones para presidente de los estudiantes; y como buen masoquista trató de acercársele, no aceptando los rechazos que ella le prodigaba en cada uno de sus acercamientos, por que sí, el había tratado de ganársela. Pero lastimosamente el "Tonto hormonal y el engreído de mierda" salían muchas veces a flote dificultando el que ella lo mirara con otros ojos y eso lo estaba matando, es que ella no se daba cuenta que desde hacia mas de un año no salía con ninguna chica, que sus notas habían mejorado significativamente, cuando descubrió que los libros eran para leer y no, para hacerse el inteligente con las chicas.

Al llegar a su dormitorio noto como las luces estaban aun encendidas, cruzo la calle y se recostó en el tronco de un gigantesco roble, ese donde semanas atrás la había invitado a salir y ella como en otras ocasiones lo rechazo

—"Ayuzawa ¿Quieres salir a caminar y después, no se… tomarnos algo o solo caminar o ir al cine?— dijo mientras se recostaba en el árbol aparentando una calma que para nada poseía.

Ella negó con la cabeza, sonrió y como siempre lanzo su ataque —"No, y estoy cansada de repetírtelo Usui, no quiero salir, ni caminar, ni ver películas, ni hacer trabajos en conjunto, nada contigo, de verdad eres estúpido o te haces— el bajo la mirada tratando de disimular el dolor que sus ojos reflejaban

—"Con un no hubiera bastado"—dijo dándose la vuelta y caminando a su dormitorio

Sacudió su cabeza como si con eso lograra apartar la tristeza, las luces del dormitorio se apagaron, espero 10 minutos más y cruzo la calle para terminar por fin de llegar a su destino.

Abrió silenciosamente la puerta y descalzo ingreso a su cuarto, —"¿Por qué me duele tanto? "— susurro antes de dejarse caer en su cama.

Estaba recostado tratando de dormir un poco, cuando sintió suaves golpes en su ventana, parecía que pequeñas piedras chocaban en ella, perezoso se levantó y miró a ver de quien se trataba, y vaya sorpresa al ver que era Misaki quien golpeaba — ¿Qué hace ella aquí?— Se preguntó mientras abría.

—"Necesitamos hablar"— fueron las palabras de la chica, el asintió y le tiró la llave de la entrada principal.

—"Ni loca subo, te espero en el árbol"—dijo ella señalando el lugar donde hacía pocas semanas lo había rechazado, como siempre.

Usui se sentía como en una mala película romántica, de esas donde la chica va en busca de su amado y es rechazada, mientras caminaba para acercarse a ella —"Dios cada día está más hermosa y con ese pequeño pijama rosa y sus pantuflas de conejo se ve simplemente adorable"— esos eran los pensamientos del chico cuando la vio sentada en la banca bajo el árbol meciendo sus hermosas piernas.

El verano en todo su fulgor estaba haciendo estragos como cada noche, donde la temperatura era insoportable, sin camisa, sólo con un pantalón de mezclilla y descalzo se acercó a ella.

—"Hola"— saludó, esperando que ella arremetiera en su contra por el suceso de la cafetería en la mañana, pero eso no pasó, sólo se escuchó de sus labios una pregunta en un tono que él jamás habría esperado que ella usara con él.

—"¿Por qué?"— preguntó ella demasiado suave, desarmando las barreras que él se había impuesto, ya no quería más problemas, estaba dispuesto a dejar todo eso en el pasado. En la mañana cuando vio la cara de horror que ella tenía al escuchar su declaración, tomó la decisión de dejar todo el tema de "Te persigo porqué soy idiota", ella nunca lo iba a aceptar y él estaba cansado de sus rechazos, pero entonces ¿Por qué quería abrazarla? Parecía tan frágil, a un lado quedaba la Misaki Ayuzawa fuerte y mandona.

—"¿Por qué, qué?— preguntó de vuelta

—"Sabes de que te hablo, no te hagas el tonto"— dijo ella sin levantar la vista y de nuevo con ese tono suave, él empezó a hablar sin responderle, era ahora o nunca.

—"Cuando te vi la primera vez, pensé que eras un espejismo, eres tan hermosa, ese día te mostré cuan idiota puedo llegar a ser, pero tú y tus ojos me hechizaron y ya no pude despegar mi vista de ti. Puedo decirte cuantas pecas tienes en tu nariz o que tus ojos cambian de tono cuando estas enfadada, que por lo general soy yo el culpable, también sé que muerdes el lápiz cuando estás nerviosa o que cuando nadie te está viendo tarareas las canciones que te gustan, sé que no es lo que querías escuchar y cuanto te desagrado, pero no me lo podía guardar, espero sepas disculparme y también quiero que sepas que esto no volverá a pasar"— habló con premura, creyendo que el momento terminaría y ella volvería a gruñirle como siempre.

Al ver el silencio que había entre los dos, quiso romperlo pero no sabía cómo, ya le había confesado todo y ella solo seguía meciendo sus pies como si no hubiera escuchado nada, se sentó recostado en el tronco del árbol y espero a que ella procesara lo que acababa de decirle, cerró los ojos queriendo calmar sus nervios y esperó de nuevo a que ella reaccionara, escuchó como se levantaba, se marcharía, nunca le daría una oportunidad.

Cerró sus ojos con más fuerza, sintió un fuerte dolor en el pecho —"¿Esto es lo que llaman un corazón roto?"— Se preguntó con tristeza y negándose a abrir los ojos, no quería verla partir, no quería sentir su rechazo nuevamente; el también sufría, tenía sentimientos, su corazón no era de piedra, pero eso ella no lo notaba, ni ella, ni nadie, él siempre tenía una sonrisa en su rostro, un tonto comentario en su boca o una mirada sexy para las chicas, aunque en el último año hubiera tratado de cambiarlo; pero esta era su realidad la chica a la que amaba, porque eso era lo que sentía, así ella nunca le hubiera dedicado una sola de sus sonrisas o una tierna mirada, es más nunca lo saludaba así el tratara de estar presente en cada clase, se sentara con ella y le hablara solamente de las cosas de la universidad y aun así nunca le hablaba, a no ser que fuera para gritarle o rechazarlo.

—"¿A qué viniste?"— le preguntó mientras se levantaba y la veía de pie bajo la luz de la lámpara que adornaba ese pequeño lugar y de nuevo, silencio

—"Si es para las actividades de la próxima semana ya todo está listo y si no confías en mí, puedes revisar como siempre lo haces"— más silencio y ya no lo soportaba más, comenzó a caminar en dirección a su dormitorio.

—"¿Por qué yo?"— escuchó que ella le preguntaba

—"No lo sé, siempre has sido tú"— dijo deteniéndose al lado de ella —"nunca lo he entendido, ni el como, ni el por qué, pero estás aquí"—dijo señalando su pecho —"Y aquí"—señaló su cabeza y continuó su camino, cuando llegó a las escalas que lo llevaban a su dormitorio se detuvo; quería devolverse, abrazarla, darle un beso y demostrarle cuanto la quería, sentía que si se alejaba esta vez sería para siempre y no quería eso. Pero él ya lo había dicho todo, cuando iba a comenzar a subir de nuevo sintió como una pequeña mano atrapaba la suya y lo detenía.

—"¿Por qué?"— ahora fue su turno de preguntar

—"No lo se, lo único que sé es que no te puedo dejar marchar"— dijo ella acercándose a él.

CONTINUARA

Esto sería un one como regalo para mi Twin del alma Julieta, pero me ha gustado tanto que ahora será un mini-fic