Saldando cuentas.
¡Un nuevo Dramione!
Disclamer: Todos los personajes y hechizos presentados en este Fic son propiedad de Jk Rowling, yo solo los utilizo para crear esta pequeña historia.
Bueno pues, a mis antiguas lectoras les doy la bienvenida, se que no es la continuación de "En el nido de la serpiente" pero es algo que se ha venido cocinando en mi mente durante algunas semanas y creo que la tengo suficientemente clara como para compartirla.
la continuación de mi otro dramione viene pronto y serán una serie de viñetas, no un fic propiamente dicho.
En fin, me embarco en una nueva aventura con Draco&Hermione, creo que esta sera algo mas cruda y dura que la anterior...
las invito a seguir conmigo, acompañarme y descubrir que pasara esta esta vez.
disfruten este primer capitulo y dejen sus Reviews... si tengo su aprobación y quieren seguir leyendo así me lo dejaran saber.
besos
¡A LEER!
POV/Hermione
Respiro profundo, intentando llenar en vano sus adoloridos pulmones.
El gran comedor estaba repleto y podía jurar que durante la última hora que ella tenía sentada en la desvencijada mesa, la gente que había estado implicada la noche anterior en la guerra, ahora mismo se había duplicado, al igual que los cadáveres que seguían apilándose al fondo de la enorme sala situada sobre su cabeza.
Ella tenía que tomarse algunos minutos, había ayudado hasta que su fuerza de voluntad lo había permitido, había trasladado a cientos de heridos a la improvisada enfermería dispuesta por madame Pomfrey en el segundo piso, o lo que quedaba de él, había guiado a muchas personas hacia los trasladores que había logrado encantar el profesor Flitwick y había calmado a la mayoría de chicos que por alguna razón no pudieron abandonar el castillo con sus compañeros la noche anterior.
Había conservado su entereza cuando con ayuda de Bill y Percy, había llevado el cuerpo de Fred a una habitación dispuesta para los caídos miembros de la orden del fénix, siendo seguidos de cerca por unos muy rotos Weasleys. Había sido sumamente difícil mirar a Fred, ver sus facciones relajadas al igual que el resto de él, sus ojos cerrados y su pecho fijo, ya no respiraba, ya no hablaba, no reía y no volvería a hacerlo jamás… estaba segura que la peor parte de todo eso era ver a un lado del pelirrojo a su gemelo, que tampoco volvería a hacerlo.
Con mucho esfuerzo se había controlado cuando fue el turno de llevar los cuerpos de Tonks y Remus, la situación era tan estúpidamente inadecuada e injusta que a veces una risa repleta de histeria pugnaba por salir de sus labios, ellos que apenas saboreaban la felicidad, que comenzaban a disfrutar el proceso de formar una familia, no podrían hacerlo porque habían entregado sus vidas a la causa, a la guerra, habían luchado codo a codo hasta su último aliento por la libertad del mundo mágico.
La sorpresa de ver el cuerpo lánguido de Colín Creevey, un chico que ni siquiera tenía que estar en el castillo, que debió ser evacuado la noche anterior, ahí, rígido y ensangrentado junto a los demás , hizo que su corazón se marchitara un poco más.
Pero cuando la enfermera le pidió que retirara el delgado cuerpo de una chica rubia ubicada en una de las camas, Hermione no pudo continuar.
Lavender Brown estaba tumbada en una camilla, su cuerpo laxo se extendía sobre las blanquecinas sabanas, ahora teñidas de un escarlata que provoco escalofríos en la castaña, y las marcas de las garras y mandíbulas de Fenrir Greyback casi sobresalían de la delicada piel de su cuello, ella se acerco dispuesta a ayudar un poco más, pero tener que observar tanta muerte y devastación de primera mano no se lo permitió, disculpándose apresuradamente de una ocupada Pomfrey salió de un tiro de la habitación y corrió hacia el abarrotado gran comedor, al menos ahí el ruido incesante de gente yendo y viniendo, hablado en susurros y gritos, abrazándose felices de continuar vivos o llorando juntos alguna perdida, lograba embotar sus sentidos, no le permitía pensar ni recordar todo lo que había pasado durante las últimas horas, días… meses.
Así que se limitaba a pasear sus ojos por las caras que la rodeaban, eso hasta que alguien tomo asiento junto a ella y cuando giro el rostro para ver mejor a su compañía lo primero que pudo ver fue una cazadora marrón raída, quemada y sucia, un cuerpo desgarbado dentro de ella, y una mata desordena de pelo azabache sobre la cabeza del portador.
Arremango su chaqueta dejando sus codos libres, y con sus dedos entumecidos aparto el cabello de su cara antes de volver a dirigir su mirada hacia el hombre frente a ella.
Harry no dijo nada durante algunos segundos, Hermione lo miro de hito a hito, tratando de deducir como se sentía su mejor amigo sin tener que preguntarlo directamente, pero lo cierto era que no necesitaba hacerlo para saber que Harry estaba sumido en una tristeza abrazadora, aunque parte de su mente estuviera al menos tranquila de que todo hubiese terminado.
Conocía lo suficiente a ese hombre para saber también que probablemente estaría haciendo un recuento de cada persona que había caído en el castillo, cada muerte producida durante el último año al menos, y estaría recriminándose, culpándose y enumerando las razones por las cuales él era el responsable de cada perdida.
Hermione no sabía ni podía decirle algo que calamara su angustia, ni siquiera podía calmar la suya propia… necesitarían de mucho tiempo antes de que las heridas empezaran siquiera a cicatrizar, aunque no tenia ninguna duda de que las marcas quedarían ahí para siempre.
- Se van – murmuro Harry sin fijar sus ojos en Hermione, que se giro para verlos – los Weasley, se van… van a la madriguera algunas horas… – aclaro.
Hermione asintió en silencio, ella lo esperaba, era lo lógico y era lo más sano que podían hacer, irse, prepararse para lo inminente, de igual forma Fred no sería enterrado hasta la noche de ese día, o del siguiente, cuando los demás miembros de la orden estuvieran listos y pudieran trasladar los cuerpos hacia el borde del lago negro, donde por votación unánime habían decidió hacer un pequeño cementerio para que descansaran los héroes de guerra, junto a su líder, Albus Dumbledore.
- ¿Te marchas con ellos? – susurro al fin Hermione, aunque interiormente sabia la respuesta que daría el chico de ojos verdes.
- No… no puedo, yo, Fred – musito y Hermione lo detuvo alzando su mano y por primera vez en lo que llevaban sentados juntos, Harry Potter poso sus opacas orbes en ella – No puedo.
- No es tu culpa Harry, no puedes culparte por eso y sé que dentro de ti lo sabes tan bien como yo – dio una suave sonrisa que sabía, no se reflejaba en sus agotados ojos, pero que al menos serviría para apoyar precariamente el ánimo de su mejor amigo –
- Ellos querían que te dijera que podías marcharte con ellos si así preferías, Ginny iba a buscarte pero me ofrecí a hacerlo, no quería estar mas tiempo en la misma habitación que… - se detuvo y Hermione sabia a lo que se refería, sabía que no podía mirar el cadáver de Fred sin sentir que algo dentro suyo se quebraba al igual que ella- Les dije que te lo dejaría saber, aunque creo que tampoco lo harás – dijo él con voz suave y lisa, sin atisbo de alguna emoción, ya no la miraba, ahora permanecía absorto en el dorso de su herida mano –
- No, me quedo aquí – murmuro y el, imitando su respuesta, asintió en silencio – Creo que necesitan algo de tiempo para ellos, como familia… necesitan privacidad para curarse.
Pensar en su familia la deprimió un poco más, desearía poder contar con los protectores brazos de su madre en este momento, desearía poder desaparecer del castillo y volver a su hogar donde sus padres estarían esperándola dispuestos a arrullarla y acompañarla hasta que su corazón dejara de doler, pero no podía hacerlo, probablemente sus padres estarían en medio de Australia, viviendo un nuevo día como cualquier otro, ignorantes del peligro que su única hija había corrido durante todo este tiempo… una hija que no recordaban tener.
Y tampoco podía expresar sus deseos en voz alta… no con Harry a un lado, Harry que no tenía a nadie en el mundo, nadie que lo esperara fuera de castillo en ruinas que se había convertido Hogwarts.
Una figura masculina se sentó en el otro extremo de Hermione y por una milésima de segundo pensó que se trataba de Ron, pero no, el hombre a su lado tenía cara redonda y cabello oscuro, su suéter de rayas estaba chamuscado por diferentes partes, al igual que la piel rosada de sus manos y cabeza, aunque era obvio que habían colocado una pomada cicatrizante en ellas porque ya presentaba piel nueva en las quemaduras causadas por Voldemort.
- Luna acaba de marcharse, su padre y ella planeaban buscar no se qué cosa en casa y volver, dijo algo de unos duendes que cantaban en momentos como estos, creo que intentan ayudar a su modo - Neville paseo su rostro por la sala antes de dejarse agazapar, apoyando sus codos sobre sus rodillas y sosteniendo con sus manos su rostro enrojecido – Mi abuela insiste en que nos marchemos a casa, pero le dije que se fuera sola, aun hay mucho por hacer.
- Tu ya has hecho mucho Neville, ni siquiera te has tomado un respiro… te he estado viendo – murmuro Hermione, y era cierto, el pobre chico estuvo toda la mañana de un punto a otro en el castillo, trayendo y llevando gente, reparando columnas que amenazaban en caerse de un momento a otro, guiando a las mareas de gente que se paseaban por ahí confundidas, trabajaba como el líder en que se había convertido durante los tiempos difíciles dentro del castillo, era algo impresionante de ver, Neville había cambiado mucho durante los últimos meses, si alguien había dudado de su pertenencia en Gryffindor, ahora no podía hacerlo más – no te haría mal tomarte algún tiempo, descansar Neville, hay mucha gente apara ayudar ahora.
- Si, eso mismo dijo mi abuela - asintió distraídamente, Hermione iba a replicar, iba a decirle que quizá su abuela tenía razón, cuando la enorme figura de Neville se enderezo repentinamente en el asiento, provocando un sobresalto en la castaña que lo observo perpleja, sus ojos miraban algo al otro lado del salón, algo que obviamente Hermione no podía ver, pero que parecía molestarle por la forma en que su ceño se arrugaba y sus labios se colocaban en una dura y apretada línea- ¿Qué hacen ellos aquí, Harry?
La leona estiro su cuello intentado ver el punto que Neville observaba con interés y si no se equivocaba, algo parecido al desprecio, pero había demasiada gente entre ella y el otro lado de la sala, así que sus ojos marrones no localizaban la razón del enojo de su amigo.
- Kingsley pensó que era mejor que permanecieran aquí, no podía dejar que se marcharan así como así, además hay aurores vigilando – dijo simplemente el niño que vivió, Neville dio un resoplido pero pareció entender las razones presentadas por Harry –
-¿Qué? ¿Quién? – cuestiono Hermione, esta vez aventurándose a ponerse de pie para observar mejor, y así lo hizo.
Lo que sus ojos vieron al otro lado de la sala le explico el repentino resentimiento en la voz de Neville.
Justo frente a ellos, sentados muy juntos en una mesa habían tres personas, tres cabezas rubias que permanecías algo agazapadas, probablemente queriendo pasar de ser percibidas, cosa que resultaba casi innecesaria pues todos en la sala parecían absortos en sus propios asuntos y no reparaban en los dos hombres y la hermosa mujer que se mantenían aparte en la esquina de la mesada manchada por escombros.
Los Malfoy, ataviados con sus túnicas negras estaban más blancos que nunca, su lisa piel semejaba la claridad de la cal, sus cabellos rubios casi platinados estaban pegados a sus rostros y sus ojos no parecían observan realmente a nada ni nadie a su alrededor, el hombre de cabello largo y más claro tenía su rostro contraído, el tiempo había abierto surcos en la piel alrededor de sus ojos y parecía que en ese preciso momento sufría un gran dolor aunque no había nada que parecía infringirlo, la mujer permanecía entre los dos hombres y sostenía con, lo que Hermione considero, mas fuerza de la necesaria, la mano del hombre más joven, que mantenía un gesto compungido, casi aterrado en su angular rostro.
Ella parpadeo varias veces mirando la escena antes de que la voz de su mejor amigo la sacara del ensimismamiento.
- La verdad no se qué hacer con ellos – dijo con voz casi preocupada.
- ¿a qué te refieres? – cuestiono Neville y Hermione, aun permaneciendo de pie frente a sus dos amigos, miro a Harry que ahora no la observaba a ella, sino a Neville directamente.
- Narcissa Malfoy me salvo la vida – dijo él y Neville pareció dispuesto a decir algo, aunque Harry no se lo permitió – Engaño a Voldemort y gracias a eso pude salir del bosque, pude volver…
- y sientes que le debes algo – culmino Hermione entendiendo el problema en el que Harry se veía hundido, el azabache se limito a asentir pesadamente y Hermione suspiro un poco frustrada por la actitud de Harry – Quizás debas darle las gracias, aunque seguramente no las quiera recibir y asegure que el hecho de que tu sigas vivo es solo porque ella necesitaba una razón para volver por Draco.
- Lo sé Hermione, lo sé – dijo él y cuando sus ojos se detuvieron en ella, Hermione sintió una punzada de arrepentimiento, quizás estaba siendo muy dura – Pero aun así aquí estoy, vivo… y ella se jugó su propio pellejo para sacarme de ahí, no importa si la razón era volver al castillo por su hijo o realmente ayudarme a derrotar a Tom Riddle, si Voldemort hubiese notado que lo había intentado engañar, ella, su esposo ,su hijo, yo y probablemente todos aquí habríamos muerto de igual forma.
No pudo replicarle… pese a que intento buscar una manera, tuvo que aceptar que Harry tenía razón, así que muy a su pesar y al de muchos otros, una de las razones por las cuales permanecían con vida era porque Narcissa Malfoy había ayudado a Harry.
Que irónico resultaba que un Malfoy hubiese contribuido de tal forma a preservar la vida de tantos magos y brujas ajenos a la causa de Lord Voldemort.
- Igual no podrás evitar que los envíen a azkaban Harry – Neville musito las palabras sin malicia alguna, pero Hermione no pudo evitar sentir que él deseaba que sucediera eso más que cualquier otra cosa.
No lo juzgaba.
- En realidad… - Harry miro a Neville un momento y pareció dudar antes de continuar su oración – En realidad, estuve charlando con Kingsley y ambos creemos que debo interceder por ellos.
- Ya me lo temía – murmuro la castaña, y no mentía, internamente no le impresionaba que Harry actuara de esa forma, como Neville, Harry había madurado mucho durante los últimos meses, ella había visto en primera fila su metamorfosis, el chiquillo que se dejaba dominar por el odio se había esfumado, Harry era un hombre inteligente, sensato y por sobre todas las cosa justo, si él pensaba que Narcissa Malfoy se había ganado su apoyo, se lo daría, pese a que el resto del mundo pensara lo contrario –
-¿Tu no crees que es lo que debo hacer? – Cuestiono el chico mirando con algo parecido a la confusión a su mejor amiga, que permanecía de pie, con los brazos cruzados sobre su pecho – Hermione creo que deberías…
-Si, es lo que debes hacer – dijo ella, aunque en su interior aun tenía sus reservas – supongo que no hay persona a la que el Wizengamot vaya a escuchar más que a ti.
- No lo sé compañero, aun con tu testimonio, no creo que logren mucho – dijo Neville y Hermione no se movió, permaneció ajena a su comentario aunque pensaba lo mismo, eran muchos años de maldad infundida por los Malfoy, no creía que un solo acierto los librar del castigo – Pero tu mandas Harry, es tu decisión.
El azabache asintió y se puso de pie, Hermione lo miro extrañada y el sacudió un poco su arruinada cazadora.
- ¿A dónde vas? –
- A hablar con los Malfoy – dijo el simplemente, Hermione alzo la ceja impresionada pero no dijo nada mas- ¿vienes conmigo?
Parte de ella quería negar, rechazar la propuesta, es más, deseaba alejarse un poco mas de esa familia de tiranos adoradores de sangre, pero por otra parte, si Harry se lo había pedido era porque en verdad esperaba que ella le diera su apoyo y una vez más, el recuerdo de que hacía muchos años habían jurado ayudar a Harry siempre llego a su mente, su amistad era más grande el desprecio que su subconsciente sentía por los Malfoy, así que asintió dando una leve sonrisa.
- y todavía lo preguntas Harry… a veces eres muy tonto – dijo ella y le pareció observar una tímida sonrisa en los labios de su mejor amigo.
Lentamente se abrieron paso entre la gente que se mantenía dentro del gran comedor, las personas intentaban detenerlos en el camino, muchos les daban las gracias o los felicitaban por su valentía, Harry se veía incomodo cada vez que alguien con lagrimas en los ojos agradecía su coraje y su entrega, así que ella apresuro el paso jalando al ojiverde entre el mar de personas, eso hasta que se detuvieron frente a le mesa ocupada por los tres rubios.
Pasaron algunos segundos en los cuales los Malfoy no parecieron darse cuenta de que ellos estaban frente a sus ojos, pero luego, cuando incómodamente Harry carraspeo su garganta, la mujer fue la primera en prestarle atención a los recién llegados.
Hermione advirtió que su postura cambio inmediatamente después de que los notaran, los tres rubios se irguieron en la mesa, el orgullo de su detestado apellido aun estaba dentro de ellos y aunque probablemente sabían que cada persona dentro de esa sala deseaba desesperadamente que ellos desaparecieran del mundo, eso no parecía afectarles, los tres, a pesar del hollín en su piel y los hoyos en sus túnicas, se veían tan imponentes y elegantes como siempre.
Hermione quito su mirada de ellos, la verdad no se creía capaz de verlos por mas tiempo del necesario, sus rostros no traía buenos recuerdos, su mente parecía asociar sus caras con el dolor de la maldición cruciatus y podía asegurar que sus huesos estaban empezando a dolor de nuevo.
- Señora Malfoy, podría… podría hablar un minuto con usted – la voz de Harry sonó lejana, ella tampoco lo observaba a él.
- Lo que sea que deba decirme, lo puede hacer frente a mi familia Harry Potter…– dijo ella y Hermione se sorprendió ante el tono de voz, realmente esperaba ese tono aristócrata y superior que la rubia mujer solía utilizar contra ellos, pero la suave voz de Narcissa llego a sus oídos y parecía serena, tranquila y sin temor de escuchar lo que Harry debía decirlo.
El niño que vivió dos veces parecía dudarlo poco, pero luego de algunos segundos y de haberse aclarado la ganta de nuevo, su voz volvió a surgir.
-Solo quería decirle que… bueno… gracias – Harry se removió en su punto y Hermione se aventuro a mirar a la mujer, parecía realmente impresionada – Se que lo que hizo en el bosque fácilmente podría haberle costado la vida, pero aun así me ayudo a salir de ahí y quiero que sepa que se lo agradezco.
- solo hice lo que se suponía debía hacer – dijo la mujer y Hermione advirtió que su delgada mano apretó un poco más la de su hijo, que ahora miraba sus dedos entrelazados con los de su madre.
Hermione de nuevo deseo tener a su propia madre con ella.
- Bien, de igual forma se lo agradezco, sin usted yo no podría haber logrado nada – dijo Harry y cuando Hermione pensó que había terminado de charlar, solto algo que la dejo bastante impresionada a ella y a todos los Malfoy – y quiero que sepa que planeo atestiguar a favor de su familia frente al consejo de magos.
Nadie dijo nada, Hermione alzo su brazo intentando no demostrar su incomodidad y toco su adolorida nuca, al hacerlo sus ojos pasaron de la madre al hijo y se encontró con un par de ojos grises, sin duda uno de los ojos mas fríos y distantes que ella había visto en su vida, pero no miraban los suyos sino algo que se encontraba centímetros mas abajo, así pues, dejándose llevar por su naturaleza curiosa, Hermione bajo su propia mirada hacia el punto observado por los ojos escrutadores de Draco y su corazón dejo de palpitar por algunos segundos.
En el dorso del brazo que estaba tocando su nuca, justo debajo de su muñeca, una marca, una imborrable cicatriz, esa que ella misma había cuidado, a la cual había dejado curar lentamente, sin trato mágico alguno, esas dos palabras quedaban a la vista de ambos, dos palabas que significaban tanto para los dos.
"Sangre sucia"
POV/Draco.
Las palabras de Potter quedaron atascadas en algún punto de su cerebro pero el no las proceso, sus ojos habían capturado algo que le llamo más la atención, de forma casi morbosa y sucia, pero aun así, aun cuando en su mente se intentaba obligar a apartar la mirada, no podía hacerlo.
Al principio, cuando Potter y Granger se habían detenido frente a ellos para hablar con su madre, se había negado rotundamente a mirarlos, parte por cobarde y parte por orgullo, pero cuando Potter había dicho que intercedería por ellos frente al Wizengamot no pudo evitar alzar la vista incrédulo, era imposible que aquellas palabras hubiesen salido de la boca de Harry Potter, su enemigo desde… siempre.
Por un segundo pensó que decir algo, pero sus ojos fueron rápidamente captados por el movimiento realizado por Granger, el no la veía desde que lo salvaron dentro de la sala de menesteres, y su semblante se veía terrible, parecía agotada y adolorida, y supuso que asi era porque estaba tocando la parte posterior de su cuello.
Pero al instante en que la miro, algo ajeno a su perceptible cansancio llamo mucho mas su atención, llevaba el puño de su chaqueta arremangada al igual que la sucia camisa bajo ella, la piel dorada de sus brazos parecía haber sufrido algunos cortes como el resto de ella, muchas estaban a media cicatrización, probablemente había aplicado algo de díctamo en ellas y por ende ya mostraban una gran mejoría y si tenía algo de suerte no iba a tener más que algunas sombras de esas heridas cuando terminaran de curarse.
Pero había una, una marca en especial que parecía sobresalir del resto, y es que en su interior la potente seguridad de que aquella cicatriz había sido cuitada de forma tradicional, preservando de manera consiente la claridad de la herida, hizo que su mentón se agazapara un poco, pero aun así no aparto la vista.
Las palabras se mostraban claras y concisas en la piel de Hermione Granger.
"Sangre sucia"
El la había llamado de esa forma cientos de veces, en su cara, frente a sus amigos y también a sus espaldas, jamás le había parecido que estuviera mal empleado. Pero ahora, leyéndolo directamente de la piel de su brazo izquierdo, justo donde en su caso se encontraba aquella marca que aun escocía lentamente, ahora al verlo escrita ahí, rodeada de todo la barbarie que había causado lo que esas palabras significaban, estando ahí, por primera vez en sus dieciocho años pensó que quizás… solo quizás, si había estado empleando mas esas palabras.
Justo cuando leía las dos palabras por tercera vez noto algo de movimiento unos centímetros más arriba, la dueña del brazo que observaba paseo su mirada desde sus ojos hasta la marca en su brazo y de vuelta a sus orbes grises que ahora observan un par de ojos marrones que mostraban una mezcla de vergüenza y resentimiento.
Un segundo después de que se viera descubierto la dueña del brazo dejo caer este de golpe en su costado, semi-ocultando así la cicatriz y solo para asegurarse de que el no la mirara más de un tirón bajo el puño de su chaqueta y su camisa hasta llegar al borde de la muñeca, el parpadeo un par de veces antes de retirar su vista de esa mujer que había girado el rostro y ahora parecía dispuesta a alejarse de ellos lo más rápido posible.
- Bueno… eso era todo señora Malfoy – La voz de Potter lo obligo a mirarlo, extrañamente no sentía esas ganas de maldecirlo como le pasaba desde sus once años, siempre que se encontraban en algún pasillo o escuchaba a alguien hablar sobre el gran "San Potty" pero aun así, al verlo mejor algo amargo subió por su garganta y ni siquiera evito el gesto de asco que se impuso en su propia cara cuando el gran Harry Potter y la impu… y Granger dieran la espalda y se alejaron de su mesa.
- ¿Crees que lo diga en serio Lucius? – su madre permaneció observando la espalda de Potter hasta que desapareció entre la gente, el no se molesto en girar su rostro para ver a su padre, parte porque estaba casi seguro de cuál sería su respuesta y parte porque hacía meses que un sentimiento de profundo desprecio se había apoderado de él, quizás no tenía ningún derecho a hacerlo, pero él no podía dejar de sentir que todo por lo que su madre y el habían pasado todo ese tiempo era culpa de Lucius Malfoy.
- Por supuesto que no Narcissa, ese maldito mocoso no moverá un dedo por nosotros, para cuando nos demos cuenta el habrá hecho de las suyas… a Draco y a mi nos darán el beso del dementor, eso es más que seguro, tu quedaras confinada en una celda de azkaban y el ruin ministerio se quedara con todo lo que por derecho nos pertenece. La voz de Lucius era un susurro frio y vacio de algún sentimiento, tal como el siseo de una serpiente.
La ira de Draco bullo como una poción sobre cocinada en un caldero y todo empeoro cuando su madre agacho el rostro, apretó un poco mas su mano y un ligero, casi imperceptible temblor en sus delgados hombros le indico que después de aguantar estoicamente la mierda que salía de la boca de Lucius, su madre había sucumbido al llanto.
- El ministerio se quedara con todo – repitió casi arrastrando las palabras – La casa, el oro de nuestra bóveda en gringotts, los tesoros de la familia, que por tanto tiempo y tanto esfuerzo cuidaste… padre.
- Exacto – murmuro Lucius con desdén.
- La misma casa que quedo hecho un maldito cochinero por culpa de la asquerosidad de gente que se hizo con ella durante el año anterior – murmuro él y su madre giro su rostro, con lagrimas en los ojos, parecía impresionada por sus palabras – el mismo oro que desperdiciaste pagando año tras año los caprichos de Voldemort – Narcissa dio un respingo a su lado, su voz iba en aumento pero no le importaba realmente – los mismos tesoros que probablemente se hayan robado tus grandes amigos para venderlos en el callejón knockturn… ¿esas cosas padre?
- Draco… no – susurro su madre-
Lucius giro lentamente su rostro, su madre, entre ellos, parecía hiperventilar, y aunque por un instante se sintió como un chiquillo ante la fría mirada de su padre, no se dejo intimidar y permaneció fijo, ambos ojos grises escrutándose lentamente.
Lucius dejo escapar una sonrisa irónica que hizo que su sangre se calentara aun mas de ser posible.
- Dejarlo Narcissa, su reciente valentía no le servirá de nada ahora… nada ni nadie lo va a salvar de lo que se nos viene encima.
El no dijo nada, el peso de las palabras de su padre pareció caer sobre él una vez más… era cierto, no importaba cuantas cosas dijera, no importaba lo que hiciera, su destino estaba marcado desde el momento en que había dejado que tatuaran esa marca en su piel, estaba condenado.
Era cuestión de tiempo, días quizás… pero Draco no podría escapar de su destino.
Giro su rostro hacia un costado y observo con algo parecido a la pena la puerta del salón, por ella se colaba el reflejo del sol, el verano se acercaba pero si las palabras de su padre eran ciertas… el no estaría vivo para verlo.
Bueno... bienvenidas de nuevo... sin nada mas que decir dejen sus Reviews.
