Título: Item of Age
Autor: BlackSensei
Género: Romance/Comedia
Rated: T
Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a J.K. Rowling con excepción de algunos nombres y escenarios de mi invención.
Sumario: Harry siempre evito a los hombres que le hacían competencia a los príncipes encantados y hablaban en prosa, por eso no logra entender porqué ahora su corazón late por uno de esos hombres… que además, es uno de sus estudiantes.
Aclaraciones: AU
Advertencias: Yaoi/Slash, Lemon
Notas: Mi primer Fanfic, la idea salió de una noche en vela antes de los parciales finales. Pocos capítulos, historia sustanciosa… disfrútenlo.
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CAPÍTULO 1
- Yo lo amo, profesor
Harry escupió el café que estaba tomando en ese momento sobre la mesa e inicio a toser en busca de aire. Todos los ojos del modesto café estilo británico se fijaron en el hombre que se ahogaba y su acompañante de cabellos cobre que, en ese momento, mostraba una cara de infinita preocupación mientras golpeaba la espalda de su profesor esperando que volviera respirar con normalidad.
- ¿está bien? – preguntó una de las meseras quien a pesar de sus palabras tenía mala cara, seguramente la muchacha pensaba en que ella era quien tenía que limpiar el charco de café en la mesa.
Minutos después, Harry volvía a respirar tranquilamente, la mesera había limpiado el desastre y todos parecían haberse olvidado del incidente. Harry se acomodó las gafas culo de botella sobre el puente de la nariz y miró al joven frente a él con el ceño fuertemente fruncido.
- Señor Creevey – dijo con voz profunda el mayor – usted dejó muy claro que la invitación del día de hoy solo era con fines académicos ¿se puede saber qué clase de broma de mal gusto intenta hacerme?
- No es ninguna broma, señor – dijo diligentemente el joven frente a él intentando coger la mano del hombre, el moreno se zafo del agarre con un brusco movimiento – yo no me atrevería a molestarlo si no hablara totalmente en serio.
- Sabe, Creevey, lo tenía en otra estima – Harry dejó un billete sobre la mesa y se dispuso a levantar – ni se le ocurra volver a burlarse de mí si aprecia su cupo en la universidad – agregó Harry antes de salir del local como alma que lleva el diablo.
El chico de cabellos cobre se levantó torpemente, tirando unos sobres de azúcar a su paso, dispuesto a seguir a su amor platónico, pero su camino fue bloqueado por la mesera del lugar quien, con el ceño fruncido, tenía una mano extendida pidiendo el dinero por los dos capuchinos y una buena propina por el alboroto causado.
Harry caminaba a zancadas esquivando apenas a todos los transeúntes del centro de Londres. Harry estaba rojo por la humillación y también por el frío viento de invierno, con dificultad logró ponerse los guantes y de un solo movimiento se arregló el gorro en la cabeza refunfuñando por lo bajo mientras se acomodaba el enorme saco que evitaba que se congelara.
Harry caminó durante casi media hora a paso veloz intentando que la ira se fuera volando junto al viento gélido que corría anunciando el crepúsculo.
- ¡Profesor! – la voz era lejana pero a Harry la sintió justo en su oído, un escalofrío le recorrió la espalda mientras aceleraba el paso introduciéndose a un parque cercano a su apartamento, esperando perder al chico entre los árboles.
Harry había prácticamente corrido hasta la plaza principal del parque ¿acaso lo había estado buscando todo ese tiempo? Harry sintió desesperación, nadie en la universidad conocía donde vivía así que era improbable que el chico supiera su dirección, si era así Harry oraba para que el muchacho dejara de seguirlo antes de que entrara al conjunto de edificios que el moreno llamaba su hogar.
Harry se había logrado esconder detrás de uno de los postes de luz cerca de la pista de patinaje sobre hielo del parque y desde su escondite el hombre buscaba señales del cabello cobrizo. Estaba concentrado en su tarea cuando una mano se posó en su hombro izquierdo. Harry volteo a la velocidad de la luz encontrándose con la pálida piel del chico de quien se estaba escondiendo, Creevey tenía una sonrisa en el rostro y jadeaba, seguramente por haber corrido durante tanto tiempo.
- Profesor – llamó, con la voz aterciopelada. Harry tenía los ojos como platos y se le oprimió el estómago cuando se dio cuenta de que no tenía escapatoria, Colin seguía sosteniéndolo por un hombro y a su espalda estaba el poste traicionero que ahora lo encarcelaba.
- Creo que fui muy claro en la cafetería, señor Creevey – Harry quitó la mano del chico de su hombro de un manotazo – si quiere seguir con sus estudios en la universidad es mejor que deje las bromitas de una vez por…
- Yo sé perfectamente lo que usted está pensando – lo corto Colin con la cara bañada en desesperación – pero mis sentimientos por usted son totalmente sinceros.
- ¿le he dicho que…?
- ¿Por qué no puede tan siquiera darse cuenta de que mis sentimientos son reales? – Colin volvió a poner sus manos sobre los hombros de Harry, el hombre se tensó – ¿es porque soy su estudiante? – el chico se quedó en silencio mirando con sus ojos miel fijamente el rostro de Harry, esperando una respuesta.
- Suélteme – exigió Harry desviando la mirada, Colin solo abrió sus ojos al oír el tono frío, casi siseante, de su profesor – suélteme – repitió Harry logrando que, con lentitud, el joven bajará los brazos.
- Profesor… - dijo con el hilo de la voz Colin.
- Ahora, váyase a su casa señor Creevey – Harry seguía con su mirada fija en un cúmulo de nieve.
- No – la voz firme hizo que los ojos esmeralda inmediatamente se centrarán en el muchacho frente a él – le diré todo lo que deseo decirle desde hace meses y no me importa si me expulsan de la universidad – Harry soltó un respingo ante la firmeza con la que los ojos miel lo miraban.
- No voy a…
- Profesor, por favor escúcheme – Harry frunció el ceño visiblemente indignado por las constantes interrupciones – yo realmente lo amo – Harry bufo – y lo he hecho desde hace mucho tiempo, no me importa si le parece gracioso – el moreno se sintió repentinamente mal por su actitud borde hacia el chico, pero intento no demostrarlo – yo sé lo que debe pensar, que no soy serio y que solo quiero una mejor calificación o algo así – Harry frunció aún más el ceño, él no había pensado en eso y ahora que el chico lo mencionaba, era muy probable que el muchacho solo buscara buenas notas – yo no quiero nada a cambio de mis sentimientos – Colin deslizó sus brazos de los hombros hasta los codos de Harry – al menos espero que me crea – la última oración fue apenas un susurro y Harry sintió un poco de culpa al ver los ojos tristes del chico.
- Si-si lo pone así – tartamudeó Harry desviando la mirada – supongo que le puedo creer – los ojos miel lo miraron con ilusión – acepto sus sentimientos pero no puedo corresponderle – Harry se deshizo de los brazos del muchacho – si eso es todo creo que puedo olvidar el hecho de que la reunión de hoy no fuera con fines académicos, como usted me había dicho… no lo reportare a la facultad – Harry acomodo distraídamente su bufanda mientras decía esas palabras – si me disculpa necesito…
- Me alegra que me acepte – Harry pudo sentir la sonrisa tan brillante como el sol incluso sin ver al muchacho a la cara.
- Sí, claro, bueno señor Creevey nos… - la voz de Harry fue cortada por un abrazo de oso del muchacho que, desgraciadamente, superaba por casi una cabeza al mayor.
- Siempre lo estoy observando cuando lo tengo cerca, puedo presumir que lo conozco un poco pero… quiero conocer más de usted, profesor – el cuerpo de Harry estaba tenso como una cuerda y el moreno se negaba a aceptar que su corazón parecía un caballo en pleno galope.
- Creí que no deseaba nada a cambio – dijo Harry empujando al muchacho lejos de él, Colin no borró su sonrisa deslumbrante en ningún momento.
- Profesor, usted no me ve como posible pareja, lo sé – Colin intento capturar la mirada esmeralda con sus ojos pero Harry lograba esquivar todos sus intentos – también sé que usted realmente no me cree, no cree que lo ame sinceramente – Harry se contuvo de golpear al chico y decirle que el que se tenía que dar cuenta de ciertas cosas era él – pero profesor, se lo pido, dame una oportunidad.
- No hay manera de que eso pueda suceder – Harry miraba a su alrededor buscando una ruta de escape de esa incómoda situación que le tenía los nervios de punta.
- Por favor, déjeme conquistarlo – ante las ridículas palabras Harry por fin fijó sus ojos en los contrarios, grave error – le juro que me esforzare para que entiendas que mis sentimientos son sinceros y profundos – la voz del muchacho era grave y su rostro estaba más cerca de lo que Harry esperaba, logrando que el corazón del moreno diera un brinco – déjame estar a tu lado para que pueda demostrarle que soy alguien de quien puedes enamorarte.
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- Se me ha declarado un estudiante
Harry se encontraba tirado en la barra del café-bar que había bajo su edificio de apartamentos, en el lugar solo se encontraban dos personas más, los únicos amigos que le quedan al moreno. Uno era Ron Weasley, quien estaba en la banca junto a él y el otro era Neville Longbotton, bar tender y dueño del lugar donde se encontraban.
- Pobre muchacha, debía estar desesperada como para fijarse en un anormal como tú – masculló Ron, inmediatamente recibió un golpe por parte de su mejor amigo que lo mando de la banca al piso.
- Harry – Neville tenía cara de preocupación - ¿Qué le dijiste?
- Obviamente me negué – Harry aun miraba mal a Ron, quien se levantaba del piso con cara de dolor.
- Me es raro pensar que le gustes a alguien ¿es linda? – Ron había vuelto a su posición anterior.
- Bueno, yo… si – Harry se despeinó el cabello – es definitivamente muy guapo – la cara de sus amigos era todo un poema.
- Me estás diciendo que… - murmuró Neville visiblemente trastornado.
- ¡¿Se te ha declarado un tío?! – Ron estaba de pie y el grito había salido dos tonos más agudo que el de una niña. Por suerte, a esas horas de la tarde el local de Neville estaba vacío y el grito solo se había escuchado a una cuadra a la redonda.
- Si – Harry tenía la vista clavada en el piso.
- Demonios – la cara de Ron era todo un poema y en ese momento Neville ya estaba abriendo tres cervezas.
- ¿acaso es un tipo de esos homosexuales?
- No lo sé, Neville. Es un tío al que le gustan los hombres, no sé cómo dejarte más clara la definición de homosexual – Neville se limitó a cerrar la boca y pasarle la botella de cerveza.
- Ya decía que algo raro debía haber como para que alguien se te hubiera declarado – Ron parecía haber salido del shock y se había tomado la mitad de su cerveza de un sorbo – eso explica todo, solo es porque los gays se tiran cualquier cosa con pene, así sea un feo como Harry y… - sus palabras fueron interrumpidas por un nuevo empujón que mandó al pelirrojo de vuelta al piso.
- Deja tus malditos discursos homofóbicos, joder – gruño Harry – la cosa es… – el moreno suspiro antes de continuar – digamos que no lo pude rechazar completamente.
- ¡¿Qué?! – chilló Ron.
- Explícate Harry – Neville parecía mucho más paciente.
- Bueno, yo lo rechace y prácticamente huí, pero… el me persiguió e insistió y yo solo quería quitármelo de encima así que digamos que llegamos a un acuerdo.
¡¿Qué?! – volvió a chillar Ron.
- Espera… ¿trato con un estudiante? ¿acaso te chantajeo?
- ¡No! – Harry miró a Neville con los ojos demasiado abiertos – no es esa clase de persona.
- Harry, si alguien se te declara y es un estudiante, seguro es porque quiere algún trato especial en su calificación – ahora la mirada de Ron era de preocupación.
- No, no, yo… el trato fue algo así como estar con él.
- ¿Cómo... novios? - las palabras de Neville eran vacilantes.
- ¡no! Es decir, él quería conocerme más, así que acepte salir con él un par de veces, eso es todo…
- Harry, eso es como aceptar ser su pareja
- Pero no salgo con él realmente, así salgamos juntos algunas veces
- Yo insisto en que solo busca una mejor calificación, los jóvenes de ahora son una porquería, Harry – Ron se había terminado ya toda la cerveza.
- Te digo que él no es de esas personas – repitió Harry.
¿Por qué tan seguro?
- Va en ultimo semestre y siempre ha sido buen alumno… el semestre pasado le publicaron un artículo en una revista sobre el arte neobarroco en la civilización actual, hace poco lo aceptaron en prácticas en un periódico on-line, además, ganó un concurso de fotografía durante varios semestres e hizo un par de crónicas sobre la…
- ¡aguanta, Harry! – lo freno Ron.
- El punto es que no necesita nota en mi materia ¡no todas las personas que quieren salir conmigo es por algún interés! – Harry los miró un poco dolido.
- Eso es porque nadie quiere salir contigo, Harry – el moreno frunció el ceño.
- Eso no es verdad ¿cierto, Neville? – Harry se giró hacia el castaño al no recibir respuesta - ¿Neville?
- La verdad, Harry – el castaño se removió incómodo – es que nadie se ha interesado en ti desde hace años.
- ¿Qué…? – los ojos esmeralda de repente se volvieron tristes.
- ¡Harry! – salto preocupado Neville.
- Venga, compañero, tienes que aceptar la realidad, te derrumbaste desde el divorcio con mi hermana
- Lo mismo puedo decir de ti tras divorciarte de Hermione – contraataco Harry.
- Bueno ya – los corto Neville – creí que era un trato no mencionar nunca el hecho de que se divorciaron y que ahora Hermione y Ginny son pareja – la cara de ambos hombres se contrajo, Neville sonrió triunfal ante la cara de completa desolación de sus amigos – como sea ¿Cómo es que el chico logró convencerte de esa locura de verse fuera de la universidad?
- Es que él dijo… - ambos hombres lo miraron expectantes – "Te demostrare que soy alguien de quien puedes enamorarte" – cito Harry y los otros dos hombres quedaron congelados en su lugar.
- Jo-der – susurró Ron - que miedo.
- Eso es muy romántico – río Neville.
- Yo… solo voy a dejar que salga conmigo hasta que se harte, tarde o temprano se le pasara el capricho – Harry tomó un sorbo de su cerveza por primera vez.
- ¿Acaso eso quiere decir que lo tomas como un pretendiente serio? – rió Ron.
- ¡Claro que no! – bramo el pelinegro.
Harry no se consideraba una persona muy interesante en la actualidad. De hecho, Harry tenía 32 años de vida y se podía considerar una persona que había vivido toda clase de experiencia. De niño había sufrido bastante debido a la temprana muerte de sus padres y por haber estado desde entonces con sus tíos maltratadores que lo trataban como un esclavo. Por su parte la adolescencia fue mejor, conoció a muchos buenos amigos y habían vivido la "vida loca" como cualquier joven normal. A los 17 había aceptado el cuidado y completa responsabilidad de su ahijado, quien era huérfano desde los 3 meses de edad. A los 25 ya era docente en la universidad y se casó con la hermana de su mejor amigo, se había comprado un apartamento para Ginny, Teddy (su ahijado) y él. A los dos años se divorció en malos términos con Ginny y apenas al mes la mujer ya se había emparejado con la recién divorciada Hermione (ex-cuñada de Ginny, sin contar que también era la mejor amiga del ex -marido de la pelirroja) y ambas habían desaparecido del mapa. Una historia "increíble pero cierta", que cargaba sobre los hombros a diario.
Ese invierno Teddy había viajado a Estados Unidos a un campamento de música. El muchacho contaba con 15 años y una afición por pintarse el cabello. Harry se había resignado a la idea de que el chico apenas cumpliera su mayoría de edad se iría al extranjero a seguir su vocación musical así que no había negado la petición de su hijo sobre ir durante casi tres meses al otro lado del mar.
Harry nunca se había considerado homosexual. En su adolescencia "loca" y llena de experiencias (muchas de ellas sexuales) Harry sólo había tenido interés en las mujeres. Fue hasta que Ginny anunció públicamente ser bisexual, antes siquiera de que ellos dos iniciaran a salir, que decidió reevaluar su visión de los hombres en un nivel más… íntimo. Un actual compañero de trabajo, Cedric Diggory (en ese entonces compañero de maestría), había aclarado sus dudas en un rápido restregón después de una borrachera. Después de él Harry tenía que admitir que habían venido otros hombres… entre ellos su némesis, Draco Malfoy.
Harry nunca se preocupó realmente por esa inclinación, cuando inició a salir con Ginny se volvió firmemente fiel a la muchacha y aunque odiara admitirlo, desde ese entonces hasta ese momento, años después de su separación, Harry no había vuelto a salir con nadie, ni hombres ni mujeres. Lastimosamente, esa abstinencia prolongada no era porque Harry así lo deseara, simplemente desde que se separó de Ginny nadie volvió siquiera a dirigirle una mirada, en palabras de Harry "Ni siquiera me cae el polvo".
Sin embargo, la mala racha de Harry había sido interrumpida por su joven estudiante Colin Creevey. Harry conocía los logros del chico y había hablado con él en clase algunas veces, sin embargo, nunca vio ninguna clase de comportamiento extraño en el muchacho… tampoco le había prestado mucha atención, era solo un estudiante dedicado, hasta ahí. Sí, claro, el muchacho siempre miraba fijamente a Harry mientras daba sus clases ¡Pero se suponía que los estudiantes mirarán a sus profesores cuando estaban impartiendo cátedra! Había aceptado la propuesta de tomar un café con el muchacho sin pensarlo mucho, el chico le había dicho que necesitaba que le explicara un tema y Harry no le vio problema alguno, ni siquiera sospechando de los sentimientos del chico.
Lastimosamente para Harry, desde la declaración del muchacho, no había dejado de pensar en el chico… pensar en él como una potencial pareja, y eso era malo, muy malo, extremadamente malo… era una desgracia. Harry se había resignado a esos sentimientos contradictorios que tenía pero había algo claro, no podía salir con un muchacho que no ha vivido nada de la vida, porque en el fondo, Harry sabía que todo terminaría mal y el moreno sería el más perjudicado.
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Ya se habían terminado las clases de la universidad y aunque Harry, como todos los profesores, seguía yendo a algunas reuniones, el ambiente festivo de la época ya se sentía en el aire. Desde su confesión Colin se había vuelto mucho más atento y ahora era una constante en la vida de Harry, habían vuelto a tomar un café juntos pero de la charla amena las cosas no habían pasado y Harry se encargaba de dejarle claro al muchacho que no tenía intenciones de corresponderle, claro que Colin era muy insistente y no dejaba que Harry lo pusiera en su lugar con la frecuencia con la que al moreno le gustaría.
Sin embargo, después de mucha insistencia por parte del menor, Harry había terminado aceptando la primera cita oficial con el muchacho que lo cortejaba apenas hace un par de semanas.
Harry se había sorprendido a sí mismo buscando como una chica "la ropa adecuada" e intentando arreglarse el nido de pájaros que llamaba cabello (sin éxito).
Habían quedado de encontrarse en "el parque en que nos vimos aquella vez", claro que Harry no le había dicho a Colin que ese lugar era cerca de su casa. Harry llegó cinco minutos más tarde de la hora acordada y Colin estaba apoyado contra el poste (en el que él se había escondido de él días antes) y miraba atentamente la pista de hielo. El corazón de Harry dio un vuelco junto a su estómago y Harry se regañó a sí mismo porque a pesar de viejo seguía enamorándose de imposibles como una colegiala.
- Señor Creevey – las formalidades entre ellos no habían desaparecido en las dos seudo citas fuera de la universidad que habían tenido hasta ahora.
- Profesor – el chico había girado hacia él con una sonrisa deslumbrante y los ojos brillosos. Harry se fijó en la cámara que colgaba del cuello del muchacho, Colin siempre llevaba una cámara con él y le había mostrado a Harry un álbum con las fotos favoritas del de cabellos cobrizos.
Primero fueron a almorzar a un restaurante que si bien no era famoso, ni elegante, era muy ameno. El lugar era una gran casa antigua que tenía mesas repartidas por todos sus rincones junto a la decoración típica de una casa inglesa. El lugar estaba casi desertico a excepción de unas cuantas parejas en la primera planta, Colin dirigió los pasos al segundo piso y finalmente eligió una mesa cerca a la ventana que les brindaba privacidad debido a la distribución de los muebles; el de ojos esmeralda luchaba con todas sus fuerzas por no caer en el romance que brotaba de cada rincón del restaurante.
- Profesor ¿me deja tomarle una foto? – Harry tragó saliva ante el lente frente a él.
- No soy nada fotogénico señor Creevey – rio Harry tomando un poco de su té y apartando el rostro de la cámara.
- Claro que lo es, usted es hermoso, profesor – Harry luchó por no atragantarse con el té y con manos temblorosas puso el pocillo sobre la mesa.
- Cr-creo que… creo que hermoso no es la palabra para describir a un hombre de mi edad – Harry intentó quitarle importancia al comentario con una risa floja.
- ¡Ahí está! se equivoca, hermoso es la palabra exacta para describirlo a usted – Harry sintió el sonrojo en su rostro e intentó reír para amenizar la situación.
- Usted es el único que piensa así – murmuró Harry revolviendo su té inconscientemente.
- Claro que no, usted debe ser muy popular entre las mujeres – Harry se carcajeo, por fin relajado, deslizándose un poco por la silla.
- Creo que usted se enamoró de una mentira señor Creevey – hasta que termino la oración Harry se dio cuenta de lo ciertas de sus palabras, seguramente el muchacho tenía una imagen errónea de él y por eso creía amarlo, una extraña opresión en el pecho hizo que Harry se diera cuenta de la realidad.
- ¿disculpe? – pregunto con el ceño fruncido por la confusión el de cabellos cobre.
- Si, está claro lo que usted piensa de mi – Harry volvió a tensarse.
Había sido hace varios años atrás, Harry se había vuelto famoso por una saga de libros que había escrito. Todo el mundo inicio a interesarse en el antes desconocido muchachito y fue gracias a una infinidad de premios que Harry logró convertirse en profesor de la mejor universidad de todo Londres sin haber ido a una universidad (por falta de dinero, no de ganas). Muchos se habían acercado a él por interés, pero cuando Harry no pudo volver a escribir un libro que le diera la talla a su primera saga todos se alejaron. Aún muchos se acercaban a él solo por su nombre y por ser reconocido por la mismísima reina como uno de los mejores escritores de Inglaterra, muchos ignoraban que ya no escribía y cuando lo descubrían se alejaban rápidamente. La fama de Harry había menguado justo después de su boda y desde entonces no escribían ningún artículo verdadero sobre él, solo fantasías de los reporteros que mantenían la imagen de lo que él ya no era.
- Usted cree que soy esa clase de hombre exitoso: profesor, escritor y además soltero. Debe pensar que soy todo un casanova y además un genio de la escritura como tanto se preocupaban en mencionar en los artículos de prensa – Harry se puso la gruesa chaqueta ante la sorprendida mirada de Colin – tal vez usted piense todo eso de mí, pero no es su culpa – Harry podía asegurar que el chico no se había acercado a él por interés, simplemente por admiración a la figura que habían creado los medios, tan diferente a como era realmente él – sinceramente no quiero decepcionarlo más, así que – Harry se levantó, el de cabellos cobrizos salto de la silla – con permiso, nos veremos el próximo semestre – Harry hizo una breve inclinación antes de dar media vuelta.
- Profesor – Harry abrió desmesuradamente los ojos cuando sintió dos brazos rodearlo por la espalda y la voz del otro hombre pegada a su oreja – por favor, deje de huir de mí – el moreno tembló al sentir el aliento contra la piel sensible de su cuello – y le pido que no ponga palabras en mi boca y saque conclusiones erróneas – Harry tragó saliva.
- Entonces ¿con que parte de lo que he dicho no está de acuerdo? – Harry se sorprendió de que sus palabras salieran con la seguridad que no sentía.
- Yo sin duda creo que usted es un hombre excepcional – las palabras sonaron casi como un arrullo y Harry se aseguró de que siguieran solos en la sala.
- No es…
- Pero, yo realmente estoy enamorado de usted desde hace mucho tiempo y como hombre enamorado solía observarlo con atención cada que lo tenía cerca – Colin se removió un poco hasta afianzar su agarre en el cuerpo más menudo – por eso puedo darme el gusto de presumir que lo conozco un poco.
Harry sintió las manos firmes alrededor de su cintura y como el chico se agachaba un poco para quedar a la altura de su oreja y hablar. En el restaurante había un ligero vals de fondo y el de cabellos cobrizos movía ligeramente sus pechos al son de la música, solo aumentando el arrullo de su voz. Harry sabía que debería quitarse al menor de encima y largarse, pero había caído en el momento y ya no podía escapar del aura conquistadora que desprendía Colin por cada poro y el romance de toda la situación en general.
- Ya es suficiente – susurró Harry, sin ganas, si el moreno fuera espectador de la escena se estaría burlando de sí mismo por no ponerle fin a la situación.
- Lo conozco lo suficiente para saber que realmente no desea que lo suelte – Colin solo estrechó más el contacto – sé muy bien que usted no es el hombre que todos piensan y aunque siempre fui un gran fanático suyo, yo me enamore del hombre que tengo entre mis brazos – Colin aspiro justo detrás de la oreja de Harry embriagándose con el olor de ese lugar, Harry tembló ligeramente ¿Cómo alguien podía decir tantas tonterías románticas y parecer totalmente sincero?
- Para ya – murmuró Harry incómodo ¿Por qué lo olía? Harry nunca había pensado realmente en su olor y ese día se le había olvidado echarse colonia ¿y si no olía bien? Harry torció su cuello para salir del alcance de Colin, sin embargo, la nariz del de ojos miel quedó en su ahora descubierto cuello (no se había puesto la bufanda aun) y delineo con su nariz toda la extensión de piel blanca – joder – jadeó Harry antes de volver a forcejear – déjame
- Está bien – rió contra su nuca girando el cuerpo del moreno hasta que quedaron frente a frente, Colin se agacho hasta que ambos rostros (totalmente sonrojados) quedaron apenas un palmo de distancia – yo sé que realmente no eres un casanovas y que la palabra exitoso no te agrada, tu prefieres la calidad sobre la fama. Sé que te encanta el humor negro y el sarcasmo cuando escribes pero prefieres la sencillez y sinceridad en la vida real. Leí todos tus escritos hasta la fecha y me tomé la libertad de leer todos los libros que sacabas de la biblioteca de la universidad, sé que aunque escribas las paradojas de la realidad prefieres leer fantasía y leyendas… yo tal vez no conozca mucho de ti, pero me enamore de las pocas cosas que se… por favor déjeme conocer todo de usted y enamorarme de cada detalle – Harry se sintió repentinamente sin aliento, los ojos miel no se habían apartado de él en ningún momento y cada palabra había llegado a su desbocado corazón.
Harry vivió mucho, cuando la fama llegó a su vida, el exceso y el mundo desvocado vino con ella. Con Ron y Neville hicieron hasta lo inimaginable y la mayoría de esas cosas habían tenido consecuencias graves. Harry se había enamorado y desenamorado muchas veces aunque al principio creía que el primer amor era el perfecto aprendió que la vida era más efímera de lo que la mayoría de la gente pensaba. Por esa misma experiencia Harry se había convertido en lo que era ahora, con los años y la experiencia criando a Teddy, aprendió a disfrutar la vida. Por todo eso que había vivido Harry se hubiera reído a carcajadas de las cursilerías de su estudiante y le hubiera dado una charla sobre la vida real, pero por alguna razón había terminado creyendo hasta la última sílaba.
- Profesor - la voz aterciopelada lo sacó de su repentino shock – hay muérdago sobre nosotros.
Harry levantó su cabeza para darse cuenta de que, efectivamente, había muérdago colgando del techo sobre sus cabezas. Harry había detectado los cinco muérdagos esparcidos por todo el restaurante con la intención de evitarlos lo mejor posible, pero todo el ajetreo lo había hecho olvidarse de ese detalle y había caído en la cuarta trampa mortal de la estúpida planta.
Al bajar la mirada se encontró con los ojos miel fijos en él y en medio segundo la nariz de Colin ya estaba rozando la suya. El muchacho sonrió antes de, con un movimiento rápido, quitar los lentes de Harry de en medio. Mientras el moreno parpadeaba intentando enfocar el rostro del muchacho en medio de su miopía, los labios ajenos atraparon los suyos. Los labios del más joven se afianzaron a los contrarios sin realizar ningún movimiento durante unos segundos, solo disfrutando de los suaves labios de su profesor.
El movimiento inició justo cuando Harry estaba recobrando la conciencia, el ritmo hipnótico y las manos fuertes que agarraron sus caderas enterraron la conciencia del mayor en las profundidades de su raciocinio, un beso absorbente que creó un agujero negro en los estómagos de ambos y lleno de un ahogado frenesí que provenía de alguna parte de su cerebro primitivo.
Se separaron apenas unos segundos, mezclando sus alientos, antes de volver a juntar sus bocas en un beso más tranquilo pero mucho más intenso, movimientos casi letárgicos en los que Harry sintió, con un escalofrío, una oleada de sentimientos demasiado demandantes que Colin insistía en trasmitirle con cada lenta embestida a su boca, derrumbando intencionalmente el raciocinio del mayor. El beso terminó por la falta de aliento de ambos, y Harry fue consciente de que estaba parado en la punta de los pies y con las manos enterradas en el cabello cobre buscando profundizar el beso, mientras que Colin sostenía todo su peso con un agarre mortal y posesivo en la curvatura de su cadera, justo en el punto donde la espalda perdía su nombre.
- No sabe cuánto lo amo – susurro Colin, apretando en un arranque de pasión el cuerpo más pequeño hacia el.
Fue el mismo Harry el que en un momento de cordura, poso sus manos en el pecho del chico y separo de un suave empujon ambos cuerpos, aún así, el sentimiento del momento no se rompió y Harry decidió seguirle la corriente a Colin por ese día, dejando que el chico lo arrastrara para donde quisiera de buena gana y se permitió, como hace mucho no hacía, divertirse sin analizar mucho las cosas.
Después de comer fueron a una exposición fotográfica donde Colin, muy orgulloso, le enseñó unas fotografías suyas expuestas en el lugar, a final de cuentas el de cabello cobrizo término tomándole una infinidad de fotos, aunque al principio solo le había pedido una. Harry juraría que el de ojos miel había tomado cerca de mil fotos suyas en toda la cita y en muchas de esas fotos Colin insistió en que aparecieran los dos juntos, prometiendo de mil formas que las imágenes nunca saldrían a la luz para calmar la intranquilidad de su profesor, finalmente Harry concluyó que el pasatiempo de su acompañante era inofensivo y dejo de darle tanta importancia al asunto.
Harry tenía que ser sincero, ese muchacho de sonrisa brillante y palabras de príncipe de cuento de hadas le había robado el corazón en un santiamén. Harry, en su tiempo de juventud, había jurado que odiaba a los hombres como Colin: dulces hasta la médula y llenos de palabras líricas envidiadas por los poetas épicos, la competencia directa de los príncipes encantados de Disney. De hecho, en ese tiempo conquistaba a las chicas con los trucos de un chico malo pero intelectual, casi bohemio… y cuando salió con unos cuantos chicos siempre todos cumplían con el status de "no seguir las reglas" y tenía un punto débil por las personas que no creían en el amor y evitaban esa palabra a toda costa. Como por ejemplo Ginny, quien nunca le había dicho que lo amaba… aunque ahora era claro que no se lo decía porque no lo sentía y no por algún cuento filosófico pero… bueno, en definitiva ese era un mal ejemplo.
Pero ahora, con ese joven que le decía que lo amaba como si hablara del clima… no sabía ni que le pasaba. Sí, Harry sabía que se había ablandado con los años y al moreno no le importaba aceptar que se había visto todas las películas de comedia romántica desde los 80's hasta la actualidad. Pero una cosa era ser un seudo romantico y otra era creer palabras que no se utilizaban desde la época de Shakespeare.
Después de la exposición fotográfica Colin decidió ir a tomar un chocolate para después dirigirse a patinar sobre hielo. Harry agradeció poder mantenerse, al menos, erguido sobre hielo. Tras hacer una pequeña parada para observar la guerra de bolas de nieve de unos niños ambos se dirigieron a refugiarse del frío en un bar.
Ese 23 de diciembre no había más que parejas en el lugar y ambos se divirtieron viendo todas las clases de parejas e intentar adivinar sus historias de "amor" (si eran amigos/novios, novios, casados… amantes). Tras un Mojito con más ron del adecuado, ambos hombres estaban lo suficientemente cansados como para despedirse, aunque Colin insistió en acompañar a Harry a su casa y el moreno, debido a alguna fuerza desconocida, decidió mostrarle al chico su dirección, bajando la guardia ante el de ojos miel.
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A la mañana siguiente se despertó solo tirado en la alfombra, recriminando entre dientes haberle mostrado su dirección "ultrasecreta" al chico y... no haber cerrado la llave del gas, aunque se saliera del tema. Con pasos perezosos logró llegar a la cocina e iniciar a preparar un desayuno… que a esa hora debería ser un almuerzo. A mitad de su brunch sintió su celular vibrar dentro de su bolsillo, sin mirar el remitente contestó.
- ¿alo? – dijo con la voz algo ronca, el silencio reino en la otra línea - ¿alo? – repitió algo enojado Harry.
- …¿papá? – los ojos de Harry se iluminaron.
- ¡Teddy! – chillo dejando de lado el jugo de naranja – Amor ¿Cómo estás?
- Genial, no sabes lo feliz que estoy al librarme del frío de Inglaterra – Harry rió ante el tono de su hijo.
- ¿acaso vas a llegar color canela?
- Voy a llegar como una langosta, me he pegado la quemada de mi vida
- Mi vida, te dije que el protector solar es importante, saber que la exposición a los rayos UV y UBV es…
- No llame para oir tu melodiosa voz dándome cantaleta, papá – dijo el niño en un tono muy similar al de Harry, ambos gruñeron al mismo tiempo – en fin ¿y tu que me cuentas de nuevo?
- Nada cariño – bostezo Harry – ya he salido de vacaciones – Harry se removió el cabello.
- ¿Qué vas a hacer hoy en la noche? – pregunto Teddy, de fondo se oyó el toque ligero de las cuerdas de una guitarra, Harry imaginó que su hijo tocaba distraídamente la guitarra mientras hablaba con él y teniendo en cuenta que en California era muy temprano de la mañana Harry supuso que su hijo estaba tan nervioso que no había podido dormir mucho… ahora que lo recordaba la presentación de navidad del campamento era esa noche, Harry sonrió con ternura.
- No lo sé, lo de siempre, cenar con Ron y Neville
- ¿el tío Ron no viajo este año? – pregunto curioso Teddy.
- No – dijo Harry – decidió honrarnos otra navidad más con su presencia y su siempre deprimente borrachera navideña – la risa del menor se oyó al otro lado de la línea - ¿y a ti cómo te ha ido con las chicas estadounidenses, picaron? – fue el turno de Harry para reir.
- Ni me lo menciones – gruño Teddy.
- ¿el acento británico ya no conquista como antes? – rio aún más Harry.
- Todo es tu culpa
- ¿mía? – pregunto aun entre risas Harry.
- Claro, he sacado tu mala suerte para las mujeres – ambos rieron al mismo tiempo – es por la maldición de la tía Ginny – Harry gruño, a su hijo le gustaba tomarle el pelo sobre su divorcio con Ginny, a pesar de los tres años en que vivieron los tres juntos (uno de novios, otro de casados), Teddy nunca había considerado a Ginny como su madre… tampoco que la chica actuará como una, parecía más una prima de Teddy que otra cosa.
- Esa maldición no existe
- ¿entonces solo eres feo? – Harry chasqueo la lengua.
- Deja de aprender cosas de Ron – el más joven rió al otro lado de la línea.
- Estoy nervioso – dijo el menor después de unos segundos en silencio.
- Lo se mi amor – dijo calmadamente Harry con una sonrisa maternal de esas que solo mostraba frente a su hijo – pero lo vas a hacer muy bien y luego me mandas el vídeo de tu presentación.
- Lo haré… creo que tu voz ya me dio sueño, papá – Harry rio.
- Como sea, mejor vete a dormir un poco más para que tengas energías en la presentación.
- Vale, te llamo más tarde pa' - se despidió Teddy colgando la llamada sin más.
Harry se desperezó y comió su desayuno con una sonrisa en la boca tras oír la voz de su hijo, justo cuando estaba lavando los platos la imagen de Colin golpeó su mente. Harry dejo lo que estaba haciendo y recordó de forma borrosa, como lo que había iniciado como una tierna e inocente cita había terminado en un restregon en una esquina oscura de su edificio. Una exclamación de horror salió de los labios de Harry al recordar el nivel de aquel beso que los había hecho arder de pasión en medio de las gélidas calles invernales. Sus manos cubrieron su boca al recordar el lío de caricias en el que se habían convertido y los besos desesperados que no parecían capaces de saciar sus deseos, Harry cayó sentado en el piso de la impresión cuando recordó la humedad de la boca contraria en su cuello y el gemido sordo que vibró en su pecho justo cuando una mano desnuda se deslizaba bajo su ropa y delineaba su cintura. El pánico lleno al hombre cuando no pudo recordar nada después de eso, ya era lo suficientemente malo haber arrastrado a un estudiante a semejante acto inmoral como para siquiera pensar que habían llegado más allá.
Tambaleándose Harry se levanto y cerro la llave del lavaplatos, algo era seguro, no había nadie más en su casa pero aún así… con las mejillas completamente rojas el moreno guio sus manos hacia sus glúteos, aún cubiertos por el pantalón que había vestido el día anterior, y con temor apretó el área… suspiro con tranquilidad al sentir todo en su lugar, no habían tenido sexo, al menos; pero eso no descartaba alguna situación embarazosa potencial, como un toqueteo fuera de lo estrictamente correcto o palabras subidas de tono de esas que a Harry le encantaba susurrar al oído cuando la situación subía de nivel.
- Mierda - se quejo Harry despeinando aún más su cabello, tendría que llamar a Colin para cortar la situación de raíz con una disculpa y un rotundo adiós, la situación no podía llegar a más.
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Nota: Cuéntenme que tal les pareció esta pareja poco conocida.
Espero que valoren mi trabajo ¡DEJEN REVIEWS!
Nos estamos viendo la próxima semana si Merlín lo permite ¡Feliz Día!
