CAPÍTULO 1: Columpios
Habían pasado varios días desde que Kate estaba suspendida de esas 2 semanas que le había tocado cumplir. Normalmente habría sido un mes pero Gates sabía que el crimen no descansaba y Beckett seguía siendo su mejor detective.
Como Alexis y Marta estaban de viaje por Europa, Castle aprovechaba para pasar todo el tiempo posible con Kate y viceversa. Habían aprovechado al máximo cada día pasado. Los primeros prácticamente no habían salido de la cama, a menos que fuera para pedir comida o preparar algo. Incluso, la mayoría de las veces comían en la cama. Sabían que dentro de unas semanas, Alexis y Marta volverían y entonces él tendría que comenzar a inventar excusas para salir y poder verse, y ya no podrían dormir toda la noche juntos porque Castle tendría que volver a dormir a su casa.
Una mañana, estaban en el loft de Castle desayunando tranquilamente. Mientras Kate disfrutaba de su café, Castle estaba muy callado, planeando algo.
- Se me acaba de ocurrir un plan para la tarde y la noche… - dijo repentinamente, rompiendo el silencio. – Central Park, Cine, Cena afuera y Helado, ¿qué te parece?
- Waw, ¿no te parece mucho?
- Si quieres, podemos buscar helado y comerlo aquí o en tu casa tranquilos.
- Mmm… A ver… Mejor dejemos el cine para otro día. ¿Qué te parece picnic en el parque, un café y por último el helado?
- Perfecto.
- Bien. – Ambos se sonrieron y él se acercó para darle un beso.
Unas horas más tarde.
Cerca de las 3 PM ya tenían todo listo así que se dispusieron para salir. Agarraron todo y salieron en dirección al parque.
Castle estuvo pensativo en el camino así que no habló mucho.
- Es raro que estés tan callado. – comentó Kate. Castle se sobresaltó un poco pero no sacó la vista del camino. - ¿Pasa algo?
- Eh… No. Solo que recordé que hoy dormiremos separados. – dijo. Su voz sonaba desanimada.
- Si, es cierto. Mi padre insistió en que quería desayunar conmigo mañana temprano aprovechando que tenía que venir a hacer un trámite. Le dije de ir a una cafetería pero no quiso. Dijo que pasaría por el apartamento un rato y luego se iría.
- ¿Justo ahora se le tenía que ocurrir venir?
- ¡Castle! – le reprendió ella. – Es mi padre…
- Lo sé, lo siento. – dijo él suspirando. – Es solo que no queda mucho tiempo antes de que mi madre y Alexis vuelvan.
- Míralo de esta forma. Será una práctica para cuando ellas lleguen. – le dijo.
- Mmm… - gruñó Castle no muy contento, pero no dijo nada más.
Estaban rodeando el parque cuando Castle divisó una tienda y se le ocurrió una idea. Por suerte para él, había lugar para estacionar. Bajaron del auto y él le pidió que bajara las cosas mientras buscaba algo y venía. Kate quiso preguntar si lo acompañaba pero no le dio tiempo, Castle ya estaba cruzando la calle.
Kate sacó lo que habían traído y se sentó en un banco que miraba a la calle, a esperar. El cartel de la tienda decía: "Regalería y Cotillón." '¿Qué estaría planeando?', pensó. '¿Tendría que ver con la charla que habían tenido?'
Luego de unos minutos, Castle salió muy contento, aunque no llevaba nada en las manos, lo cual extrañó a Kate.
- ¿Encontraste lo que buscabas? – le preguntó curiosa.
- Sip, vamos. – le contestó tranquilamente mientras se ponía al hombro la mochila que habían traído con la comida, y agarraba una manta enrollada.
Kate estaba a punto de preguntarle qué había comprado cuando vio que Castle se daba vuelta para mirarla y estiraba su mano para que ella se la tomara, interrumpiendo todo pensamiento que estuviera pasando por su mente. '¿Quiere que caminemos de la mano?' pensó ella, y no pudo evitar sonreír. 'Estoy saliendo con un adolescente.' Finalmente, le dio la mano y empezaron a caminar hacia el interior del parque.
Caminaron un rato largo. No hablaron mucho, simplemente disfrutaron de la compañía y del aire fresco. De vez en cuando, comentaban algo que veían y luego seguían. Cuando llegaron a los columpios, se miraron. Sus miradas reflejaban exactamente lo mismo, esos columpios significaban algo más para ellos. Castle le sonrió y le hizo una seña preguntándole si quería hamacarse y Kate asintió. Mientras ella se dirigía a los columpios, él dejó las cosas a un costado y luego la siguió, y se sentó junto a ella, justo como se habían sentado hacía más de un año.
- Antes de ir a tu casa aquella noche de tormenta, vine aquí para pensar. – le contó Kate repentinamente. Castle la miró.
- ¿En medio de la lluvia? – preguntó un poco sorprendido. - ¿Por eso te mojaste tanto?
- Si, pero no me importaba, me sentía bien aquí. – dijo mirando al cielo con los ojos cerrados, dejando que el sol y la brisa le dieran en la cara. – Este lugar me trae recuerdos.
- Es cierto… a mí también. – dijo pensativo. – Recuerdo muy bien ese día, cuando viniste a rogarme que volviera a ayudarte. – dijo orgullosamente. Kate lo miró indignada.
- ¿Qué? ¡Yo no te rogué! – le reprochó ofendida.
- ¿En serio? – le dijo con una mirada incrédula. – Sabías perfectamente cuales eran mis sentimientos y justo viniste a decirme que habías terminado con Josh y que no estabas lista para tener la relación que querías. No vengas a decirme que no me estabas pidiendo tiempo. Sabías que no podría negarme a ayudarte. ¿Acaso te atreves a negármelo? – la desafió.
Kate se lo quedó mirando. Estaba a punto de decirle que no, que no había sido así, que estaba equivocado… pero entonces reflexionó, tratando de recordar qué le había dicho exactamente, en qué estaba pensando cuando le contó lo de Josh y lo de ese muro interno. ¿Había tratado de manipularlo? Quería pensar que no pero todo apuntaba a que sí. Lo necesitaba, no solo para que la ayudara por el caso de su madre, ella lo necesitaba a su lado. Finalmente, suspiró resignada.
- Bien, acepto que necesitaba que volvieras… ¡Pero no te rogué! – le aclaró firmemente. Castle sonrió satisfecho con la declaración.
Aquel día, cuando él había podido analizar todo lo que habían hablado, no estaba al tanto de que ella recordaba su declaración, pero algo en su interior le había hecho sentir que se refería a él cuando le habló de "la relación que realmente quería tener". En gran parte, esa había sido su motivación para volver. Si solo era cuestión de tiempo, él se lo daría. Y su paciencia había rendido sus frutos y finalmente, un año después, por fin estaban comenzando algo juntos.
- Castle… - comenzó a decir Kate cautelosamente. - ¿Cuándo te enteraste que recordaba? – le preguntó. Castle la miró pensativo, no estaba seguro de querer hablar de ello, pero supuso que ella seguiría preguntando.
- ¿Realmente no lo sabes? – le dijo sin contestarle.
- Creo imaginarme aunque no sé exactamente en qué momento.
- Cuéntame… - le pidió él.
- Supongo… por tu cambio de comportamiento, que fue en algún momento durante el caso de la bomba. ¿Estoy en lo cierto?
- Lo estás…
- Al principio del caso, me pareció que querías hablar conmigo de algo importante, lo sentí. Pero después… cuando te pregunté, estabas distante, no entendía por qué.
- Lo de la bomba me hizo dar cuenta de que no quería seguir perdiendo el tiempo, quería que habláramos claro de una vez por todas... Pero un día vine y no estabas. Espo me dijo que estabas interrogando al ratero, a Bobby. – Castle hizo una pausa esperando que se ubicara, y ella lo hizo. Se acordó perfectamente de ese interrogatorio.
- El café sobre el escritorio... – recordó ella, y Castle asintió.
- Llegué con los cafés y cuando Espo me dijo dónde estabas, dejé tu café en el escritorio y fui a la sala de observación. Y entonces te escuché decir que recordabas todo lo que había pasado ese día. – Castle miraba el suelo mientras recordaba. – Fue un gran shock, me sentí el imbécil más grande del mundo, me sentí humillado. No sabía qué hacer, no podía enfrentarte en ese momento, así que me fui, necesitaba pensar. – Kate quería decirle que lo sentía, que no había querido lastimarlo, pero algo le dijo que se mantuviera callada, sentía que él necesitaba sacar todo eso. – Supuse que me habías mentido porque no querías lastimarme o que lo hacías para que siguiera ayudándote con el caso de tu madre. Estaba muy confundido. – Castle se frotó la cara con las manos. – Traté como pude de olvidarte, me distancié, salí con otras personas, traté de retomar mi vida de antes, incluso había decidido dejar la comisaría. El caso de los zombis sería mi último caso… pero entonces…
- Te conté que estaba yendo a terapia para superar lo que me había pasado y que estaba progresando. – dijo Kate sin poder contenerse.
- Me di cuenta de que había sido un egoísta y que no me había dado cuenta de lo mucho que te había afectado toda esa situación.
- Lo suponía… - dijo Kate y Castle la miró extrañado. – Algo me decía que pasaba algo, que querías irte… - reconoció ella.
- ¡No lo puedo creer! ¡Me manipulaste dos veces con lo mismo! – reconoció él sin poder creerlo. Se levantó de la hamaca y se apoyó sobre el respaldo de un banco cercano. – Ahora entiendo por qué me hablaste otra vez del muro.
- Primero que nada, no te estaba manipulando, te estaba poniendo al tanto. – Castle la miró escéptico. – Segundo, ¿qué querías que hiciera? ¿Dejar que te fueras? – ambos se quedaron mirando en silencio y finalmente él asintió y suspiró. – Lo siento, Castle. No era mi intención lastimarte. Para mí tampoco fue fácil. – Kate se levantó y se acercó a él.
- Ya está. No vale la pena seguir hablando de eso. Ya pasó. – le dijo mientras la agarraba de la mano para acercarla más. – A propósito, para tener una idea… ¿en qué estado está ese muro? – quiso saber.
Kate le sonrió y acercó su rostro al suyo, quedando a escasos centímetros.
- No sé de qué me estás hablando. – le dijo para luego recorrer la corta distancia que faltaba para besarlo mientras lo abrazaba rodeándole el cuerpo con los brazos. Castle la imitó rodeándola con los suyos para acariciarle la espalda.
Estuvieron unos minutos besándose tranquilamente hasta que Kate se separó un poco y le pidió si podía hamacarla. '¿Mira quién es la niña ahora?', pensó él y una sonrisa se dibujó en sus labios.
Ya que esos columpios significaban algo importante para ellos, se sacaron algunas fotos en ellos y luego decidieron seguir recorriendo el parque y buscar un lugar donde instalarse.
