Pequeño escrito que se me ocurrió un día... es bastante ambiguo, pero espero que sea de agrado de alguien ^^
Brisas de plata
La brisa jugaba con su pelo mientras la luna bañaba su cuerpo, resemblando una escultura creada a base de nieve. Una lágrima escarlata brotaba de sus ojos mientras su mente comenzaba a atisbar lo que había creado. Por miedo, por temor, por no querer aceptar ahora se hallaba aquí. El filo de plata resplandecía más que su piel mientras sus ojos intentaban enfocarle una vez más, sin dar alegría alguna. Tan solo quería haber muerto en sus brazos. Él la había condenado a la noche eterna, y tan solo era justo que fuera él el que la rescatase de tal. Pero ahora, sin poder verle, sentirle, tan solo escuchando sus respiración entrecortada, todo perdía sentido. ¿Por qué tenía que darse ahora cuenta de que en esos cortos meses de muerte había sido más feliz que en toda su vida? ¿Por qué ahora que no podía ni sacar fuerzas para agradecérselo? Alargó su mano con la esperanza de que él se la sujetase, un último contacto. Pero su pésima vista le mostró como la figura borrosa que él ahora formaba se daba la vuelta, marchando lentamente lejos de ella. "Desde el momento en el que te vi supe que uno de los dos acabaría muerto" fueron las últimas palabras que él susurró a su mente. Y sabía de sobra que no hablaba de ella. No malgastaría su tiempo diciéndole lo evidente, él nunca haría eso. Y supo que este era el castigo que le impartía Dios, por dejarse llevar por la tentación, por dejar que el mismo hijo del diablo le tomara como aprendiz. Lo sabía, y aun así no le importaba. Ella ya no creía en Dios. Si tan poderoso era, ¿por qué dejaba que tanta gente buena muriese? Además, siempre fue buena creyente, y aun siendo condenada a la noche perpétua seguía asistiendo a la iglesia, confesando sus pecados y rezando todas las noches. Pero el señor no la escuchaba. Su único ruego jamás se cumplió, y estos eran los hecho que lo demostraban. Lo único que jamás pidió fue su felicidad, ¿acaso no podía otorgarle tal cosa sus señor? No, no podía sino existía. La negrura comenzó a llevárselo todo, viendo su vida y muerte pasar ante sus ojos, y con la diminuta fuerza que le quedaba se agarró a un recuerdo, a una imagen. Esa imagen era la última que quería ver, y su mente le concedió este último deseo. Su sonrisa...
Can you stake my heart?
