Era muy extraño, pero estaba muy calmado. No demostró estar triste o frustrado, quizás miedoso; en realidad, no demostraba ningún sentimiento.
Sus ojos tranquilos estaban dirigidos a Kageyama, quién estaba dócil y estaba haciendo una reverencia.
"–Lo siento.–"
El azabache no quería levantar la cabeza para encontrarse con la cara de Hinata bañada en lágrimas, lo que no sabía él, era que no derramaba ninguna.
No dijo una palabra luego de aquello. Seguía de pie, esperando a que el otro levantara la cabeza, pero esto no ocurrió y los minutos seguían pasando.
Cansado de esperar, Shoyo se dio la vuelta y se marchó, tal y como había venido, sereno y sin ninguna expresión.
Sin embargo Kageyama se sentía la peor persona del mundo.
No es que Hinata esperase una respuesta, mucho menos afirmativa, sólo quería sacarse esa espina.
"–Kageyama, estoy enamorado de ti.–"
Estaba calmado, sí, pero con el corazón roto.
