Scrinium
Prólogo
Remus limpiaba un poco la ahora vacía habitación de Sirius en Grimmauld Place #12. Más que para ordenar, lo que quería era grabar en su memoria todo lo que quedaba de su gran amigo, el último de los tres. Después de todo, James había muerto y Peter era un sucio traidor. Sirius era lo único que le quedaba de aquellos hermosos momentos en Hogwarts y se había ido. Remus estaba consciente de que Harry sufría tanto como él, pero definitivamente eran tipos diferentes de dolor. Harry no creció con Sirius, y de la misma manera, Remus no veía en su amigo al padre que nunca tuvo.
De tanto estar moviendo cajas y libros no notó que alguien más había entrado a la habitación. Buckbeak empujaba insistentemente a un joven de unos 16 años hacía donde él se encontraba. Ese cabello negro de James y los ojos verdes de Lily le trajeron más miseria, pero se dignó a sonreírle a Harry Potter.
-Buenos días, Harry- lo saludó con una cansada expresión. –No creí verte en este lugar nunca más-
-Yo mismo estoy sorprendido. Después de todo, éste es el Infierno de Sirius. No hay una razón lógica para que yo quisiera quedarme con él-
-Estoy de acuerdo pero…- pausó al ofrecerle un asiento. –Supongo que tu también querías empaparte de memorias, ¿no es así?-
El pelinegro lo miró calladamente unos momentos antes de suspirar. –No puedo evitarlo. La culpa intenta torcerme el cuello-
-A todos, Harry, a todos- respondió, desviando la mirada. –Sirius no merecía la muerte todavía, considerando que ni siquiera se le había concedido la vida-
-¿A qué te refieres?- preguntó Harry con curiosidad.
Remus volvió a sonreír con su interminable cansancio en el rostro. –Recuerda que fue metido en Azkaban como a los 22 años y pasó ahí más de una década. Los Dementores son por sí solos la Muerte sobre la Tierra, así que podrás entender que le robaron demasiada vida a Sirius injustamente-
-Algún día, prometo que Wormtail pagará- dijo él, estrujando fuertemente su puño. Remus sonrió con sinceridad, pues James hubiera dicho lo mismo.
-Ahora bien. Estaba ordenando algunas cosas de Sirius antes de que llegaras y no te imaginas qué me encontre. ¿Quieres verlo?- le preguntó Remus con algo más de ánimo. Harry asintió infantilmente al verlo traer una gran caja. Buckbeak salió, de alguna manera u otra, por la puerta y los dejó solos. El castaño se inclinó hacia delante para ir sacando lo que la caja contenía y mostrárselo a Harry. La mayoría eran fotos de sus tiempos en Hogwarts, las cuales él no tenía en su álbum familiar. Quedó encantado de ver a los Merodeadores en sus tiempos de servicio, sonriendo como si una nube negra no se fuera a posar sobre sus destinos. Mientras las pasaba, Remus le explicaba que Lily tomaba fotos de James durante los juegos de Quidditch y muy pocas veces centraba sus tomas en otra cosa que no fuera él. Harry era feliz de ver la juventud de tantos conocidos, pero una foto lo hizo detenerse en seco. Remus lo notó. -¿Pasa algo, Harry?-
-Eh, no, no- respondió él un tanto confundido. –Es sólo que no sé quién es esta persona-
Le pasó la foto de la discordia a su acompañante para que la viera. Remus dejó escapar una ligera risilla antes de contestar. –No sabía que Lily les había tomado una foto-
-¿Quién es ella?- inquirió de nuevo el joven de cabello negro con creciente curiosidad. Después de todo, él no estaba vivo como para conocer a todos los amigos y enemigos de su padre y padrino.
-Su nombre es Artanis Fallendrake. Era la amiga más particular de tu madre, si mal no recuerdo-
-¿Era novia de Sirius?- preguntó inmediatamente el ansioso joven.
Remus se rascó la cabeza. –Pues sí salieron muchas veces juntos, pero decirte que eran novios no está dentro de mis parámetros-
-Lo haces sonar como si nunca le volviste a hablar a ninguno de los sobre el tema-
-Qué puedo decir… nunca he sido demasiado metiche con los asuntos de los demás y ahora es un poco complicado siquiera pensar en Sirius-
-Sí…- contestó Harry, dando paso a un largo y perturbante silencio entre ambos. Algo más vino a su mente. –Pero ella no ha muerto, ¿o sí?-
-¿Artanis? Oh no, no. Sigue viva. De hecho, es una de las más reconocidas dragonólogas del Mundo Mágico. La próxima vez que veas a Charlie Weasley puedes preguntarle sobre ella-
-Lo haré, lo haré…- dijo, mirando la foto con más detalle. El joven Sirius cargaba a la tal Artanis en su espalda y ella, con aparente desosiego de tal acción, se aferraba a su cuello. En la foto se podía ver a Sirius riendo por la aparente resignación de su "jinete". Sobre la cabeza de ella estaba un reptil blanco difícil de describir.
-¿Cómo era ella?- preguntó de pronto. –No parece tan animada como Sirius-
-No lo era y creo que no lo será nunca. Artanis tenía un pequeño problema en lo que "sociabilidad" se refiere. De nosotros cuatro, yo era el que más le hablaba. A veces la incomodaban las demás personas de la torre de Gryffindor-
-¿Alguna razón en especial para ello?-
-Según me comentó una vez, se suponía que iba a entrar a la casa de la Serpiente. Las que si entraron ahí ya eran amigas suyas. El momento en que el Sombrero Seleccionador la mando a nuestra mesa, se desanimo notablemente-
-Su familia ha de haber estado en Slytherin en sus tiempos, supongo-
-Sólo su padre. Lycaonne Fallendrake estuvo en Ravenclaw. Es curioso, si me lo preguntas-
-¿Y qué es ese animal que tiene sobre su cabeza? No parece nada que yo haya visto antes-
-No lo es, de hecho. Todos nuestros años en Hogwarts, ella dijo que era una iguana albina de los Galápagos pero para el verano después de la graduación confesó que en realidad era una cría de Firegrave Alemán-
-¿Y eso es…?- inquirió Harry para obtener una explicación más contundente.
-Ah sí. Lo siento. Es una especie de dragón que su madre descubrió-
-¿En qué trabajaba su madre?-
-Era dragonóloga, igual que ella. Te veo muy interesado en Artanis-
-Lo que sea con tal de distraerme de… Sirius-
Otro pequeño silencio los incomodó un rato mientras Harry terminaba de revisar las fotos y Remus de acomodar. No fue hasta que el hombre lobo se volteó que las palabras volvieron a resonar en las paredes.
-Mira lo que encontré, a lo mejor te sirva de algo- le dijo, pasándole un pequeño libro maltratado por el tiempo y por su dueño original.
-¿Es acaso un diario?- dijo Harry más que preguntarlo antes de tomarlo en sus ansiosas manos.
-No, no lo es. Simplemente un libro de anotaciones que Sirius usaba para todo… menos anotaciones- contestó Remus con cierta alegría. Harry lo abrió y comenzó a examinar su contenido. Efectivamente no tenía escrito nada relacionado con sus materias pero sí se podían leer gran cantidad de comentarios sobre citas sociales, paseos a Hogsmeade, inventarios de travesuras, e incluso el número de veces que había puesto a "Snivelly" en su lugar. Leer todo lo que había ahí le subía bastante el ánimo, tanto así que se olvidó de una supuesta novia que Sirius tuvo en sus años de joven.
Remus, por otro lado, vagaba cómodamente por sus recuerdos hasta toparse con la Artanis Fallendrake de 17 años que vivía en su memoria. Los ojos azul hielo, enmarcados por un par de mechones rojo sangre lo miraban indiferentemente, como si ella fuera un juguete viejo que Remus superó hace mucho tiempo. Lupin se remontó mucho tiempo atrás para desconectarse de la triste realidad. De alguna manera u otra, otros dos, en un lugar muy lejano, también lo hicieron.
Este es el prologo de un fic de Hp que me dio la gana hacer. Lo continuare cuando tenga tiempo, pero espero que les guste. No tomen nada de lo que dice aquí muy apecho, pues mis introducciones casi nunca determinan el resto del fic.
Atte, El Cadejos.
