PRÓLOGO

Todo fue tan rápido…Mis piernas me llevaron hasta mi final, mi trágico pero valeroso final. No podía dejar que Chris muriera, no así. Estrangulado, golpeado y agujereado por ese ser. Hace tiempo que dejó de ser humano, él mismo lo decía.

Nunca, pero nunca me llegué a imaginar hace unos años atrás que se podría convertir en lo que es actualmente. Tal vez, cuando estábamos en los S.T.A.R.S, tuviera algo de humanidad, al menos creía yo. A partir del incidente en la mansión, aprendí a no juzgar un libro por su portada. Siempre confié en ese hombre cuando estaba en el RPD, al verlo tan serio y reservado, hasta lo vi profesional. Nunca me atreví a preguntarle por las gafas, pero eso era algo natural de él. Siempre regañaba a los chicos por ser unos desinteresados en todo, mientras que a mí me decía (a solas) que era más madura y profesional que ellos.

Recuerdo una vez que Joseph (descanse en paz) le quitó las gafas negras mientras echaba una cabezadita. En cuanto vi cómo Joseph corría de él, los separé. Me di cuenta como agachaba la cabeza, para que no le viera los ojos, así que no insistí. Me quedé con las ganas de ver aquellos ojos que ocultaba bajo las gafas día tras día. Siempre le tuve un gran respeto, hasta reconozco que en la mansión cuando le perdí de vista me preocupé por él.

Pero ahora, ahora lo despreciaba con todo mí ser, no sólo por traicionarnos, sino por intentar matarnos en múltiples veces, destrozar miles de vidas, incluyendo entre ellas las de mis compañeros.

Ahora iba a arrebatarme lo que más apreciaba en este mundo: Chris, mi animalote, mi amigo fiel. No pensaba permitirlo, así que no me lo pensé dos veces: justo antes de que Wesker le empezase a presionar, me abalancé sobre él, salvando a Chris del abismo por el que actualmente estaba cayendo yo.

Estaba agarrada a Wesker. Noté bajo el traje sus definidos músculos, aunque eso ya no importaba. No creía que saliera viva de esa. Esta vez, no. Lo más probable es que me rompiera la columna y/o el cráneo al impactar con el suelo, o que chocase contra las rocas y que me despedazasen, como una muñeca rota. En eso me iba a convertir: en trozos de tela y carne, aunque debería dejar de pensar en cosas como esas.

¿Qué sería de Chris, de Barry, de Rebecca, de Claire o la BSAA? ¿Buscarían mi cuerpo, o, me dejarían allí tirada? No, no creo. Chris me buscaría hasta quedarse sin aliento.

De repente impactó en mi cara un fuerte olor a barro y agua de mar, eso quería decir que quedaba poco para mi trágico fin. No tenía miedo, ya que ya había experimentado estas sensaciones antes: era como un Deja Vi.

Creí que a Wesker le había dado un paro cardíaco, tal vez por la edad o la tensión. Pero no, su corazón dejó de latir hace ya tiempo. Tanto virus le había reducido el ritmo cardíaco, o tal vez es que no tuviera de verdad ni corazón ni alma. Quién sabe. ¿En qué pensaría él en ese momento? No estaba dispuesta a preguntárselo.

Estaba a punto de entrar en aquel túnel sombrío por el que Wesker pasó múltiples veces, pero no vi ninguna luz. Tal vez fuera un simple mito o yo no estaba muerta aún.

¿Cuánto duraría este agonizante momento? No tardé mucho en descubrirlo. Impactamos contra un montón de rocas, cuyas picudas esquinas me clavé en casi todo el cuerpo. Durante ese minuto, no sentí nada de mi ser. Un poco después, empecé a retorcerme del dolor.

Justo antes de cerrar los ojos, vi una sombra que se acercaba a mi, cómo un espíritu, silencioso y rápido. Sólo me dio tiempo a pronunciar una sola palabra:

-Wes…ker….