Nota: Bueno este es mi primer fanfic n.n esta historia contiene personajes que no son míos, pertenecen a Masashi Kishimoto y también a mi propio personaje. Este capítulo tal vez sea algo aburrido jaja es solo una introducción espero que les guste.
¿Quién son yo?
Mi nombre es Hiyuki, nací en la aldea de Konoha en la casa de un gran hacendado, mi mamá murió cuando era pequeña no recuerdo como. Mi padre me crio en casa, educada por maestros privados, por lo que no fui a la escuela y no tuve ningún amigo, mi padre me maltrataba por lo que le tengo mucho odio, pero gracias a él descubrí que tengo una gran habilidad en genjutsu. Actualmente tengo 15 años y hoy… Hoy es un día hermoso.
Me encuentro en mi habitación –¡Hiyuki!- escucho que me llama mi hermana menor. -¿Qué quieres Miyuki?- -baja rápido y ayúdame con la comida- -haaaa- replique algo fastidiada –Si no ayudas papá se enojara- ella siempre usaba la misma excusa… aunque bien era cierto que él lo aria. Me levanté resignada de mi cama y bajé a toda velocidad, Miyuki se encontraba abajo sacando a toda prisa los alimentos para la cena –Hiyuki ayúdame me dormí y no he hecho la cena, ¿Podrías preparar el arroz y unas brochetas de pollo?- dijo mientras cortaba las verduras para un ramen –claro- conteste, comencé a cortar todo para cocinar la cena, puse a cocer el arroz y empale las verduras en las brochetas junto con la carne. Se dieron las 7:30pm la cena estaba lista y servida, colocamos todos los alimentos en la mesa junto con los cubiertos y platos, nos sentamos a esperar, no solíamos hablar en la cena por lo que reinaba un silencio incomodo.
Pasaron las horas y mi padre no llegaba –creo que papá se ocupo- dijo Miyuki rompiendo el silencio –eso parece- conteste, la cena se había enfriado –deberíamos comer un poco, son las 9:40pm y no podemos seguir esperando- dije mirando lo apetitosa que se veía la comida –Pero... Papá se molestara- -no te preocupes Miyuki si él se atreve a hacernos algo, lo matare- conteste con una sonrisa burlona en tono de broma, ella me miro fijamente por unos segundos para después tomar una brocheta y comerla, yo la seguí. Terminamos de cenar y dejamos en la mesa algo de comida para cuando mi padre llegara, nos retiramos cada una a nuestra habitación, me recosté en mi cama fue un día largo pensé para posteriormente caer en un profundo sueño.
Me desperté súbitamente de mi sueño, me senté en la cama y escuche un leve grito, reaccione rápidamente saltando de la cama, baje las escaleras y mire con horror como mi padre, que estaba ebrio, golpeaba a mi pequeña hermana -Oye tu- grite con furia -¿Quién te crees para gritarme? He Hiyuki- dijo alejándose de mi hermana y girándose hacia mi – ¿y tu quien te crees para llegar tarde y para además atreverte a golpear a mi hermana?- conteste – ¡ya verás pequeña estúpida!- sus ojos se llenaron de odio – ¡pagaras por tu osadía!- grito mientras corría hacia mí, lo mire a los ojos y sonreí –Genjutsu de la muerte: pesadilla final- observe como se detenía antes de llegar al lugar donde me encontraba y caía en el suelo gritando presa del dolor y el miedo del que sufría en ese momento –jum al parecer no eres tan fuerte y poderoso- exclame mirándolo tendido en el suelo -¿qué-que me has hecho?- pregunto entre gritos y sollozos –te estoy haciendo pagar por todo lo que has hecho este tiempo- me acerque a Miyuki –¿estás bien?- pregunte, no recibí respuesta, pude notar además que sus ojos se encontraban perdidos en el vacío, con los ojos en blanco –no te preocupes, lo olvidaras todo- la tome en mis brazos y la subí a su habitación, pasamos al lado de mi, ahora difunto, padre sin dirigirle mirada. Llegue a su cuarto y la deposite en la cama –lo siento por todo, pero ya no recordaras nada- pareció escuchar eso ultimo y me dirigió la mirada, realice unos sellos con las manos, acerque mi mano a su frente – ¡Hiyuki basta! ¿Qué es lo que haces?- protesto –nos vemos luego querida hermana- puse mi mano en su frente –Jutsu de confusión: Borrado de memoria- después de esto, ella se desmayo y quedo inerte en la cama, me dirigí a la puerta y antes de marcharme mire atrás –adiós mi pequeña hermana- y así hui de aquel lugar.
Salí corriendo precipitadamente fuera de la hacienda, entonces me di cuenta que varios shinobi se dirigían hacia ahí, corrí lo más rápido que pude y me oculte tras unos matorrales -¿Qué ha pasado aquí?- pregunto uno de los shinobi con cabello castaño amarrado en una coleta -Al parecer han asesinado a Lord Ichiro, encontramos una niña adentro… Al parecer su hija que, además, no recuerda nada de lo sucedido- contesto otro de cabello azul, ambos se quedaron pensativos -Iruka... se suponía que no tenia familia, él afirmaba que su esposa había muerto antes de poder dejar descendencia- agrego el peliazul -Lose, abra que investigar más- contesto el castaño así que no tenía hijos... bueno mejor para mi, nadie me buscara pensé, pero entonces mis pensamientos se vieron interrumpidos por otro ninja que apareció súbitamente de algún lugar desconocido -pues al parecer no es todo, hemos despertado a la niña que se encontraba inconsciente, al parecer se llama Miyuki y no deja de nombrar a una tal Hiyuki, al parecer tiene más descendencia de la que afirmaba- agrego un hombre de cabellos grises –ya veo Kakashi, entremos, díganle a los otros que se lleven a la niña para interrogarla. Debemos saber qué es lo que ocurrió antes de que se arme un escándalo- ordeno el tal Iruka, desaparecieron después de eso ultimo. Me levante no sin antes rectificar que no hubiera nadie cerca y corrí hacia la calle principal, al parecer había un tipo de festival, ya que había mucha gente vestida con Kimonos de varios colores adornados de distintas maneras.
Fue fácil perderme en la multitud, pero cada vez era más difícil avanzar; ya que, las personas al parecer se estaban reuniendo *bum* se escucho una pequeña explosión, sobresaltada me di la vuelta -mira- gritaban algunas madres a sus hijos, alzándolos en los brazos y con una mano señalaban al cielo donde se podían apreciar luces de colores -que hermoso- susurre así que estos son los fuegos artificiales pensé, mi padre nunca nos dejo verlos, siempre nos mantuvo encerradas en casa bueno... después de todo no somos más que un secreto para el mundo al terminar el espectáculo las personas comenzaron a dispersarse y la calle termino nuevamente vacía, pude notar gracias a la posición de la luna, que era de madrugada debo buscar un lugar donde pasar la noche. Camine un rato por la ahora desolada calle y a lo lejos pude ver un conjunto de apartamentos, salte en algunos techos para poder llegar hasta la puerta de uno al cual, sin nada que perder, entre. Adentro pude apreciar una enorme cantidad de basura wow… creo que este lugar a estado muy desolado me abrí paso entre toda la basura -¿Quien anda ahí?- pronuncio una voz que parecía de un pequeño, decidí no responder y no moverme –pregunte ¿Quién está ahí?- repitió a la vez que encendía la luz, dejando ver a un pequeño rubio aun adormilado que se tallaba los ojos y además tenía tres franjas en cada mejilla, me dirigió una rápida mirada -¿Quién eres?- dijo postrando su mirada en mi –amm…Mi nombre es Hiyuki- conteste tímidamente, yo recordaba a ese niño, de vez en cuando y sin que mi padre se enterara salía de casa en las tardes y miraba el patio de la Academia de Konoha, ahí vi por primera vez a ese pequeño, siempre solo e ignorado, a excepción de esa pequeña de ojos aperlados que siempre le miraba pero que nunca se le acercaba –tienes un lindo nombre- dijo antes de precipitarse al suelo, me moví a tiempo para atraparlo sin que se golpeara, lo mire un poco antes de regresarlo a una cama que había ahí, de hecho la única cama que había –vives solo pequeñito- afirme mientras lo cubría con una manta –bueno, creo que pasare la noche aquí contigo- dije recostándome a su lado, lentamente caí en un profundo sueño.
Un débil hilo de luz ilumino mis parpados despertándome de mi sueño, al parecer estaba amaneciendo y el pequeño a mi lado seguía sumido en un profundo sueño –bueno al menos alguien pudo descansar- susurre, me incorpore lentamente procurando no despertarlo, al levantarme lo mire y sentí cierta tristeza al pensar que no volvería a ver a mi pequeña hermana. Salí por la ventana sin que nadie me viera y me dirigí a la salida de la aldea, que para mi sorpresa se encontraba sin protección. Corrí lo más rápido posible y sin mirar atrás me interne en el bosque con un único pensamiento en mente Jamás volveré aquí
