¡HOLA MUCHACHONES! Adivinen... xD estoy de vacaciones ¡jajajaja!. Bueno ahora si hablando de otra cosa... ¡Si acá una nueva locura mía! :) Aunque se que ahora me agrego más trabajo estoy feliz de poder seguir escribiendo para ustedes.

Este es mi primer FANFIC AU, así que no esperen peleas ni shinobis... sin embargo si son románticos y les gusta el drama creo que les fascinará. Todo este lió se me ocurrió un día que estaba xD camino a mi trabajo luego de salir de la universidad y no pude resistirme a plasmar el sinfín de ideas que volaron a mi mente en ese momento, así que espero que en verdad les guste mucho.

Y ya antes de despedirme quiero agradecer a mi querida Anamicenas quien fue la personita que hizo que estas ideas corrieran más rápido (xD lamento ser tan acosadora a veces jajajajaja).

¡Y ahora sí, buena lectura!

Disclaimer: Todos los personajes de Naruto son de Kishimoto-sensei.


Capítulo 1: Una nueva vida

Eran exactamente 6:05 pm, una joven rubia de dos coletas estaba sentada sobre el retrete de su baño esperando a que sonara el pequeño reloj alarma que había llevado consigo hasta ese lugar.

La alarma sonó y temerosa cogió el dispositivo que le confirmaría si eran ciertas las sospechas que tenía en ese momento.

- ¡¿Ehh…?! - soltó apretando sus dientes al ver que el test de embarazo que tenía en su mano marcaba dos líneas rojas denotando un resultado positivo - … oh dios… que problemático - terminó suspirando su más profundo miedo.

Temari salió del baño, comenzó a caminar media mareada hasta su habitación. Llegó a su cama y se recostó acurrucándose sobre el cobertor que allí tenía, abrazándose a sus propias piernas adoptando una posición infantil.

La joven comenzó a llorar, no sabía porque pero necesitaba llorar. Estaba asustada, ansiosa, nerviosa y a la vez feliz. Con lágrimas en los ojos, colocó su mano sobre su vientre tratando de sentir a través de este la vida que en ella se estaba formando.

- No te preocupes… pequeño - habló dulcemente - todo estará bien.


Konoha era una de las principales ciudades de aquel lugar denominado "El país del Fuego". En los últimos años se había convertido en uno de los centros de negocio y comercio más importantes. Lo cual, sin lugar a dudas, se reflejaba en que cada día su crecimiento económico solamente iba en ascenso y todo gracias a las inversiones de las grandes empresas que allí se habían formado.

Una de estas grandes entidades era la corporación del "Clan Nara". Ese apellido no podía ser tomado a la ligera, ya que junto al Clan Yamanaka y Clan Akimichi formaban las tres compañías que era base de la economía actual de Konoha.

Sin embargo hace unos meses, desgraciadamente, la tragedia había caído sobre el Clan Nara y Clan Yamanaka. En un lamentable accidente los líderes y dueños de ambas empresas, Shikaku Nara e Inochi Yamanaka, habían perdido la vida. La noticia fue portada y tema de preocupación en toda la ciudad, sobre todo para aquellas personas e inversionistas que dependían del trabajo de ambas compañías, ya que ellos no solamente eran personajes reconocidos sino también muy queridos por la gente.

Fueron unos meses muy duros, en especial para sus hijos y jóvenes herederos, los cuales a pesar del dolor ocasionado por la pérdida de sus padres tuvieron que dar la cara y conferencias públicas asegurando que se encargarían de que todo lo relacionado a sus empresas y clanes seguiría tan bien e igual que siempre.

Uno de esos jóvenes era Shikamaru Nara. Un muchacho alto, de tez blanca, cabellos negros atados en una singular coleta y ojos marrones que mostraban una mirada aburrida y de cansancio, la cual siempre era acompañada por un sonoro bostezo.

Justo en ese instante aquel joven se encontraba tirado en el gran sillón de su oficina concentrado en el techo que tenía ante sus ojos.

Shikamaru había sido así siempre, encontraba todo aburrido o muy molesto. Le cansaba la vida y tan solo tenía 20 años, encima a su padre se le ocurría morir. Primero su maestro y ahora su padre. Parecía que el mundo se confabulaba contra él, haciendo su vida cada día más problemática.

La puerta de su oficina comenzó a sonar.

- ¿Qué sucede? - preguntó sin mucha emoción desde adentro Shikamaru, sin siquiera moverse.

- Señor… lo llaman por teléfono y además tengo unos papeles que necesitan su firma - mencionó su secretaria quien aún se encontraba detrás de la puerta.

- Si… si… pasa - ordenó mientras se levantaba de su cómodo sillón y se dirigía de nuevo a sentarse en su escritorio.

La joven secretaria paso temerosa y le entregó el teléfono inalámbrico al líder Nara a la vez que dejaba los documentos que traía cerca de la pequeña computadora portátil que allí tenía Shikamaru.

- Señor, es la señorita Temari - le informó la muchacha en tanto retrocedía hacia la puerta para salir.

- Gracias Shiho - agradeció Shikamaru a la vez cogía con una de sus manos un lapicero y con la que agarraba el teléfono le hacia una señal a su secretaria para que cerrara la puerta.

- ¿Temari? - preguntó ahora con el auricular en la oreja mientras estampaba su firma en el primer documento que tenía a su alcance.

- Hola… Shikamaru - escuchó el joven del otro lado.

Shikamaru no pudo evitar esbozar una estúpida sonrisa al oír la voz de aquella mujer.

- ¿Qué tal? ¿Cómo has estado? - indagó Shikamaru - ¿Paso algo?

- Ehh… - masculló Temari - No en realidad nada - mintió ella cínicamente - Solamente quería hablar contigo.

- Te preguntaba si sucedía algo ya que es raro que me llames a la oficina, ¿Acaso no tienes mi número de móvil, mujer? - mencionó Shikamaru con una voz burlona y ganas de molestarla.

- Si serás idiota… quizás te llamo a la oficina porque no puede ubicarte por el móvil… - contestó con fastidio la rubia, metiéndose con él.

- Demoni… - soltó el joven Nara antes de comenzar a revolver su escritorio y encontrar su celular apagado - Me olvidé de cargarlo - confesó.

- Tsk… he estado tratando de comunicarme contigo toda la mañana… - dijo ella un tanto nerviosa antes de mencionar específicamente el motivo de su llamada - Shikamaru… te hablaba para contarte que estoy yendo a Konoha.

Shikamaru se levantó de su asiento emocionado.

- ¿En serio? - sonrió - Que bueno… te estaba extrañando mucho. Al fin podré verte.

Temari sintió su corazón latir tan fuerte ante esas últimas palabras que no sabía ni estaba segura de ser capaz de seguir escuchando la voz de ese hombre y menos ahora debido a la situación en la que se encontraba. Estaba yendo a decirle que esperaba un hijo de él y al no saber cómo iba a reaccionar Shikamaru un miedo invadió su ser.

- También quería saber si podemos conversar los dos solos ahora que este por allá, debemos hablar seriamente de un asunto muy importante… - le dijo con una voz baja y monótona haciendo énfasis en que debían hablar un asunto demasiado importante.

Shikamaru se preocupó, Temari no sonaba feliz. ¿Había hecho algo malo?

- Bueno… - tratando de no darle mucha importancia a lo dicho anteriormente por la rubia - …entonces me avisas la hora y día en que llegues para poder recogerte ¿ya? - finalizó Shikamaru tranquilo.

- Listo… lo más seguro que este partiendo mañana temprano… así que te mando un mensaje antes de que salga el vuelo - respondió un poco más tranquila Temari - …y por el amor de dios carga el móvil… - pidió ella.

- Jajajaja… está bien mujer… - Shikamaru comenzó a rascarse la nuca nervioso - Nos estamos viendo pronto - terminó por despedirse.

- Nos vemos Shikamaru - se despidió Temari antes de colgar el móvil.

Shikamaru suspiró y dejó el teléfono a un lado en el escritorio. Aquella mujer era Temari no Sabaku, hermana del Kazekage o líder político principal de Suna, por lo que se podría decir que ella era una princesa. Pero para él esa chica no era simplemente eso, sino alguien por quien estaba completamente rendido.


Gracias al trabajo de su padre, Shikamaru, desde muy pequeño había sido capaz de recorrer y conocer bastantes lugares importantes en el mundo a través de muchos viajes. En uno de aquellos viajes de negocios, Shikaku llevó a su hijo hasta Suna, otra gran ciudad conocida como aliada de Konoha. Con apenas 13 años, el pequeño Shikamaru conoció a toda la familia de antiguo Kazekage, Rasa no Sabaku. Fue en ese momento cuando vio por primera vez a una quinceañera Temari y a sus molestos hermanos menores.

Sin entender cómo, únicamente con verla sintió que ella seria alguien muy importante en su vida. Un ser que vendría hacerla más problemática. En el primer instante que cruzaron miradas, Shikamaru pensó que ella era una chica arrogante y molesta, totalmente terca e incluso impulsiva, pero a pesar de esos pensamientos aquellos ojos verdes lo terminaron por atrapar misteriosamente.

Durante los días que pasó en Suna, su tonto padre prácticamente lo había dejado de lado y ordenado que perdiera su tiempo mejor jugando con los chicos del Kazekage.

Shikamaru indignado por ser tratado como un niño pequeño solamente pudo atinar a obedecerlo, no conocía a nadie en el lugar y las reuniones que tenía su padre eran demasiado aburridas como para quedarse a escuchar tanta tontería, así que no le quedó otra que pasársela metido entre el hotel y palacio del gobernante de Suna.

Al inicio no le fastidio mucho, ya que su padre lo dejaba temprano y lo recogía para almorzar así que no tenía mucho contacto con los tres hijos del Kazekage puesto que cuando él entraba al palacio ellos ya estaban rumbo a la escuela y no regresaban sino hasta bien entrada la tarde.

Los dos o tres primeros días, que estuvo sólo en el palacio, se la pasó inspeccionando el lugar. Era realmente enorme, con hermosos jardines y gigantescas estancias, los sirvientes eran muy amables tratando siempre que él se sintiera cómodo. En el primer día incluso encontró en el jardín principal un pequeño lugar escondido en donde podía tirarse a observar las nubes que tanto le gustaba ver, sin embargo cuando llego el día sábado sucedió algo que le hizo cambiar la opinión que tenia de la pequeña Temari.

Esa mañana su padre como los días anteriores lo había dejado temprano y así como los días anteriores despreocupadamente se adentró al palacio como si de su casa se tratara. De pronto se dio cuenta que al parecer esa mañana no iba a ser el único niño en el lugar, ya que en el salón muy tranquilos se encontraban Kankuro y Gaara. Él se acercó y observó unos minutos que hacían aquellos hermanos. El mayor de ellos, Kankuro, estaba armando una especie de prototipo de avión de juguete y Gaara, el chico que parecía tener su misma edad, se hallaba escribiendo algo en un pequeño cuaderno. Agradeció en parte que esos dos no fueran muy sociables, por lo que luego de un vago saludo se escabulló sin siquiera alterar la concentración que tenían ambos muchachos en lo que estaban haciendo.

Tras escapar del salón decidió que sería buena idea ir a su lugar favorito de todo el palacio, el mismo desde donde podía ver muy bien las nubes.

Al llegar aquel sitio se dio cuenta que este ya había sido tomado por alguien más, una chica rubia que en ese momento se encontraba peinada con 4 pequeñas coletas. Estaba allí sentada con la cabeza apoyada entre sus piernas flexionadas y al parecer emitiendo unos pequeños sollozos. Shikamaru con temor, se sentó muy cerca de ella y vio que en verdad estaba llorando, cosa que hizo que le doliera su corazón, no supo el motivo pero no le gustó verla llorar.

Estuvieron toda una hora en silencio, al principio pensó que Temari no había notado su presencia pero cuando escuchó que ella lo mandaba a largar supo que en realidad si sabía que estaba acompañada. Pese a eso él no se movió ni un centímetro de su sitio y espero paciente a que se calmara. Luego de estar otra hora más llorando, finalmente Temari decidió que era momento de secar sus lágrimas y saber porque aquel molesto chico con una coleta aún permanecía junto a ella.

Grande fue su sorpresa al ver que el niño no solamente se había quedado a su lado por más de dos horas sino que en ese instante se encontraba dormido allí sentado, abrazando a sus propias piernas y con la cabeza apoyada en estas. Sin embargo lo que más le llamo la atención fueron unas pequeñas marcas de lágrimas que se reflejaban en las mejillas del muchacho. ¿Acaso él había estado llorando con ella?

Ante eso no quiso quedarse con la duda y sin cuidado lo despertó. Shikamaru se asustó un poco pero al darse cuenta que la chica ya era la misma de antes sólo atinó a saludarla por su nombre y regalarle una media sonrisa mientras se frotaba los ojos.

A Temari nunca antes nadie le había brindado ese tipo de gestos, el ser hija del gobernante principal limitaba su vida a estar encerrada en el palacio o en la escuela. Toda la semana estuvo pasándola mal debido a que en su escuela no soportaban que fuera quien era y por eso era despreciada por sus compañeros, siendo molestada constantemente. Además se acercaba la fecha que le recordaba el cumpleaños de su madre, día en la que más la extrañaba. Por lo que decidió descargar todos esos sentimientos llorando en ese lugar.

Shikamaru quería saber el motivo del llanto de la chica por lo que con una mirada de seriedad se lo preguntó. Ella terminó por contarle todo y le explicó que no tener a su madre la ponía aún más triste. Aunque no supo que decir, el joven Nara pudo brindarle unas palabras de ánimo, él no entendería ni tampoco comprendería que era vivir sin una madre porque siempre había tenido a la suya, pero si sabía que perder a alguien cercano, importante y especial como una mamá debía ser doloroso.

- ¡Hey! Si quieres puedo ser tu amigo... - Shikamaru no quería ver directamente a los ojos de esa preciosa niña.

- ¿Ah? Soy demasiado genial ¿no? hehehehe - Temari no sabía porque su corazón comenzó a latir tan rápido por ese chico.

- Problemática... - Shikamaru sin quererlo se perdió en la sonrisa que le mostraba ella inocentemente.

Así continuaron hablando de trivialidades hasta que el color anaranjado del atardecer apareció en todo el cielo, al darse cuenta de eso salieron corriendo hacia el interior del palacio donde encontraron que todo el mundo los habían estado buscando preocupados por lo que se ganaron una buena reprimenda de sus papás al haberse desaparecido tanto tiempo.

Los dos chicos siguieron compartiendo momentos juntos durante el lapso de tiempo que todavía le quedaba a Shikamaru allí en Suna, incluso el muchacho le rogó a Shikaku que lo dejara estar en el palacio en las tardes con el objetivo de pasar más rato con la chica que le estaba robando un pedacito de su corazón.

Esos instantes los aprovecharon para hablar sobre ellos y conocerse cada vez más, descubriendo que no necesariamente debes tener un punto de vista igual o parecido para lograr congeniar caracteres.

Pero al final llego el día en que el joven Nara tenía que partir con su padre de nuevo a Konoha, cosa que puso muy triste a ambos niños. Aquella tarde antes de que Shikamaru se fuera volvieron a encontrarse en su lugar secreto y allí tras juntar sus meñiques prometieron que volverían a verse.

- ¿Te volveré a ver? - Temari estaba sentada con un semblante triste junto él.

Shikamaru tomo una de las manos de ella.

- Si tú deseas volver a verme, te prometo sin dudas que lo harás… - Shikamaru recogió sus dedos y dejo libre solamente su dedo meñique entrelazando este con el de ella.

Temari sonrió, le mostró aquella sonrisa que no era vista por muchas personas, el niño pensó que esa sonrisa era como el mismo sol.

Y al unisonó recitaron: "Esta es la promesa del dedo chiquito, si no la cumplo me tragaré mil agujas y me cortaré el dedo..."

Ambos se mantuvieron un momento con las manos unidas viendo el cielo que en aquella tarde se encontraba lleno de nubes. Y sin arrepentimiento ante aquel impulso, Shikamaru y Temari, acercaron sus rostros enrojecidos y cerrando sus ojos juntaron sus labios sellando su promesa con un tierno y dulce beso.

Aquella promesa fue cumplida, luego de separarse ambos continuaron teniendo contacto mandándose correos y mensajes casi diariamente en donde se contaban su día a día. Sin querer lograron que esa amistad creciera cada vez que lograban verse.

Pero luego de un par de años, en el cumpleaños número 15 de Shikamaru, Shikaku le informó a su hijo que pronto junto a su madre decidirían a donde iría a estudiar y realizar su preparación de estudios superiores, los cuales les serian útiles para cuando tomara las riendas de los negocios familiares.

Shikamaru siempre pensó que se quedaría en su ciudad natal sin embargo al parecer sus padres tenían planeadas otras cosas para él, es por eso que con pena le escribió a su amiga de Suna para contarles sobre las últimas novedades y explicarle que tal vez debido a estas el contacto que habían tenido hasta ese instante se vería alterado o quizás nulo por un tiempo.

Fue en esa época, cuando no tuvo mucho contacto con ella, que la noticia sobre la muerte del Kazekage debido a una penosa enfermedad llegó a sus oídos. Lamentó no haber podido estar al lado de Temari en aquel momento, con apenas 18 años era huérfana de madre y ahora no contaría tampoco con su padre. Ni siquiera pudo mandarle un mensaje apenas supo todo porque ya hacía un año el problemático de su padre lo había mandado a Kumo, país donde se encontraba la mejor escuela para mentes brillantes, lugar donde iba estar el joven Nara por 3 años para su preparación como futuro jefe y líder de la compañía de su familia.

Él se enteró en detalle de toda la situación debido a que en el mismo sitio también estaba estudiando el hermano más pequeño de Temari, aquel que tenía la misma edad de Shikamaru. Fue realmente impactante para el joven Nara ver llorar a Gaara cuando se enteró de la noticia. Generalmente el pelirrojo era callado, reservado y muy rara vez mostraba sentimientos o interés por algo sin embargo quedaba claro que era un genio, pues junto a él sacaba las más altas calificaciones de toda su clase.

Estaba sucumbido en esos pensamientos cuando se dio cuenta que en realidad ya había terminado de firmar todos los papeles que tenía al frente sin siquiera leerlos. Así que sacudió su cabeza y les dio una nueva leída concentrándose esta vez en lo que estaba haciendo.

Terminó pronto y luego de revisar que todo estuviera en orden volvió a tirarse en su sillón. Mirando al techo y pensando en todo aquello que se le avecinaba el próximo año, sacó del bolsillo de su pantalón el encendedor y cajetilla de cigarros que siempre llevaba. Sabía que a su madre y a Temari no les gustaba que estuviera fumando, pero en ese momento no había nadie que pudiera regañarlo, por lo que perezosamente prendió su preciado vicio y se lo metió en la boca tranquilo continuando con el análisis de lo que haría con su vida.


A muchos kilómetros, lejos de aquella oficina. Una rubia se encontraba saliendo por tercera vez del baño en menos de una hora. La pobre no era capaz de mantener un pedazo de pan dentro de ella ni por diez minutos.

- Ahh… - suspiró luego de tomar un sorbo de agua - Dios, así no creo que pueda seguir aguantando a este travieso… - pensó para sí misma.

Realmente el bebé que estaba en su vientre había hecho muy complicada su vida las últimas semanas. Cada día se veía más pálida y encima parecía haber perdido peso cuando se suponía que debía ganarlo.

Hasta ese día no se había atrevido a pisar el consultorio de ningún médico por temor a ser descubierta por sus hermanos. Nunca pensó que de igual manera, aunque quisiera ocultarles su situación, el pequeño problemático que llevaba en su panza iba hacer todo lo posible para hacerse notar.

- ¡Oye pequeño…! ¿No sabes que debes portarte bien con tu mamá? - comenzó hablarle cariñosamente a su vientre mientras lo frotaba con una de sus manos - Parece que no serás tan vago como tu padre ¿no? - sonrió.

Estaba terminando de hablar cuando sin previo aviso la puerta se abrió de golpe.

- ¿Con quién hablas Temari? - preguntó curioso Kankuro - ¿Estás ocupada con alguien? - quiso saber su hermano mientras daba un vistazo rápido por toda la oficina que le pertenecía a su hermana.

- ¿Qué? - exclamó nerviosa Temari mientras sacaba su mano de su vientre y hacia como que se acomodaba el pliegue de la falda, gracias a dios estaba de espaldas a Kankuro y él no pudo notar ninguno de sus movimientos - No, sólo estaba hablando conmigo misma… - contestó tratando de no sonar asustada.

- ¡Ah…! - exclamó su hermano menor - Bueno, Gaara me ha dicho que mañana sales a Konoha. ¿Es cierto?

- ¡Oh…si! No pensé que pudiera conseguir un vuelo para mañana… pero al final si lo hizo - Temari evitó ver los ojos de su hermano - Tengo un asunto que arreglar por allá… - le confesó sin intención de decirle nada más que eso.

Kankuro no era idiota y sabía muy bien que su hermana había estado muy rara los últimos días. Ya ni siquiera se molestaba en regañarlo cada vez que lo encontraba robándole alguna que otra golosina que ella escondida en su escritorio. Al contrario, inclusive un día le pareció que hasta le agradecía que se deshiciera de ellas y si no se equivocaba también podía haber jurado que vio a Temari tener una pequeña arcada cuando se dio cuenta de que esos dulces eran aquellos que llevaban muchas castañas, los mismos que a la rubia le encantaban.

- ¿Y vas a ir sola? - pronunció con preocupación - No has estado muy bien de salud Temari, no somos tontos como para no darnos cuenta - le recordó el pelimarrón a su hermana.

- Es algo con lo que debo tratar sola Kankuro, en serio… no se preocupen - trató de tranquilizar la joven a su hermano - …antes de poder decirles cualquier cosa tengo que conversar con otra persona primero… dame tiempo por favor - le rogó Temari a Kankuro con una mirada que le decía que la situación iba a traer muchos cambios en sus vidas muy pronto.

Kankuro ya no quiso presionar más a su hermana mayor, sabía que nada estaba bien con ella en ese momento. Por lo que decidió simplemente dejarla en paz.

- Todo esto tiene qué ver con ese estúpido vago ¿no? - soltó el pelimarrón antes de irse - Temari, no voy a meterme en tus asuntos por ahora, ya eres bastante mayor como para saber de qué forma tratar con tus problemas. Pero como hermano no dudes que me entrometeré si veo que estos problemas te están haciendo sufrir… - continuó ahora viendo fijamente los verdes ojos de su hermana - Si necesitas que de algunos golpes y patadas a alguien solamente dímelo ¿entendiste? - siguió hablando mientras le regalaba una sonrisa - ¡Ah! Y Gaara me dijo que ya te mando tu boleto y código de reserva para el viaje así que revisa tu correo - terminó a la vez que cerraba la puerta detrás de él.

Temari pudo sentir como su calma se renovaba. Sus hermanos eran los mejores, sabía que a su manera Kankuro le estaban diciendo que estarían con ella pasara lo que pasara y no lo decía únicamente por él sino que también por Gaara.

Nuevamente sola volvió a sonreír y a colocar una de sus manos sobre donde estaba su hijo.

- ¡Escuchaste bebé…! - miró con amor su vientre que aún no mostraba ningún signo que había un pequeño ser allí - Te dije que tus tíos son geniales, no podía esperar menos de esos dos sobreprotectores - comenzó a soltar una risita más tranquila.

Aquella tarde regresó rápido a su casa y dejo todo listo para el viaje, incluyendo el pasaje y reservación del hotel donde se iba a quedar. Esa noche no pudo dormir bien, y no fue debido a ninguna sensación de nauseas que últimamente había estado alterando su sueño, sino más bien a una presión y ansiedad que le hacía dudar sobre la reacción de Shikamaru con respecto a la noticia que estaba a punto de darle. ¿Realmente esa sensación era un mal presentimiento sobre lo que podría ocurrir?

Y así al día siguiente, a unas horas del mediodía, Temari estaba llegando a Konoha con un cúmulo de sentimientos anudados en su garganta y corazón.


Y hasta aquí el primer cap. ¿Qué les pareció? ¿Y ahora que pasará con nuestros muchachos? ¿Será capaz Temari de decirle sobre su estado a Shikamaru?

Todo esto y mucho más en las siguientes entregas jejejejeje.

Bueno ahora si me despido, espero sus reviews, favoritos, follows, chocolates, peluches, etc, etc, etc. ¡Nos leemos pronto y muchos besos!

P.D: No crean xD que me olvido de mis otras historias así que espero dentro de muy poco poder actualizarlas... xD ¡Vivan las vacaciones!