Como todos ya sabemos todos los personajes le pertenecen a nuestra querida jk rowling.
Esto es un prólogo. Si les gusta me cuentan si quieren que la siga, si?
Espero que les un día hermoso. El sol de los primeros días del verano se filtraba por las ventanas e iluminaba la cara dormida, haciendo que se despierte. Abre sus grandes ojos marrones tan solo para mirar el reloj, las nueve y media, demasiado temprano. Vuelve a cerrar los ojos y se tapa con la sábana hasta la cabeza. Espera diez, quince minutos, pero no logra dormirse. Por la ventana entra el ruido de la cuidad en actividad, los ruidos de los motores de los coches, la gehnte que camina. Estos ruidos lo invitan a levantarse, así que les hace caso. Se pone los anteojos y se acerca a la ventana para contemplar la cuidad.
Estaba contento. La noche anterior se mejor amigo, Sirius Black, lo había ido a visitar. Hacía cuatro meses que no se veían, cuatro meses desde que James decidiera que era mejor irse a vivir a Londres más cerca del ministerio, su actual empleo.
Esquiva un par de zapatos y una montaña de ropa que dejó la noche anterior en el suelo, y se encamina a la cocina. Su casa era ahora un departamento grande y bonito, en un tercer piso de uno de los nuevos edificios nuevos del centro de la cuidad.
Abre las cortinas y deja pasar el sol. Se permite perder uno o dos minutos mirando por la ventana. Se decepciona al que la ventana a la que siempre mira del edificio de enfrente está tapada con unas oscuras cortinas. Se revuelve el pelo y mira nuevamente, buscándola. La chica que vive en la casa de enfrente siempre está en la ventana, y ella sabe perfectamente que James mira. Miraba cuando ella leía en la ventana al sol, o cuando se ponía a practicar violín. No era que la espiara porque le gustara ni nada de eso, sino que le producía curiosidad verla haciendo sus cosas. No sabía nada de ella, solo que tenía el pelo marrón oscuro (quizás negro), ni tenía pensado saber más de ella.
Va a la cocina y se prepara el desayuno, café y tostadas. Al entrar ve los platos sucios de la noche anterior esperando por ser lavados. Podría limpiarlos con un simple hechizo, pero prefiere dejarlo para más tarde. Se come las tostadas rápido y se atraganta, así que toma un trago de café. Piensa que esta asqueroso y amargo, pero se lo bebe igual.
Desde el primer día en su trabajo se había esforzado para demostrar que era bueno en lo que hacía, y que podían contar con él siempre que fuera necesario. Se lo tomaba con tanto entusiasmo que la tarde anterior su jefe le había pedido que se tomara el día libre, y le dijo que era porque ya lo estaba agobiando un poco.
Así que ahí estaba en su día libre, tomando un café asqueroso al inicio de un día para el que no tenía ningún plan.
Su casa tiene vistas a un parque enorme que siempre está lleno de niños jugando, y las calles ocupadas con coches estacionados en doble fila.
Prende la televisión, solo por escuchar un poco de ruido, y deja la taza encima. En esos meses que llevaba viviendo a lo muggle había aprendido a manejar todos esos aparatos, y el que más le gustaba era el teléfono, le encantaba marcar un número al azar y molestar a alguien un poco. Cuando hacía esas bromas se acordaba de lo bien que lo pasaba en Hogwarts.
Vuelve a la ventana y no encuentra a su vecina. Es extraño que ella no este ahí, ya que siempre (desde que llegó a su casa) estaba ahí a esa hora. Suena el timbre una, dos veces.
-¡Jimmy, Jamie-pooh! – al otro lado de la puerta está Sirius, muy sonriente. Se había dejado el pelo largo y se ataba parte en una colita y otra parte le caía sobre la frente en forma de flequillo - ¡cuando tiempo sin vernos!
-Si, si, ocho horas exactamente. Pasa.
Entra y se sienta cómodamente ocupando todo el sillón. James lo mira desde la puerta que todavía sigue abierta porque vio algo que no le gusta nada.
-¿Qué estás haciendo?
-¿Qué estoy haciendo? – repite desorientado.
-¿Con ese bolso en el medio del pasillo, talvez?
-Ah, si,¡Me mudo a tu casa, vamos a vivir juntos!¿Podrían entrarlo por favor? – le pregunta señalando la puerta, pero James la cierra dejando el bolso afuera.
-No, no, no te va a mudar a mi casa. Yo vivo solo.
-Llevamos cuatro viviendo juntos en la misma casa, yo ya me acostumbré.
James levanta las cejas y pone los ojos en blanco. Camina hasta su habitación murmurado por lo bajo.
-¿James? ¿Dónde voy a dormir? – abre la puerta, le guiña un ojo a una vecina que está pasando pero ésta lo mira mal, así que agarra su bolso y lo apoya suavemente sobre la alfombra.
-¿James?
-¡En el suelo! – grita
-¿Cómo que en el suelo?
Se levanta y va a buscar a su amigo que está terminando de cambiarse en su habitación. El cuarto tiene una cama grande con dos mesitas a los lados. Un armario y un escritorio lleno de papeles se acomodan contra las verdes paredes.
-¿Si ya sabemos convivir, no? ¡Vivimos juntos desde los dieciséis, vamos! Además, yo ya tengo la llave de la puerta! – del bolsillo del pantalón saca una llave reluciente – Es genial, ¿no?
-Si tenías la llave, ¿Porqué tocaste timbre? – pregunta haciéndose el ofendido, pero en realidad está contento.
-Ah, es que es divertido apretar el botoncito.
Se acerca a James y le pasa un brazo por los hombros, y camina con él hacia la cocina. - ¿Tenemos comida? – pregunta.
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Es de noche. Las estrellas brillan muy intensamente alrededor de una enorme luna llena.
-¿Cómo estará Remus? Hoy es luna llena – James levanta los ojos del papel en el que está escribiendo y mira el cielo a través del ventanal de la cocina. Hace una leve afirmación con la cabeza y vuelve a su trabajo.
-Ahora le estoy escribiendo una carta, así que si me haces un favor y dejas de hablar...
Sirius se levanta de su silla y se encamina a la ventana. Observa un rato hasta que detecta algo interesante.
-¿Esa chica de enfrente nunca cierra las cortinas? – pregunta emocionado – Porque si es así me va a gustar vivir en esta casa. – james lo mira fijamente y se levanta de un salto dejando caer la pluma sobre la mesa.
-¿Está ahí? Hoy no estuvo en to... – Se interrumpe y se queda con cara rara.
-¿Qué, qué?
- No es ella.
En el edificio de enfrente, al igual que ellos, está una chica pelirroja asomada enla ventana contemplando la noche.
