¤ Prompt: "Somos iguales".
¤ Extensión: 437.
¤ Advertencia: Spoiler de la saga CP9.
¤ Notas: Un coso extraño es un coso extraño *gota*. Hecho para el Drabblethon de Crack&Roll.


Rob Rucchi es un hombre de pocas palabras. Por más que pases años en su compañía, es casi por seguro que nunca le conocerías realmente. Sólo verías lo que él quiere que veas. Es un hombre fiel al Gobierno, que no le importa asesinar a sangre fría con tal de llevar a cabo, y al pie de la letra, sus misiones. Misiones en las que están representadas sus creencias.

Rob Rucchi es un hombre consumido por la oscuridad. Una oscuridad que nadie entiende y sabe, él sabe, nadie comprenderá jamás.

O eso creía, hasta que ella hizo acto de presencia.

Nico Robin, una mujer perseguida por su pasado. Una mujer que no tiene un lugar en el mundo, pues su oscuridad absorberá a cualquiera que se acerque demasiado a ella. Y Robin lo sabe. Por eso accede fácilmente a trabajar con ellos. A ir a prisión, donde será condenada.

Y, a pesar de que ambos son similares, tanto que cuesta creerlo, Rucchi puede ver la gran diferencia que existe entre ellos sin necesidad de esforzarse.

Los dos están atrapados en una oscuridad infinita. Una oscuridad que los arrastra cada vez más a sus entrañas. No hay día en que no sientan como se les dificulta el respirar. No hay instante en que no noten lo distintos que son con respecto a los demás. Y ahí radica la diferencia.

Rob Rucchi ya no pelea, él ya ha aceptado su destino, se ha condenado sólo a vivir rodeado de esa oscuridad que un día de estos terminará tragándolo completamente. Pero Robin no. Ella no lo acepta. Ella lucha a pesar de que sabe que tiene todas las de perder. Se aferra -a veces de manera consciente, otras veces inconscientemente- a cualquier rayo de esperanza que le ayude a salir de ahí, que le regrese esa luz que (está segura) en algún momento de su vida era lo único que le rodeaba.

Y es por esa diferencia, esa pequeña contradicción, que Rucchi no puede evitar notar a Robin. No cae en su encanto, ni queda cautivado. No, esas palabras no existen para él. Pero tiene que aceptarlo, es por esa determinación de querer aferrarse a algo que no le corresponde lo que le atrae de ella. Y a la vez detesta.

―Somos iguales ―Le susurra en el oído, con burla y crueldad, mientras observan como aquel vagón del Umi Ressha, donde van dos de los ex–nakamas de la mujer, se pierde en mar abierto.

Robin le mira, alterada, perturbada. Porque sabe que eso es cierto.

Y Rucchi disfruta de esa mirada. Más de lo que nunca llegará a aceptar.


¿Review? :3