La mansión estaba sola, ya hace días que Bruce, Damián, Tim, Jason y por supuesto el señor Alfred, habían tomado un pequeño descanso en algún lugar lejos de Gótica. Porque todo lejos de Gótica es bueno.
Dick no solía bajar a la cueva sólo, porque a pesar de que él es Nightwing, le atemorizaba la mansión y aún más si estaba sola, las paredes parecían hablarle y los eternos corredores no llegaban a ningún lado, él deseaba que pronto llegara Bruce, porque cuando Bruce está cerca nada parece ser extraño y sobre todo, todo parece estar bien. Dick no quería admitirlo pero en realidad extrañaba al viejo y mal humorado murciélago mayor, pero primero es lo primero y el necesitaba hacer un papeleo en la cueva, esa sucia cueva llena de murciélagos y agua, donde la tecnología se mezcla con la oscuridad y la vida parece detenerse, como si se tratara de un lugar totalmente diferente, como si fuera otro país, claustrofóbico, agobiante y desastroso.
Todos y cada uno de feos adjetivos llegaban a la mente de Dick, pero solo uno fue el que salió de sus labios al ver aquella figura que helaba su cuerpo, congelaba su alma y erizaba su piel. "Tenebroso". Justo ahí enfrente de Dick cesante se encontraba El Pingüino, regordete como siempre con su singular sonrisa retorcida, sus manos puntiagudas y su paraguas tambaleándose por todas partes, el no dijo nada ni Dick tampoco, el sorprendido solo se limitaba a verlo horrorizado, no tenía idea de cómo había entrado a la cueva, sabía que Bruce lo iba a matar cuando se enterara de que uno de sus enemigos entró a la cueva, donde por supuesto es el lugar más seguro de toda la mansión Wayne.
Pingüino soltó una pequeña risa que helaba hasta el más oscuro y escondido rincón de la cueva, un par de murciélagos parecieron escapar de aquella risa y volaron alejándose de él. Dick en ese instante visualizó como Damián soltó una risa incontrolable mientras tiraba un traje mal hecho del pingüino, el miedo de Dick se reconfortó al ver que solo era una broma de Damián y que el junto con toda la pandilla habían regresado, Dick no quería aceptar que ver al pingüino ahí, lo había hecho temblar de miedo, Bruce y Tim también estaban ahí para ver la broma pesada de Damián hacia su hermano, en ese momento, mientras todos reían a la vez, Damián burlándose incontrolablemente de Dick y este a su vez riendo nerviosamente, Bruce suelta las palabras mas calurosas que jamás pudo haber escuchado:
"Te extrañamos, Dick", Dick responde en un murmuro: "Yo también los extrañe" y se encontraba en ese momento como cualquier persona común lo diría… feliz.
Fue en ese momento cuando la realidad chocó contra la ficción, Dick se encontraba en el suelo ya que había recibido siete u ocho disparos por parte del Pingüino y lo único que silenció la risa del fantasma de Damián fue la risa del gordete enemigo, una risa que llegaba hasta los más profundos rincones de aquella sucia cueva, Dick, a punto de morir, solo pudo sonreír y lo último que pudo murmurar fue: "yo también los extrañe."
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Hola, esto es un fic regalo que me hicieron, espero se haya entendidó del todo, esta basado en una pequeña historia personal por lo tanto tiene un gran valor sentimental para mi. Y pues Batman y la Batfamily no me pertenecen, de ser así sería la persona más feliz del mundo :)
Gracias por leer, nos vemos
