SERVUS!

No se ni para que pongo esto pero bueno… alguien debe de leerlo, y si no pues es mi perdida de tiempo cierto?... ahora imagínense que escuchan una voz de comercial.

Ejem…

"Sakura card captors, no me pertenece… la historia si, personajes no (algunos inventados por mi), historia si, personajes no, (y por que no se me ocurrió algo así a mi… a si cierto todavía veía barney para ese entonces) y esto lo hago sin fines de lucro… pero si quieren apoyarme en mi balance económico pueden abonar dinero a mi cuenta que es *********1 ahí estaré esperando sus donaciones"

Bueno nos vemos abajo… si todavía hay mas notas.

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Llovía como si el cielo se estuviera cayendo a pedazos. Trataba de protegerse a si mismo con un pedazo de cartón que encontró en la basura de una tienda. La lluvia no paraba y él ya iba atrasado para llegar al trabajo y con las ganas que tenían los dueños de correrlo no podía darse el lujo de llegar por lo menos unos segundos tarde.

El chico tenía el cabello castaño corto con un peinado revuelto, ojos de un ámbar dorado, mirada intimidante, piel tostada, con 1,69 de estatura y cuerpo atlético.

- ¡demonios! – exclamo cuando estuvo apunto de caer en un charco. Estaba mojado en la mayor parte de la espalda, pero su la mochila le cubría un poco y por su rostro caían unas cuantas gotas, no podía llegar empapado eso le traería bastantes problemas.

Ya escuchaba la burla del hijo de los dueños y el regaño de los mismos, pero que se suponía que hiciera, ni siquiera tenia dinero para poderse comprar un paraguas decente.

Sus ojos ámbar claros, miraron a ambos lados de la calle antes de cruzarla, muy pocos autos se veían en las calles de la pequeña ciudad de Tomoeda, seguramente los autos esos eran para llevar a los niños a la escuela o al instituto.

Tenia que llegar, si no faltar al instituto por tercera vez en la semana no valdría la pena, pero quien le manda quedarse dormido. No tenia otra opción ya recuperaría las clases con los apuntes de su novia y amigos.

Sus jefes le cambiaron el turno cuatro veces en menos de dos semanas, sabia que lo hacían para fastidiarlo y que así renunciara. Pero no se equivocaron él jamás renunciaba, un Li nunca renuncia, necesitaba el dinero y mientras no tuviera su certificado de preparatoria no conseguiría nada mejor.

Llego hasta la puerta de servicio del restaurante mas famoso en Tomoeda y costoso de nombre "lieben", donde había un tejaban que impedía que el agua llegara hasta él, tomo el cartón que fue de mucha ayuda y lo escondió detrás de un bote de basura, por si todavía seguía lloviendo cuando terminara su primer turno, el segundo comenzaba 4 horas después del que el primero terminara.

Reviso su vestimenta, se quito su chamarra negra que protegió la parte superior de su uniforme, que consistía en una camiseta blanca con una faja negra y un moño igual, pero por desgracia su pantalón negro tenia varias manchas de lodo como sus zapatos, busco en su mochila algo con que limpiarse.

Cuando termino, abrió la puerta de servicio y se encontró lo de siempre. Chicos de su misma edad, y casi de su misma nacionalidad corriendo de un lado para otro con bandejas, platillos o ingredientes, mientras un hombre les mandaba o más bien gritaba.

- hasta que el señor se aparece – dijo su jefe el señor Masushiro, pasado en años y en barriga con canas en su cabello café, sus ojos negros pequeños, su rostro con arrugas y de su misma estatura, y eso era increíble pues el acababa de cumplir los 18 años.

- lo siento señor Masushiro, pero es que…

- solo eso sabes hacer, dar pretextos – dijo el hombre exaltado – saldrás mas tarde para cubrir los minutos que te faltan – dijo dándose la vuelta para gritarle a otro. El chico dejo escapar el aliento, y dirigió sus ojos al reloj – muévete muchacho, si sigues parado te descontare el día.

Se puso a lavar la montaña de platos que le tenían ese día, saludo con la vista al que se encargaba de secarlos, seguramente mas tarde tendría que hacerla de mesero, y después de lame botas, en ese lugar trabajabas de todo, aunque claro jamás preparaba un platillo.

- Xiao Lang – le llamo Huan Zhang, el chico que secaba los platos, levanto la cabeza en señal de estarlo escuchando, Huan era un año menor que él, de su misma nacionalidad por eso decía su nombre en su idioma, chino – china ataco a indonesia, dicen que fue una masacre.

- no lo sabia – le contesto Shaoran en el mismo idioma mirándolo de reojo mientras continuaba con su tarea – no ayudan a mejorar nuestra situación aquí. Matando a gente inocente.

- maldigo la hora en que se me ocurrió venirme a Japón, soy un maldito esclavo – se lamento el chico de cabello oscuro y ojos grisáceos, mas bajo que su compañero, piel blanca y delicada – si estuviera allá podría enlistarme en las fuerzas de la república.

- no digas tonterías – le replico el moreno – te matarían en tu primer día de combate.

- pero moriría con honor… y no seguiría a merced de estos idiotas – la ultima frase la dijo muy bajo y con rencor.

El joven Huan Zhang, empezó a odiar a los japoneses, desde que estos empezaron a agredirlo, no era seguro andar solo en la noche, ni en el día, siendo chino, podías no regresar completo a casa, o peor a un no regresar.

El primer episodio de agresión que experimento Huan fue cuando apenas china estaba en planes de combate. Los chicos de ultimo año de aquel entonces, habían arrinconado al pelinegro en el baño de hombres, lo desnudaron, golpearon y escribieron en su cuerpo "lárgate" lo exhibieron en los corredores, nadie los detuvo, nadie les dijo nada, en cambio festejaron gritando, riendo y felicitando a sus agresores. Además a su padre lo despidieron injustificadamente y su madre no podía salir sola, las calles eran peligrosas para gente como ellos.

Desde entonces deseo con todas sus fuerzas que la república invadiera Japón, y así darle su merecido a aquellos que sembraron el odio y rencor en su corazón, y juro vengarse de cada una de las que le habían hecho, solo esperaba su momento.

Desde que la república de china, tomo posición de ataque contra todos sus países vecinos con el objetivo de expandirse, a todos los descendientes de ese país, la estaban pasando muy mal en la pequeña ciudad y no era de extrañarse. La guerra ya iba para un año y era un milagro que no hubieran atacado Japón que era su país mas cercano y tal vez el mas fácil de vencer.

Nadie los miraba igual, todos los republicanos chinos eran discriminados por igual en todas partes, a ellos ya les había tocado en la escuela, en el trabajo, y en la calle, pero no hicieron nada, por que sabían que eso les traería mas problemas, era cruel no poder defenderse, Shaoran comprendía a su amigo, era cansado soportar burlas, humillaciones y malas caras en todos lados, pero tenia que seguir, él tenia su vida ahí, y así seguiría.

Sonrió levemente, se iba a casar en menos de un mes, una semana después de que se graduara de preparatoria, tenia que trabajar duro para darle todo lo que su amada necesitara, quería hacerla feliz, por eso soportaba todo eso y mas… por ella.

- ya cállate que nos van a regañar – dijo Shaoran en un susurro cuando vio Masushiro cerca.

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- ¿faltará de nuevo Shaoran? – pregunto la joven de pelo negro largo hasta los hombros, mirando a todos lados para ver si encontraba a su amigo cerca. La chica tenia el pelo negro, ojos amatistas muy exóticos, de piel blanca, un poco alta, delgada con un cuerpo bien desarrollado, era muy bella, su rostro parecía haber sido esculpido además que siempre andaba de buen humor, conocida como Tomoyo Daidoji.

- tal parece – le contesto el chico que traía la mano entrelazada con la joven. Este tenia los ojos de un azul profundo con unos lentes finos cubriéndolos que le daban un toque misterioso, el cabello negro azulado peinado de medio lado y revuelto, tenia 1,68 de estatura, su tez era blanca pero no tanto como la de su novia, con cuerpo atlético pues era amante del deporte, su nombre Eriol Hiraguizawa – ya tiene mucho tiempo faltando y como andan las cosas lo mas seguro es que los maestros no lo aprueben para hacer el ultimo examen.

La pareja estaba en la puerta en forma de arco de la escuela que daba acceso a todas las aulas, protegiéndose de la lluvia.

- pero no pueden hacer eso, es verdad que ha faltado pero no es para tanto – dijo preocupada la chica – él entrega todos los trabajos, solo lo dañan las inasistencias…

- si Tomoyo, sabes como se esta poniendo la cosa con esto de la guerra, Shaoran ya no es bienvenido aquí…

- al igual que muchos chicos de su país Eriol, ya no son bienvenidos aquí ni en ningún lugar… es tan injusto ellos no tienen la culpa de que sus gobernantes estén tan locos…

- nosotros no podemos hacer nada mas que darle nuestro apoyo, y ayudarlos en lo que se pueda…

Su novia dejo de ponerle atención cuando a las rejas del colegio se paro un auto muy familiar, y de este bajaba una chica que ella conocía muy bien.

La chica tenia el cabello de color nuez ondulado hasta media espalda, de la misma estatura que Daidoji, de piel morena clara, un rostro delineado, con una figura esbelta de buenas proporciones, poseedora de unos ojos verdes esmeralda hermosos que cautivaban a cualquiera, aunque claro estos ya tenían dueño, y una sonrisa encantadora.

- hola chicos – saludo Sakura kinomoto – no he llegado tarde ¿o si?

- no… pero por poco y no lo logras – le contesto Eriol dándole un beso en la mejilla como saludo, después la saludo la amatista.

- estaba pensando en no venir… por la lluvia – contesto la chica de ojos verdes – pero papa me insistió tanto, además de que me trajo así que no pude resistirme.

- si es extraño, no estamos en temporada de lluvia… - le dijo Tomoyo – no podías faltar, si no le podrías pasar los apuntes a Shaoran...

En ese momento escucharon el timbre que daba comienzo a las clases de ese día, así el trió se dirigió al aula donde tomaban clases.

- esa es otra de las razones – sonrió ella siguiendo a la pareja.

Como extrañaba a su novio, desde dos días atrás que no lo veía, pero estaba consiente que todo lo que él hacia era por los dos, por la vida que pronto comenzarían juntos, pero eso no evitaba que extrañara sus besos, ni la forma en que la miraba, como si no hubiera nadie mas importante en su vida que ella, la hacia sentirse especial, única, únicamente para él por que estaba segura que solo él seria dueño de su corazón.

Acaricio el anillo de compromiso que él le dio un año atrás, en su segundo aniversario, les costo bastante convencer a su papa, Fujitaka, por que su madre, Nadeshko, no había puesto objeción alguna, así que con un poco de ayuda de la señora kinomoto lograron que el patriarca de la familia aceptara el matrimonio, poniendo como condición que este se llevara acabo cuando ambos jóvenes terminaran la preparatoria.

Aunque el mas difícil de convencer fue al hermano de la joven, Touya kinomoto, estuvo reacio con la idea, desde que la pareja de castaños la anuncio en la casa de la familia kinomoto, alegando que ellos eran muy jóvenes para tal compromiso, después con una platica que tuvo con la pareja lograron que entrara en razón. Sakura sabía que su hermano era muy sobre protector y celoso con ella, Touya debía entender que ya no era una niña, y que amaba a Shaoran por sobre todo y todos.

Además su hermano no era quien para decir que estaban muy jóvenes, cuando él se había casado con Nakuru, prima de Eriol, cuando tenían apenas 15 años. Claro aquello tuvo una ligera variación, puesto que Nakuru tenía dos meses de embarazo cuando se casaron, aun así nadie ponía en duda el amor que el joven matrimonio se tenía, ahora con un hijo de 7 años de nombre Kinta, viva imagen de su padre pero en el carácter era muy parecido a su mama.

- ¿Qué les parece si después de clases pasamos por Shaoran? – propuso Eriol que por el rabillo del ojo vio como su amiga se perdía en sus pensamientos, de forma inmediata la ojiverde levanto la vista, con los ojos brillantes.

- ¿me acompañarían? – Pregunto esperanzada la menor de los kinomoto – iría yo sola, pero Shaoran me dijo que no fuera para allá sin compañía.

Los pelinegros asintieron con la cabeza dándole razón a su joven amigo, Hideky el único hijo del matrimonio Masushiro, dueños del restaurante donde trabajaba Li, estaba tras Sakura desde bastante tiempo, por eso Shaoran le pidió a Sakura que no anduviera por aquellos rumbos sin compañía que la defendiese de las insinuaciones de Hideky, pues el ambarino no podía hacer nada y si lo sacaba de quicio hablándole a su chica estaba seguro que le rompería la cara aun si eso significara perder su trabajo.

- si – le contesto Tomoyo, los tres entraron al aula y se acomodaron en sus respectivos lugares, Sakura en la última fila, penúltimo asiento, Tomoyo y Eriol en la antepenúltima fila, Tomoyo en el penúltimo asiento y Eriol en el último. La ojiverde miro ausente el asiento que quedaba tras ella, ahí era el lugar de su novio, lugar que llevaba vacio tres días seguidos.

- hola chicos… - saludo un joven de cabello oscuro, con corte estilo militar, de piel blanca de la misma estatura que Eriol y complexión, sus ojos negros se achicaban cuando mostraba su sonrisa picara y descarada.

- hola Yamazaky – saludaron las chicas mientras Eriol solo le sonreía.

- ¿y las chicas te han dejado? – pregunto Eriol al verlo entrar y acomodarse en el lugar que le correspondía.

- si, Naoko y Rika llegaron de no se donde y tomaron a Chiharu llevándosela al baño de mujeres – contesto sonriendo levemente - ¿crees que las tres anden en sus días?

- ¡Yamazaky! – dijo Tomoyo riendo.

- espero que si, si no Chiharu me dirá que soy padre de un niño que yo no…

- ¡Takashi deja de estar hablando tonterías! – grito una chica apunto de cabello castaño peinado en dos coletas, ojos cafés, de piel morena, se acerco al peli oscuro y lo golpeo en la cabeza.

- bien hecho Chiharu – Naoko una chica con gafas, ojos castaños, pelo del mismo color y de mirada intelectual le daba unas palmaditas a la de coletas a modo de premiación.

- aunque ese es un método un tanto drástico – dijo Rika que siempre parecía mas madura que los demás mostrando esa mirada amable y ese rostro apacible con todos, el cabello entre rojizo y castaño oscuro, sus ojos un poco de un rojizo profundo – a ti te resulta demasiado bien, amiga.

- si así se llevan siendo novios me pregunto ¿Cómo te trataran cuando estén casados? – rio con gracia Eriol dándole un golpe en el hombro al pelinegro.

- eso si... vivo lo suficiente como para llegar a pedirle matrimonio – respondió Yamazaky alejándose unos cuantos pasos de su novia para que no le repitiera el castigo.

De poco se fue llenando el aula, hasta que el maestro de lengua se presento para comenzar con las lecciones, así todos tomaron asiento.

Las clases terminaron justo a tiempo. Sakura estaba desesperada por salir de la escuela y encontrarse con su novio. En poco tiempo, después de despedirse de Yamazaky, Chiharu, Naoko y Rika, se encontraban en camino hacia el restaurante. El cielo ya estaba más despejado, aun se veían unas cuantas nubes negras pero no parecía que fuera a llover, las calles estaban empapadas y en el aire se respiraba un delicioso aroma de tierra mojada.

- Ey muñeca ¿no quieres que te lleve? – le pregunto un chico de ojos negros y cabello rubio de su misma edad, que venia montado en un auto ultimo modelo de color vino. El trió volteo a verlo.

- piérdete Masushiro – le contesto Eriol arrugando levemente el seño.

- nadie te esta hablando a ti Hiraguizawa – le contesto molesto el rubio, volteo a ver a la ojiverde – ¿Qué dices Sakura?

- No, pero gracias de todas formas – le contesto la castaña sonriendo levemente, sabia de la enemistad de su novio con el hijo de sus patrones por eso trataba de mantenerse alejada de el. Pero desconocía de las intenciones que el rubio escondía para con ella.

- no te voy a comer – contesto fingiendo no estar enojado. Esta chica tenia una manía por andar rechazándolo y los idiotas de sus amigos solo empeoraban las cosas – solo serán unas cuadras, Hiraguizawa y Daidoji también pueden venir.

- por lo mismo por que son unas cuantas cuadras no nos dañara caminar un poco – le contesto Sakura con la misma apacible sonrisa. El rubio resoplo cansado.

- vamos solo trato…

- ella dijo que no – interrumpió Tomoyo molesta de la insistencia del joven. El chico la miro con cara de pocos amigos pero aun así contra su voluntad se fue dejándolos en paz.

Pronto se encontraban en el parque que estaba a contra esquina de lieben pero que daba exactamente frente al callejón donde se encontraba la puerta de servicio. Los tres se sentaron en una banca en espera del ambarino.

Hideky estaciono el auto afuera del negocio familiar y rápidamente fue donde sus compañeros de clases, conseguiría a esa chica a como diera lugar seria suya, así tuviera que matar para poseerla.

- ¿Por qué no pasan? Los invito a comer – dijo fingiendo amabilidad.

- estamos esperando a Shaoran pero gracias por tu ofrecimiento – le contesto Sakura sin despegar la mirada de el callejón.

Masushiro se marcho murmurando cosas enfurecido por su intento fallido de estar un poco mas de tiempo con la ojiverde, ese día ya se estaba acabando pero aun le tenia un sorpresita al idiota de Li.

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- niños estúpidos ¿que no se pueden mover mas rápido? – dijo la mujer de Masushiro, una señora regordeta de mirada déspota, con ojos negros y una cabello que en juventud pudo haber sido rubio pero ahora estaba parcialmente cubierto por canas, arrugas en marcaban la parte inferior de sus ojos.

Shaoran trataba de tomar la mayor cantidad de pedidos en sus manos para servirlos. El lugar estaba a reventar y aunque eran cuatro los que atendieran no se daban abasto, faltan escasos minutos para que su horario terminara. Rogaba por que el reloj marchara más rápido.

- vamos li, llevaba esto a la mesa 7 – le dijo el chef encargado. Un hombre que no pasaba de los 30, al que todos le llamaban de diferentes formas, nunca dio a conocer su nombre, y algunos dudaban que tuviera alguno, en el restaurante le nombraron Yue solo por poder llamarlo de alguna manera – entrega esta tanda y te vas, llévate a Zhang contigo.

El hombre tenía el cabello blanco hasta la cintura amarrado a la mitad, ojos grises con una piel extremadamente blanca, nunca sonreía, no tenia amigos dentro del trabajo solo se dedicaba a hacer sus deberes.

- si, señor y gracias – contesto el ambarino tomando la bandeja. Yue nunca se porto mal con él ni con ninguno de sus compatriotas, por eso le tenia respeto y acataba sus ordenes sin chistar.

Dejo el pedido en la mesa y regreso a la cocina donde encontró a Huan arreglando el fregadero de nuevo para variar.

- deberían de comprar otro, esta cosa ya no sirve – escucho que mascullaba en su idioma natal.

- son demasiados tacaños para hacer tal barbaridad – le contesto hincándose para ver mejor lo que estaba haciendo. Rio al ver como una cantidad de agua le caía en la cara – a ver quítate, deja que un hombre lo haga.

- si claro, un hombre… ¿ya terminaste con tu turno? – se salió y li se acomodo mejor para tratar de ajustar el tubo con una tuerca por demás usada, como única respuesta obtuvo un sencillo gruñido por parte de el – has visto al niñato, le han dado un auto nuevo.

El niñato para Shaoran y muchos otros no era nadie que más ni menos, que el mantenido, flojo e idiota hijo de la pareja Masushiro, hideky. Como tenia ganas de golpearlo hasta cansarse, solo por andar coqueteándole a su novia, pero no podía hacerlo eso le costaría mas que el trabajo, seguro y lo reportaban a china o lo metían a alguna penitenciaria de Japón. No podía arriesgar tanto en un ataque de celos.

- seguro para que lo venga estampando en la pared del hospital de nuevo – rio de buena gana Shaoran recordando el accidente de 3 días atrás – pásame el yeso.

- no se me olvidara nunca como lloraba parecía mariquita – sonrió Huan pasándole el frasco – mami, me duele ay. – fingió tener la voz de Masushiro hijo arrancándole una carcajada al otro joven.

- vamos, Huan calla o te escuchara la señora – le dijo Shaoran saliendo debajo del fregadero – creo que esto ya quedo… pero aun así seria mejor remplazar la pieza por una nueva.

- lo mas probable es que no les haya quedado ni un quinto después de cumplirle el caprichito a su hijo – le contesto Huan abriendo la llave para ver si corría el agua.

- "con el aterrador ataque de la república de china a indonesia se ha calculado una perdida de vidas humanas inimaginables – escucharon en la radio que estaba arriba del estante, todos dejaron de hacer sus tareas para poner atención - aun así después de la conquista que se dio ayer por la noche ante el combate que tomo desprevenidos a todas las fuerzas armadas de indonesia, el gobierno chino a pedido al país que entregue todas sus armas y no oponga mas resistencia o la represalia será inminente"

- vámonos Huan – dijo Shaoran para no seguir escuchando tan lamentables sucesos, Zhang no le puso atención.

- "la matanza suscitada el día de ayer, dejo paralizado a todo el mundo, ¿la república de china esta buscando ser dios? ¿Quién será el siguiente que se enfrente al dragón rojo?...."

- oye suéltame…

- es mejor que nos vayamos, muévete – empujando a Zhang salieron por la puerta de servicio – esto se esta saliendo de las manos.

- se lo tienen merecido, espero y pronto lleguen aquí…

- no seas idiota, ese odio que sientes debes dejarlo ir Huan, no te ayuda en nada – le dijo Shaoran con el señor mas fruncido de lo común – no entiendo para que tanta idiotez, eso solo demuestra lo vulnerable que se ha vuelto china como para declarar la guerra.

- no lo entiendes Xiao Lang, esto es una batalla por el poder de Asia, y nadie mas que nuestra república puede conformar un continente – le debatió el joven – tal vez algunos tengan que morir por la unificación pero al fin de cuentas están muriendo por una causa limpia…

- ¡rayos! ¿Te estas escuchando? Esto no puede estar más que mal… ¿Cómo que causa limpia? Esos asesinatos son todo menos limpio… es una masacre sin sentido.

- eso lo dices por que no entiendes el ideal de la república Xiao Lang…

- ¿y tu si? Ellos solo te usarían como si fueras un arma, que en cualquier momento desecharan, no saben realmente a que están jugando, todo lo que hacen es inútil…

- es una causa justa nadie mejor que nosotros para construir un mundo con paz… - ambos ya iban saliendo del establecimiento por el callejón.

- claro y primero debemos de causar tanto sufrimiento a tanta gente… ¡es absurdo!

- no lo has entendido aun Xiao Lang…

- ¡Shaoran! – el ambarino retiro la mirada de su acompañante para ver a una chica de brillantes ojos verdes mirarlo agitando la mano, una sonrisa de autentica felicidad adorno el rostro del muchacho.

- ves… es por ella que no entiendes como van las cosas… - dijo con tono quisquilloso su acompañante aunque fingiéndolo, los amigos de su compatriota eran unas de las personas mas amables que el hubiera conocido. Iba a decir algo más pero antes de eso Shaoran lo tomaba por los hombros haciéndolo cruzar la calle hasta donde se encontraban los otros.

- hola – saludo a Tomoyo con un beso en la mejilla, y con un puño a Eriol en el brazo (ya saben el típico entre chico y chico) – Huan saluda… no seas maleducado – dijo Shaoran al notar que se quedado mirando para todos lados.

- y tu no me trates como si fuera un niño… - seguido hizo lo mismo que el ambarino, solo que mas nervioso. Saludando primero a kinomoto y después a los restantes. Sentándose por ultimo en la banca donde se encontraba la pareja de níveos.

Shaoran se acerco a su novia y le dio un suave beso en los labios a modo de saludo. Seguido con un abrazo un tanto fuerte.

- Sakura pensó que seria una buena idea pasar por ti y tu joven amigo – dijo Eriol quien abrazaba a Tomoyo por atrás recargando su cabeza en el hombro de la chica.

- pero como ya vimos que llego sana y salva – siguió Tomoyo sonriendo ante la escena - nosotros nos retiramos…

- ¿Qué? Pero… ¿por que? – Pregunto desconcertado Shaoran – tampoco he pasado tiempo de calidad con ustedes chicos y…

- quede de ayudarle a mi padre a pintar la casa ¿recuerdas?... y Tomoyo debe de ir a una comida con mi querida suegra, ¿verdad amor?

- así es… y no te preocupes después idearemos algo para salir cuando ya no te estén esclavizando – corriendo se acerco plantándole un beso en la mejilla al moreno, Eriol levanto un brazo y se despidieron del otro chino.

- nos vemos después… - dijo Eriol caminando al lado de su novia rodeándole con un brazo la cintura.

- como yo no quiero ser mosca ni violinista me iré con el viento – dijo entono chistoso Zhang agitando su cabello a lo que la pareja rio de buena gana.

- te acompañaremos hasta tu casa – aseguro Shaoran tomando la mochila de su novia y colgándosela en el hombro junto con la propia.

- no es necesario aun hay sol…

- no Shaoran tiene razón – aseguro Sakura tomando al mano de su novio y empezando a caminar – no es bueno que andes tu solo…

- bueno me voy con ustedes pero nada de palabras de amor – dijo retorciéndose un poco tratando de quitarse los escalofríos – ni besos ni caricias ni nada que me incomode.

- ya veras cuando tengas novia… - dijo Sakura riendo aunque el chico tenia casi su misma edad se comportaba como un niño creyendo que las chicas le podían contagiar los piojos – no querrás sepáratele ni por un minuto…

- ni que nadie se le acerque mas de un centímetro – completo la oración de su novia con una sonrisa.

- primero muerto antes que alguien de tu espécimen – apunto a Sakura con disimulo – controle parte de mi vida… ¡seria horroroso!

- yo no controlo la vida de Shaoran – dijo Sakura mirando de reojo a su pareja que sonreía levemente - ¿verdad Shaoran?

- bueno… no mucho – contesto haciendo un mueca, Sakura se soltó de su brazo fingiendo estar molesta y él rio levemente abrazándola por la espalda – no es cierto cariño…

- ¡Ey! ¿Que dije sobre los derramamientos de miel? – Se quejo el pelinegro al ver las intenciones de su amigo – en definitiva no vuelvo a dejar que me acompañes a casa.

- ya, ya que no ha sido tan malo… no hemos hecho nada – le dijo Shaoran mirándolo de mala forma por la interrupción.

- cierto, nos hemos portado bien – dijo Sakura poniendo su mejor cara de inocencia, Huan la miro unos segundos ladeando la cabeza.

- Xiao Lang, estoy seguro que detrás de ese rostro angelical – dijo mirando por unos segundos mas a Sakura y luego a su amigo – se esconde un monstruo que te arrancara el corazón en pedazos. Acuérdate de mi cuando pase.

- me estas empezando a caer mal Huan – le dijo Sakura en juego, el chico solo se encogió de hombros.

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- no puede ser posible – murmuro el hombre de cabello marrón.

- esas son las ordenes – dijo su acompañante con voz cansada un hombre 23 años con cabello cenizo, ojos grises, unas gafas ovaladas lo cubrían, en su rostro en el que siempre se mantenía una sonrisa ahora estaba contraído con una mueca de desconcierto. – el gobierno piensa que de esta forma nos ahorraremos varios funerales…

- pero… es inconcebible… esto no le bastara a la república – dijo dando un golpe a la mesa, varios estudiantes que se encontraban en la misma cafetería voltearon a verlo, no era común que el Profesor de arqueología perdiera su compostura amable – Yukito nos están entregando en bandeja de plata…

- no podemos hacer nada mas que obedecer… - o esperar la muerte junto con la derrota quiso completar pero eso habría desquiciado al padre de su mejor amigo – debemos de mantenernos fuertes y tratar de salvar la mayor cantidad de información para que no la tomen.

- tienes razón – acepto el hombre – convoca a la junta estudiantil para hacerles llegar la noticia yo hablare con los demás maestros para ponernos de acuerdo te espero en 3 horas – dijo tomando algunos papeles mientras las manos le temblaban levemente – no podemos perder mas tiempo.

Sin mas se levanto dejando al estudiante de medicina con sus propios pensamientos… serian unas semanas muy largas las que se venían venir desde el norte… donde la guerra azotaba al mundo.

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Una vez que dejaron a Zhang en su casa, la pareja se encamino con destino del hogar de la ojiverde.

- vamos a sentarnos al parque ¿si Shaoran? – le dijo la castaña cuando pasaron del tan conocido parque pingüino de Tomoeda, su nombre radicaba en la gran figura en forma de pingüino que se encontraba en el centro de dicho parque.

- no avisaste en tu casa que pasarías por mi… - contesto negando levemente – por eso es mejor irnos directamente a tu casa para que no se preocupen… no es común que llegues tarde.

- pero yo quiero pasar tiempo contigo – dijo abrazándose del brazo de su novio – casi no te he visto, no creo que mama se moleste por que llegue un poco tarde a casa.

- tu madre no, pero seguramente al señor kinomoto no le cause mucha gracia – dijo el mirándola de reojo, recordando ciertos roces que tuvo con el padre de la chica.

Sakura recordó entonces la forma en que su padre, Fujitaka, miraba a su novio, si bien cuando dio la noticia de tener novio, tres años atrás y contando, nadie se opuso a su relación con Li, pero unos meses hasta la fecha su padre estuvo preguntándole si en verdad deseaba casarse con Shaoran, cosa que le extrañaba. Fujitaka era un hombre gentil y amable siempre se llevaba bien con las personas, pero parecía empeñado en hacerla dudar con la decisión de contraer nupcias con el ambarino, algo que no lograba.

- iremos a casa y pediré permiso para salir… - dijo ella sonriéndole – así podremos pasar un poco de tiempo juntos.

- jamás dejas que me salga con la mía… - se quejo el chico riendo.

- ¿que seria de esta relación si así fuera cariño? – dijo antes de separarse de él cuando por fin estaban frente a la modesta casa de la familia kinomoto.

- aquí te espero – le dijo dándole su mochila y recargándose en la barda de cemento que estaba en la entrada de la residencia.

- no anda vamos, pasa mama querrá verte – dijo jalándolo para la entrada de su casa, él se resistió unos segundos pero después se dio por vencido. Cuando la chica estaba por entrar a la casa en esta se abrió la puerta mostrando a una mujer de cabellos grisáceos de ojos verdes, hermosa pero mayor.

- hola Sakura, Shaoran – saludo con una sonrisa gentil en los labios.

- buenas tardes señora kinomoto – contesto el saludo el ambarino dando una pequeña reverencia a la dama.

- cariño – le dijo a su hija – tu novio, esta empeñado en hacerme sentir vieja – dijo con gracia, el chico en cuestión se sonrojo levemente, Sakura solo le sonrió a su madre.

- mama, ¿Podría salir a pasear con Shaoran un rato? – dijo desde dentro de la casa pues paso a dejar su mochila y cambiarse de ropa rápidamente.

- ¿no trabajaras hoy? – pregunto Nadeshko al joven.

- si, en 3 horas mas o menos…

- de acuerdo cariño, pero ¿no les gustaría comer primero? – le dijo a su hija que ya bajaba por las escaleras.

- yo no tengo hambre – le contesto la ojiverde, pero seguidamente volteo a ver al joven chino - ¿tu si quieres comer?

- no, gracias estoy bien – contesto atropelladamente, pues tener dos pares de ojos puestos en él con suma atención lo ponía nervioso.

- no me la regreses muy tarde…

- esta bien, con permiso – haciendo una nueva reverencia se encamino a la entrada, mientras Sakura le daba un abrazo a su madre en forma de despedida.

- te tengo una sorpresa preciosa – le susurro al oído una vez se alejaron de la residencia de la chica. A su novia le brillaron los ojos.

- ¿en serio? – Pregunto caminando de espaldas al camino entrelazando una de sus manos con la del moreno - ¿Qué es?

- si te digo no será sorpresa… así que mejor solo sígueme – le dijo Shaoran riendo ante lo ansiosa que estaba su chica.

- anda dime… prometo fingir estar emocionada cuando me la muestres… - rogo, una de sus cualidades o defectos era ser demasiado curiosa.

- no, y ten cuidado que te puedes caer si caminas así – le dijo girándola para que caminara a su lado

- Shaoran dime… o me voy a molestar – Sakura inflo levemente las mejillas como niña pequeña arrancándole una risa a su novio, que beso ambas mejillas con cariño – no me puede molestar si haces eso…

- no es necesario que te molestes preciosa – dijo mientras paraba de caminar - ¿Qué te parece? – le dijo haciendo que mirara donde él mismo lo hacia.

Ante los ojos verde esmeralda, se presentaba una casa revestida de un color azul algo gastado de un solo piso, con un patio delantero no muy grande, pero que tenia sembrada algunas flores, una cerca de madera las mantenía dentro de la propiedad, un camino de piedras calizas estaba en el centro guiándola hasta el cobertizo.

- ¿no es la casa de los Fujimori? – pregunto recordando a la pareja de amables ancianos que Vivian en esa casa, aunque unos meses a la fecha no los vio.

- era la casa de los Fujimori – sintió los brazos de él rodeándole la cintura y su respiración en su oído derecho – ahora, si tu lo quieres así… podría ser… nuestra casa.

Frente a su rostro el chico agito unas llaves haciendo que el característico ruido del metal llegara a los oídos de la menor de los kinomoto, para sacarla de su ensoñación. Ella quedo completamente en shock, él se había tomado el tiempo entre la escuela y el trabajo para buscar donde vivir… los dos… como un matrimonio… como la familia que algún día serian. No podía sentirse mas feliz aunque su rostro mostrara sorpresa, amaba a ese hombre nadie la apartaría de él, pues era único, únicamente de ella.

- ¿no te gusto? – La pregunta la logro sacar de sus pensamientos para quitar la vista de la casa y mirar los ojos de su amado, donde se notaba la decepción y la tristeza – se que no es la gran cosa pero…

- es maravillosa Shaoran – interrumpió el monologo de su novio, se colgó de su cuello y asalto sus labios con ansias, él rodeo su cintura con mas fuerza estrechándola contra su cuerpo y tomando el control del beso suave que la chica le estaba dando, para convertirlo en uno mas húmedo, mas deseoso, mas apasionado. Pidió permiso lamiendo levemente el labio inferior de la chica para entrar en su boca, permiso que ella no dudo en darle, así sus lenguas se entregaron en un baile lento, cuando el aire les hizo falta se separaron con la respiración agitada – es perfecta Shaoran… justo lo que necesitamos…

- ¡como extrañaba besarte! – Suspiro el chico en su oído y ella soltó una sonrisa ligera contagiando a su acompañante - ¿quieres entrar para verla mejor?

Ella asintió, así los dos se acercaron a la puerta de color caoba y el chico le dio las llaves a la joven incitándola a que abriera, cuando estuvo apunto de negarse él hablo.

- yo ya he venido varias veces… es tu derecho abrir esta vez – le empujo suavemente y apoyo su mentón en el hombro de la chica.

Con las manos temblorosas acerco las llaves a la ranura y lentamente la puerta se desplazo dejando de ser un obstáculo para sus ojos de ver lo que se encontraba dentro.

De frente a la puerta estaba la sala, no muy espaciosa pero la ventana quedaba a la calle hacia que entrara la luz, mas atrás se podía distinguir la cocina pues solo una pared con una ventana y la puerta correspondiente la dividía, a un costado estaba el pasillo que daba hacia la única habitación y a un costado estaba el baño y mas al fondo la puerta quedaba al patio trasero.

- ¿Cuándo la compraste? – pregunto mientras miraba el interior de la cocina.

- dos meses atrás… bueno la estoy pagando todavía – dijo él algo apenado, pero no podía guardarle nada a su novia de una u otra forma se enteraría que la casa aun no era completamente suya, al ver la verde mirada de su novia interrogándole – el señor Fujimori rebajo mucho el precio para que me alcanzara pero… no me parecía justo… así que acordamos en que yo le daría cierta cantidad cada fin de mes… solo nos faltan 2 meses para terminar de pagarla…

Se acerco a él con la mirada un tanto avergonzada, aunque Shaoran era quien estaba pagando todos los gastos de la boda y de las cosas que necesitarían para después de esta pero siempre hablaba en plural incluyéndola a ella. A ella nunca se le ocurrió buscar una casa, no por ahora, pensaba que vivirían en el pequeño departamento que él rentaba. Subió sus manos dando una pequeña caricia en su pecho y después rodeo su cuello. Y acaricio los rebeldes cabellos color chocolate de su nuca.

- ¿por eso estabas trabajando doble turno? – pregunto ella con voz suave, para que no se le quebrara de la angustia que la estaba llenando, él asintió buscando sus ojos y encontrándolos ligeramente empañados.

- no, no llores – le dijo preocupado tomándola de las mejilla – mira si no te gusta… aun podemos buscar otra… pero no llores.

- me encantan la casa Shaoran – dijo ella en un susurro, él no entendió el por que de las lagrimas – es solo que tu te has esforzado tanto, y yo no he hecho nada…

- no te preocupes por eso – aseguro sonriendo. No le molestaba ser quien pagara todos los gastos, con tal de hacerla feliz, que le sonriera solo como ella podía hacerlo, todos los días siendo maltratado en el trabajo valían la pena solo por ella.

- pero…

- nada – interrumpió – ¿me amas? – ella lo miro dudosa de por que preguntaba algo que era mas que seguro aun así asintió con una sonrisa – entonces haces mucho mas por mi que yo por ti.

- eres irresistiblemente adorable Shaoran… - su chico frunció el seño ante el comentario, y ella rio al saber que no le gustaba que le dijera que era adorable… pero es que si lo era y mucho.

- no me digas así – dijo girando el rostro para que ella no notara el leve sonrojo en sus mejillas, paseo la mirada por la vivienda haciendo un análisis – no es muy grande pero… podríamos ampliarla con el tiempo o comprar otra.

- esta bien así, para nosotros por ahora – aseguro ella mirando lo mismo.

- tenemos un mes para amueblarla y pintarla… pensé que eso te gustaría hacerlo a ti… no soy muy bueno escogiendo muebles y Tomoyo podría ayudarte – comento él.

- ¡claro que si! A Tomoyo le encantara ayudarme, claro si no es que ella lo hace todo sola – dijo ella riendo levemente.

- bien entonces en cuanto se pongan de acuerdo, me dices para darte el dinero… - le dijo el dándole un beso en la comisura de los labios – será mejor que nos vayamos… tu padre ya ha de haber llegado a casa y no quiero que se moleste por que no comas con él.

- de acuerdo – acepto de mala gana y saliendo de la casa antes de asegurarla se encaminaron hacia la residencia kinomoto.

No tardaron mucho en llegar donde pudieron ver el auto del patriarca de los kinomoto aparcado enfrente del garaje.

- no queda muy lejos de la casa – comento Sakura, refiriéndose a la distancia entre la casa que compraron a la kinomoto.

- no, no hay mucha distancia tampoco entre las de Touya y Tomoyo, aunque con Eriol si queda algo retirado – dijo él deteniéndose frente a la casa y pasando un brazo por su cintura para acercarla cuando estaba apunto de acercarse a los labios de su novia, se escucho un carraspeo que hizo que la pareja se separara rápidamente.

- ya es hora que entres Sakura – dijo algo serio el hombre de gafas mirándolos a ambos.

- solo un ratito papa…

- tenemos 30 minutos esperándote para comer así que apúrate – interrumpió con voz firme. Shaoran miro unos segundos al patriarca de los kinomoto notando que al hombre no le gustaba que su hija se quedara mas tiempo afuera con él.

- nos vemos mañana – beso a Sakura en la mejilla y estaba apunto de separarse cuando la chica lo rodeo con sus brazos.

- te esperare esta noche ¿vendrás? – susurro en su oído y él solo movió la cabeza afirmativamente, seguido ella le dio un suave beso en los labios y corrió al lado de su padre.

- buenas tardes señor kinomoto – se despidió haciendo una reverencia caminando hacia su pequeño apartamento.

- solo quería despedirme de él papa… - dijo Sakura molesta por la forma en que su progenitor se comportaba con el chico.

El hombre ignoro su comentario siguiendo la figura del chico hasta que la perdió de vista. Su hija debía entender que tanto para el ambarino como para ella era mejor parar la boda. Aunque sus esfuerzos no estaban dando frutos no se rendiría tan fácil… ellos no podían estar juntos, no por ahora.

- vamos a comer Sakura – la empujo con suavidad por al espalda dirigiéndola a la puerta de la casa.

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- ¡no tiene nada mejor que hacer! – Mascullo furioso al notar como la puerta de su apartamento estaban pintadas las frase "sacaremos tus entrañas y las serviremos de buffet en la fiesta de derrota de la república, republicano"- como si tuviera tiempo para limpiarlo…

Entro a su apartamento que su descripción total era de un solo cuarto aparte del baño y dentro de el estaba la cama, una mesa con cuatro sillas, un refrigerador contra la pared un poco gastado, otra silla en donde se encontraba una parrilla eléctrica, el baño estaba a un costado de la cama, y del otro lado estaba un buro pequeño. Si eso era todo.

Después de que sus padres murieran en aquel aparatoso accidente 4 años atrás, él se tuvo que hacer cargo de si mismo, las deudas que dejo su padre, Hien Li, las pago con la venta del coche, la casa y todas las cosas que estaban dentro de ella. Los extrañaba mucho.

Miro por unos instantes como siempre, la fotografía, la ultima fotografía que se tomo con sus padres. En ella se mostraba a un Shaoran de 14 años con el pelo un poco mas largo que en la actualidad, a una mujer de cabello lacio negro con una mirada azulada oscura y una péquela sonrisa a su lado un hombre de cabello castaño y ojos miel muy parecido a el pequeño en que posaba sus manos.

Tomo la cadena de oro que colgaba en su cuello, una figura del ying y yang con incrustaciones de perlas y acabados en oro blanco, ese fue el último regalo de cumpleaños que sus padres le dieron, lo atesoraba más por su valor sentimental que por el valor monetario que tenia.

Como lamentaba cuando le dijeron que ellos pararon a un barranco por culpa de un borracho al volante. Recordaba las palabras de su madre, Ieran Li, antes de que salieran a aquella comida "tu cena esta caliente comete todo, y no te duermas muy tarde" seguido de un beso y a su padre palpándole la espalda con su sonrisa socarrona "nos vemos mas noche campeón".

Suspiro cansado de que aquellos hubiera pasado, se quito el uniforme y lo lavo en el fregadero poniéndole un abanico para que se secara, tenia una hora antes de ir a presentarse de nuevo al trabajo, busco en su refrigerador algo para comer pero se dio cuenta que ayer se comió lo que quedaba de pan, se tendría que esperar a sacar algo del restaurante en la noche para compensar la comida de ese día.

Se recostó cansado en la cama y se dio cuenta de que estaba algo batida, ni tiempo para arreglarla tenía así que poniendo la alarma en el reloj de muñeca que tenia se dedico a dormir un poco. Por lo menos mañana no trabajaría pero si tendría que ir a la escuela.

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Sus ojos azules se pasearon por toda la pared que estaba pintada de un rosa pastel de una esquina superior y del otro con un color aun mas claro que podría pasar como melocotón. Ladeo un poco la cabeza y trato de ver su error al momento de pintar la casa, se paso una mano por el cabello sin darse cuenta que esta se encontraba manchada de pintura.

- pensé que había tenido un hijo varón no una señorita – escucho la voz jocosa de su padre, Edward Hiraguizawa, con ojos negros y cabello azulado al igual que su hijo, enfundado en un traje negro pues acababa de salir de la oficina, era gerente de un mercado en el centro de la ciudad – creí que tu madre te dijo que la casa la quería de color lavanda.

- hola papa, así era pero solo encontré este color– señalo la casa mientras con un pañuelo trataba de quitarse el color del cabello.

- te esta quedando disparejo… - dijo divertido el hombre.

- gracias, no lo he notado… - soltó con sarcasmo el joven, se dejo caer en el césped y miro mas atentamente la pared.

- anda muchacho arriba ese animo – le dijo su padre golpeándolo en la rodilla – mañana te quedara mejor.

- ¿mañana? No, no… mama quiere que termine hoy… - dijo el chico contrariado, recordaba la amenaza de su madre, "no terminas de pintar, no hay novia durante una semana".

- tu madre piensa que todo se puede hacer en una sola noche… - dijo el hombre quitándose el saco y dándole una mano a su hijo para que se levantara – te amago con lo mismo de siempre ¿no? – El chico ya levantado se sacudió y asintió levemente con la cabeza – no te preocupes yo le diré que te necesitaba para algo…

- ¿en serio? – Pregunto esperanzado de tener que dejar eso para después ya estaba agotado y necesitaba una ducha urgente – algo como…

- ya se me ocurrirá después… - el hombre se encogió de hombros, Eriol cargo el pequeño maletín que su progenitor traía en manos y ambos se encaminaron a la puerta principal de la residencia - ¿Cómo esta Tomoyo? Tengo mucho sin verla…

- bien… planeaba invitarla a cenar pero tuvo que salir con su madre – contesto.

- anda a limpiarte ya es hora de comer ¿y tu madre?...

- esta con la señora Matsuyama…

- con la vieja mitotera esa… tu madre no entiende esa mujer solo le llena la cabeza de humo – se quejo el hombre.

Y el chico no tuvo más que darle la razón al hombre.

- cariño… llegaste – Anna Hiraguizawa entro por la puerta de la casa y le dio un beso en los labios a su esposo – Eriol ¿terminaste? – el chico se quedo mudo y miro a su padre quien le respondió con una sonrisa.

- le pedí que lo dejara para mañana, necesito que me ayude con el auto – le explico su esposo, el ojiazul pudo respirar con alivio al ver que su madre no pondría objeción – el carburador anda fallando.

- esta bien – se dirigieron al comedor, donde la mujer de cabello negro largo hasta la cintura y de ojos rojizos con menuda figura les sirvió de comer – Reed llamo en la mañana.

- ¿en serio? ¿Que dijo? – pregunto Eriol emocionado.

Reed era el primer hijo del matrimonio Hiraguizawa, su físico era idéntico al de Eriol bien podrían decir todos que eran gemelos si no fuera por que Reed era mayor por 3 años, no usaba lentes y su cabello era mas oscuro que el de su hermano menor. Los hermanos Hiraguizawa eran muy unidos, Reed llamaba cada 3 días actualmente residía en Inglaterra con sus familiares por parte de su padre, cuando se graduó de la preparatoria decidió ir a estudiar la universidad en aquella ciudad.

Comúnmente iba a Japón en las fechas festivas, como navidad y año nuevo, o los cumpleaños de ellos, pero ya tenían un año sin verlo con la guerra era muy difícil que los visitara.

- dijo que si podía vendría para tu graduación – dijo la mujer sonriéndole a su hijo menor.

- esperemos que así sea – dijo el hombre de la familia dándole unos golpes en la espalda a su hijo menor.

Eriol sonrió, quería ver a su hermano, tenía tantas cosas que contarle. Lo esperaba con ansias.

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- ¡Kinta apresúrate o se nos hará tarde! – llamo la chica de cabellos rojizos, de piel blanca y ojos castaños y de esbelta figura parada en la puerta de su casa.

- ¿Qué ocurre? – se sobresalto un poco pero al darse vuelta se encontró con un muy familiar para ella, con el seño eternamente fruncido de ojos negros y cabello del mismo color, de piel morena estaba su joven marido mirándola.

- hola Touya – saludo dándole un beso en la mejilla pero el hombre no se contento con eso y la abrazo por la cintura reclamando los pequeños labios de su esposa en un beso mas profundo.

- así se saluda a tu marido, Nakuru – susurro él cerca de sus labios, ella le sonrió coqueta y le guiño un ojo – ahora si dime.., ¿Por qué estas gritando como desquiciada?

- ¡yo no estoy….! Gritando como desquiciada Touya – se detuvo para no levantar la voz – Kinta se esta tardando mucho… como me dijiste que no llegarías a comer… y Yukito nos invito a su casa así que íbamos a ir para comer con él.

- si, Yukito me menciono algo así de camino al trabajo – Touya trabajaba en una empresa como chofer de entregas y Yukito su mejor amigo en el almacén de la misma empresa.

Yukito y Touya se conocieron en primaria donde se hicieron grandes amigos después en secundaria se les unió Nakuru y al año de conocerse, el mayor de los kinomoto y la pelirroja empezaron a salir. Hasta que se casaron a la tierna edad de 15 años pero Tsukishiro nunca se separo de la joven pareja.

- ¡papa! – Kinta corrió a los pies de su padre y se abrazo a ellos, cargando aun el juguete que subió a buscar.

- ve a ver la tele – le dijo la mujer a su hijo – yo iré a preparar la comida…

- no Nakuru, vamos a ir donde Yukito a estado muy solo desde que termino con la rubia silicona – dijo sacándola de la casa y cerrando la misma.

La rubia silicona como la llamaba Touya, fue la pareja de su amigo 2 meses, claro Yukito jamás tenia relaciones duraderas con nadie, pero esta fue la excepción cuando su amigo le confeso encontrarse enamorado de la rubia, Touya se largo a reír pensando que era una broma.

Pero no era así, Yukito en verdad estaba enamorado de la estadounidense Hana Smith, pero Hana jamás había sido mujer de un solo hombre, entonces cuando Tsukishiro le confeso amarla, ella no hizo mas que marcharse a su país natal.

- mama ¿Qué significa silicona?

- pregúntale a tu padre – contesto apuntando al hombre quien le devolvió al mirada – tu usaste la palabra.

- cuando seas mas grande te darás cuenta – le dijo a su primogénito revolviéndole los cabellos, el niño se sintió conforme con la respuesta.

Estando mas cerca de la casa de su amigo, lo pudieron ver sembrando unas rosas en su jardín delantero, hincado en la hierba, levantando la vista y dejando notar sus ojos de color gris con unos lentes redondos dándole un toque intelectual, cabello cenizo un poco largo y de sonrisa amable.

- pensé que no vendrían – saludo poniéndose de pie.

- lo siento tío, Salí a buscar un juguete que quería mostrarte por eso llegamos tarde – dijo el niño algo apenado con la cabeza gacha pero levantando el carrito al que se refería.

- no te preocupes peque – dijo tomando el auto – se parece al auto que tu papa conduce.

- verdad que si…

- pasen la comida aun esta caliente – dijo guiándolos a la casa.

Así los cuatro entraron a la casa del joven Tsukishiro para disfrutar de una amena comida familiar, para levantarle el ánimo al que consideraba como su hermano.

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Sonomi Daidoji era una mujer con poca paciencia, tanto en los negocios como en lo personal. Y ahí estaba ella con el cabello corto mas arriba de los hombros de color castaño oscuro y ojos de rojizos cafés, con su figura delgada, moviendo frenéticamente su pie derecho en señal de desesperación.

- tranquilízate mama… - escucho a su hija que estaba sentada a su lado con el porte y elegancia que a los Daidoji los caracterizaba – no han de ser malas noticias.

Sonomi suspiro cansada, eran malas noticias, muy malas noticias, estaba segura de que eran pésimas noticias. Llevaban esperando 4 horas a su abogado quien fue a reunirse con su contador.

- cuando te hacen esperar, son malas noticias – dijo antes de llevarse el vaso con agua a los labios.

La guerra estaba acabando con la empresa de juguetes que su difunto esposo le había dejado como patrimonio para ella y su hija. La forma en que la obligaron a cerrar sus sucursales en china donde tenia mas entrada de dinero casi la deja en la quiebra, además de que ya no podía llevar su producto a otros países, por que o se los confiscaban, los destruían o no dejaban que entrara siquiera al territorio.

- señora Daidoji – le llamo su abogado sacándola de su ensoñación, miro directamente a lo ojos del hombre – no me iré con rodeos, deberá declararse en bancarrota antes de que pierda absolutamente todo en tratar de salvar su compañía.

- muchas gracias puede retirarse – le dijo con la voz quebrada, sintió arder sus ojos y se los cubrió con una mano, sintió algo cálido en su otra mano, encontrando los ojos de su hija también empañados pero con una sonrisa en los labios.

- saldremos de esta mama… no te preocupes – le dijo Tomoyo con voz conciliadora mientras plantaba un beso en la mano que sostenía entre las suyas, Sonomi la abrazo.

- así será… saldremos juntas de esto….

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Miro por octava vez su ventana, notando que estaba igual que la ultima vez que la vio 3 minutos atrás. Pero es que ya estaba tardando demasiado, salía del trabajo a las 11:30 de la noche y estaban apunto de dar la 1 de la madrugada. El cuarto estaba alumbrado solo por la lámpara de leer que estaba en su mesita de noche.

Se acostó desganada en la cama cubriéndose con la sabana, la noche estaba muy fresca y ella solo traía puesto un short corto azul y una blusa de tirantes negro. Cerro los ojos recordando las extrañas preguntas que su padre le hizo de nuevo durante toda la comida y parte de la cena, cuando mientras ayudaba a su madre a preparar la cena le comento que Shaoran ya había comprado una casa para los dos, su madre se alegro mucho por eso, pero en Fujitaka la reacción fue muy diferente a lo que ella esperaba.

¿Qué cosas traía su padre para comportarse de esa forma?

Ella sabia que desde un principio no le gusto la idea de casarse tan joven pero siempre se mantuvo fuera de la relación que mantenía con Shaoran, ahora parecía poner mas empeño dando a conocer su disgusto por la unión de su hija menor con el ambarino… la pregunta era: ¿Por qué?

No entendía si su padre no le…

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el ruido de una ventana abrirse, por ella se coló un poco mas del frio que estaba haciendo en la ciudad, vio una sombra entrar a su habitación por la ventana, no distinguió bien la figura pero sabia de quien se trataba.

- has tardado demasiado Shaoran – dijo recargándose en sus codos para poder verlo.

- lo siento – murmuro el chico quitándose la mochila de la espalda mientras se acercaba a la chica sentándose a su lado en la cama – falto un chico y hubo mucha gente por la noche… el lugar estaba abarrotado y no podían con todos.

Ella tomo una de las manos del chico encontrándola helada, seguramente afuera estaba aun mas frio que dentro de su casa, lo jalo para que quedara recostado encima de ella, Shaoran no se resistió así que apoyando parte de su peso en sus codos para no aplastarla, ella lo cubrió con la sabana y paso sus manos por la espalda tratando de que entrara en calor.

- ¿ya has cenado? – pregunto en un susurro en su oído, el recordó los malabares que tuvo que hacer para poder sacar algo de comer de la cocina del restaurante con ayuda de Yue pues el idiota de hideky estaba rondando el lugar.

- si… cene antes de venir para acá – contesto el de la misma forma, seguido planto un beso en la mejilla de su novia.

- Que bueno… - le quito la chamarra negra que lo cubría, estaba algo fría – he estado pensando…

- ¿en que…? – pregunto adormilado, se sentía tan bien estar solo con ella, los dos, solos disfrutando de su compañía.

- tu ya has pagado mas de la mitad de la casa – dijo ella ahora tratando de sacarle la camisa hizo que se separara un poco de su cuerpo para poder tirarla donde había quedado la otra prenda y empezó acariciar la espalda desnuda de su novio, sabiendo que eso lo relajaba, Shaoran suspiro al sentir las manos tibias de su novia en su piel fría – me parece justo que yo pague el resto así…

- no – hablo más fuerte de lo que pensaba, recargándose un poco mas en sus codos para verla directamente a los ojos – no… ya hemos hablado de esto Sakura, de los gastos me encargo yo.

- pero… así podrías descansar un poco Shaoran, estas agotado…

- estoy bien…

- no, no lo estas, crees que no noto las ojeras que traes, o la fatiga a todo lo que haces – dijo disgustada, su novio era adorable pero muy terco y ella también lo era – yo podría trabajar…

- por supuesto que no, le prometí a tu padre que estudiarías y así será… - dijo mirándola serio, no permitiría que ella trabajara, Fujitaka le dejo muy en claro que ella iría a la universidad estando o no casada, y él quería lo mejor para Sakura.

- cuando me case contigo, no tendré por que darle cuentas a mi padre – replico ella, no era una niña y no se estaba casando para tener un nuevo papa, si no para tener un marido que la cuidara y a quien cuidar – no me impedirás hacer lo que yo quiero… y lo que quiero es ayudarte.

- yo soy el hombre… debo de mantenernos y no permitiré que mi esposa ande trabajando – dijo con el ceño mas fruncido de lo normal.

- ¡es increíble lo machista que te escuchas! – dijo ella dejando de abrazarlo. Por que no entendía que lo único que deseaba es que él dejara de presionarse con la escuela y el trabajo.

- no es por ser machista Sakura – dijo lo mas suave que pudo – pero entiende ese es el acuerdo al que llegamos tu padre y yo…

- ¿y mi opinión no cuenta en todo esto? – pregunto a un mas molesta. Claro eso lo acordaron cuando ella no estaba presente, si lo hubiera estado esa conversación no tendría lugar en ese momento

- Sakura entiende, debes de estudiar…

- no me parece que toda la carga la lleves tu, mientras yo estudio… en todo caso si quieres que estudie, tu también deberás de hacerlo – respondió usando su ultima carta en la jugada. Le haría entender que era mejor para los dos que ambos trabajaran.

- ¡demonios Sakura! – exclamo entre dientes, ella respingo ante lo furioso que ahora parecía estar – sabes que eso no es posible… solo quiero hacerte feliz – dijo ya mas calmado – debes estudiar ahora y después cuando estemos bien establecidos… lo hare yo, no pienso pasármela de trabajo en trabajo.

- solo no quiero que te agotes…

- no lo hare – susurro en su oído repartiendo varios besos para calmar un poco el ambiente – además una vez que consigas trabajo en la carrera que hayas escogido – bajo sus labios al cuello de la chica mordiéndolo un poco, ella volvió a abrazarlo acariciado su espalda – tendrás que mantenerme a mi, mientras estudio y a los 30 niños que tendremos…

- ¡30! – exclamo ella abriendo los ojos de golpe – ese es un numero muy grande Shaoran… - rio levemente

- de acuerdo – levanto su cabeza del cuello de la chica y la miro sonriendo coqueto – entonces que sean 29 y hasta ahí estoy dispuesto a negociar

Ella iba a protestar pero los labios varoniles impidieron que cualquier sonido saliera de su boca. Siguió acariciando la espalda del chico con movimientos circulares, incitándolo a que el beso fuera mas apasionado, gimió cuando él pidió permiso para adentrarse en su boca. Shaoran paso una de sus manos por las piernas de la chica haciéndola a un lado para poder acomodarse entre las dos extremidades, acaricio la pierna derecha levantando un poco el short para conseguir un poco mas de piel, giro un poco la palma de su mano hasta poder apretar un poco el muslo interno de la chica.

- Shaoran… - gimió ella rompiendo el beso, gruño un poco al verse privado de los labios de la chica, pero para contentarse acaricio con sus labios su barbilla haciendo que ella tirara la cabeza hacia atrás para poder besar su cuello.

Ella paso una de sus manos detrás del cuello del chico acercándolo mas a su cuerpo, la otra mano se puso entre los dos cuerpos para poder tocar el pecho del muchacho. Él volvió sus labios a la boca de la castaña donde ella no pudo resistir el deseo de morder el labio inferior del chino.

Shaoran pasó la mano que acariciaba una de las piernas de la chica por debajo del cuerpo de Sakura atrayéndole hacia el, tomándola de las caderas apretándola y removiendo un poco de camisa para acariciar la piel de su costado.

Ella retiro la boca de los labios de Shaoran, y paso su lengua por la clavícula, disfrutando del sonido ronco que salía de la boca de su novio, mordió repetidas veces el cuello del ambarino, mientras el suspiraba y buscaba los labios de la chica con desesperación. Sus lenguas se unieron en un baile mas apasionado que él fue calmando hasta que se convirtiera en un juego de besos cortos. Li escondió su rostro en el hueco del cuello de Sakura para así calmar un poco su respiración.

Ella siguió acariciando la ancha espalda de su novio con dulzura y cerro los ojos con fuerza sintiendo el rostro un poco caliente, supuso que estaba sonrojada.

Sonrió levemente no estaba avergonzada y mucho menos arrepentida de lo que había pasado, era comprensible, estaban enamorados y la necesidad de sentirse unidos crecía cada vez mas, además no era la primera vez que tenían esa clase de intimidad… pero cuando sucedió la primera vez ambos acordaron esperar hasta tener la bendición del juez, pero la espera se estaba prolongando demasiado.

- falta poco… - la escucho murmurar y él asintió repetidas veces con la cabeza.

- se me esta haciendo una eternidad preciosa… - abrió un ojo para ver el reloj notando que no faltaba mucho para que fueran las dos de la madrugada – será mejor que me vaya. Ya es tarde.

- no quédate un ratito mas – dijo ella abrazándolo con fuerza y apoyando la cabeza en el hombro masculino.

- quisiera hacerlo, peor mañana tenemos clases hay que levantarnos temprano – se levanto sentándose a orillas de la cama, ella lo imito mirando como se ponía la camiseta, se acerco retirando las mano del chico para abotonar ella misma los botones que faltaban, seguido agarro la chamarra y se la coloco de una forma para que no tuviera frio – gracias…

- vete con cuidado Shaoran y directito a tu casa… - dijo ella cuando lo vio dirigirse a la ventana.

- pensaba ir a visitar a mi otra novia – dijo jocoso, recibiendo un golpe un poco fuerte en el hombro – era una broma preciosa… paso por ti, nos vemos mañana – le dio un beso suave en los labios – te amo Sakura.

- yo también te amo Shaoran –el chico recogió su mochila, Sakura vio como salía de su casa por donde entro y haciendo unos cuantos malabares en el árbol por donde subía se planto en el piso levanto una mano despidiéndose y dedicándole una sonrisa, ella imito el gesto y se quedo con la mano levantada hasta que lo perdió de vista.

Regreso entonces a la cama que aun se mantenía tibia y tomo la almohada abrazándola deseando que fuera el ambarino.

Shaoran iba corriendo rápido para poder llegar a casa antes de que alguien lo viera, paso por el camino del parque del rey pingüino cuando sintió que alguien lo jalaba de la mochila hacia atrás omitiendo un sonido hueco en el choque de su cuerpo y el piso, cuando trato de incorporarse una patada en el estomago se lo impidió, teniendo que encorvarse hacia delante tratando de calmar el dolor.

Empezó a sentir varias patadas alrededor de su cuerpo y abrió los ojos levemente que eran tres hombres quienes lo tenían tirado, por la oscuridad no pudo ver sus rostros.

- levántate ¡maricon! – exclamo uno de sus agresores antes de golpearlo con unas de sus piernas directamente en el rostro haciendo que escupiera un poco de sangre.

Trato de ponerse de pie pero otro tipo le pego un puño en la espalda perdiendo por completo el equilibrio. No sentí dolor, si no desesperación de no poder levantarse, principalmente por que sabia que si entraba de lleno en la pelea el ganaría, no por nada lo consideraban un experto en artes marciales chinas, pero se metería en muchos problemas si los golpeaba.

Una presión fuerte en la cabeza, seguido de varios golpes con la misma contra el suelo lograron que emitiera un sonido de dolor, le estaban acabando la cabeza.

- de uno por uno ¡malditos cobardes! – dijo recargándose en la pared y logrando mantenerse arrodillado limpio un poco de sangre que caía por su frente, esos golpes seguro le causaron una herida en la cabeza pues liquido no paraba de Salir.

- ¿Cómo nos llamaste? – Pregunto furioso uno de los chicos golpeándolo en la mejilla – no podrías con ninguno de nosotros, idiota.

- póngalo de pie – dijo el único que se mantuvo al margen de la pelea, el ambarino creyó reconocer su voz, sus cómplices lo obedecieron y agarrando al chico de ambos brazos lo separaron de la pared, Shaoran estaba demasiado cansado y aturdido como para oponerse, la sangre le empañaba la vista.

- escuchaste jefe… nos llamo cobardes – dijo uno de los que los sostenía, metiéndole un golpe en el hígado.

- eres muy valiente – contesto acercándose al ambarino – o muy idiota para decir algo así cuando están en mucha desventaja – los tres tipos se largaron a reír, algo atrajo la atención del que estaba hablando, viendo algo brillante en el cuello de su victima - ¿Qué tenemos aquí? – alargo la mano hasta pasarla por el cuello del muchacho extrayendo la cadena.

- ¡no… suelta! – exclamo Shaoran al sentir como el jalaba la cadena hasta quitársela - ¡suéltala maldito hijo de perra!

¡Como se atrevía! No podía quitarle algo tan preciado, eso no se lo perdonaría jamás. Era lo último que le quedaba de sus padres, miro con ira contenida como el tipo la miraba con una mirada maliciosa.

- cállate – dijo otro golpeándolo en la espalda.

- suelta mi cadena – su voz salió tan amenazante que sus captores dudaron un poco en seguir sujetándolo.

- ¿si no que…? – pregunto riendo descaradamente, haciendo girar la preciosa joya en sus manos – seguro la robaste… no se puede confiar en gente como tu.

- te seguiré hasta el mismo infierno y te torceré el cuello para quitártela – lo dijo tan lento y pausado que un pequeño escalofrió subió por el cuerpo de los tres chicos.

El que tenia la cadena lo golpeo repetidas veces en el estomago, los otros dos lo dejaron caer al suelo apartándose de él.

- no me amenaces… - dicho esto se fueron, Li pudo mirar a lo lejos como un auto nuevo de color vino arrancaba rápidamente por las calles solitarias de la ciudad.

- no es una amenaza – murmuro levemente y golpeo dos veces el duro pavimento – es una promesa Hideky… dame la oportunidad y serás hombre muerto.

A duras penas pudo llegar a su apartamento chocando con todo y todos a su paso, dejo caer su mochila y se tiro a la cama. Quería dormir, necesitaba dormir, mañana se curaría las heridas y aparentaría que nada estaba sucediendo. Por el momento.

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La gran flota de pájaros de acero rompían el aire a su paso en las costas del océano, partieron desde el estado chino de Fujian su destino; la isla que salió airosa hasta ahora de su furia. El gran dragón rojo por fin dio la orden. Japón caería por las buenas o por las malas, debían rendir tributo ante la república. Mañana estarían ardiendo en las llamas de su propio infierno. Sabrían que con el dragón rojo no se juega.

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Blouson: SERVUS! de nuevo jejeje.

Rato sin pasarme por estos rumbos ne? Bueno esta es una idea que traía en la cabeza desde hace mucho tiempo y me dije por que no? No pierdo nada. Espero ustedes tampoco pierdan el tiempo al leerla y tengan suficiente para dejarme un reviews… por favor, por favor… por favor.

Otra cosa muchas GRACIAS por aquellas que me han dejado reviews en mis otras historias no saben cuanto aprecio que ustedes lean alguna de mis alocadas creaciones, gracias infinitas aquellas que se tomaron el tiempo para corregirme o incitarme a seguir en esto, espero y me apoyen en esta.

Hablando del capitulo ¿Qué les pareció? ¿Muy tedioso? ¿Les gusto o no? ¿Alguna duda? ¿Seguiré haciendo preguntas? ¿Mejor dejo esto y me dedico a otra cosa? ¿Esa pregunta ya la había hecho antes?

Bueno si alguien por ahí se tomo el tiempo para para leer el pergamino que escrito. Recuerden darle al botoncito que esta ahí abajo… ejem…

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Auf Wiedersehen!

See later and remeber living la Vida loca…. Uuooou. Xd