Nota del Autor. Importante:


No sé qué está ocurriendo, la verdad jaja. He publicado dos veces este fic en mi cuenta y las dos veces me lo han bajado y no me permiten acceder a mi cuenta después de recuperarla. En fin, probaré una vez más; esta cuenta es de un amigo quien, aunque hace años que no escribe, me dio algunos consejos para comenzar y encontrar mi estilo de escritura.

Apenas le comenté mi problema, me dijo que la volviese a publicar en su vieja cuenta la cual ya no usa salvo para leer de vez en cuando. Si estás leyendo esto, Fer, ¡Mil gracias!


Bien, como ya los que la leyeron sabían esta historia tomará lugar en el universo de My Hero Academia, pero nos centraremos en Naruto principalmente. No pienso descuidar a los demás, especialmente a Midoriya, para quienes tengo planes también. Así mismo, contendrá la inclusión de Pikoro y algunos elementos de Dragon Ball Z y quizás otras series, pero todo al mínimo nivel. La idea es continuar con el Cannon principal, añadiendo eventos alternos que continúen la historia de nuestro héroe.

Por último, la categoría volverá a ser M; decidí incluir alguna que otra situación ecchi . En el anime incluso hay de esas escenas, así que jugaré con eso un poco y también con los niveles de poder y las batallas.

Harem: Consistirá de pocas chicas, la primera será Mina Ashido, por supuesto, y la segunda ya la tengo decidida. Uno de mis lectores había sugerido a Tsuyu y Kyoko, así que lo tomaré en cuenta a futuro.

Traje de héroe: Pueden sugerir el que gusten, trataré de tomarlo en cuenta y diseñar algo. Otro lector me había sugerido el de Saiyaman, y creo que sería una buena idea. ¿Qué creen?

Disclaimer: Ni Naruto ni My Hero Academia me pertenecen, así como tampoco los personajes de ambas series. Éstas son propiedad de sus respectivos autores y las compañías que las animaron.


Capítulo Uno : Inicios


Todo empezó en China, en Ciudad Qingqing. Un bebé recién nacido emitía una luz resplandeciente desde su cuerpo.

Desde entonces, superpoderes han sido descubiertos por todo el mundo y el tiempo pasó sin que la humanidad supiese la causa.

Antes de saberlo, lo sobrenatural se volvió normal y los sueños se hicieron realidad.

El mundo se convirtió en una sociedad de superhumanos y el 80% de la población tiene alguna individualidad especial.

En este mundo que gira con el caos, la profesión que una vez todos admiraron e imaginaron salió a la luz.

Esa profesión es la de mi mentor, y la de muchos otros que protegen al mundo del mal:

Héroes.


"¡...Y yo seré el héroe más grande de todos los tiempos, superando incluso a All Might!"

"¿¡Hah!? ¡Un perdedor como tú jamás podría convertirse en héroe!"

Cuatro chicos cuya edad no sobrepasaba los 7 años se acercaban amenazantes a su oponente, un niño de su misma edad con cabello rubio alborotado, ojos azul zafiro y marcas como bigotes en las mejillas. Detrás suyo se refugiaba la única niña de entre todos los varones alrededor, distinguiéndose fácilmente de los demás por su extraña piel y cabello rosado, los cuernos que apenas sobresalían de la mata de cabello y unos ojos que portaban escleróticas negras con irises amarillos.

"Supongo que los perdedores con Individualidades débiles se atraen entre sí", dijo uno de los chicos, apuntando con un dedo al rubio. "¡Oi Uzumaki! ¿¡Cómo harás para proteger a tu novia la rarita!?"

Uzumaki, Naruto Uzumaki, frunció el ceño ante aquello. "¡No es rarita! ¡Su nombre es...! Ehhh... Un segundo", Naruto hizo el común gesto de manos para pedir tiempo y, girando la cabeza hacia una asustada pelirosa, sonrió. "¿Quien eras? Se me olvidó..."

Gotas de sudor recorrieron las nucas de todos sus oponentes al oír aquello.

"Ni siquiera sabe cómo se llama..."

"Vaya idiota", dijo otro, suspirando.

"¿Y en esto malgastamos nuestro tiempo?"

Mientras tanto, el rubio ignoraba completamente lo que decían los demás, su atención fija en la chica que había descubierto por casualidad en el parque de la ciudad, dónde aquellos chicos (que casualmente eran sus compañeros de clases) la tenían acorralada contra un árbol y se burlaban de lo "exótico" de sus rasgos.

La aludida no sabía cómo reaccionar ante aquella pregunta, ni siquiera ante la sorpresiva intervención de Naruto, alguien que había acudido a su rescate sin siquiera considerar el peligro. "S-soy Mina Ashido", respondió finalmente, secándose las lágrimas con la manga de su remera. "V-Vamos a la misma clase... juntos...", lo último apenas sobrepasó el nivel de un susurro, pero su salvador lo escuchó bien.

"Hmmm... ¿De verdad?", Naruto se llevó una mano debajo del mentón, mientras analizaba la supuesta nueva información.

A Mina aquello no la sorprendió; era normal que nadie quisiera estar con ella, o tan siquiera hablarle. Todos los que no se burlaban de su apariencia, la ignoraban. Eran muy pocos los que no les importaba lo que dijeran los demás y se juntaban de vez en cuando con la chica, aunque Naruto Uzumaki era un caso aparte.

En un principio, el rubio era el centro de las burlas por su individualidad que apenas lo separaba de los humanos normales. Pero cuando comenzó a hacerle bromas a todos (excepto a ella y a aquellos que no se metían con él), pasó a ser odiado. La chica no sabía realmente por qué se reían de alguien cuyo poder era tan único como el del Uzumaki y la suya.

La capacidad de Mina para usar ácido era peligrosa, pero increíble según su familia y los pocos que jugaban con ella en los recreos.

Pero Naruto... poseía una individualidad aún más rara y asombrosa en su opinión.

"¿Qué más da?", exclamó el que parecía ser el líder de todos, un niño de cabello negro corto. "¡Démosle una lección a este tonto para que aprenda a no meterse dónde no lo llaman!"

Todos asintieron ante aquello y prepararon sus individualidades, listos para atacar a su objetivo.

"Heh, ¡entonces es hora que use mi nueva técnica!", Naruto se dio media vuelta, elevó su mano lo más que pudo en el aire, y comenzó a canalizar su energía en una esfera sobre la palma de su mano. Mientras cerraba los ojos con evidente esfuerzo, la esfera mantuvo su tamaño para luego girar rápidamente en una sola dirección. Líneas azuladas conformaban el cuerpo circular. "¡Lo llamo... Rasengan!"

El rubio abrió sus ojos zafiro, arremetiendo hacia delante, en dirección de un atónito grupo de chicos y alejándose de Mina, quien lo miraba con la boca abierta. Justo en el momento en el que saltaba para arrojar su ataque contra el líder de sus oponentes, el Rasengan se desintegró y los chicos dieron un paso al costado, provocando que Naruto impactara de lleno su cara contra el suelo.

"..."

"..."

"..."

"Eh... ¿Eso fue todo?"

Los cuatro se miraron por un momento, para luego estallar en risas. Sus carcajadas llenaron el lugar por varios minutos ininterrumpidos mientras el Uzumaki se lamentaba de dolor en el piso y Mina lo miraba con tristeza. En el rostro del rubio, aparte de un poco de sangre, había una mirada abatida que trataba de ocultar sin levantarse del suelo.

Sin embargo, su fallo no provocó su rendición. Todo lo contrario.

"¡Jajajaja! ¡Que idiota!"

"¡No debe haber peor individualidad que la suya!"

Al escuchar las burlas de los demás... la forma en la que lo despreciaban con sus palabras hirientes... y el hecho de haber defraudado a esa tal Mina Ashido... provocó que una llama se encendiera en el pecho del Uzumaki.

"S-Sólo e-estoy... ¡Empezando!", con un grito de batalla, Naruto se puso de pie para inmediatamente abalanzarse sobre el líder de los demás, tirándolo al suelo y usando sus pequeños puños para golpear cada fragmento de su rostro. Ni siquiera la individualidad de su oponente, la cual consistía en hacer crecer de sus manos cuchillas afiladas, le sirvió contra el frenesí del rubio, quien no paraba de pegarle.

Sus compañeros se mantuvieron congelados en sus lugares por algunos instantes, cuando de repente el grito de su líder, Kaito, los obligó a reaccionar. "¡A-Ayu...denme idio-tas!"

Los otros tres asintieron al unísono para luego sujetar los brazos del rubio, quien no pudo con la nueva restricción en su cuerpo y no fue capaz de esquivar un puñetazo en la cara por parte de Kaito, quien rápidamente se lo sacó de encima y se puso de pie, escupiendo un poco de sangre.

"Es hora de pagar Uzumaki."

Y con un gesto de su mano, los seguidores de Kaito comenzaron a golpear/patear el pequeño cuerpo del rubio. Él trataba de defenderse, devolviendo algún golpe o esquivando los ataques, pero fue en vano: eran demasiados como para centrarse en un sólo oponente.

En unos pocos minutos, el cuerpo de Naruto estaba cubierto de moretones y cortes, y apenas podía mantenerse de pie. Sus orbes zafiro trataban de mantenerse abiertos y no sucumbir ante la inminente fatiga/dolor.

"¡Naruto-kun!"

De los ojos de Mina escapaban nuevas lágrimas. Esta vez, de impotencia, miedo y tristeza al ver al chico que había venido en su rescate en tal estado; Miedo, por lo que pudiesen hacerle al rubio e impotencia por sentirse incapaz de saltar en su ayuda.

¿Qué era lo que podía hacer? No había nadie cerca al que pedir auxilio, y ella no controlaba bien su individualidad como para tratar de alejarlos. Su ácido podía fácilmente provocarles lesiones permanentes o incluso la muerte si no se ajustaba la toxicidad.

Eso y todo lo demás sólo le infundía más terror.

"Dile a tu novia que no se preocupe, que pronto nos encargaremos de ti como corresponde", dijo el líder, para luego convertir sus manos en apéndices con cuchillas largas y filosas, pero al mismo tiempo desproporcionadas con respecto a su cuerpo. "¡Sujétenlo muchachos!"

"O-Oi Kaito... C-creo que ya tuvo suficiente..."

"Mejor vámonos, no vale la pena."

"¡Ya aprendió su lección jefe!"

"¡NO! Él osó rebelarse contra sus superiores para ayudar a la rarita, debo asegurarme que aprenda su lugar en su mundo", raspando sus cuchillas entre sí, Kaito esbozó una sonrisa maniática, para luego hacer que las mismas provocaran un sonido metálico y rasposo. "Te llegó la hora, Uzumaki." Pero justo cuando se disponía a dar un paso hacia delante, algo lo detuvo.

Una sensación. Cálida al principio, pero que pronto causó un ardor fuerte en la mano transformada, de dónde emergían las cuchillas.

"¿¡Qué demonios!?", el ardor se hizo insoportable, y no pudo evitar soltar un alarido.

Al girarse frenéticamente en dirección contraria al Uzumaki, se encontró con Mina, quien lo sujetaba con sus dos manos rosadas y apretaba los ojos mientras temblaba su cuerpo.

Tenía miedo... mucho miedo. Y aún así se animó a interceder por la única persona que había atrevido a enfrentarse a los demás por ella.

"Tú... ¿Te das cuenta de lo que hiciste?", Kaito lanzó una patada en dirección de Mina, golpeando su pequeño cuerpo y lanzándola unos metros hacia atrás. La pobre chica cayó contra el suelo de espaldas, golpeándose la cabeza en el proceso. El líder, mientras tanto, observó la zona que afectaba su individualidad, dónde ahora yacía un hueco limpio que atravesaba completamente parte de su mano transformada. "¡M-MIRA LO QUE ME HICISTE! ¡VAS A PAGARLO!"

Los demás contemplaron en silencio y en shock cómo el chico se disparaba en dirección de Mina, quien se tapó la cara con sus manitos en terror absoluto.

"N-No...", susurró Naruto, tratando (en vano) de librarse de quienes aún lo sostenían. Pero estaba muy débil, casi al borde de desmayarse por la paliza sufrida momentos atrás.

Sin embargo, si no hacía algo pronto Mina iba a-

"Hm, no lo creo."

Kaito estiró los párpados en completa sorpresa al ver cómo su ataque impactaba contra el pecho de alguien que había aparecido de repente. Las cuchillas de su mano derecha se desintegraron al instante, provocando que todos exhalaran jadeos de sorpresa.

Sus sentidos tardaron varios segundos en percatarse de lo ocurrido, y cuando lo hizo no pudo evitar dar varios pasos atrás y arrodillarse en el suelo, su cara reflejaba dolor, incredulidad e incluso ira.

"Qué-"

"-Rayos-"

"-Acaba-"

"-¿¡DE PASAR!?"

"Oi", los rostros de todos, incluso el de Naruto y el de Mina, el cual ahora estaba descubierto para notar el por qué no había recibido un golpe, tornaron en dirección del misterioso... ser, cuya piel era verde y poseía orejas largas y puntiagudas. En los brazos y piernas se destacaban una especie de círculos rosa, con contorno color rojo.

Su atuendo era aún más extraño que su apariencia, con un turbante blanco y un tope púrpura que cubría parte de su cabeza y un atuendo de combate morado, cinturón azul y zapatos marrones. Por encima vestía una capa con hombreras alargadas que se extendía hacia casi sus pies.

La mirada en su rostro era impasible pero severa; Una mirada que infundió terror en las jóvenes mentes de los 4 chicos que habían atacado a Naruto.

"Vayan a casa con sus mamis y no vuelvan a molestar a estos dos."

Pero Kaito era estúpido, y sus compañeros más aún. Ellos no se irían ni soltarían al Uzumaki si su líder no lo ordenaba; creían que era muy poderoso, a pesar de la increíble y aterradora apariencia del recién llegado — quien parecía ser un héroe por su vestimenta tan inusual.

"¿¡Quien lo dice!? ¡Yo seré un gran héroe! ¡Y un gran héroe no—!"

"¡CIERRA LA BOCA ASQUEROSO GUSANO!", gritó el supuesto héroe, provocando que Kaito cerrara la boca con miedo. "¡SI NO SE VAN AHORA MISMO LOS MANDARÉ A VOLAR!"

Un escalofrío recorrió la espalda de todos los presentes y el líder del grupo sintió una sensación cálida y húmeda en la entrepierna mientras se ponía de pie, daba media vuelta y corría en dirección contraria. "¡M-Mami!"

Los demás se mantuvieron en sus lugares, atónitos. Kaito no sólo se había meado los pantalones... sino que también había corrido gritando por su mamá. Que tal cosa pasara sólo podía significar—

"Bueno, parece que ustedes son lo suficientemente valientes para enfrentarme..."

El extraño héroe o lo que fuese hizo sonar sus nudillos mientras sonreía maliciosamente.

"¡Nos vamos! ¡P-Perdón por todos los inconvenientes!"

Y con una rápida reverencia, los 3 chicos restantes soltaron a Naruto y desaparecieron de la escena.

"Heh, eso creí."

Mina, por otro lado, estaba en shock. No podía creer lo que acaba de pasar. En un momento estaba a punto de recibir un golpe que o bien podía matarla o provocarle lesiones irrecuperables, y en otro, los agresores eran derrotados sólo con palabras y una mirada escalofriante. Y lo peor es que no lograba reconocer o recordar si su salvador era un héroe; aunque debía serlo si consideraba la forma en la que acudió al rescate de ambos sin siquiera lastimar a los 4 abusones.

E incluía a Kaito en la lista porque él mismo se había hecho daño al chocar contra aquel héroe.

Pero aún así, lo que importaba era Naruto y lo valiente que había sido al defenderla...

Al recordar el estado en el que había quedado su compañero, la chica enfocó la mirada en dirección del rubio justo a tiempo para ver cómo empezaba a desplomarse lentamente en el suelo. Sin embargo, no tuvo tiempo de ponerse en pie para tratar de detener la caída del joven de 7 años que el recién llegado, en un parpadeo, se encontraba junto al Uzumaki, apoyándolo suavemente boca arriba contra el pavimento.

Mina reaccionó inmediatamente y corrió hasta ambos con nuevas lágrimas en sus ojos. "¡N-Naruto-kun!", sus piernas cedieron al colocarse junto a ambos y apoyó su peso en las rodillas, observando con angustia al chico. "¿Está-?"

"Está casi inconsciente", respondió tranquilamente el supuesto héroe, causándole más nervios a la pobre niña. Con la misma calma de antes, sacó una bolsa de los adentros de su túnica y buscó en ella una semilla de color verde, la cual introdujo en la boca de un Uzumaki cuyo rostro estaba hinchado por los golpes y tenía rastros de sangre. "Come."

Y como si de un milagro se tratase, las heridas de Naruto desaparecieron en un instante y su condición volvió a ser perfecta. Tanto Mina como el héroe contemplaron en silencio (la primera gratamente maravillada) cómo el rubio abría los ojos y se sentaba en el suelo, llevándose una mano a la cara y apretando el puño.

"¿...Acabé con ellos?"

Su primera pregunta provocó una sonrisa divertida en la cara del hombre verde y un torrente de lágrimas en Mina, quien se abalanzó a los brazos del rubio. Un fuerte abrazo vino después, al que el Uzumaki reaccionó poniendo cara de sorprendido. "¡N-N-Naruto-kunnnnn!", exclamó la chica, abrazándolo como si fuese la última vez que lo fuera a ver.

Naruto parpadeó y pasó la mirada de la joven de cabello rosa que lloraba en su hombro, al extraño ser que lo miraba al costado. "¿Eso significa que sí?"

"No, yo los asusté", dijo el hombre, asintiendo. "Pero peleaste bien; como un guerrero. Eres débil, pero tienes espíritu gaki."

Ante aquello, el chico frunció el ceño, pero antes de que pudiese responderle a aquel adulto, y decirle que él iba a convertirse en un héroe poderoso, la joven todavía en sus brazos se apartó un poco para poder mirarlo a los ojos.

"¿P-Por q-qué?"

"¿Por qué qué?"

Mina se secó las lágrimas antes de proseguir, sus mejillas moradas de tanto llorar. "¿Por qué trataste de salvarme? S-Sólo conseguiste que te lastimaran y no valía la pena que te odien por mí", ante una mirada confundida, la chica sonrió tristemente, aún sin moverse de su posición junto al rubio. "Eres Uzumaki Naruto-kun, te conozco. Todos te conocen. Yo no te odio pero casi todos los demás sí, y ahora por mi culpa será peor..."

"Meh, eso no me importa", la pelirosa movió sus ojos hasta encontrarlos con los azul zafiro del rubio. Algo en su mirada decidida le provocó una ligera sensación de vértigo en el estómago, como si un puñado de mariposas revolotearan dentro. "Podrán decir lo que quieran sobre mí, me da igual. Lo que importa es seguir adelante y convertirnos en grandes héroes, entrenando duro y ayudando a los demás cuando lo necesiten", en ese momento, Naruto esbozó una sonrisa que causó un leve rubor en las mejillas de la chica. "Volvámonos superhéroes, Mina-chan. Yo estaré contigo en el camino, ¡es una promesa!"

Era difícil para Mina entender lo que estaba ocurriendo. Aquello tenía que ser un maravilloso sueño, del que por más que se pinchara la mejilla o intentase no podría despertar. De hecho, no quería despertar. Con aquellas últimas palabras Naruto había confirmado las esperanzas de la pelirosa, quien sintió como nuevas lágrimas emergían de sus ojos. Pero no de tristeza, sino de felicidad.

"¡H-Hai, Naruto-kun!", respondió la chica, sin saber qué hacer más que sonreír brillantemente.

El Uzumaki le devolvió la sonrisa y se dejó abrazar por un momento, hasta que un leve sonido los trajo de vuelta a la realidad y les hizo recordar que había alguien más con ellos.

"Me van a enfermar. Guarden la cursilería de noviecitos para cuando estén sólos", los niños se separaron inmediatamente al oír sus palabras, ambos exclamando incoherencias y con las caras rojas como tomates (la pigmentación de Mina se tornaba morada cuando la sangre coloreaba su rostro en contraste con su piel rosada). Ante aquello, el hombre verde soltó una carcajada. 'Qué fácil es avergonzarlos', un dedo largo se apuntó de repente en dirección de la chica, quien se irguió en sorpresa. "Tú, dime tu nombre."

"¡M-Mina Ashido!", respondió ella con diligencia.

"¿Y viniste sola a este parque?"

"Mis a-ami...", se detuvo. Aquellos que la chica consideraba sus 'amigos' la habían invitado a jugar al parque y la habían dejado atrás minutos después de llegar, momento en el que Kaito y su grupo la había encontrado llorando en un lugar apartado. "Vine con algunos compañeros de mi clase... pero me dejaron en cuanto pudieron..."

Naruto apretó los dientes con rabia, algo que no pasó desapercibido por el extraño héroe verde, pero sí por la pelirosa quien escondió una mirada triste con su pelo. "Ya veo... ¿Y tu casa?"

"A d-dos cuadras."

"¿En qué dirección?"

La pregunta tomó por sorpresa a Mina. Pero aún así elevó una mano para indicar el camino. "Por ahí."

"Bien, vamos."

Y sin que ninguno de los dos chicos pudiese siquiera ponerse de pie, el hombre tocó los hombros de ambos y desaparecieron los 3 en un parpadeo.


De un momento a otro, Naruto se encontró observando el pórtico de una casa similar a otras en el barrio en vez de la zona arbolada del parque dónde hasta hace unos instantes se encontraba. A su lado estaban tanto Mina, quien tenía la boca abierta en sorpresa y el extraño hombre verde de antes, cuya tranquilidad permanecía intacta en su rostro.

"¿C-Cómo—?"

"¿Es esta tu casa?", preguntó de repente el hombre, ignorando al rubio. Ante un asentimiento de Mina, prosiguió. "De acuerdo. Vete ya, yo llevaré a Naruto a donde viva."

"Gracias... Emm... ¿héroe-san?"

El hombre notó la incertidumbre en la forma de la chica de dirigirse a él, lo que causó que sacudiera su cabeza en negación. "Mi nombre es Pikoro Daimao."

"Gracias Pikoro-san", replicó entonces Mina, haciendo una profunda reverencia. Naruto sonrió ante aquello, y más al ver cómo una mueca de desgano aparecía en la cara del tal héroe. Luego, la pelirosa se giró en dirección al rubio y, sin mediar palabra, lo envolvió en un profundo abrazo. "G-Gracias Naruto-kun, ¿nos veremos mañana?"

Luego de separarse de él, la joven puso sus manos detrás de la espalda y desvió la mirada hacia el suelo, pateando con su pequeño pie una piedra invisible enfrente suyo. Naruto, por otra parte, sólo ensanchó su sonrisa antes de responder. "¡Por supuesto Mina-chan! ¡Mañana te mostraré mi lugar favorito para esconderme en la escuela!"

Mina alzó la mirada con un leve sonrojo para luego reír entusiasmadamente. Sus labios besaron por un instante la mejilla del Uzumaki y luego de un rápido "¡Ja ne!", la puerta de su casa se abrió y dentro desapareció la pelirosa.

Pikoro por un instante se dignó a sorprenderse ante el hecho que Naruto se limpiara la cara con una mueca de disgusto; aunque sabía que aquello era teatro: por más que quisiera aparentar disgusto, al chico de 7 años le había gustado aquel gesto — el rubor en su cara lo probaba todo.

"Oi, Gaki."

"¿Hah? ¿Me hablas a mí? ¡Mi nombre es Naruto Uzumaki! ¡Apréndetelo!"

El hombre de piel verde cruzó los brazos y rodó los ojos ante aquello. "Lo que sea Gaki", Naruto estaba a punto de decir algo más, pero la siguiente pregunta de Pikoro lo detuvo. "Vives en el orfanato... ¿no?"

Una mirada algo resentida se hizo presente en la cara del Uzumaki, quien evitó encontrar los del hombre después de asentir. Odiaba ese lugar más que nada en el mundo; todos los niños se burlaban de él y lo hacían a un lado, al igual que en la escuela a la que el orfanato lo obligaba a asistir. Pocas familias acudían para ver si valía la pena adoptarlo, pero todas se marchaban con excusas al final.

Su sueño era ser el mejor héroe de todo el mundo no sólo para salvar a los inocentes en peligro, sino también para ser amado y respetado por todos.

Cosas como el dinero o la fama poco le importaban.

Y Pikoro lo pudo ver en la mirada del chico. Su propia experiencia había sido ligeramente similar, o la de Kami si tomaba en cuenta que él era la reencarnación de la mitad malvada del antiguo dios. Jamás había conocido al patriarca que lo engendró y la única familia que alguna vez llegó a tener había sido la de Gohan, quien ya de pequeño lo consideraba como un verdadero amigo.

'Demonios, a veces hasta extraño aquellos tiempos', pensó Pikoro, cerrando los ojos por un momento. "¿Y qué dirías si te ofrezco la chance no sólo de irte de ese lugar, sino también de volverte muy fuerte?"

Como se esperaba, la reacción de Naruto fue una que desbordaba entusiasmo. Sus orbes zafiro se iluminaron como dos árboles de navidad mientras su pequeña cabeza parecía estar a punto de separarse de sus hombros de lo rápido que la sacudía adelante y atrás.

"¿¡De verdad ojiisan!? ¿¡Me entrenarás para hacerme fuerte!? ¿¡Cuando empezaremos!? ¡AHHH NO PUEDO ESPERAR!"

Pikoro sintió como una vena se hinchaba en su frente de rabia. ¡El no era viejo! Bueno, en realidad tenía cientos de años pero eso no contaba; su juventud era eterna, por lo que no debería verse como un anciano. Por otro lado... la facilidad con la que el muchacho aceptó su propuesta sin siquiera dudarlo denotaba su falta de una figura paterna o materna, o aunque sea un hogar al que volver.

Naruto no tenía nada de eso, y al guerrero poco le sorprendió ver su entusiasmo ante el prospecto de irse del orfanato con alguien que apenas conocía. O confiaba en él... o estaba muy desesperado; Pikoro no tenía malas intenciones, sin embargo.

"Entonces vamos, hay mucho que hacer."


Mina observó oculta detrás de la cortina de la ventana adyacente a la puerta la interacción entre Naruto y el tal Pikoro. Su nuevo amigo saltaba por todos lados; parecía entusiasmado por algo que le había comentado el héroe quien lo miraba de brazos cruzados.

El tal Pikoro Daimao parecía alguien bastante raro... pero los había salvado a ambos, y con ese atuendo tan extraño no cabía duda que debía ser un héroe profesional. Sin embargo, no recordaba haberlo visto en las noticias ni el ranking de héroes que siempre tendía a revisar en internet para aprenderse los nombres de memoria.

¿Quizás operaba encubierto?

En poco tiempo, tanto Naruto como el héroe desaparecieron de su vista en un parpadeo, algo que la dejó shockeada por un momento. Pero Mina supo reaccionar eventualmente ante los insistentes llamados de su madre, quien se encontraba en la cocina, preparando la cena. Rápidamente, la niña atravesó el living y el pasillo de entrada y se dirigió hacia su madre, ansiosa por contarle lo ocurrido.

"¡Okaachan!"

Aquella era una mujer de sonrisa amable y maternal, con tez pálida, ojos dorados y cabello largo y rosado, siendo aquello último lo único en lo que coincidía con su hija. Su individualidad consistía en la habilidad de producir gas venenoso, algo que tenía cierta similitud con el ácido de Mina: era peligroso si no se controlaba adecuadamente. "Bienvenida de vuelta, Mina-chan, ¿te divertiste con tus amigos?"

De inmediato, la pequeña comenzó a contarle sin respirar la increíble historia de cómo Naruto y, casi al final, el héroe llamado Pikoro Daimao habían acudido en su rescate ante la inminente amenaza de Kaito. Cuando terminó el relato, su madre se mantuvo en silencio, tranquila, como analizando todo lo que su Mina-chan le acababa de explicar.

Sabía del acoso casi permanente que su hija sufría día tras día en la escuela, aún habiendo personas con individualidades que los hacían más "raros y diferentes" que ella, quien era preciosa en la opinión de la mujer adulta. Pero que un niño petulante hubiese estado a punto de lastimarla era imperdonable, un escándalo absoluto.

Quizás era hora de tomar algunas... medidas drásticas.

"¿O-Okaachan?", llamó Mina al ver cómo su madre se cubría de un aura roja maligna, seguramente esbozando una sonrisa maliciosa. La misma desapareció al oír la voz de su pequeña.

"Me alegro que estés bien Mina-chan", la mujer se dio media vuelta, dejando la preparación de la cena sobre la mesada para poder abrazar a su hija. Pronto, una sonrisa de complicidad ocupó su rostro. "Por cierto, ¿cómo se llamaba ese chico tan gentil y valiente?"

La niña se sonrojó levemente. "N-Naruto Uzumaki."

'Oh... Ese chico...' La madre de Mina, cuyo nombre era Rika Ashido, conocía al muchacho por lo que comentaban los demás padres. Jamás lo había visto en persona, pero se decía que era un pequeño demonio; un alumno problemático que molestaba a todo el mundo y por eso no tenía amigos. Sin embargo, en reiteradas ocasiones las historias que se contaban parecían demasiado estúpidas como para coincidir con el perfil de un niño pequeño.

Rika, en su opinión, pensaba que Naruto era alguien incomprendido y sólo, carente de afecto. Y el hecho que intercediese para salvar a su única hija, de quien la mayoría de sus compañeros se burlaban, apoyaba esa opinión que había forjado sobre él.

"Ara ara, debe ser alguien muy noble y digno de mi hija", la señora Ashido ensanchó su sonrisa al ver la mirada de confusión en el rostro de su pequeña. "¿Quienes son sus padres? Quizás los conozca..."

"No tiene... Es huérfano."

Eso era inesperado ciertamente, pero también explicaba muchas cosas. El pobre no tenía padres ni amigos, y la expresión triste en el rostro de Mina sólo servía para incrementar sus esperanzas de juntarlos como amigos. Quizás...

"Entonces seguro que nunca debe haber comido un bento casero", la pequeña elevó la mirada ante aquello, sus ojitos amarillos encontraron los de su mamá. "Le prepararemos uno de inmediato. Y mañana lo invitarás a cenar, ¿de acuerdo?"

Una sonrisa brillante ocupó el rostro de Mina. "¡Hai, Okaachan!"


Pero Naruto Uzumaki jamás regresó a clases.

El primer sensei de la mañana sólo dijo que la nueva familia adoptiva del Uzumaki había decidido mudarse a otro país, probablemente. Ni él estaba muy seguro ni le importaba.

Todos los alumnos (excepto algunos, como Mina) celebraron la partida del molesto rubio de 7 años, incluidos Kaito y su pandilla, quienes aprovecharon la ocasión para afirmar cosas como "heh, tenía tanto miedo después de la paliza que le dimos ayer que tuvo que transferirse para evitar que lo avergoncemos aún más."

La mayoría le creyó, empobreciendo la imagen de Naruto.

Mina, por otro lado, lamentó enormemente la pérdida de su nuevo amigo, el único que se había atrevido a defenderla y brindarle apoyo posteriormente.

'Ni siquiera se despidió', fue su primer pensamiento al enterarse de las noticias. Un puchero triste adornó su rostro por varios instantes en los que todos comentaban sobre la partida del rubio y cómo todo estaría mejor ahora; sus ojos amarillos observaron el bento que su mamá había preparado especialmente para el chico.

La pelirosa se había levantado muy contenta a la mañana sin parar de pensar en su —ahora— persona favorita, imaginando al mismo tiempo cómo sería tener un amigo como Naruto Uzumaki. Su repentina adopción y posterior traslado a otra ciudad había sido como un balde de agua fría que destruía sus nuevas esperanzas. Sin embargo, y aunque supuso que ese tal Pikoro Daimao tenía algo que ver con todo el asunto de la mudanza y la adopción, la chica jamás olvidó las palabras del joven ni dejó que su partida la afectasen.

A partir de ese día, la vida de Mina Ashido dio un vuelco completo.

Volvámonos superhéroes, Mina-chan. Yo estaré contigo en el camino, ¡es una promesa!

'Cuando vuelvas... ¡Yo seré fuerte Naruto-kun!'

Pasarían 8 largos años hasta que su reencuentro se produjese.


(To be continued...)


Fiuuu, terminamos este capi. Espero que esta vez no me lo borren ni nada, creo que el problema es el segundo capítulo, no el primero.

Y hablando de capítulos... En la continuación, Naruto comenzará su entrenamiento con Pikoro (imagínense la que le espera).

Mañana actualizaré tanto el segundo capítulo como el tercero, los cuales ya tengo listos.

Con eso, me despido hasta la próxima.