Este fic se lo dedico a mi pequeña mademosille Paddy (Sandra para el resto de mortales XD). Porque si no existieras habría que inventarte XDD (Tranquila, algún día encontraremos a nuestro Manji, pero con brazos y piernas en su sitio XD)

Y gracias a Maky Kaos (¿Lo escribí bien?) por su entusiasmo. Perdón porque no sea un fic largo ^__^U

Disclaimer: Todos los personajes de La espada del Inmortal pertenecen a Hiroaki Samura.

A TU LADO

Mientras regresaba a la casa que compartía con Giichi, Hyakurin iba haciendo un repaso mental de su vida.

Cuando terminó, chasqueó la lengua decepcionada; no había tenido una vida muy memorable, todo había que decirlo: un marido que había matado al hijo de ambos y que había intentado matarla a ella (ese recuerdo lo desechó rápidamente, después de tantos años aun le resultaba doloroso), luego su entrada al mugai-ryu.

Hyakurin profundizó más en ese momento de su vida. La verdad es que si lo pensaba bien, su estancia en ese grupo tampoco había sido tan mala... había sido peor: allí había conocido a ese malnacido de Shira, habían matado a Shinriji (por mucho que se metiera con él, en el fondo le tenía cariño), la habían secuestrado y violado (y en unos meses nacería el fruto de esa violación)... pero ¡ey! Tenía que mirar el lado bueno del asunto; había conocido a Giichi, y eso hacía que todo lo demás pareciera un mal sueño.

Y finalmente, después de todos esos despropósitos, la disolución del mugai-ryu.

Durante un tiempo creyó que no lo iba a volver a ver, pero un día lo encontró. Con aspecto de dejadez y sin esas horribles gafas que ocultaban sus ojos.

Recordó una cosa que le dijo a Rin el día que se conocieron: "Jamás te enamores de un samurai." Giichi no entraba en esa categoría, ¿cierto? Bueno, no era un samurai, pero un angelito tampoco.

Hyakurin frunció el entrecejo. Ahora que lo pensaba, él solo estaba a su lado porque quería al bebé que ella llevaba en el vientre... ¡Malditos hombres! Solo se movían por interés.

Por fin llegó a su destino y vio a Giichi agachado ¿recogiendo sus cosas?

La mujer le reclamó el porque de sus actos.

- "Alguien a quien debo mucho está en graves apuros."

Enseguida supo a quien se refería: Habaki. Tsk, por ella como si moría con los miembros gangrenados.

"A quien debo mucho", decía. Habaki le había dado dinero para que curara a su hijo y este, al final, había terminado mueriendo. No le debía nada, pero Giichi tenía una especie de fijación hacía Habaki que Hyakurin no terminaba de comprender.

Pero bueno, aquí lo importante era que ¡quería irse sin ella! Eso si que no. ¿No le dejaba perder el niño porque quería cuidarlo él y ahora quería irse dejandole el problema? ¿Quería dejarla sola otra vez? No y mil veces no. Él se iría, pero ella lo seguiría donde hiciera falta. Al fin y al cabo era su Giichi, con defectos incluidos.

Hyakurin se quitó la peluca morena dejando libre su pelo rubio teñido, luego le tocó el turno al kimono, dejando ver ese vestido tan corto que hacía resaltar sus largas piernas.

- "No es la mejor ropa para viajar en pleno invierno, supongo..."

*C'EST FINI*

Notas finales: Cutre final (pero en mi cabecita quedaba bien). Pues el fic está basado en el tomo 22, y lo que dicen tanto Hyakurin como Giichi está sacado de allí, por eso lo he puesto entre comillas. Y como no recordaba la vida de esta mujer, pues he tenido que repasar por encima todos los otros tomos, así que si me he dejado algo o algo está mal, lo siento. Nos leemos.