Sus ojos no podían creer lo que veían, ahí a las afueras de un suburbio normal dentro de una comunidad muggle, sentado en plena calle con los brazos cruzados y un cigarro de bergamota en la mano se encontraba Ron Weasley.

Su amigo, su mejor amigo.

Caminó un poco más deprisa acercándose.

-Lumus- susurró e iluminó la calle a su paso, su hechizo la delató, el pelirrojo volteó en el acto y esbozo una pequeña, casi fingida sonrisa, se puso de pie y sacudió su ropa, vestía de forma sencilla: chamarra de cuero negra, jeans deslavados y camiseta blanca. Lo miró; erguido lucía más robusto de lo habitual, la espalda más ancha y los músculos más tonificados, fuerte pero al mismo tiempo mucho más triste, demacrado y ligeramente ojeroso, no parecía ser el Ron del cual se había despedido 3 meses antes. -¡Ron!- lo saludó exaltada, bajo su varita y la oscuridad habitual de su calle volvió - ¿Qué haces aquí?

-Hola Hermione- el chico inclinó un poco la cabeza - déjame ayudarte- continuo sin dar respuesta y se dispuso a cargar una de las bolsas de papel llena de manzanas que Hermione traía en brazos.- Kingsley nos avisó, tus padres han recuperado completamente la memoria ¿no es así?.

-Sí- continuó - tarde casi un mes en encontrarlos, pero al final el Ministro fue muy amable conmigo, me ayudó bastante, lograron devolverles todos su recuerdos y pudieron, tu sabes- susurró mirando de reojo el hogar de su niñez- regresar a casa-

-Me da mucho gusto… yo…- Ron parecía nervioso, apagó el cigarro con el pulgar antes de darle una última calada y lo tiro, como por arte de magia el resto del cigarro desapareció volviéndose cenizas.

-No, me has dicho que haces aquí Ron, mis padres ya tienen memoria podías haber tocado ellos te recuerdan ¿Sabes?, estarían muy felices de verte- sonrió Hermione, su sonrisa iluminó un poco la cara del pelirrojo.

-No quería dar molestias, es tarde- comentó señalando el reloj muggle que Hermione portaba en su brazo izquierdo.

-Tienes razón- sonrió la castaña…

-Intenté escribirte una carta- dijo finalmente el pelirrojo- pero tú sabes que no soy bueno para eso- le extendió un papel completamente arrugado a la chica. Hermione tomo la nota y la guardó en su bolsillo.

-Lo sé, pues vamos, pasa pasa, no podemos quedarnos aquí afuera toda la noche ¿o si?- continuó -Es probable que mis padres ya estén dormidos, así que no podrás saludarlos- sentenció.

-Entiendo- contestó Ron mientras la seguía

Ambos chicos entraron a la sala de estar de los Granger, Hermione se apresuró a dejar la bolsa de manzanas sobre la mesa a lo cual Ron hizo lo mismo con la suya, pronto la chica prendió una de las pequeñas lámparas de la sala de estar.

-¿Te ofrezco té?- preguntó sin saber que más decir, su amigo se veía distraído, como encantado por un hechizo aturdidor- ¿Estás seguro que te encuentras bien?

El pelirrojo asintió con la cabeza.

-Sólo quiero hablar un momento contigo- dijo mientras se limpiaba el sudor de las manos en sus vaqueros.

-Será mejor que hablemos en mi cuarto, si mis padres te ven así se sorprenderán un poco; pensarán que pasa algo malo y yo… ya no quiero darles más preocupaciones-

-Te entiendo, de acuerdo te sigo- dijo Ron, dejando guiar por la castaña, era una casa normal de dos plantas, la escalera principal quedaba justo frente a la puerta de entrada por lo cual Hermione señaló hacía esa dirección, apago la pequeña lámpara y prendió la luz de las escaleras, hizo un además de silencio a Ron y subieron lentamente, para evitar el ruido de los pasos la castaña murmuró- Silentio totale- y apuntó su varita a los pies de Ron.

Casi cuando habían terminado de subir, resonó la voz de la señora Granger.

-Eh, Hermione, ¿regresaste?-

-Si mamá- dijo, un poco nerviosa mirando a Ron y a las escaleras por igual

-¿Te han obsequiado muchas manzanas?

-Así es mamá, la Sra. Perris me ha dado dos bolsas grandes.

-Excelente, el lunes haré un tarta, ya verás, será deliciosa, la Sra. Perris siempre tiene las mejores manzanas.

-Me ha hecho prometer que le llevaremos un pastel.

-Lo haremos, tenlo por seguro, y mermelada también, si logro conseguir fresas frescas

-¿Irás mañana al mercado?

-Así es, no te molestaremos, será mejor que duermas bien, haces demasiado por esta familia, mañana tu padre y yo nos iremos muy temprano y regresaremos hasta la hora de la cena, así que por favor descansa un poco más ¿quieres?, te traeremos algo de cenar, no es necesario que cocines ¿de acuerdo?.

-Si mamá… te amo

-Y yo a ti niña, y yo a ti… descansa

Con esta despedida Ron y Hermione continuaron subiendo, pronto ambos se encontraban en el cuarto de Hermione, Ron pareció fascinado, nunca había entrado al cuarto de una chica que no fuera Giny, mucho menos esperó que el cuarto de Hermione fuera de esa manera.

-Yo, lamentó eso, mi madre… verás cuando me ayudaron a devolverles la memoria, mi madre se ha enterado de todo, estaba tan enojada conmigo, pero ahora creo más bien que esta muy preocupada…

-Te entiendo, no ha sido nada fácil- Hermione se sentó en su cama y Ron se acercó hasta quedar sentado a su lado.

-Seguro será peor para ti, con la muerte de Fred y demás- la voz de Hermione comenzó a entrecortarse. Recordar tantas perdidas, tantos funerales, el dolor de todos aquellos a quienes ama. Al menos no lo había perdido a él, por un momento Hermione se quebró, al recuperar a sus padres la estabilidad había regresado a su vida, pero ver a Ron después de 3 meses, todo volvía, todo, se sintió nuevamente perdida y apesadumbrada, ella no quería que nadie muriera, nunca lo quiso...

-No llores- susurró Ron

Hermione se paró deprisa mientras se limpiaba los ojos, murmuró un hechizo sobre su puerta y volvió a sentarse en la cama.

-Será mejor que mis padres no puedan escucharnos- sollozó

-A veces- intentó consolarla Ron- todo vuelve, una y otra y otra vez- siguió- tengo pesadillas, Fred está vivo y hay dementores y mortífagos que nos rodean, yo estoy con George y luchamos y vamos ganando, sonreímos, nos alegramos, y de pronto. Fred cae, así sin más, no se escucha ningún hechizo, no se ve quién lo mata, sólo cae.

El puño de Ron comenzó a temblar, Hermione posó su mano sobre la de su amigo en señal de apoyó, se sentía miserable por pensar en lo que pensaba siempre antes de dormir, si tan sólo eso no hubiera pasado, podría ser una mejor amiga, un hombro en el cual llorar pero ahora lo único en lo que pensaba antes de dormir era en el beso que habían compartido, el cual cumplió y rebasó las expectativas que se había hecho por más de 3 años. Era una tonta, un tonta enamorada hasta la rabadilla de un chico que apenas la notaba. Lo peor, lo sabía.

Inmersa en sus pensamientos no notó cuando Ron le tomó la mano y se acercó un poco más a ella, cuando se dio cuenta volteó por acto reflejo y se encontró de golpe con el rostro del pelirrojo, la miraba como perdido, perdido en el dolor y perdido en su mirada.

-Hermione yo…

-¿Sí?

-Verás, tarde mucho en atreverme, en darme cuenta, el dolor por lo de Fred, no era el momento o a lo mejor si lo era pero no me atreví, no lo sé. Yo sé que merecías una respuesta, yo sé que han pasado 3 meses, pero si aún recuerdas lo que paso durante la batalla, yo sólo quería decirte que aquí estoy, ahora - susurró mientras su mano derecha subía lentamente para acariciar la mejilla de la joven maga y limpiar los restos de sus lágrimas- que yo no lo he olvidado, que no podría olvidarlo, que cada noche antes de dormir eso es lo único que me consuela- Tomo a su amiga que lo escuchaba incrédula, le sostuvo la nuca y la acercó poco a poco a él, la beso en la mejilla un beso triste, delicado, tímido. La beso en la frente con un beso cariñoso, y de ahí bajo a la comisura de sus labios, tanteando el terreno esperando un sí o un no por respuesta.

-Ron, ¿qué significa esto?

-Lo que tú quieras que signifiqué- le susurró al oído antes de besarla en la boca, primero con calma, explorando el terreno. Ron temblaba, intentaba controlarlo pero Hermione notó que temblaba, recordó lo nervioso que era su amigo, pequeños detalles que sólo ella conocía sobre él, algunos incluso que Harry nunca notaba.

-Ron, ¿qué haces?- no quería forzar esa situación, la deseaba tanto, que quería que pasara sólo si Ron sentía lo mismo que ella, pero al notar que Ron no quitaba la mano de su nuca, al notar que su amigo siempre tímido e indeciso, había tomado una decisión y que esa decisión era lo que ella más deseaba desde hacía 3 años, se dejo llevar, soltó su otra mano de la de Ron sólo para ponerla en su espalda y acercarse más a él, se besaron de nuevo en medio de un silencio absoluto, no había bromas, no había chistes, no había libros ni bibliotecas, sólo estaban ellos.

Se siguieron besando hasta que Ron aumentó el ritmo, obligando a Hermione a tomar un respiro de vez en vez, acalorados por el momento Hermione se quito el suéter con el cual había salido a la calle y Ron a su vez se quitó la chamarra de cuero, vestido así con una simple camiseta blanca Hermione pudo notar que sus músculos era diferentes, los observó y los recorrió con su mano.

-Es por el entrenamiento- comentó Ron- Harry y yo nos estamos tomando muy enserio lo de convertirnos en aurores- explicó.

-¿Por eso estás tan triste?- preguntó sólo para sacar el tema a flote, Ron negó con la cabeza.

-Mi familia esta pasando un tiempo muy duro… muy duro en verdad- finalizó.

-Yo también- comentó Hermione

-¿Tú también?-

-Yo también tengo pesadillas- finalizó- por eso mi madre me dijo que descansará más.

Ron abrió desmesuradamente los ojos, Hermione, la mujer más fuerte y valiente que el conocía, admitía si debilidad frente a él.

-Estaremos bien, ya todo término- dijo antes de volver a besarla.

Todo se intensificó demasiado rápido, Ron la apresó tirándola a la cama para seguirla besando, mientras Hermione se dejaba llevar, se besaban como si no hubiera un mañana y sólo tuvieran esa noche juntos, no se daban cuenta de lo que estaba empezando en esa habitación, o de lo que ya había empezado años atrás aunque ninguno quisiera admitirlo en voz alta.

-Tu aliento sabe a limón- susurró Hermione-

-Es la bergamota, uno de los nuevos inventos de George, era el sabor favorito de Fred- sonrió - Hermione, lo que sea que está pasando aquí, lo que sea que pase a partir de ahora, sólo quédate conmigo, ¿me oyes?

-Ron, yo…

-Yo sé que no soy lo suficientemente listo para una chica como tú, ni, dios me oiga, tal vez tampoco lo suficientemente atractivo, también se que deje a Harry y a ti en un momento crucial y que no merezco tu perdón, pero si algo me ha enseñado la muerte de mi hermano, es que me convertiré en una persona digna, digna de ti y los que me rodean, lo entiendes, yo no te pido que seas mi novia si no quieres, es más lo entendería, sólo no me apartes, quédate a mi lado hasta que sea la mejor versión de mí y si aún en ese momento no me amas como yo a ti, puedes irte, yo me consolaré sabiendo que hice mi mejor esfuerzo.

Ron había hablado con el corazón en la mano, Hermione recargó su cabeza en el pecho del chico abrazandolo, escuchando su corazón latir con fuerza. Se sintió aprisionada en su propia cama sostenida por unos brazos fuertes pero pálidos, algo tan familiar y que pensó que nunca pasaría.

Soltó a Ron un momentó y con las manos en el rostro intentó cubrir su sonrojo y el eminente llanto que comenzaba a aflorar. Estaba feliz, estaba muy feliz. Separó sus manos sólo para continuar besando a Ron, se dejo llevar, forcejeo un poco con su camiseta y se deshizo de ella, Ron la miró sorprendido.

- ¿estas segura? Yo, no vine para esto…- comenzó a desabrocharse la blusa y posó uno de sus dedos sobre los labios de Ron, no era necesario hablar, así quería ella que pasara, así y en ese lugar, notó el bulto que Ron intentaba ocultar en sus pantalones y acerco su mano para acariciarlo, estaba dejando en claro sus intenciones, escuchó un pequeño gemido. Se apartó para quitarse el sujetador y se quedo ahí expuesta. Ron entendió que iba a suceder, la ayudó con el resto de su ropa mientras él también se quitaba los pantalones y cuando ambos estuvieron completamente desnudos, Ron se agachó y saco su varita de la bolsa trasera de sus jeans.

-Espera un segundo- susurró, se concentró y sin decir en voz alta ningún hechizo, movió su varita 3 veces, el cuarto de Hermione se lleno de destellos, pequeñas constelaciones por todas partes caían del techo, era asombroso, Hermione no sabía bien de que hechizo se trataba, miró a Ron asombrada. Comenzó a recoger las pequeñas luces y sintió como al tocar su piel emitían un ligero calor, se excitó.

-Ron, es bellísimo.

-Esta noche, tiene que ser especial- finalizó él pelirrojo antes de acercarse a su amiga y volver a besarla. Más besos, más caricias, más rasguños, un tipo diferente de pelea a la que habían tenido antes, una pelea en donde ambos ganaban. Ron se movía con destreza mientras bañados ambos en las pequeñas luces sus cuerpos se excitaban más y más, Hermione creyó escuchar un estoy listo salir de los labios de Ron y sintió como el pelirrojo le abría lentamente las piernas, mientras se acercaba un poco más, ya no podía pensar, por primera vez en su vida no estaba racionalizando cada paso de lo que hacía, un minuto después algo en el interior le hizo entender que estaba sucediendo de Hermione se rompió, y se reconstruyó con cada una de las envestidas de Ron, comenzó a gemir- más Ron, más rápido- le susurró al oido.

-¿Así esta bien?- preguntó él pelirrojo.

-Si, sigue- Ron aceptó la invitación y envistió de nuevo. Una vez, dos veces, lentamente, tomando ritmo, sincronizando sus caderas, un vaivén, otro más, más rasguños, más quejas, más pelea, todo finalizó como había empezado, sin planearlo. Ron soltó un pequeño gemido que fue acompañado por el de ella. Ya no eran amigos, eran algo más.

Al día siguiente Ron se fue como había llegado, sin avisar, dejo una nota invitándola a la madriguera en 2 días y se disculpó por irse, pero tenía que entrenar. Hermione desactivó el hechizo de silencio en su cuarto y se levantó para vestirse con la misma ropa que traía ayer, encontró el papel que Ron le había dado en un principio y lo desdobló, con letra inelegible y usando un poco de esfuerzo leyó la única frase que Ron Weasley había logrado escribir en toda su vida.

Hermione Granger, te necesito.

Sonrió de oreja a oreja, volvió a doblar el papel, y lo guardó en su cuarto.

40 años más tarde cuando Ron y ella celebraban uno de sus ya tantos aniversarios, sacó ese mismo papel para enseñárselo a su ahora esposo Ron Weasley.

-¿Guardaste esto durante tanto tiempo?- le había preguntado Ron

-No podía tirarlo- susurró ella- Ha sido la única carta que me has escrito- Sonrió

-Hermione Granger, te amo más hoy de lo que te amaba ese día, y mañana te amaré más de lo que te amo hoy y si no puedo escribirte cartas para decírtelo, te lo repetiré una y otra vez hasta el día que me muera- prometió besándola. Ron cumplió esa promesa durante todos los días que le quedaron de vida.