Capitulo: Encuentro con la muerte
Disclaimer: Inuyasha no me pertenece, y como dijo LadyJ07 , si fuera mío ni loca lo hubiera puesto en la tv para que todas las chicas lo admiren. Inuyasha le pertenece a la GRAN RUMIKO TAKAHASHI.
Bueno sin más las dejo leer continúen.
Estaba decepcionada de mi padre, él había asesinado a mi madre, la única persona que me quería de verdad, mi padre siempre me despreció ya que él quería un primogénito varón y yo soy mujer, mi nacimiento era de alto riesgo por lo que mi madre ya no pudo tener más hijos.
Mi madre se quería separar de mi padre, pero él no lo quiso, un escándalo de ese tipo no se vería bien entre la sociedad y menos de un Higurashi.
...
Me fui a la playa a meditar era un lugar en silencio, el porqué de todo, mañana encontraría en los noticieros-esposa del magnate Higurashi fue hallada muerta todo parece indicar un robo a mano armada.-tal y como lo ordenó mi padre-que todo parezca un robo, no quiero fallas, Naomi no puede contarle a la prensa nada- mi madre ya no me protegería y tendría que salir de casa rápido si no quería que me pase lo mismo, en la sociedad nadie sabe de mi existencia pues mi padre compró a los doctores y los del registro de nacimientos en cuanto supo que su primogénita era una niña. Había estado pensando demasiado y me di cuenta cuando el agua llegaba a mis rodillas, entonces me dije - de que me sirve la vida sin el ser que más amo- decidí suicidarme, me seguí sumergiendo.
Estaba inconsciente y fuera del mar junto a un joven, yo estaba entre sus brazos.
— ¿Quién es usted?, ¿Qué me hizo?— interrogó zafándose de su agarre ya que el joven la tenía abrazada con toda la ropa húmeda al igual que ella.
—Soy Inuyasha y soy quien la salvé, pero era lo que cualquiera hubiera hecho, usted se estaba ahogando.
De pronto todos los recuerdos le llegaron de un solo golpe, sintiendo un dolor punzante en la sien.
—¿Usted me salvó?—él asintió, el rostro de ella cambió de uno confuso a uno lleno de furia—por qué me salvo?, yo quería morirme.
— ¿Qué? ¿Por qué se querría matar?
—Eso no le incumbe.
—ok, pero espero una recompensa, la salvé.
—Yo no se lo pedí.
—No, pero lo haría otra vez— trató de encontrar las palabras indicadas— Es más, si se quiere suicidar mañana, me llama—dijo tratando de ser gracioso.
La joven se desplomó en la arena, él se le acercó rápidamente la levantó por la espalda y la sostuvo un rato mientras daba leves palmadas en sus mejillas.
—Amiga, me escuchas— ella se movió levemente pero no reaccionó.
/.../
Un joven alto de 1.80m de estatura ojos de un hermoso dorado, cabello negro, rasgos finos, piel levemente bronceada iba trotando por el balneario como era costumbre. Cuando hubo terminado su recorrido se disponía a dirigirse a su departamento, pero unos ladridos llamaron su atención. El trató de ubicar con su mirada al can, notó que este se encontraba en la playa ladrándole al mar. No obstante las olas se movían con rudeza, mostrando a una mujer, pero ya solo se veían sus hombros y su cabello largo.
Saltó el pequeño muro y fue a sacar a la joven, se lanzó al agua y dio unas brazadas cuando se acercó las olas ya habían cubierto todo su cuerpo, se sumergió dos veces hasta que la encontró.
Cuando la sacó del agua ella estaba medio inconsciente, pero luego reaccionó entre sus brazos y luego se separó abruptamente, le dijo que se quería suicidar y que él arruinó su hecho; luego se desmayó.
—Amiga me escuchas. —ella se movió pero no despertó, entonces decidí llevarla a mi departamento.
/ ... /
Cuando él pasó por la recepción residencial la gente lo miraba extraño pues cargaba en brazos a una joven y los dos estaban mojados. El joven subió por el ascensor y entró a su departamento, la llevó a su dormitorio puesto que era la única habitación arreglada.
Cuando la tendió sobre la cama se percató de que el cuerpo de ella estaba con la temperatura alta. Agarra el teléfono y le marca a alguien.
—Buenas noches doc, lamentó molestarte a estas horas (11:36pm), pero necesito tu ayuda.
—Dime que pasa Inuyasha.
—Encontré a alguien en la playa la saqué del mar y la traje a mi depa, luego noté que tenía fiebre, creo que empeorará si tiene puesta la ropa, tienes algún medicamento o rutina para que no empeore su estado.
—Bueno Inuyasha lo mejor en estos casos sería que la lleves a un hospital, pero ya que está ahí lo que puedes hacer es cambiar la ropa húmeda por una seca, hacer lo mismo con el cabello porque el agua puede producirle dolores de cabeza, y un secreto para que la fiebre baje es que el cuerpo sude, que sude mucho.
—Gracias te debo una doc, adiós.
—Sí y ya no me vuelvas a llamar a estas horas— dijo colgando la llamada.
Inuyasha saco algo de su ropa para la joven, tomo unas camisetas largas y anchas, una chompa.
—Amiga, despierta—decía mientras la movía del brazo, pero nada.
Como ella siguió inconsciente él comenzó a sacarle el pantalón deslizándolo suavemente por sus piernas. Su cara se tiñó de un suave rosa lo que hace ahora lo haría un pervertido que se está aprovechando de la situación, él no pudo evitar hacer tal comparación.
Pero cuando empezó a desabotonar la blusa, pasó sus dedos por la piel de su pecho inevitablemente, a lo cual la chica dio un gemido, al igual que cuando tocó su vientre y cuando lo volvió a tocar por segunda vez, pero esta vez el gemido fue más sonoro. En el momento que levanto su espalda para terminar de sacarle la blusa ella abrió los ojos.
/ ... /
Por unos segundos Kagome quedó prendada de sus ojos. Iris doradas, perfectas iris doradas, facciones duras y cabello negro, se veía muy fuerte y endemoniadamente atractivo pero rápidamente salió del trance, está muy equivocado si piensa que... comienza a mover su cabeza y a analizar la escena.
—Maldito pervertido- - zas- -el sonido de unas manos encontrando la cara del chico.
—Espera no es lo que crees—dijo sujetando sus muñecas, antes de que lo siga abofeteando—solo te estaba cambiando la ropa porque si sigues con esta puesta empeoraras, están mojadas y tú tienes fiebre.
—No pudiste haberme despertado, ¿por qué tenías que tocarme?
—Lo hice, pero no reaccionabas y no parecía que te disgustase—dijo en tono soberbio—…cuando te tocaba gemías, y como lo hacías—dijo en tono burlón y con una sonrisa estampada en el rostro.
— ¿Que yo qué? —dijo cuándo se sonrojaba
—Nada olvídalo, si quieres te llevo a tu casa.
—No, no quiero ir a mi casa.
—Si quieres te puedes quedar hoy aquí, mientras voy arreglando el cuarto de visitas.—dijo ofreciendole una sonrisa sincera.
—Está bien gracias, solo acepto porque no tengo a donde ir.
Continuara...
Espero que les guste, me despido.
