-¡No aguanto a esa zorra! -Escuché gritar a mi padre desde su despacho por tercera vez en lo que llevaba de día. Suspiré pesadamente moviendo con el tenedor uno de los guisantes que estaba sobre el plato de comida que tenía enfrente mía.

-No sé cual es el punto de pasar un finde familiar si papá ni si quiera se sienta a cenar con nosotras. - Dije mirando el plato y el sitio vacío que estaba delante mía, dejé el tenedor sobre la mesa a la vez que dejaba caer la espalda sobre el respaldo de la silla, para luego dirigir la mirada a mi madre.

-Ya sabes que tu padre ha estado un poco ocupado con el trabajo últimamente y como eso le altera. -Respondió mi madre bebiendo un sorbo de agua, a lo que solo asentí levemente rodando los ojos.

Hacia unos meses que me había mudado a un piso en el centro con mi mejor amiga Octavia, cosa que siempre habíamos planeado cuando empezáramos la universidad. Al principio me costó convencer a mis padres, ya que sigo viviendo en la misma ciudad que ellos y veían innecesario que me mudara sola teniendo mi habitación aquí, pero ya que fueron ellos los que me insistieron en que fuese a la universidad en la que actualmente estoy, por el prestigio que tenia o yo que sé, fue la única condición que puse para aceptar ir, poder independizarme como siempre había tenido planeado y vivir esta experiencia en su totalidad.

Y ahora me encontraba aquí, pasando el fin de semana con ellos después de la insistencia de mi madre por que volviera a casa unos días para poder pasarlos juntos, ya que desde que empecé a estudiar medicina había estado tan ocupada que hacia más de un mes que no los veía, y eso que vivimos a treinta y cinco minutos en coche de distancia.

-Lo siento cariño, más problemas en el trabajo, ojalá pudiera hacer que el teléfono parara de sonar. -Dijo mi padre entrando al comedor, y depositando un leve beso en mi cabeza antes de sentarse con nosotras en la mesa.

-No pasa nada…¿Todo bien? -Pregunté curiosa debido a los insultos al aire que llevaba todo el día soltando, no era nada extraño que estuviera todo el día trabajando, pero esa actitud si que era nueva.

-No no… -Suspiró. -Solo estamos teniendo problemas entre los socios para ponernos de acuerdo con la nueva dueña de la empresa, quiere cambios muy bruscos que simplemente no pueden ser. - Contaba mientras yo solo me limitaba a escuchar y asentir, haciendo como si me importara algo de lo que estaba diciendo.

Saqué el móvil discretamente mientras mis padres seguían conversando y me puse a leer los mensajes que había recibido, pasé directamente de mirar los grupos y me fui a la conversación de Octavia. Sonreí cuando vi todos los "Te echo de menos" "Vuelve ya" "Me siento sola en esta casa" "He escuchado ruidos en la cocina" y sucesivos mensajes similares que me había estado mandando estos días.

"Mañana estoy ahí, espero que cuando llegue me estés esperando con un gran bol de palomitas y una buena peli para pasar el domingo juntas" -Le envié el mensaje y a los pocos segundos noté como el móvil vibraba en mi mano y la pantalla se iluminaba.

"Tengo planeado algo mejor, mañana verás ;) ;)" - Sonreí al momento de leerlo imaginando cualquiera de las locuras que mi amiga podría estar planeando. Le iba a responder pero justo en ese momento escuche como era llamada por mi madre, a lo cual levanté la vista rápidamente buscándola con la mirada.

-¿Mmh? -Fue lo único que salió de mi garganta esperando a que mi madre volviera a repetir cualquier cosa que hubiera dicho.

-¿Qué a que hora te vuelves mañana? - Me preguntó mientras recogía la mesa y apilaba los platos y los cubiertos para llevárselos a la cocina.

-Ehh pues.. después de comer creo.

-¿Quieres que te llevemos? Tengo que confirmar si tengo guardia mañana en el hospital, pero tu padre puede acercarte. - Dijo mirándolo y rogándole con la mirada.

-Puedo coger el autobús si es mucha molestia, no os preocupéis. -Respondí sin más.

-No no. -Interrumpió mi padre enseguida. - Yo te puedo llevar Clarke, es lo menos que puedo hacer después del poco tiempo que te he dedicado este fin de semana. -Noté un leve tono de culpa en sus palabras y no pude evitar sentirme mal, si algo había comprendido desde que empecé la carrera era lo agobiante que podía ser el trabajo acumulado, y se que él no tenía otra elección que hacerse cargo, debido a su puesto.

-No pasa nada, he disfrutado mucho este finde con vosotros, de verdad. -Sonreí intentando disimular como pude la falsedad de mis palabras y le di un leve abrazo a mi padre cuando pasé por detrás suya antes de subirme a mi habitación, deseando que llegase mañana.

Me encontraba abriendo la puerta de mi apartamento y entrando a trompicones mientras tiraba de la maleta, no se en que momento se me ocurrió llevarme tanta ropa para haber estado unos días, y encima casi sin salir de casa. Dejé la llaves en un pequeño cuenco que teníamos en el recibidor y cerré la puerta detrás mía. Por fin podía respirar tranquilidad en el ambiente, no es que no agradeciera que mi padre me hubiera traído hasta aquí, al contrario, pero todo el camino contándome sobre sus problemas laborales y sobre su maldita nueva jefa casi hace que me provoquen un dolor de cabeza.

Ni me dio tiempo a girarme, que ya sentía como unos brazos se aferraban a mi cuello y un desagradable pero gracioso chillido cerca de mi oído hacia que me echase a reír.

-¡Por dios Octavia! ¡Ni que me hubiera ido fuera del país! - Dije riéndome mientras me giraba y correspondía al abrazo de mi amiga.

-¡Dios Clarke ni te imaginas el mierda fin de semana que he pasado! -Volvía a gritar. - He estado todo el día sola y para colmo tampoco he podido ver a Lincoln, me lo han tenido explotadito en el trabajo todo el fin de semana al pobre mío. -Dijo poniendo cara de pena.

-Osea, que yo soy tu segundo plato, ¿No? -Levanté una ceja con gracia hacia su respuesta.

-¡Pues claro que no, tonta! -Dijo separándose de mi y dándome un leve empujón en el hombro. -Prefería una noche de chicas con la mejor compañera de piso del mundo.

-La única que tienes, guapa. -Dije de camino a mi habitación para dejar la maleta y mis cosas.

-¡Pues por eso! No tengo otro remedio ni elección. -Escuche que me gritaba riéndose desde el salón, yo solo sonreí ante su broma. Volví al salón para luego dirigirme a la cocina y Octavia se vino detrás mío siguiéndome.

-Bueno, ¿Entonces palomita y pelis? -Le pregunté mientras veía como se apoyaba sobre la encimera sonriente, y yo abría la nevera para sacar un poco de agua. -¿Qué coño…? -Se me escapó al ver el interior, cuando lo que encontré fue un montón de cervezas apiladas en todas y cada una de las repisas que esta tenía.

-¡Te dije que tenía un plan mejor! - Dijo soltando una carcajada, poniendo una sonrisa traviesa y satisfactoria en su rostro.

-No me jodas, ¿Qué clase de Project X acabas de planear ahora? - Cerré el frigorífico y me apoye sobre este con el hombro, cruzándome de brazos esperando su respuesta. Conocía a mi amiga y no era la primera vez que Octavia me hacía el lío con una de sus fiestas, siempre acabábamos las dos borrachas teniendo que pedir perdón una y otra vez a los vecinos al día siguiente.

-¡Oh vamos! -Se acercó hasta mi, separándome los brazos y comenzó a zarandearme levemente mientras sonreía. -Será divertido, solo he invitado a unos pocos amigos, y Lincoln vendrá con algunos suyos, será solo una simple cena entre amigos. -Dijo cogiéndome los mofletes intentado dibujarme una sonrisa en la cara.

-Ya sabemos que simple y Octavia no van en la misma frase. -Ella rió.

-Pensaba que después de este horrible mes de clases y de este último fin de semana vendrías con ganas de desconectar y quiero pasar un buen rato con mi mejor amiga, además que Lincoln ha estado como tú y quería hacer algo por los dos. -Dijo con una mirada de suplica y pena como solo ella sabía hacerlo, a lo que no tuve más remedio que resignarme y aceptar, después de todo no me vendría mal un poco de distracción.

A las horas me encontraba saludando y recibiendo a un montón de gente que no conocía, mientras fulminaba con la mirada a Octavia que estaba al lado mía sonriente, ella de verdad disfrutaba con estas cosas. Decidí pasar y dejarle el papel de anfitriona a ella, me di una vuelta por el salón y al ver que todavía no había nadie cuya cara me resultara familiar, decidí ir a la cocina a coger una cerveza. Justo cuando cerré la nevera vi una persona parada al lado mía.

-Hola guapa. -Me recibió una persona dándome un beso en la mejilla.

-¡Lincoln! ¿Qué tal? Hacia días que no te veía. -Le respondí con una gran sonrisa y frotando amablemente su brazo, en un gesto cariñoso.

-Muy bien, he estado a tope de trabajo estos días, ya conoces como es esta gente.. pero hoy por fin me han dejado un día libre ¡Al fin! -Respondió alegre chocando su cerveza con la mía y luego dandole un trago. -No me mal interpretes, disfruto mi trabajo y me llevo genial con mi jefa, pero aveces resulta agotador.

Lincoln era el novio de Octavia desde hacia mas de seis meses, se conocieron en un bar al que solemos ir mucho los fines de semana, y a partir de ahí empezaron a quedar. Él trabaja de chofer para la misma empresa en la que trabaja mi padre, aunque realmente solo ejerce de chofer para una única persona de la empresa, de manera privada o algo así creo recordar.

La verdad que fuera un empleado de la misma empresa que mi padre fue una casualidad que a los dos nos sorprendió cuando Octavia nos presentó, desde ahí comenzamos a hablar y a conocernos. Él es realmente genial y muy cariñoso, se ha convertido en alguien cercano ya que pasa la mayoría de días en mi piso por lo que es muy común que siempre estemos los tres por aquí.

-Y que lo digas, hoy casi salto del coche en marcha por tal de no escuchar a mi padre contándome acerca de la empresa y esos rollos. -Reímos ante el último comentario, y justo cuando el va a responder, escuchamos unos cristales romperse proveniente del salón,y acto seguido un grito "¡Clarkeeee! ¡Trae la fregona! Rápido" escuché decir a Octavia. Puse los ojos en blanco y solté un bufido, ya empezábamos.

Me dirigí al salón y había un botellín de cerveza roto en el suelo con la mitad del liquido desparramado por todo el parquet. Octavia corrió acercándose a mi y casi me quita la fregona de las manos.

-No te preocupes Clarke, culpa mía, yo me encargo de esto, ¡Tú disfruta! -Me dijo con una mirada que reflejaba un claro "perdoname" y después me guiño un ojo.

Se alejó para limpiar el desastre y yo solo dirigí una mirada alrededor buscando una cara conocida, solo me encontré con botellas de alcohol, cervezas y música muy alta.

Miré en la otra dirección y pude ver un grupo de gente de nuestros amigos, suspiré aliviada para dirigirme hacia ellos. Justo cuando di un paso adelante alguien se chocó de lleno conmigo tirándome encima de la ropa todo el liquido que su vaso contenía.

-¡Tienes que estar de broma! -Grité enfadada y empujé inconscientemente un poco a la persona que había provocado aquello.

-¡Hostias, perdoname! Te juro que ha sido sin querer, no te había visto. -Me dijo un chico que ni si quiera sabia quien era, se acercó de nuevo y empezó a tocarme la camiseta en un intento de secarla, que obviamente, iba a ser inútil.

-¡Déjalo! déjalo de verdad, me voy a cambiar y ya está.

Me di la vuelta sin decirle nada más y salí de allí mientras escuchaba de lejos como el chico repetía lo siento una y otra vez, cosa que decidí ignorar.

-Dios, malditos borrachos. -Maldije en voz baja a regañadientes mientras me dirigía a mi habitación sacudiendo mi camiseta, como si eso fuese a hacer que se secara más rápido la enorme mancha húmeda que tenía sobre el pecho, que por cierto ya me estaba calando hasta el sujetador.

No sé en que mundo una "tranquila cena de amigos" acaba siendo una fiesta, o más bien, un maldito botellón un domingo por la noche, sobre todo teniendo mañana una práctica de anatomía a primera hora de la mañana, algo perfecto para empezar un lunes.

Solo me resigné y resoplé mientras giraba el pasillo llegando a mi habitación en busca de una camiseta limpia, me comencé a quitar la prenda mojada sacándola por encima de mis brazos, justo cuando comenzaba a abrir la puerta de mi dormitorio.

-Definitivamente un finde genial. -Susurré entrando mientras me secaba un poco el pecho con la misma camiseta sucia que recién me había sacado, quitando los restos de liquido que habían conseguido traspasar el tejido anteriormente. Alcé la vista hacia arriba una vez dentro de mi habitación y me paré en seco cuando me encontré con unos ojos mirándome con una ceja levantada al fondo, mas concretamente junto a mi estantería, mirándome de arriba abajo descaradamente.

-Perdona, ¿Te conozco? -Dije frunciendo el ceño, me tapé rápida e instintivamente con la camiseta que hasta hace un momento tenia arrugada entre mis manos, con la esperanza de por lo menos, ocultar algo de mi ropa interior. La chica solo se limitó a volver a dejar la carátula de CD's que sostenía en las manos sobre la estantería, junto al resto de mi colección de discos que tenía perfectamente allí ordenados.

-¿No te han enseñado a llamar antes de entrar? - Dijo ella mientras deslizaba sus dedos por la estantería dando un pequeño paso más, volvió a centrarse en mi estantería y siguió curioseando entre mis cosas, solo pude soltar una pequeña carcajada sarcástica ante esta situación tan surrealista, ¡Si esta era mi maldita habitación!

-Eres tú la que estas en mi habitación, que narices, ¡En mi casa! Y no se quien eres, ni que haces aquí, ¿No ves que la gente está fuera?-Solté con un tono mas agresivo de lo normal, ya había perdido la paciencia con el reciente accidente de la copa y no estaba para aguantar más tonterías de personas que ni conocía. Ella solo se limitaba a sostener y mirar un marco de fotos que acababa de coger también de mi estantería, junto a la colección de CD's que había estado mirando anteriormente, parecía ignorarme, como si estuviera yo sola en esa habitación, dios, me estaba desesperando.

-Ya sé que vives aquí. -Dijo por fin mirándome y esbozando una media sonrisa de lado, mientras alzaba en el aire el marco de fotos en mi dirección y lo agitaba, haciéndome entender que me había visto en las fotos. Después volvió a colocarlo en su sitio. -Mira, solo buscaba el baño y acabé por error aquí.

-Claro, y ya de paso te quedabas a cotillear mis cosas ¿Verdad? - Ella solo volvió a sonreír.

-Bueno, la verdad que me ha acabado interesando más lo que había aquí que fuera - Hizo un gesto con la cabeza como indicando el salón, yo solo resoplé, en eso no le quitaba razón.

-Espero no levantarme mañana y ver que me has robado algo -Solté sin más y escuche una pequeña carcajada por su parte, a la cual decidí ni si quiera prestarle atención y me dirigí a mi armario. Pasé por al lado de ella, situándome frente al armario quedándome yo de espaldas, justo enfrente de toda mi ropa, observando que camiseta coger.

Me puse una camiseta cualquiera, al fin y al cabo estaba en mi propia casa como para arreglarme. A decir verdad si no fuera por la de gente que no conocía me atrevería hasta a ponerme ya el pijama, solo quería que acabara la maldita fiestecita pronto e irme a dormir. Cerré el armario y me giré sobre mis talones rápidamente para encontrarme con la chica, que no se había movido ni un solo centímetro. Tenía sus ojos fijamente clavados sobre mi culo y parecía estar deleitándose con las vistas, ausente a lo demás.

Alcé una ceja incrédula ante lo que estaba pasando, levanté la mano y chasqueé lo dedos varias veces intentando llamar su atención.

-Es la segunda vez que te cazo mirándome así en menos de cinco minutos, ¿Sabes? Deberías aprender a disimular un poco por lo menos .- Dije frunciendo ligeramente el ceño y cruzándome de brazos.

Ella subió la vista y ahora me estaba mirando a los ojos, fue entonces cuando pude mirarla con detenimiento. Sus facciones eran perfectas, desde sus labios carnosos hasta sus profundos ojos verdes que ahora me sostenían la mirada, su cara era una jodida obra de arte y más con ese aspecto relajado y tranquilo, que parecía no haberle avergonzado ni molestado mi comentario, como si ni se inmutara, esa expresión firme la hacia incluso más atractiva, y ni hablar de su cuerpo, que se podía intuir perfectamente su contorno y silueta en esos vaqueros negros ajustados que traía. Sacudí la cabeza levemente intentando alejar esos pensamientos, centrándome en recordar la situación en la que estábamos.

-Bueno, eso tendría mas sentido si no hubieras entrado quitándote la camiseta de esa manera conmigo aquí dentro. -Dijo mientras apoyaba un brazo en la esquina de mi estantería y dejaba caer el peso del cuerpo sobre una de sus piernas. -Mira, mi teoría es que lo has hecho a conciencia para llamar mi atención, ya me conozco esa excusita. -Me dijo en tono burlón y me guiñó un ojo, yo solo pude abrir la boca para decir algo pero la volví a cerrar, sin dar crédito a sus palabras, ¿De que iba?

-Claro, por que todo el mundo espera que cuando entras en tu propia habitación haya una morena allanando tu privacidad. -Respondo irónica al fin, enfatizando duramente las últimas palabras.

-En este caso a ti se te ha cumplido el deseo, rubia. -Me dice guiñándome un ojo otra vez y se incorporó, a lo que a mi se me escapa una leve sonrisa resignándome, ya hasta me parece irónica la situación. -Bueno, te dejo entonces tranquila en tú habitación. -Responde con una leve sonrisa de lado y recalcando el "tu". Antes de irse cogió un botellín de cerveza que había dejado sobre mi escritorio y le dio un trago. -Ah, por cierto, soy Lexa. -Me tiende la mano y dudo un segundo si cogérsela, a lo que finalmente accedo sin darle importancia y le estrecho indiferente pero firme con la mía.

Justo en ese momento mientras sostenemos nuestras manos veo como su mirada sigue clavada en mi, y ahora que esta más cerca, me pierdo en sus ojos que me miran penetrante. Nunca había visto una mirada tan profunda pero tan vacía a la vez. Entre eso y el contacto de su mano hizo que un breve escalofrío me recorriera la espalda, sus ojos eran como un imán para mi y no podía apartar la vista.

Un segundo después soltó mi mano y se giró yéndose hacia la puerta, contorneandose a cada paso que daba. Me pregunto si solo lo hacía para provocar mi mirada detrás de ella.

"Que nos volvamos a ver" es lo último que escucho antes de que desaparezca por el marco de la puerta mientras me dedica una sonrisa, y yo solo puedo llevar la mano a mi frente colocando un mechón de pelo detrás de mi oreja por el camino, aun sigo parada en el mismo sitio y sonriendo estúpidamente ante este raro encuentro. ¿Qué había sido eso?

Buenas! Ruego den una oportunidad a esta historia, hasta que vaya tomando forma, tengo bastantes ideas en ella. :)

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