1-Prólogo
Eran las 3:37 AM, era primavera, de la madrugada de un día de Abril.
Helga había despertado abruptamente y gritando con fuerza; su frente estaba repleta de pequeñas gotas de sudor, sus ojos azules se encontraban medio abiertos, su respiración estaba entrecortada; y sus manos, al igual que el resto de su cuerpo, temblaban como si tuviera frio. En realidad había tenido un mal sueño, una horrible pesadilla. Poco a poco reguló su respiración; en silencio se puso de pie entre la oscuridad de su habitación y caminó hacia la pared en busca del interruptor para encender la luz.
Encontrándose las luces encendidas, suspiró al poder contemplar todo el lugar. Tras un profundo suspiro, detalló el ligero desorden que adornaba la habitación; aún no se acostumbraba a la idea de vivir completamente sola, en un nuevo apartamento que tal vez contaría las nuevas historias de ésta etapa de su vida. Nuevamente caminó en silencio por el lugar; primero se detuvo frente al espejo y sin quererlo detalló su aspecto, parecía enferma, su piel lucia más pálida de lo normal, y sus mejillas, al igual que sus labios, un poco menos coloridas de lo usual; su cabellera rubia que estaba recogida en una coleta baja que permanecía desalineada; sus ojos que aún lucían ligeramente abiertos, estaban acompañados por unas ojeras le hacían ver más demacrada de lo que realmente estaba; y su pijama rosa, que como vestido caía hasta sus muslos, ahora dejaba al descubierto uno de sus hombros.
A pesar de su aspecto, no se preocupó por arreglarse. Así que luego, se dirigió a su mesa de noche, allí tenía una de sus tantas agendas de color rosa, tomó una junto a un bolígrafo y se permitió escribir sobre lo que le angustiaba y no le permitía dormir…
Aún estás ahí...
Quisiera poder evitarlo, deseo poder evitarlo...pero tú sigues allí, arraigado en lo más profundo de mis sueños, de mis pensamientos, de mis sentimientos; llenándome constantemente de dudas, de temores y de miedos.
He despertado esta mañana, simplemente porque he soñado contigo. Desde mi punto de vista no es algo malo, pero inevitablemente soñé con tu llegada, con lo cuánto que deseo tu pronto, aunque no destinado, regreso… Pero al mismo tiempo me recuerdo a mí misma huyendo de ti por miedo, por temor a un posible desprecio.
...
¿Qué me has hecho?
...Hace mucho tiempo se supone que debí de olvidarme de ti, de tu mirada brillante, de tu cabellera dorada que alguna vez tuve entre mis manos; de tu astucia, y de toda tu cobardía. Pero, al contrario de ello, tu recuerdo continúa incesante, aquí, en lo más profundo de mi corazón.
Bien...Ahora dime ¿Qué hago para borrarte de mis recuerdos, mis sueños y mis pensamientos?
Soltó el bolígrafo y antes de cerrar la agenda dio un último vistazo a la pregunta que se hacía y que, evidentemente, sabía que nadie contestaría.
—Es realmente difícil…— Murmuró dejando caer su cabeza contra el espaldar de la silla, repentinamente sintió un leve ardor en la garganta, tal vez vomitaría nuevamente.
Suspiró profundamente y finalmente optó por soltar ambos objetos de sus manos, posando una de ellas sobre su estómago intentando calmar el ligero dolor que tenía, a la vez que hacia un esfuerzo desesperado por no pensar en él.
Pero… ¿Qué había ocurrido con anterioridad?
Continuará...
