Capítulo 1
Comprar:
Leche
Pan
Yogur
Cereales
¡No dejes que Evan y Peter te convenzan de comprar porquerías!
Si alguien ve mi lista, diría que soy una adolescente inmadura lidiando con dos mocosos, pero en realidad soy una adulta inmadura lidiando con dos mocosos de hijos.
-¡Mamá!-gritó mi hijo Evan desde unos metros de donde yo estaba-¡¿Podemos comprar esto?!-señalo la mantequilla de maní de su mano-Por si la tía Johanna quiere quedarse-sacó su labio inferior
-La tía Johanna está de viaje, así que busca una excusa más factible-argumenté evitando mirarlo. Era un maldito adorable.
-¡Mamá! ¿Podemos conseguir nutella?-vino Peter con un una seria de ingredientes, supongo que para hacer hotcakes, los amaba más que a su propio hermano.
Tengo 25 años y MELLIZOS… oyeron bien… MELLIZOS, el bastardo de Cato sabia como poner las cosas, especialmente si se desvanece de un día para el otro.
Suspiré resignada, luchar con ellos dos era un reto perdido.
-Ya saben lo que deben hacer-dijo cruzándome de brazos evitando sonreír.
Ambos se miraron disgustados.
-Mamá… ¿Es completamente necesario?-preguntó Evan asustado.
-Si mamá es un lugar público-dijo Peter con el mismo miedo en su voz.
-Okey, no habrá hotcakes-digo tranquilamente tomando las cosas que trajeron para llevarlas a su lugar.
Entonces mis dos niños sacaron las cosas de mis manos, las pusieron en el carrito con mi ayuda y se abalanzaron sobre mí y me dieron una montaña de besos en una mejilla cada uno.
-Espero que hagas los mejores hotcakes de tu vida-dijo Evan cuando terminó.
-Espero que no haya nadie de la escuela-dijo Peter preocupado.
Me reí por este par de mocosos y fuimos a comprar lo que faltaba, mientras algunas personas observaban con cariño y otras con curiosidad, unas cuantas porquerías más.
Somos los nuevos del pueblo. Para mi mala suerte, una madre adolescente recién recibida con dos hijos no es lo que uno espera realmente, especialmente en un pequeño pueblo acomodado donde todos se conocen con todos.
Eran las 10:00 a.m, odiaba las mañanas. Para mi mala suerte, mis niños las adoraban, decían que una mañana perdida, era un día perdido… ¿De dónde demonios sacan esas cosas y por qué no pueden ser como los niños de su edad? De verdad quería ir en la tarde, pero este par de mocosos insistieron en ir en la mañana así podían jugar… así qué ahora tendría que buscar la forma de entretener no a uno, sino a dos chicos de 6 años cuya energía definitivamente no heredaron de mí. Por dios, esta última etapa del verano seria complicada.
Terminamos de pagar todo y fuimos a la camioneta. Cuando logramos subir todo, nos dirigimos a la nueva casa que compramos.
Era linda: ya saben un tanto grande para nosotros, pero en fin, muy práctica: tenia 6 habitaciones todas con baño (llegue a la conclusión que sería lo mejor ya que todo el mundo conoce mi problema de no poder negarme frente algunas peticiones y todos decidían quedarse en mi casa); una cocina, un comedor, un salón, mi estudio, la pequeña zona del lavadero, un salón de juegos y un enorme patio trasero con una piscina. Jamás terminaríamos la maldita casa, pero en fin, mis hijos la amaron cuando la vieron y mamá todavía no podía perfeccionar el "no".
Debo admitirlo: fue complicado al principio, especialmente en la universidad… pero ahora ya recibida con mi título de administración de empresas desde los 21 años (me juré a mí misma en cuando me enteré del embarazo que haría lo imposible por terminar mis estudios rápidos, claramente cambio cuando eran dos, pero con una niñera cortesía de mi papa los primeros dos años de mi vida resultó), logré ayudar a mi papá a expandir la empresa de mi papá a todo estados unidos y pronto abríamos nuestra primera sede en Canadá… él estaría realmente orgulloso de todo lo que empezó con un pequeño local en un pequeño pueblo en las afuera de Luisiana.
Suspiré. Falleció hace un par de meses, de una infección en el estómago. Los médicos no pudieron hacer nada. Me permití llorar solo una noche, ya que necesitaba permanecer fuerte por los niños, e hice lo imposible para que ellos se lo tomaran de la forma menos negativa. Estuve contándoles muchas historias de lo que yo creía que él estaba haciendo, como reparar su propia camioneta.
Mi mamá es otra historia. Está deprimida y cuando le hable para mudarse conmigo se negó rotundamente, argumentando que tenía a Prim, mi hermana menor que en un tiempo tendría que ir a la universidad. Sé que no quería irse de la casa, que eran demasiados recuerdos para tirarlos todos tan de repente.
Cuando llegamos, los vi corretear mientras ellos entraban a la habitación y entraba con todas las bolsas para acomodar todo en la alacena. Y, al pasar por el salón, pude distinguir algo: unas maletas color rojo…
¿Qué…?
No pude terminar de formular la pregunta porque mi teléfono sonó con el tono del mensaje en mi bolsillo izquierdo. Lo tome rápidamente
Prometo explicártelo todo en cuando los niños estén ocupados y nosotras solas. No me mates. Prim.
Escuche unos gritos de dos niños y mi corazón paro un centésimo de segundo, porque para cuando este terminó, yo estaba subiendo las escaleras como una demente.
-Ya ustedes dos nunca cambiaran-dijo una voz demasiado familiar. Se estaba riendo.
-¿Por qué no nos dijiste que vendrías?-preguntó Peter emocionado.
-Nos asustaste-acuso Evan-no salgas de los armarios así nunca más.
-Ustedes dos son igual de miedosos que siempre-dijo Prim tratando de zafarse del agarre de mis dos hijos-recuerdo cuando les tenía que dejar la luz prendida los fines de semana después de contarles unas historias de terror.
Cuando me vieron, los tres se quedaron un rato.
-¿Por qué no nos avisaste que venía la tía?-preguntó Evan con cara acusatoria.
Iba a responder pero fui interrumpida.
-Era una sorpresa-dijo Prim… vaya sorpresa-¿Adivinen quien les trajo regalos?-dijo y los niños comenzaron a saltar.
Bajaron rápidamente mientras yo lo hacía despacio y asombrada con millones de preguntas revoloteando en mi mente…
Les compró juegos para jugar en el patio en Madrid… me hubiera gustado regañarla, pero me era imposible por mi estado de asombro…
-Evan, vayamos a probar esto-dijo Peter señalando los juegos. El definitivamente pudo sentir como Prim y yo necesitábamos hablar.
Cuando ambos se fueron, abril mi boca para hablar pero fui interrumpida, otra vez por mi hermana.
-Vayamos a la cocina para vigilar a los niños y te contaré todo… si te quedan preguntas, las responderé pero será mejor que lo saque todo de golpe-dijo Prim preocupada. Ella no era así, por lo que me preocupé y asentí.
-Prepararé café mientras tú me lo explicas-concedí y fuimos a la cocina.
Cuando llegamos, empezó a hablar mientras yo preparaba el café.
-Estaba entrando de la casa, cuando observe que no había nadie. Me pareció extraño porque ya sabes… ella no sale de la casa desde… le dejé mucha comida para que no tuviera la necesidad y le pedí al vecino si podía vigilarla. La cuestión que cuando entré a la cocina vi una carta en el mármol… cuando la abrí casi enloquezco: decidió internarse en la clínica porque fue al médico y le dijeron que tenía depresión y que debía permanecer un mes para curarse… le dijo que debería internarse hoy mismo por la situación y le pidió al vecino que la lleve e hizo sus maletas… imagina mi reacción: tomé mi auto y corrí a la clínica: me dijo que venga contigo, que preparé todo en la universidad y que ni se me ocurriera contarte de esto, porque te preocuparías innecesariamente y los niños son tu prioridad... pero te lo digo porque sabes que no se mentir y que odias que te excluyan…
Yo permanecía en shock desde que menciono "mamá internada"…
-¿Estas bien?-pregunté de repente
Se encogió de hombros… Esto era demasiado para una chica de 18 años.
-Estoy bien con que lo haya hecho-dijo Prim de golpe-realmente no podía seguir así, debería poder continuar su vida y estar feliz y siento que esto es una nueva oportunidad…
-Yo estoy por asesinarla-dije de repente-soy la mayor y debería saberlo primero y ella simplemente quiere esconderme estas cosas…-dije furiosa.
-Escucha, ella simplemente pensaba en los chicos, no creo que ellos deberían enterarse de esas cosas a su edad y por eso…
-Mis hijos tienen 6 y yo 24, hay cierta diferencia-dije enojada. Cuando soy orgullosa, no hay nadie que cambie…
-Escucha hagamos un trato: tranquilízate, date un par de semanas para procesarlo y que ella este a mitad del tratamiento y cuando eso pase cuidare a los chicos el fin de semana e iras y puedes hablar con ella.
… Excepto Prim. Ella suele hacerme ver las cosas con mal claridad. Resignada la abrace.
-Te puedes quedar todo lo que necesitas… incluso hasta comenzar la universidad-dije tranquilamente.
-No causaré problemas… pondré dinero en la casa e incluso buscaré un empleo mañana…-dijo apresuradamente.
-Sabes de sobra que no es necesario-dije.
Me gusta ver como la herencia no cambio un poco a mi hermana. Papá nos dejó la cadena de tiendas de deporte a mi mamá, mi hermana y a mí junto con otras cosas y me vendieron la parte de la empresa, ambas querían regalármela y ya pero no iba a permitir: me negaba rotundamente a que no tuvieran algo de dinero para hacer sus cosas. De hecho la revista Forbes la nombró una de las herederas más jóvenes con más dinero de 18 años.
Los niños disfrutaron un rato de juego hasta que a las 11:30 a.m entraron a la cocina agotados.
-¡A Peter se le ocurrió ir al parque a hacer un picnic! –dijo Evan emocionado.
Le sonreí. Pudo mi tensión y la melancolía de Prim tras esa sonrisa y no hay nadie que le agrade más a Prim que un buen picnic.
-¡Qué gran idea!-exclamó Prim emocionada.
Hicimos sándwiches de todo tipo, empacamos algo de bebida y unos vasos descartables con un mantel y nos acomodamos en la camioneta.
El camino se hizo corto entre las canciones que cantaba Prim de Taylor Swift. Los chicos no podían evitar reír ante su loca tía.
Llegamos y pusimos todo en un mantel y nos dispusimos a comer entre bromas y risas.
-Ya conocen las reglas: 1 hora de juegos y nos encontramos en el estacionamiento-dije mientras ellos asentían-manténganse alerta por si los llamo-les di un teléfono de emergencia por si acaso a cada uno. Este parque era innecesariamente grande y demorábamos horas hasta encontrarnos y este método funciona bien.
La hora post-cena se pasó entre ponernos al día y las bromas con mi hermana… habían olvidado lo mucho que la necesitaba y este mes sería mucho más satisfactorio… como solía decir alguien "o le ves el lado bueno o resígnate a vivir sufriendo". Sea quien sea, tenía razón.
Cuando se hizo la hora, Prim y yo nos encaminamos al auto y para mi sorpresa, mis hijos ya estaban esperándonos.
-¿Qué les pico a ustedes dos?-pregunte en broma. Jamás eran puntuales cuando de jugar se trataba.
-Nada, vayámonos de aquí-dijo Peter nervioso mientras Evan rodaba los ojos.
-Dame, tía yo la pondré en el baúl-dijo Evan tomando la canasta.
Puse una mueca… ¿Qué les sucedía? De todas maneras tenía muchas tareas caseras que hacer asi que no tuve la oportunidad de discutir y cuando finalmente Evan terminó de poner las cosas en su lugar y subió, arrancamos.
El viaje se hizo un poco lento ya que Peter no dejaba su ansiedad de lado y Evan le daba golpecitos para tranquilizarlos…
-Ustedes dos me dicen que es lo que están tramando o los obligaré a besarme en público 6 meses-dije ya en casa mientras Prim bajaba a sacar la cesta con las cosas.
-Mamá, nosotros…-dijeron pero algo los interrumpio. El grito de Prim.
-¡Katniss!-dijo gritando nuevamente.
Salí corriendo y la cara de susto de mi hermana.
-Prim… ¿Qué de…?-y me quedé en shock al ver lo que estaba señalando mi hermana.
No. No, por favor, no que no sea de verdad por favor. Los mataria, estarían 6 meses sin televisor si llegaba a ir a prisión…
-¡Vengan acá ahora mismo si no quieren morirse!-acusé cuando los vi yendo sigilosamente en la casa-Ustedes dos… están castigados…
-Mamá…-dijo Peter triste.
-¡Mamá nada!-dije enojada y no mirándolos. Posiblemente se pondrían a llorar y yo me ablandaría… pero esta vez se pasaron, así que debían afrontar las consecuencias-¡¿Saben que puedo ir a prisión, verdad?!-pregunté llena de ira.
-No-dijo de repente la razón de mi ira.
Era una pequeña niña de como mucho 3 años… estaba vestida con una remera rosa clara, unos shorts con un rosa más oscuro y unas chanclas con los dos gamas de rosa que mencioné. Tenía su cabello rubio recogido en una coleta y sus ojos azules me miraban fijamente. Se paró en el baúl.
-Ellos me salvaron-dijo con el tono más dulce que jamás oí
Ahora no Katniss… estas poniendo un limite
-Deberías escucharlos-dijo Prim-¡No me mires así!-dijo acusándome.
-Mamá, una señora la estaba maltratando-dijo Evan suplicante-mira su brazo derecho-volvió a decir suplicante.
Si bien me negué, ella me lo mostró. Estaba rojo y arañado y pude ver bien que ella estuvo llorando. Que perra la que le hizo eso.
-Yo solo quería ir a jugar-se encogió de hombros.
Yo seguía muda… y me di cuenta que si seguía así me pondría a llorar… ser mamá me suavizó.
-Vamos a curarte esto-dijo Prim finalmente. Ella de verdad quería ser medica con todo lo que era, aunque un tiempo se inclinó por la enfermería-Katniss voy a hacerla entrar-dijo finalmente.
Me quedé un rato después que todos entraron y me di cuenta que tenía un bolso rosa que decía el nombre Eva con lentejuelas de rosa más oscuro. Lo tomé, cerré la puerta y entré. Así que así se llamaba.
Una vez en la cocina vi que todos estaban alrededor de Eva.
-Ya está-dijo Prim plantándole un beso en la mejilla.
-Eres mucho más amable que enoboba-dijo y causo la risa de Evan y Peter-y mas bonita-dijo sonriendo.
-¿Por qué no van a la piscina?-sugerí tranquilamente-¿Tienes un traje de baño aquí?-pregunté.
Oímos un ruido y mis hijos escondieron la risa.
-¿Comiste algo?-pregunté preocupada.
Negó con la cabeza. Que no me encontrara a esa mujer.
-Tenemos sándwiches que nos sobraron-dijo Peter preocupado sacando de la canasta un sándwich.
Mis hijos la acicalaron y luego insistieron que debían jugar en la pileta.
Asintió rápidamente y subimos a mi cuarto.
En el bolso mientras estaba revisando lo que tenía encontré un teléfono. Un teléfono.
-Oh por dios… ¡Eva! tienes un teléfono-repliqué emocionada-¡Podemos llamar a tus padres!-exclamé.
Ella sonrió al ver lo emocionada que estaba y pude ver algo de tristeza en su cara. Cuando terminé de cambiarla marqué el 2. Yo hice eso con mis hijos… aunque para dejarlo claro, una madre que dejaba a su hijo con una mujer así no debía ser muy lúcida…
Me sorprendí al ver que cuando marque el dos, aparecía la palabra papá en letras mayúsculas...
Se comunicó con el teléfono de Peeta Mellark… deje un mensaje…
No terminé de escucharlo porque corté.
-¿Qué sucede?-preguntó mi hermana ya cambiada.
-Encontré un teléfono…-dije señalando.
-¡Eso es bueno!-dijo contenta.
-¡Si no fuera por el hecho de que no responde!-dije completamente frustrada.
-Escucha, la llamada perdida quedará registrada, así que te llamara en cuanto vea la llamada.
Asentí rindiéndome y Prim fue a abrir la puerta del patio trasero para que los chicos salieran…
Yo, mientras tanto, me cambie y los seguí a la pileta.
-Será mejor que cuiden a Eva, ¿Entendieron?-pregunté señalándolos.
Ambos asintieron y se turnaban para cuidarla. Mientras tanto, yo y Prim nos dispusimos a tomar nuestros respectivos libros, acostarnos en las reposeras y leer. Entre tanto, dejé el celular en una de las mesitas por si llamaban.
Los chicos salieron de la pileta un buen rato después y se sentaron con nosotros. En eso Peter vino a sentarse a mi lado.
-¿Sigues enojada?-preguntó cautelosamente.
Lo miré.
-Comprendo que quieran ser héroes a veces, y que la quisieron rescatar… Pero por favor, la próxima vez me avisan y encontraremos una manera más civilizada de conseguir que no lastimen a Eva-dije mirándolo fijamente.
-Tienes razón-suspiró-simplemente se nos salió de las manos…
-Bien-dije abrazándolo.
-¿Estamos castigados todavia?-preguntó haciendo un mohín.
-Depende… si voy presa, definitivamente si, si no… solo los besaré públicamente un mes-dije y mis hijos gimieron en forma de queja.
En eso el teléfono sonó. Quedé en shock.
-¡Atiende!-me animó mi hermana.
Tome una respiración para agarrar coraje y atendí rápidamente.
-¿Es usted el señor Mellark?-pregunté. Aun recordaba el contestador
-¡¿Usted tiene a mi hija?!-preguntó nervioso y enojado-¡Será mejor que la deje o si no…!
-Llévalos adentro-dije. Me estaba amenazando. Ese cabrón me estaba amenazando
Los llevo corriendo adentro sabiendo que la Katniss arpía saldría en pocos segundos.
-¡Para empezar, la perra que contrato como niñera le arañó el brazo a su hija señor responsable! Por otro lado, lo peor que le habré hecho dejar que mis hijos le den dulces y usted no me va a venir a amenazar a mí… porque si mal no entiendo si su niñera hubiera sido responsable no estaría aquí… ¡aprenda a cuidar a su hija y cuando se tranquilice me llama!
Colgué furiosa y recé porque los niños no me hubieran escuchado maldecir como el mismo diablo.
Por suerte estaban todos en la pantalla embobados.
-¡Mira mamá, es la tía Johanna!-dijo emocionado mi hermano Evan.
La vi finalmente embobada: el titulo decía: "James Hemil logra victoria en el juicio con su mujer". James Hemil es un famoso empresario: se casó hace poco con una supermodelo y no firmo acuerdo pre-nupcial, lo que llevo a que cuando su linda esposa se quisiera divorciar le debería dar la mitad de su patrimonio. Para la mala suerte de ella, James tenía a la abogada más perra que jamás conocí y conoceré: Johanna Mason, mi mejor amiga por cierto. Con este juicio se consagra como la primera abogada en lograr ganar un caso así: lograr un divorcio donde cada uno se quede con sus bienes sin la intervención del contrato pre-matrimonial.
-¡Llámala!-grito Evan emocionado.
Sin pensarlo dos veces tomé el teléfono y la llame: me importaba un bledo la hora de Londres, solo quería saber todo.
-¡Al fin la gran Katniss Everdeen se ha dignado a llamarme!-dijo una voz cargada de ironía-¿Te pillo ocupada?
-¡Dios Johanna recién lo acabo de ver!-dije rodando los ojos-¿No puedes ser linda un momento?
-¿Qué es linda?-preguntó con su más grande sarcasmo.
Ambas estallamos a reír y volvimos a hablar.
-¡Podrás conseguir trabajo donde quieras!-exclamé emocionada.
-Ojalá haya algún trabajo en ese pueblito en el culo de américa-masculló molesta.
-¿Quieres venir aquí?-pregunté asombrada.
-No es justo que Annie se mude en un tiempo y estén ahí viviendo sin la perra suprema-dijo relajada-no te pongas sentimental que voy por los mocosos…
Ella los ama completamente, y ellos a ella. Recuerdo que cuando Cato me mando dinero para "hacerme cargo" al otro día apareció el carro del hijo de puta con una sorpresita llamada estiércol y después pudo ver que estaba abollado. Ella era realmente una perra pero usaba sus instintos para una buena causa.
-Los mocosos quieren hablar contigo-dije pasándole el teléfono y pude sentir como una sonrisa se le formaba en el rostro.
En eso vi como el teléfono de Eva volvía a sonar y ella atendía rápidamente.
-¿Papi?-preguntó asustada-Ya… cálmate, estoy muy bien, me cuidaron-dijo tranquilamente-no te disculpes, hasta a mí me pareció educada-continúo-¡No! Me han cuidado de maravilla y quiero volver para venir a jugar-dijo sonriendo-sí, los chicos me dijeron que podía venir cuando quisiera-¿Mis hijos? Por alguna razón no odiaba la idea-No quiero tener más niñeras o me llevas con la abuela o me quedo con Katniss-prosiguió. Debería está asustada o flipando porque dijera una cosa así pero yo simplemente sonreía y pensaba que no iría presa-sí, te comunico.
Me negué a atenderlo y le pedí a Prim que hablara con él. Le seguiré dando sus putazos cuando lo vea, pero ahora necesitaba calmarme… Posiblemente sea un viejo y gordo del que me podría reír cuando volviera de retirar a su hija…
Mierda.
Era un cabrón atractivo: pelo rubio, con un corte moderno, ojos azules y unos rasgos de cualquier modelo Armani. Se notaba que tenía musculatura y tenía una camisa con los primeros botones desabrochados y la camisa arremangada… posiblemente se quitó la corbata y el saco por el estrés…
Okey, si no fuera por el hecho de que prometí no acostarme con nadie a menos de que tuviera una sensación rara, realmente me lo montaría…
¡¿Qué demonios Katniss?! Tú no eres así… ¿Tienes dos hijos, recuerdas?
-¿Es usted la señorita Everdeen?-pregunto con voz tensa mirándome de arriba a abajo.
Me vi también… doble mierda seguía con la bikini y un short. Lo mejor será actuar como si ya lo notara y como si fuera una perra.
-Sí, la que va a demandar-respondí secamente tirándole el bolso de Eva-ahora le traigo a la niña, por cierto de nada por haberla alimentado cuando la perra esa no le dio nada de comer.
Lucio molesto, pero no conmigo… si no por lo que mencioné.
-¡Niños, traigan a Eva!-dije rápidamente desde la puerta.
Corrieron con Eva mientras la sostenían a ambas manos.
-¡Papi!-dijo contenta corriendo a sus brazos
-¡Eva!-dijo como si una parte de él volviera y todo fuera mejor.
Triple mierda… no solo era un cabrón atractivo, sino que esa cosa de padre adorable le daba su morbo…
BASTA.
-¿No debería darle las gracias a mi mamá por cuidar a su hija?-preguntó Peter molesto. Seguramente vio como lo miraba y odiaba a todos los hombres de mi edad.
-Gracias-dijo honestamente-y también…
-Bueno, deberían irse, ya se hará tarde-dije. No quería otra pelea.
Vi cómo se iban al auto y antes de que arrancara…
-¡Espera!-dije molesta conmigo misma-agende mi numero en el celular de Eva… realmente apestas eligiendo niñeras…
Y con eso, me fui y lo deje con la última palabra.
Estoy retomando eso de escribir fanfic despues de una pausa de como 3 años... asi que tenganme pasciencia... jaja ojala la disfruten y la amen tanto como yo amo escribirla...
