Yo no soy rubia, ni una genio, ni multimillonaria, de manera que no… no soy JK Rowling, por lo que solo los personajes que no conocen y la delirante trama me pertenecen.

Advertencia:

Si usted querido lector, ha decidido cliquear en mi fic, a la esperanza de: a- Un Scorpius Malfoy similar a un Adonis, o digno de algún modo de pertenecer al panteón griego. B- Una Rose Weasley/ supermodelo, tímida que de algún modo termina siendo la pareja de el anteriormente nombrado, a pesar de que sea prácticamente imposible. C- Un Albus Potter mejor amigo de todos, tierno y rompecorazones, o secretamente enamorado de la mejor amiga de Rose. Le comunico que se ha equivocado de fic, de manera que no pierda mas su tiempo, cierre la página inmediatamente, y busque una historia que cumpla con las características antes mencionadas. Si por el contrario está de acuerdo con lo propuesto por mi persona, le advierto -sin querer ser redundante- que en este fic no encontrará mas que personajes con peculiares personalidades. Ha quedado advertido mi estimado lector. Ahora si, les presento sin mas preámbulos, señoras y señores ¡La Desiluminadora!

PD: Personalmente soy partidaria de los fic en donde Scorpius es similar a un Adonis, Rose es una supermodelo tímida, y Albus un conquistador que acaba con la mejor amiga de la protagonista. Pero quiero ver que tan versátil puedo llegar a ser como escritora… ¡Ustedes juzguen!

Rose Weasley avanzaba por entre las largas mesas del gran comedor con una sonrisa en su rostro. Llevaba la túnica de Hogwarts, y un sombrero de graduación –de esos que veía en las películas muggles que Albus alquilaba los días lluviosos- se la notaba radiante de felicidad. Junto al atril del director estaba Minerva McGonagall, la directora en funciones. Y sus padres estaban abrazados detrás de ella, llorando de orgullo. Solo faltaba un coro de ángeles. Era el día de la graduación, y claramente ella era la mejor estudiante… ¡Que va! ¡Era absolutamente perfecta, como siempre! La Profesora McGonagall abrió la boca para anunciarla. Pero las palabras que de allí salieron no iban con el contexto:

-¡Rose Weasley! ¡Es la tercera vez que te llamo! ¡Llegaras tarde a tu primer día de clases!- era su madre, Hermione Weasley, de soltera Granger. Resultaba extraño que la estuviera llamando, siendo que estaba allí parada, mirándola embelesada.

-¡Maldita sea Rosie! Por tu culpa mamá esta otra vez de mal humor- ese era Hugo, aun a pesar de que no podía ser realmente él, pues no estaba en su utopía.

Rose entonces cayó en la cuenta de que estaba soñando. Porque todavía permanecía dormida. Con pesadez abrió un ojo, solo para encandilarse con la luz prendida de su cuarto. Debía ser, puesto que la iluminación era demasiado fuerte como para ser solo la proveniente de los rayos solares.

-¿Quién encendió la jodida luz otra vez?- dijo arrastrando las palabras y con voz ronca. A cualquier persona aquello le hubiera resultado gracioso. Pero no era así para Hermione, quien se espantaba cada vez que oía salir una blasfemia de boca de sus impecables hijos. Tenia muchas riñas con Rose por ello, porque a sus escasos once años, la niña tenia el vocabulario de un trol subdesarrollado.

-¡Rosebud Anelisse Weasley Granger! ¿¡Que ha sido eso!- gritó fuera de si la mujer, y a continuación pronunció –Accio Sabanas- y la pobre Rose tubo que ingeniárselas para deshacerse del enredo de telas, evitando salir volando hacia su madre. Sin embargo por la lucha, se cayó de la cama. Provocando la risa de su padre que pasaba por pasillo, rumbo a la planta inferior.

-¡MAMA!-vociferó la chica- ¡Voy a denunciarte al ministerio por maltrato infantil! ¿¡Que modo de despertarme es ese!

-Te lo había advertido, niña malcriada. Ya le decía yo a tu padre que algún día nos arrepentiríamos de haberte dado todo lo que querías- Rose a veces sostenía que su madre habría sido una perfecta Slytherin. Ya que sabia exactamente como manipular a sus hijos, y en reiteradas ocasiones también a su marido. Sin embargo, el buen corazón de Hermione solo podía ser de un Gryffindor, e incluso de un Hufflepuff. Si se es muy extremista. Las artimañas de su progenitora comenzaban a surtir efecto, porque la culpa estaba haciendo meya en Rose. De este modo se puso de pie, y tambaleándose fue a abrazar a su madre.

Hermione envolvió en sus brazos a su única hija. Riendo para si por culpa de las locuras de la niña. Y es que Rose nunca había sido una jovencita muy normal. Tenía grandes delirios de grandeza. Ataques de maldad inusitados. La ideología de vaya a saber quien. Y el voraz apetito sumado al carácter fuerte de un Weasley. ¡Oh! Y lo que la hacia aun mas aterradora si se quiere, el increíble intelecto de su madre. Pero con un toque sherlokiano que lo hacia peligroso para el universo.

-Aun así voy a denunciarte- dijo Rose cuando se hubo separado de su madre. Y es que otra de las palabras que la describían a la perfección era orgullosa, también conocida como obstinada. Pues siempre, y cuando digo siempre, es siempre, quería tener la razón. Lo peor era, que comúnmente la tenía.

Rose entro al baño sin molestarse en tocar, ya que al único que podía encontrar allí era a Hugo. Y no era como si nunca lo hubiera visto desnudo, eso si, Hugo nunca jamás la había visto desnuda a ella. Era uno de los múltiples beneficios de ser hermana mayor, saber cosas de tu hermano que él no sabe de ti. Aunque la relación de Hugo y Rose era muy cercana. Si fueran amigos, se podría decir que eran, casi hermanos. Pero a juzgar porque lo eran, la frase debería ser: eran casi mejores amigos.

Lo que vio en el espejo la asusto un poco, por que, o bien hoy sus rizos se habían levantado mas rebeldes de lo normal, demostrando que sus ideas de una conspiración capilar en su contra no eran del todo erradas. O no había parado de moverse en toda la noche, lo cual era, para una persona racional claro esta, la mejor opción. Su cabello castaño estaba tan encrespado que le sumaba unos cinco centímetros de altura. Y eso no era bueno, puesto que con su metro cincuenta y seis era ya bastante alta para su edad. Tenía los ojos cafés hinchados por el sueño. Pero le gustaba el hecho de que cuando estaba adormilada estos parecían un poco más claros. También el llorar le otorgaba a sus ojos una tonalidad más ámbar. Pero eso no era algo que Rose hiciera mucho, ya que era una niña fuerte.

Siguió contemplándose en el gran espejo de su baño. Esperando no encontrar más defectos. Pero no fue así. Sus pecas no le gustaban, quedaban un poco raras, pues eran pocas y se juntaban todas en el puente de su nariz. Otorgándole un estilo de "dulce niña" que no quería para nada. La nariz era idéntica a la de su madre, es decir, común. Esa típica nariz respingada, sin serlo en demasía. Su boca era pequeña, y no muy carnosa. Su rostro, pequeño y oval. En síntesis, no tenía ninguna característica que resaltara demasiado.

Podrían haber sido sus ojos, pero estos no eran celestes como los de su padre, ni su abuelo, ni algunos de sus tíos. Tampoco verdes como los de Victoire, Dominique, Albus, Tío Harry y tía Fleur. Eran marrones, como los de muchos en su familia, pero no poseían esa tonalidad dulce de la miel que si tenían los de James, Lily, Tía Ginny, y demás. Eran como los de su madre, expresivos, en palabras de Ron. Era él, quien siempre le decía que los ojos de su madre eran una de las cosas que mas lo habían enamorado. Y que los de ella eran aun mas como un libro abierto. Pero eso no la consolaba lo suficiente.

Había algo con lo que estaba medianamente contenta, y era con que sus "bubis" como le gustaba llamarlas, habían comenzado a crecer ese año. Habiéndose adelantado bastante a sus compañeras en la escuela muggle a la que había asistido estos años. Eso le gustaba, la hacia feliz, como todo lo que la hiciera resaltar y ser excepcional de algún modo. Ya ahora, como recordó mientras se abrochaba la camisa que era parte del uniforme de la escuela Hogwarts de Magia y Hechicería, debía usar sostén de entrenamiento, como lo había denominado su madre. Cuando ella pregunto sobre el nombre, Hermione le contesto que se debía a que era lo que la preparaba para los verdaderos sostenes. La idea la emociono bastante, ya que consideraba los sostenes un paso importante en la transición de niña a mujer. Y ella quería llegar a ser una mujer fuerte algún día. Una mujer poderosa.

Resulta increíble lo mucho que los años de risas y tormentos podían hacer en la psiquis de una jovencita. Porque saltaba a la vista que Rose no era así porque si. Hacia un año, al cumplir los diez, decidió que cambiaria. Que no permitiría que nada ni nadie la pisotearan. Quizá esa decisión, o las cosas que la llevaron a ella, solo la condujeron a su verdadera personalidad. Pero a Rose no le gustaba pensar en si misma como una "mala bruja". Aunque lo cierto era que sentía cierto rechazo a los muggles. No era como si los odiara y quisiera exterminarlos al mejor de los estilos Lord Voldemort, pero no le caían en gracia. Puesto que los había conocido, había convivido con ellos, y sabía muy bien que rechazaban aquello que era diferente a ellos. Lo… ¿Cómo era la palabra?...Discriminaban. Probablemente por el miedo, pero nada justificaba la pesadilla en la que había convertido a los años de primaria de Rose.

La niña acabo de cambiarse y peinarse, y volvió a contemplarse en el espejo. Sus ojos centelleaban por la excitación –Quizá papá tenga razón y si sean muy expresivos después de todo- se dijo. Al fin el día llegaba, aquel momento en el que todo cobraba sentido. El Primero de Septiembre había llegado al fin, y ese mismo día, ella partiría para lo más ansiado en su vida entera. Hogwarts.

¡Espero sus reviews! ¡Ven ese hermoso y brillante botón a pie de pagina…apriétenlo, y encontrarán la llave a la inmortalidad….! Bien, en realidad no, pero mi medico me dijo una vez que los reviews son buenos para la salud… Tampoco es exactamente así, pero es mi primer fic, y realmente amaría que me ayudaran a mejorar como autora, la única forma de hacerlo es tomándose un minuto, y apretando el bonito botón a pie de pagina.

PD: Intentare actualizar todos los días, o hasta dos veces por día… Desde ya muchas gracias por haberse tomado el tiempo de leer mis delirios, y… ¡Si mi historia les ha gustado, tómense unos minutos, y dejen un review!