Título: Dreaming of Sunshine (Soñando Sobre La Luz del Sol)

Resumen: La vida como un ninja. Empieza con confusión y terror y no mejora a partir de ahí. Personaje Original (OC)

Nota del autor (original) (Silver Queen): Si estás leyendo esto, deberías leer 'Only A Moron' (Sólo un Idiota) de swabloo, y 'A Cage of Blood and Circumstance' (Una Jaula de Sangre y Circunstancia) de shadowsdeep en su lugar. Son historias mucho más buenas que esta.

Nota del traductor (kashiluv18): ¡Espero que disfrutéis de esta historia! Yo sólo lo traduzco del inglés-español, no soy la persona que lo ha escrito.

.

Prólogo

.

No hay muerte, sólo un cambio de mundos~ Proverbio nativo-americano

.

.

Mi nombre es Shikako Nara, y os voy a contar una historia.

Veréis, mi nombre no siempre ha sido Shikako. Fue...bueno, eso apenas importa ahora. Si preguntárais a cualquier persona a mi alrededor, te dirían que siempre he sido 'Shikako'. Podrían llevarte a mi hermano mellizo, o a mis padres, y te dirían 'Sí, ésa es Shikako. Nació en el Hospital de Konoha el 22 de septiembre. Yo lo sabría, estuve allí'.

Y es verdad. Nací como Shikako Nara, hija de Shikaku y Yoshino Nara, hermana pequeña de Shikamaru Nara con una diferencia de treinta minutos.

Pero fui otra persona antes que eso.

Tentativamente, diría que me reencarné. Incluso ahora, no estoy segura de que me lo crea. Puede que ésto sea sólo una ilusión que mi mente cocinó – antes o después. No lo sé. Lo que sí sé, es que se siente real. Así que decidí vivir como si lo fuera. Si lo es, entonces no habré perdido nada.

Veréis, la razón por la cual es tan difícil de creer, es que ese mundo, ¿en el que me he reencarnado? He escuchado hablar sobre él antes. O, para ser más precisos, he leído el manga y lo he visto en televisión.

Éste es el universo de Naruto.

Sï. Imagínate mi sopresa cuando junté todas las piezas.

Sobre reencarnaciones, bueno, no sé si es un paso hacia delante o hacia atrás. Siempre he estado segura, nací en una familia segura, un pueblo seguro, un país seguro. Ahora, aquí estaba un mundo donde las cosas eran complicadas y alocadas e incluso hasta las personas civilizadas contrataban a asesinos. ¿Era ésto un paso hacia abajo en la escalera kármica? ¿Había sido una mala persona? Por otro lado, a pesar de lo terrorífico que era este mundo, me había salvado de un destino peor por un pelo – había nacido en Konoha, el mejor pueblo para ninjas, a una buena familia.

Quiero decir, en las historias, las malas personas son reencarnadas como hormigas y pisadas, ¿no?

No lo sé. Tampoco sé por qué me acordaba. Fui una persona normal. Tenía hermanos y padres, pero no novio o hijos. Estudié una carrera básica en la universidad y tuve un trabajo normal. No dejé un legado fuera de lo común y no cometí crímenes. Cuando morí, dudo mucho que mucha gente se diera cuenta. No soy el tipo de persona al que le confiarías salvar el mundo. A lo mejor algún Dios ahí arriba tiene un sentido del humor extraño. A lo mejor fue sólo un accidente. Me colé entre las cuerdas del cosmos y no fui lo suficiente importante para que se dieran cuenta.

Me gusta más esa explicación.

Pero, como dije antes, nací hija de Shikaku y Yoshino Nara en el Hospital General de Konoha el 22 de septiembre, la más joven de dos hijos. Suena increíble dicho así. Un milagro. La verdad es que, en ese momento no tenía ninguna idea de lo que estaba pasando. Fui girada y apretada y la oscuridad reconfortante en la que estaba descansando fue arrancada de mí. Hubo dolor y frío y terror. Fue algo inmediato. Las cosas que no me parecieron importantes de repente se situaron en la parte frontal de mi mente; lo que había pasado; dónde estaba; estaba muerta o viva; me dolía o me había torcido algo; ¿qué estaba pasando?

No lo sabía.

Cuando nacen los bebes, sus ojos están increíblemente sub-desarrollados. El mundo entero era un borrón para mi. No era exactamente daltonismo, pero lo más fácil de ver era el contraste entre luz y oscuridad. Podía ver formas y bordes pero el mundo era increíblemente confuso.

Tenía miedo. Estaba aterrorizada. No sabía lo que estaba pasando. Podía oír, sí, pero no entender lo que se estaba diciendo. ¿Había sufrido daño cerebral? ¿Tenía afasia? El simple pensamiento me asustaba. No podía pensar en algo peor que estar atrapada sin manera de comunicarme con el mundo que me rodeaba.

Pero ni eso lo explicaba todo. Me levantaban y me llevaban. Siempre he sido bajita y delgada, pero ni eso explicaba la facilidad con la que me levantaban o me transportaban. Supongo que me habrían llevado recostada contra el brazo de alguien, pero no era capaz de entender las sensaciones en ese momento. No cuadraban.

Hice lo único que podía. Grité. Gemí. Lloré.

Suena extraño que yo, un adulto en mente, respondiera de esa manera. Pero yo fui, en parte, al menos, gobernada por los instintos del nuevo cuerpo que habitaba. Incluso aunque hubiera intentado hablar, mi aparato vocálico no estaba suficiente coordinado para permitirlo, sin mencionar la barrera lingüística que estaba en el lugar. Así que llorar, la respuesta definitiva hacia cualquier tipo de malestar, es lo que hice.

Es difícil explicar lo terrorífico que era, estar indefensa de esa manera.

Admitiré que fui un bebé horrible. Casi ciega, confundida e indefensa. Mi cuerpo no me respondía. Y había un hormigueo inaguantable dentro de mi formando los canales del chakra.

Como respuesta, lloré. Todo. El. Tiempo.

Me siento mal por ello ahora. Debió haber sido muy cansado para mis nuevos padres. (Me sentía incómoda llamándoles 'mamá' y 'papá' al principio. No eran mis padres, de los que me acordaba. Por otro lado, no sabía ni sus nombres, para empezar, y desconocía el idioma como para poder descubrirlos. Estaba en un dilema. Claro que eso no duró mucho. Era solitario, ser un niño. Eran las únicas personas con las que interactuaba. Me daban de comer, me cambiában, y determinaban mi horario. Es imposible estar con alguien así y no quererles. Fueron, como la mayoría de padres ninjas, bastante jóvenes cuando nacimos. La guerra sólo acababa de terminar y probablemente estaban intentando adaptarse a la extraña criatura conocida como 'tiempo de paz'.

Intentaron todo lo que pudieron. Y, cuando eso falló, me llevaron de vuelta al hospital, asustados de que algo fuera mal.

Aunque no lo descubrí hasta mucho después, la doctora me diagnosticó como ''hipersensible al chakra'. Literalmente, ése dolor era causado por mi propio sistema de chakra. Era un golpe mortal a mi carrera como ninja. Ninjutsu, genjutsu, cualquier cosa que necesitara chakra, sería símplemente muy doloroso como para intentarlo. Incluso Lee, con su sistema de chakra deformado, había conseguido mejorar su cuerpo usando chakra. Lo que no entendían es que el problema no lo causaba ni mi cuerpo ni mi chakra, sino mi mente. Chakra era algo que nunca había usado, un sentido que nunca había tenido, y era algo tan extraño que no lo entendía. Con sabiduría y tiempo, crecería estando cómoda con ello como cualquier otra persona, aunque inusualmente consciente de ello, pero en ese momento, no era así.

En ese momento, ni siquiera sabía lo que era.

Todo lo que sabía era que había algo dentro de mí que nunca antes había estado. No era sólo mi propio chakra, sin embargo, había chakra en todo, incluyendo el propio aire que respiraba. A veces, cuando me despertada de un sueño profundo, estaba convencida de que iba a ahogarme en ello. Tosía y me ahogaba y me movía presa del pánico hasta que me daba cuenta de que era sólo aire.

Cómo no, justo cuando estaba acostumbrándome, Ese Evento ocurrió. Tenía tres meses cuando el ataque del Kyuubi ocurrió. Claro, no tenía ni idea de lo que pasaba en ese momento. Apenas sabía que era un bebé.

Pero me acuerdo del chakra.

'Maldad' no es una palabra que soltaría a la ligera. Pero era abrumador, terrorífico, era malicioso, y era demoníaco. Estaba en el aire, tan sólido como el humo, y cada aliento que tomaba me hacía ahogarme en él. Tenía demasiado miedo como para gritar.

No tenía ni nombre ni cara para mi, y eso sólo hizo que fuera peor. No podía cuantificarlo o analizarlo o entenderlo. Era un horror penetrante al que no podía resistirme o luchar. Era como si el diablo hubiese abierto las puertas al infierno y hubiera inyectado terror al aire.

Pensé que me volvería loca.

Por una vez, Shikamaru estaba gritando y yo estaba callada. No había manera alguna de que emitiera sonido. Estaba por encima de eso.

Ese sentimiento de estar indefensa en la cara del terror abrumador se mantuvo conmigo durante mucho tiempo. Ha sido algo que me ha asustado y motivado desde entonces.

No me avergüenza decir que he tenido más pesadillas sobre ese día de las que pueda contar.

Pero ése fue un único evento de terror. La mayor parte de mis días estuvieron llenos de aburrimiento y una completa falta de control, sobre mí y sobre el entorno que me rodeaba.

La mayor parte de mi tiempo como bebé fue gastado durmiendo, y jugando con mi chakra, aunque no sabía lo que era en ese momento. Pero desesperadamente necesitaba algo que ocupara mi atención mientras no podía interactuar con el mundo. Al principio fui cautelosa con ello, pero cuando no pareció haber efecto a mi manipulación, fui más audaz. Es posible que estuviese mejorando mis músculos incluso en aquel entonces, pero como no me movía, no había diferencia perceptible. Sin embargo, fui capaz de obtener una 'sensación' de mi chakra, y probablemente desarrollé un buen control sobre ello. Pero, en su mayor parte, era algo que ocupara mi mente de adulto, que estaba completamente famélica de estimulación.

Realmente no hay una manera de describir cómo es el chakra. Es como tener un segundo par de venas sólo para el transporte de chocolate caliente alrededor de tu cuerpo, cálido y reconfortante. O a lo mejor café, despertando y revitalizando todo lo que toca.

Manipularlo no fue difícil. No era como domar una entidad extraña, o un grupo de gatos, u orientar agua de una manguera. Era un torbellino de energía cálida, no sólo dirigida sino parte de ella. Es imposible de describir.

Mi visión no se desarrolló completamente hasta los seis meses y fue entonces cuando empecé a darme cuenta de dónde estaba. Ése fue también el momento en el que mis cuerdas vocales estaban suficientemente formadas para empezar a hablar. Conseguí hacerme con el lenguaje hablado fácilmente, no como los niños hacen normalmente. Ni tenía acento, de lo que me alegro, ya que éso habría sido complicado de explicar.

Era frustrante, sin embargo, intentar aprender un nuevo idioma así. No me extraña que los niños sean famosos por sus berrinches.

Cuando cumplí el año de edad, las pruebas de dónde estaba eran innegables. El uniforme estándar de papá era el chaleco ninja, y había visto su cinta. No fue hasta que fuimos al parque un día y ví la montaña Hokage que no pude seguir negándolo.

Estaba en el universo de Naruto.

Oh, mierda.

.

.

Nota del autor (original, SilverQueen): Bueno. El pecado de todo escritor de fanfiction. Insertarse a sí mismo. No puedo creer que lo esté escribiendo, pero la prueba está justo ahí. Esto demandaba ser escrito, y en primera persona, que no es menos. Seguro que escribiré todo cliché en el universo de Naruto, pero espero que no sea así. ¿Quién sabe?

Nota del traductor (kashiluv18): Estoy estudiando Traducción e Interpretación y ésta es mi manera de practicar, espero que mi traducción os sirva para que entendáis lo buena escritora que esSilver Queen y que os guste la historia tanto como me gustó a mi.