SasuHina.

Primer Capítulo

"Mi Opinión".

Disclaimer: Los personajes de Naruto le pertenecen al glorioso y asesino de mi Neji Masashi Kishimoto… Si yo tuviera la suerte y la habilidad de él no andaría por ahí matando a los personajes más geniales de mi historia T_T te odio/amo Masashi. Buaaa. Ah y los nombres raritos los he sacado yo. ¿Vale?

-Me inspiré mucho en las películas "Aeon Flux", "Violleta", "Sky Blue".

Advertencias: UA/ OOC (creo que tengo ciertas aficiones al OOC xD)/ Lemon/ Armas/ Violencia.

Tengo desde hace más o menos un mes con esta loca idea en la mente, así que decidí hacerla historia para ver qué tal sale, ¿y qué mejor que probar con la pareja que siempre obtendrá el primer lugar en mi corazón? Sasuke y Hinata. Aquí va.

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La mullida cama era el mejor asiento que podía encontrar en este momento. Apretó sus piernas con sus manos doblándolas como una niña asustada. Y es que lo estaba. Estaba asustada hasta la última hebra de su azulino cabello. Ella había decidido decirle "NO" al ambiente "perfecto" en el que había crecido junto a su adinerada familia perteneciente a la más alta sociedad de la Utopía llamada Konoha. De eso hacía una miserable semana. Había huido cansada de tanta perfección que ella sabía era una mentira. Y ¿quién diría que ella, Hinata Hyuuga hija del gran Hiashi Hyuuga, estaría en una pequeña habitación de una de las deplorables ciudades obreras?

Se levantó, aguantando por todos los medios sus lágrimas. La habían desterrado de su hogar, de su familia, pero no se arrepentía. Ella había hecho valer sus pensamientos, cosa que la mayoría ya no hacía.

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Flashback.

«La mesa era rodeada por los hombres y mujeres más influyentes de toda Konoha, discutían abiertamente sobre el futuro de la Utopía que tanto trabajo les había costado.

—En verdad pienso que deberíamos ponerles mano de hierro —una regordeta mujer habló en un tono chillón haciendo ademanes con la mano para enfatizar su oración.

— ¿Usted lo cree así Kata-sama? —Un hombre de mirada severa preguntó tratando de mostrarse abierto a opciones.

—Claro Danzou-sama. Los rebeldes tomarán su paciencia como debilidad, y así no se podría seguir manteniendo su sueño que es Konoha.

Hinata, como futura heredera del clan Hyuuga, estaba sentada al lado derecho de su padre mientras oía con mucha atención cada palabra que salía de la boca de esa mujer. La ojiperla nunca había sido alguien que guardara rencor o algo por el estilo pero ver a esa mujer hablaba le era sumamente insoportable. Hinata dirigió su mirada al Líder de todos los terrenos que podían verse en la plenitud de cualquier espacio libre y amplio, o meramente desde cualquier gran edificio, el llamado Hokage Danzou. Lo vio removerse sutilmente en su silla, mientras parecía analizar las palabras de la mujer.

— ¿Qué sugieren que haga, son mi consejo después de todo?

—Debería empezar subiendo el impuesto a los de las ciudades obreras.

Hinata vio con asombro la cara de su padre quien con mirada serena había pronunciado tan severas palabras.

—Buena opinión Hiashi-sama —esta vez habló un hombre de larga cabellera negra y lacia con ojos amarillentos que daba el aspecto de una serpiente— con eso, los rebeldes quedarán amenazados y sin duda se sentirán culpables por querer arremeter contra nosotros.

—Tiene toda la razón Orochimaru-sama —Hiashi le respaldaba la opinión al pelinegro.

—Bueno, entonces está decidido… —Danzou colocó ambos brazos descansando en la silla— Gracias a ustedes he llegado a una buena conclusión, se le aumentará el impuesto a la clase obrera y el que se atreva a negarse será severamente castigado.

—E-Estoy en d-desacuerdo —Hinata se había armado de total valor para opinar, y es que la rabia que tenía en ese momento era un detonante que disipaba cualquier duda y temor, a sus 20 años ella se decía que era una mujer capaz de opinar abiertamente aunque su timidez nunca antes la dejara.

— ¡Hinata! —Su padre la gritó en medio de todo el mundo a manera de reprimenda demostrando en su mirada perlada la más grande de las furias que ese hombre había podido tomar por culpa de ella veces anteriores — ¡Pídele disculpas a Danzou-sama ahora mismo!

—Y-Yo n-no lo haré, Gomen nasai Oto-sama. —Hinata miraba a su padre con las mejillas rojas de vergüenza y sus ojos llenos de determinación— P-pero n-no estoy de acuerdo.

—No me avergüences más Hinata… tú…

—Espera Hiashi-sama. Déjala que hable. A ver Hinata-san… ¿por qué no estás de acuerdo?

—N-no es justo para ellos… el impuesto j-justo ahora… ya es suf-suficientemente alto c-como para s-subirlo m-más. N-no les alcanzará ni p-para comer.

—Ah, así que te compadeces de ellos Hinata-san…eso no es bueno para la futura líder del clan Hyuuga… Entonces ¿cuál es tu opinión para mantener a raya a los rebeldes?

—…— Danzou la miraba con un gran desprecio pintado en su rostro, no sabía qué responder; los rebeldes siempre le habían causado miedo gracias a las historias de su padre, pero ellos eran humanos y eso no era justo— D-debe haber alguna manera p-para n-negociar con ellos.

—Hmph… Hinata-san al parecer eres muy ingenua aunque tengas ya 20 años de edad. Tú has gozado toda tu vida del dinero que se ha recolectado de las ciudades obreras, no deberías quejarte. ¿Acaso estarías dispuesta a dejar tu comodidad por ellos? Porque si ellos tuvieran la oportunidad te asesinarían sin pensarlo. Hiashi-sama, creo que deberías enseñarle algunas cosas a tu hija.

—Absolutamente Hokage-sama. Hinata, desde hoy ya no eres mi hija. Serás desterrada de la Ciudad Alta, y vivirás en alguna ciudad obrera para ver si tus ideales valían la pena. Tu hermana Hanabi tomará tu lugar. ¡Guardias, saquen a esta muchacha de aquí!

Hinata abrió sus ojos desmesuradamente, viendo extrañada al hombre que supuestamente había sido su padre durante 20 años. Sintió cómo era halada por los guardias mientras lágrimas salían de sus ojos a montones.»

Fin Flashback.

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Caminó hacia su pequeño baño y con la poca agua que salía de la tubería lavó su rostro. Suspiró pesadamente, mientras se decía a sí misma que no se arrepentía de nada. Por suerte su primo Neji le había dado dinero suficiente como para conseguir esa pequeña habitación, y tener comida por un buen tiempo. Salió en dirección al pequeño lugar donde vendían las pocas cosas que había para comer, sacó de su pequeña bolsa dos monedas que valían lo suficiente para un buen pedazo de pan y unos vegetales. Fue entonces cuando sintió cómo alguien la tomaba de la cintura forcejeando para meter sus gruesas manos debajo de la falda de la asustada peliazul para sacar la bolsa de monedas y de paso toquetear el fino cuerpo de la chica.

Hinata forcejeaba gritando con las fuerzas que podía, miró entre rápidos movimientos a su opresor, era un hombre algo mayor de cuerpo robusto vestido con las armaduras de la guardia de la Ciudad Alta como se hacía llamar a la parte más prestigiosa de Konoha. Entre decepcionada y frustrada seguía con su forcejeo, miraba a todos lados en busca de ayuda, pero nadie la socorría. A donde fuera que su mirada perlada se dirigiera, sólo encontraba ojos vacíos y miradas desviadas con algo de dolor y pena enmarcados en su rostro, se sintió mal, ella quizás había esperado mucho de estas personas, pero no podía culparlos.

—Deja de pelear chiquilla, ese dinero le pertenece al Hokage Danzou, y tu cuerpo a nosotros. Así que de nada te vale llorar.

—Hazlo Roko… —gritó uno de los compañeros de aquel hombre.

—Es cierto, pero no te olvides de nosotros.

La mano del hombre vertió su furia contra la pálida cara de la peliazul, haciendo que de los rosados labios saliera un líquido espeso y rojo. Fue entonces que el hombre de un movimiento brusco le quitó a tirones la azulada falda larga que llevaba Hinata, mientras besuqueaba con fiereza el cuello largo y fino de aquella muchacha. Hinata cerró sus perlados ojos mientras forcejeaba lo más que podía con sus débiles brazos, aunque sabía que no tenía oportunidad no dejaría de luchar, no lo haría. Pero entonces paró, el hombre paró de besuquearla y tocarla. Se atrevió a abrir los ojos, mientras todo su cuerpo temblaba en especial sus labios, que gracias al cielo ese asqueroso hombre no habían tocado; y se encontró con una enorme arma de fuego que apuntaba la cabeza del hombre que la había robado y apretujado.

—Devuélvele lo que le has quitado y pídele perdón de inmediato.

Hinata se asombró al escuchar esa grave voz masculina, siguió la mirada del largo cañón del arma, pasó por una pálida mano cubierta la mitad por un guante, pudo distinguir, que era de cuero negro. Siguió su perlada mirada encontrándose a un muchacho, probablemente de su edad o quizás un poco mayor, con ojos negros al igual que sus cabellos peinados hacia atrás, unos finos labios decorados con una argolla al igual que su ceja derecha lo era por algo parecido, según sus ojos, a unas púas muy pequeñas cromadas, vestido totalmente de negro, con pantalones semiajustados, lleno de correas cromadas, cubierto por un sobretodo rojo.

—"Un r-rebelde… e-es un r-rebelde, y m-me ha ayudado."

— ¿Qué esperas maldito? —Su voz era queda pero demandante haciendo que el musculoso hombre temblara un poco.

—Y-Yo lo siento.

—Hazlo con más respeto.

—…— el hombre miró nerviosamente a los oscuros ojos del muchacho y asintió levemente— Lo s-siento Señorita, t-tenga su dinero.

El hombre pesadamente le devolvió la pequeña bolsita a la muda y nerviosa ojiperla. Ella estaba fría, no sabía ya qué pensar, decir o hacer. Sólo se limitó a ver al azabache frente a ella. Entonces salió de su embelesamiento y miró cómo un chico rubio y de facciones zorrunas tenía a uno de los acompañantes del hombre llamado Roko, mientras que una muchacha de cabello rosa tenía al otro, ambos en la misma posición del muchacho de mirada oscura que la había salvado.

—Esto te sacas por molestar a una dama.

—No, No me haga nada señor, p-prometo no hacerlo de nuevo. L-lo juro.

—Lo siento, no confío en guardias de la Ciudad Alta.

El muchacho le sonrió diabólicamente al hombre con armadura —que en esos momentos era inservible— y sin dudarlo haló del gatillo dejando que la bala entrara en el pequeño casco del hombre traspasando su cerebro y saliendo al otro lado, dejando un agujero completamente visible aunque fuera ya de noche.

Hinata palideció, temblando aún más escuchando otros dos disparos más supuso que los acompañantes del hombre que la había maltratado habían corrido con la misma suerte de este. Y sin saber en qué momento había dejado de respirar, cayó en el suelo totalmente desmayada.

—Sakura, ven aquí. Tómala. —El moreno la miró un poco antes de que la chica pelirrosa la alzara y logró detallarla mientras escuchaba cómo su compañera preguntaba si alguien sabía cuál era la habitación de esa muchacha; era hermosa, esa era la palabra, hermosa. Claro, él no lo diría abiertamente, pero eso no impedía pensarlo. Su tez pálida, su cabello largo y de ese hermoso color azulino, su cuello largo y elegante, y aunque sus labios estuvieran ensangrentados, imaginó que también serían perfectos, sin mencionar los raros y atrayentes que le habían parecido sus ojos perlados. Sin poder evitarlo pensó qué hacía una chica como ella en esos lados tan oscuros.

—Ella vive en esa pequeña habitación de allá —una anciana que había visto lo ocurrido le avisó a Sakura y dirigiéndose al pelinegro lo encaró— Gracias por intervenir joven, aquí aunque hubiésemos querido era imposible para nosotros. Cuídela, ella, según escuché, fue desterrada de la Ciudad Alta por defender la subida de impuestos. Ella es una buena chica.

El azabache asintió levemente a la anciana, mientras caminaba hacia donde le habían dicho.

—Naruto… abre la puerta.

—Apúrate Naruto, no soy una chica con súper fuerza después de todo.

—Ya, ya, no tienen por qué gritarme. Soy un chico sensible, dattebayo.

Sakura entró sin hacerle caso al rubio y observando el lugar, dejó a la chica acostada en una cama pequeña que había en la habitación acomodándole el rasgado vestido y cubriéndola con la delgada sábana beige q alguna vez fue blanca.

Al cabo de unos minutos Hinata despertó, pestañeaba de seguido tratando de reincorporarse, escuchó cómo a lo lejos una ronca voz que recién había escuchado pedía que lo dejaran solo con ella, recibiendo unos pequeños soniditos a manera de afirmación. Terminó de abrir sus perlados ojos mirando unos negros que parecían brillar debido a la tenue luz de una bombilla semiapagada.

— ¿Estás bien?

—Etto —Hinata se percató de su mirada inquisidora y su rostro serio esperando una rápida respuesta, y le fue imposible no sonrojarse— S-sí, estoy b-bien.

—Hmph… al parecer tendré que usar toda mi paciencia contigo.

—G-gomen nasai —Hinata se apenó, ella también deseaba no tartamudear tanto y menos cuando no debía hacerlo.

—… —Sasuke la miró tratando de ocultar una pequeña sonrisa que se le estaba formando— No estás bien, estás herida.

Hinata abrió ampliamente sus ojos centrándose en la punzada que su boca despedía. Llevó sus temblorosos dedos hacia sus labios, dando un respingo cuando al tocárselos la punzada creció.

—Ouch…

El ojinegro caminó hacia el pequeño baño encontrando un pequeño paño humedeciéndolo mientras volvía a estar frente a ella y se sentó a su lado.

—Soy Sasuke Uchiha —dijo calladamente mientras que con la delicadeza que nunca había usado y que no sabía que le era tan difícil encontrar y mantener, tomó el mentón de la temblorosa muchacha y con aún más lentitud y suavidad se dispuso a limpiar la herida en el labio inferior.

—S-Soy… —Esperó a que el azabache le diera un momento y continuó— H-Hinata Hyuuga.

—Hmph… ¿Hyuuga? —Sasuke soltó con rudeza su rostro mientras se levantaba de la pequeña cama con una marcada cara de disgusto.

—U-Uchiha-san… ¿q-q-..?

—Odio a los Hyuuga.

Hinata tragó fuerte, muy fuerte. ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? Era odiada por la persona que la había salvado, y lo peor es que ella no había hecho nada por ganarse ese odio.

—Entiendo. Sé que m-mi familia ha hecho c-cosas im-imperdonables… demo… y-yo… y-yo…

— ¿Tú qué?

—Y-yo no l-le he hecho n-nada para que me odie.

Sasuke la miró desconcertado, era cierto. Y él había hecho lo que tanto odiaba de las personas de la alta sociedad, juzgar y meter a todos en un mismo Saco.

—Escuché que has sido desterrada… por defender a estas personas.

—…— Hinata sólo se limitaba a ella misma continuar con la limpieza de su labio y su rostro en general, ese tema no era su favorito. Sí, lo había hecho, pero no cambió nada con hacerlo. Y eso le dolía aún más.

—Únetenos.

— ¿Q-qué? —Sus perlados ojos miraron con incredulidad a los opuestos, ¿había escuchado bien?

—Hmph, odio repetir las cosas Hyuuga. Aquí no tienes nada, y para enfrentarte a la Ciudad Alta, debes tener ideales y valor, y eso es lo que la Anarquía necesita. Así que únetenos.

Hinata bajó la mirada. Ella nunca pensó que algo así le ocurriera. Pero si podía hacer algo para cambiar toda esta mentira que era Konoha's New World, ella lo haría.

—E-está b-bien Uchiha-san. L-lo haré.

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Notas Finales:

Y… ¿qué les ha parecido? Debo continuar la historia? Sus comentarios son importantes para saber si agradó o no. Esperaré pacientemente por sus opiniones. Los quiero y gracias de antemano. Besitos.