"Mierda, mierda, mierda"
Ludwig observó sus manos cubiertas de sangre y tuvo miedo. Uno inefable.
Dirigió su atención hacia el cuerpo de su jefe. Vio las marcas de puñaladas alrededor de todo el torso.
No sabía qué hacer. No se imaginó experimentar una situación parecida. Mente en blanco. No acciones.
Despertó de su ensimismamiento por un grito proveniente de la entrada a dicha oficina.
— ¡Maldito loco! ¿Qué hiciste?
Al no obtener respuesta, se acercó arrebatándole su celular. —¡Llamaré a la policía!
El alemán no pudo escuchar nada más proveniente de la rubia, se encontraba sumido en sus pensamientos.
Tocó el cuello del cadáver buscando alguna señal de vida. Alguna señal de esperanza.
"No, la vida no es justa... y menos para mí"
Sus sospechas fueron confirmadas.
Levantó el rostro encontrándose con Rose sosteniendo una navaja con cierto gesto dubitativo.
—Mantente... dónde estás. NO TE ACERQUES. Ya llamé a la policía, bastardo.—dio una risita— siempre creí que eras demasiado callado y antisocial. Pero asesino... eso sí supera mis expectativas.
—¡Yo no lo hice! Estoy tan o más confundido que tú. Tienes que creerme— replicó al tiempo que se escuchaban las sirenas características de un vehículo policial.
—Dile eso a los oficiales y TE DIJE QUE NO TE MUEVAS.
—YO NO...
—¡Alto ahí! ¡Policía! BAJE EL ARMA, SEÑORITA.
—¡A él, arréstenlo a él! Demonios, yo lo encontré. Además,no ven el estado en el que se encuentra—dijo al tiempo que señalaba la camisa del chico— tienen lo necesario para encerrarlo.
—¡NO ENTIENDEN QUE YO NO LO MATÉ! Él — señaló a su otrora superior ahora envuelto en la característica bolsa negra — me llamó para encontrarnos aquí. Estoy seguro que quedará en el registro telefónico.
— Lo siento, señor. Tendrá que acompañarnos, si lo que usted dice es verdad supongo que no tendrá problemas.
Ludwig asintió, tratando de mantener su actitud estoica, sabiendo que su vida ya no sería la misma.
Y vaya que tenía razón.
