Este fic participa en el Amigo Invisible 2016 del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.

Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling.

Aviso: Esto es un regalo para mi AI, Muselina Black. He trabajado y sufrido mucho para escribirlo, pero creo que ha quedado bien (aunque haya puesto Pottervigilancia y no Potterwatch xD). ¡Espero que te guste! :)

Agradecimientos especiales a Kristy SR por el beteo. Cualquier fallo es única y exclusivamente mío.


RESISTIR

I. 23 de enero de 1998

Sótano de Sortilegios Weasley, Callejón Diagon (Londres, Inglaterra)

—Damas y caballeros, brujas, magos, seres mágicos varios y esperemos que ningún mortífago o criatura indeseable —Fred Weasley hablaba sonriendo aunque se dirigiera a un público invisible a través del micrófono—, mi nombre es Rejón (que no Roedor) y les doy a la bienvenida a este nuevo programa de Pottervigilancia en calidad de presentador.

»Nuestro presentador habitual, Río, se encuentra indispuesto por un virus estomacal y por eso se libran ustedes de oír su voz. ¿No es maravilloso?

»Sin embargo, como de costumbre, cuento con la compañía de Rómulus y Regio; y de una nueva locutora, venida especialmente para esta edición: Rechula.

—¿Cómo que Rechula? —exclamó Angelina Johnson, fulminando a Fred con la mirada a través de la mesa de grabación—. Quedamos en que sería Quaffle o Voladora, nada de Rechula.

A su lado, Remus Lupin contuvo una sonrisa mientras Fred le guiñaba el ojo desde el otro lado de la mesa.

—¿Escuchan ustedes a nuestra nueva locutora? Menudos humos tiene, de verdad. Luego se quejará de que la llamemos Rechula.

—No tienes vergüenza —masculló Angelina— y a mí no me pagan lo suficiente como para aguantar esto. De hecho, no me pagan.

—¿Qué es eso que oigo, Rechula? ¿Quejas? ¿Quieres ir a resolver nuestras diferencias al callejón de atrás? ¿Eh?

Angelina abrió la boca para contestar, pero Kingsley Shacklebolt, que había presenciado el diálogo en silencio, hizo un gesto imperioso para mandarla callar y se apropió de su micrófono.

—Mientras Roedor y Rechula van a resolver sus diferencias al callejón de atrás —El hombre hizo caso omiso de las protestas de ambos—, mi compañero Rómulus y yo nos quedaremos para informarles de las últimas noticias.

—Ciertamente, Regio. —Remus sonrió a Fred y Angelina, que, todavía sentados a la mesa pero sin micrófono, los miraban indignados—. Empezaremos por el espacio que todo el mundo espera: Amigos de Potter. Aquí nombramos a todas aquellas personas asesinadas desde nuestra última retransmisión y que el Ministerio se niega a reconocer; para que, al menos, alguien los recuerde.

»Empiezo —siguió Remus— mencionando al pueblecito muggle de Fowey, que se ha visto casi reducido a la nada por un ataque mortífago en la última semana. Declan Haworth. Indianna Crawford. Ernest Prang. Emmeline Vance. Stewart Ackerley. Celestina Warbeck. Adeline Murray. Mary Stewards. Guardemos un minuto de silencio para todos ellos, por favor.

—Varios alumnos—continuó Kingsley, tomando la palabra y el micrófono— han huido del colegio Hogwarts y no se sabe a ciencia cierta si están vivos o muertos, por lo que: Dean Thomas, Sally-Anne Perkins, Eloise Midgen y Derek Summers, por favor, si estáis escuchando esto, que sepáis que vuestras familias están preocupadas.

—Como todos sabéis, Aquel-Que-No-Muere-Ni-A-Patadas ha vuelto. Sí, ese cuya existencia negaba el Ministerio. No, no me refiero al monstruo del Lago Ness. Me refiero al otro, al calvo. —Todos los presentes pusieron los ojos en blanco al ver a Fred hablar por el micrófono que pertenecía a Kingsley mientras el hombre lo miraba con mala cara—. Como ha vuelto y parece que no tiene ninguna intención de irse para su casa, o mejor aún, de palmarla –no me mires con esa cara, Rechula–, desde Pottervigilancia hemos preparado algunas recomendaciones para manteneros a salvo a vosotros mismos y a vuestros seres queridos. Toman el micrófono Regio y Rechula.

—Gracias, Roedor. —Kingsley hizo caso omiso a Fred exclamando «¡Que soy Rejón!»—. En primer lugar, la cosa más obvia que podéis hacer es mantener un perfil bajo, no vaya a ser que los mortífagos se fijen en vosotros y decidan mataros. No discutáis con nadie, no expreséis vuestras opiniones públicamente y rodead vuestra casa y oficina con hechizos silenciadores. Nunca se sabe quién está escuchando.

—Aprended y enseñad a vuestros allegados conjuros defensivos, ofensivos y protectores por si llegado el momento pudierais necesitarlos —intervino Angelina con aire triunfante tras quitarle el micrófono a Remus—. Haceos preguntas personales unos a otros, de tal manera que si se trata de un mortífago disfrazado no pueda responder.

—Y, especialmente, mantened la esperanza y no os dejéis engañar por falsas promesas que, os digo desde ya, no son ciertas —terminó Kingsley.

—Exacto —afirmó Fred—. Con esto llegamos al final del programa. Como siempre, no sabemos cuándo podremos volver a retransmitir, así que sólo os pedimos dos cosas: una, paciencia; y dos, manteneos vivos.

»Nuestra próxima contraseña será Albus.


Casa familiar de los Jordan, Prince Street (Manchester, Inglaterra)

«Nuestra próxima contraseña será Albus.»

Esas fueron las últimas palabras que se oyeron por la emisora antes de que la radio se apagara automáticamente.

—Bueno —murmuró Lee, tapando la poción antibiótica que debería haber tomado hace horas y que seguía intacta—, ha habido pocos muertos desde la última vez.

Abrió la boca para hacer un chiste, probablemente sobre Fred intentando ser tan genial como él y fallando, pero se detuvo al oír a su madre llorar disimuladamente.

—¿Mamá? ¿Qué te pasa?

—¿No lo has oído? —contestó ella secándose las lágrimas—. ¡Han matado a Celestina Warbeck!

—Eh…

—¡Es una desgracia! Tantas personas como hay en el mundo y han tenido que matarla a ella. —La bruja sollozó dramáticamente—. Ella, que con una canción alegraba a todo el mundo. Era guapa y amable y…

—No sabía que conocías personalmente a Celestina, mamá —contestó Lee pacientemente.

—¡No lo hacía! Pero es lo que decían todos. Y cantaba taaan bien… —La mujer se secó las lágrimas rápidamente, tomó un sorbo de té y se incorporó—. ¿Vienes a escuchar conmigo sus discos, hijo? Ése será nuestro pequeño tributo, ¿qué piensas?

Lee se levantó, suspirando pesadamente.

—¿Sabes, mamá? Mi disco favorito de ella es el de Hipogrifos al galope.

—No tiene ningún disco titulado así, Lee —respondió su madre sorprendida.

—Por eso es mi favorito.


Apartamento de Verity Summers, Callejón Diagon (Londres, Inglaterra)

«Varios alumnos han huido del colegio Hogwarts y no se sabe a ciencia cierta si están vivos o muertos, por lo que: Dean Thomas, Sally-Anne Perkins, Eloise Midgen y Derek Summers…»

Verity oía palabras, pero era incapaz de procesarlas. Sabía que probablemente debería centrarse y prestar atención a lo que transmitían por la radio, pero no podía hacer otra cosa que no fuera arrugar la bufanda que tenía entre las manos y contener las lágrimas.

Su hermano había huido. Su hermano estaba fuera. Su hermano podía estar muerto.

Y ella preocupándose todo este tiempo porque no le contestaba a las cartas.

De pronto, el fuego de la chimenea se encendió y de él salió Fred Weasley.

—¡Ha funcionado! ¡Tu idea de grabar desde nuestro sótano ha resultado estupenda, Verity! Te mereces un aumento, te lo juro, George y yo hemos… —El chico pareció procesar la situación y se sonrojó—. Perdón. ¿Es un mal momento? Has recibido el mensaje de que venía, ¿cierto?

—Sí, no te preocupes, estoy bien. Me alegro de que mi idea funcionara, es una noticia genial. —Verity sonrió tímidamente—. Ven, siéntate. ¿Quieres té?

—No, gracias, es sólo una visita rápida. —Pese a su negativa, Fred se sentó en un sillón frente a la bruja—. ¿De quién es esa bufanda? Si no te molesta contestarme, claro —añadió después, como si se le acabara de ocurrir el concepto de asuntos personales.

—Es de mi hermano, Derek. Es uno de los que ha huido —contestó ella con tono lúgubre.

—No sabía que tenías un hermano —comentó él, como si no hubiera oído la última parte.

—Sí, debería haber ido a tu curso, pero como nació en octubre lo pusieron en un curso menor. Y luego cogió viruela de dragón y se perdió otro año, así que ahora estaba haciendo séptimo.

—Como mi hermano pequeño, Ron. Es el mejor amigo de nuestro salvador. —Fred sonrió—. Ahora están ellos dos y Hermione, la bruja más quisquillosa –digo, inteligente– de su generación por ahí, buscando algo que nos ayudará a ganar la guerra.

—Oh, y… ¿cómo lo llevan?

—Eso mismo me pregunto yo. Hace meses que no los veo. Y Ginny, mi hermana pequeña, está cursando sexto en Hogwarts, y la verdad es que hace tiempo que no escribe —respondió Fred, perdiendo un poco de su alegría. De pronto, se levantó—. Perdona, estoy invadiendo tu casa así por las buenas.

—No te preocupes —contestó ella—. No voy a echar a mi jefe de mi piso —añadió en tono de broma, poniéndose en pie también.

Él le guiñó un ojo.

—Tienes permiso para echarme, Verity. Es más, George probablemente te subiría el sueldo por eso.

Ella sonrió.

—Bueno, pues a no ser que me vayas a hacer la cena, cosa que te agradecería…

—Uy, no, que hoy le toca a George. Buenas noches, Verity, nos vemos mañana en el trabajo —se despidió él cogiendo los polvos Flú y desapareciendo en un estallido tras una reverencia de despedida.

—Hasta mañana, Fred Weasley —musitó ella, observando cómo desaparecía.

La chimenea volvió a encenderse para dejar paso a Fred, otra vez.

—Se me había olvidado darte esto—dijo jadeando, dándole una carta antes de volver a meterse en la chimenea—. Adiós.

Con un estallido de llamas verdes, Verity se quedó sola en su piso de nuevo.


¡Tachán! ¡He aquí el primer capítulo!

Ojalá te haya gustado aunque no fuera lo que esperabas, Muse ;)

¡Nos vemos en el siguiente!

LadyChocolateLover