Disclaimer: Lily, Severus, los Merodeadores y todo lo que puedan reconocer le pertenece a JK Rowling. Bree y Sam son mías :)
Bueno, este es mi primer fic, así que espero que alguien lo lea y me comente qué le parece. La idea es contar cómo era la vida de los merodeadores y compañía en el colegio, cómo se conocieron, etc, lo más canon posible (obviamente hay cosas que salen de mi imaginación, pero si ven algo que contradiga lo que dice en los libros, avísenme. Pero recuerden, se basa en los libros, no en las películas, o sea, que nadie venga después a decirme que James no es cazador sino buscador, ya que aunque enn la película diga que es buscador, Jo ha dicho muchas veces que era cazador, y que usa la snitch en La Orden porque es difícil impresionar con una Quaffle.).
Seguramente los primeros dos o tres capítulos se les hacen algo pesados (si es que ALGUIEN está leyéndolos), ya que consisten mayormente en flashbacks, pero es que no quería empezar a contar la historia desde primero, porque se haría eterna, pero hay cosas que ocurren en los primeros dos años que es necesario que se sepan, por eso uso el recurso de los flashbacks.
Y por último; yo soy argentina, pero traté de escribir el fic en el español más "neutro" que pude. Si hay algo que suena raro, háganmelo saber.
TERCER AÑO
Un débil rayo de sol atravesó la ventana de la habitación e iluminó la ondulada y espesa mata de cabello rojo de la muchacha, que enmarcaba un rostro pálido, delgado y anguloso, surcado de diminutas pecas. La joven se rascó distraídamente la delicada nariz con la pluma y siguió escribiendo, para ser interrumpida segundos después por unos suaves golpecitos. Cuando se volteó, una hermosa mujer de cabello castaño le sonrió desde la puerta entreabierta.
"Lily, querida, ya son las cinco" La niña miró sorprendida su reloj de pulsera y asintió
"Mm, qué rápido se pasa el tiempo… todavía no terminé de escribir esta carta para Sam, pero ya la terminaré cuando regresemos"…
"Muy bien, prepárate entonces, sin prisa. Papá y yo te esperamos abajo. " Contestó la mujer, con cierta emoción.
Lily no pudo evitar sonreír; ya iba a empezar su tercer año en Hogwarts, pero su madre seguía ilusionándose cada vez que tenían que ir al Callejón Diagon a comprar los útiles escolares… a decir verdad, su padre también lo disfrutaba muchísimo. Petunia, en cambio, se encerraba en su cuarto por horas, enfurruñada, y se escandalizaba si su madre insistía en regalarle alguna golosina que le había comprado, por más "muggle" que pareciera el dulce. Lily se entristeció un poco al pensar en su hermana, pero al echar un vistazo a la carta a medio terminar que reposaba en su escritorio, sonrió una vez más al recordar a sus amigos y cómo los había conocido…
*flashback*
Una delgada niñita pelirroja caminaba llorosa por los pasillos del Expreso de Hogwarts intentando olvidar el asco y la furia que se leían en el rostro de su hermana al momento de despedirse de ella. La palabra "¡fenómeno!", gritada con profundo desagrado seguía resonando en sus oídos cuando por fin logró encontrar un compartimiento vacío. Entró en el y se acurrucó contra el vidrio, intentando contener los temblores que le provocaban sus sollozos. Segundos después, escuchó que la puerta se abría, y apenas entreabriendo los ojos logró divisar entre las lágrimas a un niño con anteojos, flacucho y alto, de cabello negro y desordenado, que sin siquiera preguntar se había sentado en el asiento frente a ella. Lily abrió la boca para espetarle su mala educación, pero se arrepintió al instante. No tenía ganas ni energía para ponerse a discutir. El moreno la observó, ligeramente interesado, preguntándose la razón de su llanto. Lily se enderezó un poco en el asiento y lo miró a los ojos, altiva; no le apetecía conversar con nadie, pero esperaba que al menos aquel arrogante desconocido saludara y se presentara, o al menos se disculpara por entrar sin pedir permiso. Pero no lo hizo. La pelirroja frunció el ceño, y el niño hubiera jurado que salían chispas de sus preciosos y enormes ojos verdes. Eso lo hizo sonreír con petulancia, lo que empeoró aún más el humor de Lily, que volvió a encogerse contra el vidrio, retomando el hilo de sus pensamientos. En ese momento, la puerta volvió a abrirse de un tirón, y otro chico muy apuesto, de cabello negro, sedoso y largo hasta el cuello se apresuró a entrar. Sus ojos grises fueron de la pelirroja al muchacho, y sin vacilar se sentó frente a éste, extendiendo la mano.
"Hola. Soy Sirius Black" dijo sonriendo de lado. A la pelirroja no se le pasó el hecho de que, a pesar de haber saludado, él tampoco había pedido permiso para quedarse. "Genial" pensó "Me viene a tocar compartir el vagón con un par de engreídos insolentes".
"Yo soy James Potter" contestó el segundo, estrechándole la mano y sonriendo también.
Sirius hizo un ademán, como si fuera a saludar a la muchacha, pero ésta no se dio por aludida y, vacilando, el niño miró a James, que se encogió de hombros y le hizo un gesto con la mano, indicándole que la dejara. Su compañero miró en su dirección una vez más, pero pareció decidir no hacer el intento. Sin perder tiempo, los dos morenos se pusieron a conversar animadamente, ignorando a Lily y al muchacho que entró y se sentó frente a la chica minutos después.
"No quiero hablar contigo" Dijo Lily con la voz contraída, tras levantar la vista hacia el recién llegado, un niño desgarbado y delgaducho, de aspecto triste y cabello negro, que tenía toda la pinta de no haber visto nunca una botella de champú.
"¿Por qué no?"
"Tuney m-me odia. Por ver la carta que Dumbledore le envió."
"¿Y qué?"
Lily le lanzó una mirada de profundo desprecio.
"¡Que es mi hermana!"
"Ella es sólo una…" Snape se contuvo rápidamente, pero Lily, demasiado ocupada en secarse las lágrimas sin que nadie se diera cuenta, no lo escuchó.
"¡Pero nosotros nos vamos!" Dijo él, sin poder contener la emoción en su voz "¡Este es el gran momento! ¡Nos vamos a Hogwarts!"
Ella asintió, restregándose los ojos, pero muy a su pesar, sonrió ligeramente.
"Más te vale estar en Slytherin" dijo Snape, envalentonado por el hecho de que se hubiese alegrado un poco.
"¿Slytherin?" dijo James, quien se había sobresaltado, mirando a su alrededor al escuchar esa palabra. "¿Quién quiere estar en Slytherin? Creo que mejor me voy, ¿te vienes?" preguntó al chico tendido en los asientos de enfrente.
"Toda mi familia ha estado en Slytherin" dijo serio.
"Rayos "dijo James "Y a mí que me parecía que eras una buena persona."
Sirius sonrió.
"Tal vez rompa la tradición. ¿A dónde te irías, si tuvieras que elegir?"
James levantó una espada invisible.
"¡Gryffindor, donde habitan los valientes de corazón! Igual que mi padre."
Snape hizo un ruidito de disgusto. James se giró hacia él
"¿Tienes algún problema con eso?"
"No" dijo Snape, aunque el desprecio en su voz daba a entender otra cosa – Si prefieres tener músculos antes que cerebro…
— ¿A dónde esperas ir, viendo que no eres ninguna de las dos cosas? – interrumpió Sirius.
James se echó a reír. Lily se puso de pie, un tanto sonrojada, mirando a James y a Sirius con desagrado.
"Vamos, Severus, busquemos otro compartimiento."
"Oohhhhh…"
James y Sirius imitaron su voz arrogante. James trató de empujar a Snape mientras pasaba.
"¡Te veo luego, Snivellus!" gritó una voz, mientras la puerta del compartimiento se cerraba de un portazo.
Una vez fuera, Lily le sonrió a Severus con dulzura.
"Ya vámonos, busquemos otro compartimiento… debe haber alguno vacío…"
Sin embargo, por más que caminaran, todos los vagones estaban al tope. Cuando llegaron al final del tren y miraron a través del vidrio de la puerta, vieron a una niña de cabello castaño oscuro y rizado, muy menuda, con la nariz enterrada en un libro enorme.
"¿Qué te parece? No está vacío, pero…" preguntó Lily, mirando a su amigo antes de tocar suavemente la puerta con los nudillos. Severus se encogió de hombros, frunciendo un poco el ceño. No le gustaba demasiado la idea de confraternizar con otros estudiantes: no había tenido buenas experiencias con los pocos niños del vecindario, y estaba poco predispuesto a que ocurriera algo como lo de los otros dos niños estúpidos. La niña del compartimiento levantó la cabeza sobresaltada, haciendo visibles un par de redondos ojos azul noche, enmarcados por unas gruesas y largas pestañas. Lily entreabrió la puerta y le sonrió con simpatía.
"¿Te importa?" preguntó, señalando alternativamente al compartimiento, a ella, y al muchacho.
" Para nada" susurró la pequeña con timidez, dejando el libro a un lado.
Lily entró sonriente arrastrando a un huraño Severus, que se sentó en un rincón muy serio.
"Gracias" dijo la pelirroja "¡El tren va llenísimo! No encontrábamos lugar."
"Sí, lo sé. Llegué muy tarde y ya me temía que no iba a encontrar asiento… pero quedaba éste libre, justo al final del tren" asintió la niña, mirándose las manos, y sólo de reojo a su nueva compañera.
"Me llamo Lily Evans. Lily." dijo ésta extendiendo la mano con una sonrisa amistosa, olvidando ya a Petunia y el incidente de los muchachos "Y éste es Severus Snape."
Severus hizo una leve inclinación de cabeza en dirección a la morena.
"Yo soy Brianna Boot" saludó la muchacha, estrechando la mano de Lily y sonriéndole a ambos. Tenía una hermosa y amplia sonrisa, que rebosaba calidez. "Pueden decirme Bree."
La pelirroja, animada nuevamente, comenzó a charlar con Brianna, que luego de perder la timidez resultó ser una compañera sumamente agradable e interesante. En general era callada, pero Lily, siendo amiga de Severus, sabía cómo sacar conversación. Pasada ya media hora de viaje, durante la cual el niño se había limitado a observar la pared, contestando con monosílabos cada vez que su amiga intentaba incluirlo en la conversación (tras lo cual ella había desistido), la puerta volvió a abrirse un tanto bruscamente. Lily levantó la cabeza algo molesta, y Bree, sorprendida.
"Lo siento" Dijo la niña culpable de la interrupción, sonrojándose. Era muy alta para su edad (unos once años, como ellas), y tenía un cabello espectacular, llovido y negro, que le caía con muchísima gracia sobre la espalda. Un flequillo algo largo, cubría parte de sus profundos ojos chocolate. "No fue mi intención molestar. Pero los niños en mi compartimiento son unos idiotas, no han parado de molestarme en todo el rato, a mí o a cualquiera que pasaba por ahí."
Lily le sonrió con comprensión, con una leve idea de quienes podían ser los susodichos niños. Miró por un segundo a su compañera, que se encogió de hombros asintiendo con la cabeza.
"Puedes quedarte, si quieres. Aquí hay espacio de sobra" dijo, ante la consternación de Severus, que se enfurruñó aún más.
"Muchas gracias" sonrió la morena, al tiempo que estrechaba las manos de las niñas y saludaba con la mano al niño, que tenía los brazos fuertemente cruzados en el pecho "Mi nombre es Samantha Perks. Sam, si quieren."
"Encantada. Lily, Lily Evans."
"Brianna Boot"
Lily codeó a su amigo, que la miró irritado.
"Severus Snape" Murmuró, mirando hacia otro lado.
Samantha lo miró curiosa, y se sentó al lado de Bree, uniéndose a la conversación con desenvoltura.
Cuando el tren se detuvo, ya era de noche. Las niñas, aún charlando entretenidas, bajaron juntas del tren y se subieron a uno de los botes, siguiendo al enorme guardabosques. Snape, que había insistido con su mutismo durante todo el viaje, se vio arrastrado por la manga hasta el mismo por Lily, que no paraba de sonreír. Severus, a su pesar, terminó por sonreírle, ganándose un abrazo por parte de su amiga. Las otras dos niñas los miraban con curiosidad, pero no preguntaron nada y siguieron parloteando.
Una vez en el Gran Salón, Lily se olvidó de todo y de todos. Se quedó embobada observando el inmenso cielo estrellado que brillaba en el techo, hasta que escuchó que la profesora comenzaba a llamar a los estudiantes. Entonces, los nervios la inundaron, y se quedo muy tiesa observando fijamente al sombrero. Apenas pudo sonreír a Bree que la saludó con la mano mientras corría a sentarse a la mesa de Gryffindor, frente a aquel chico petulante, Black.
"¡Evans, Lily!"
La aludida dio un saltito, y avanzó con las piernas temblándole a sentarse en el inestable taburete. La profesora McGonagall puso el Sombrero Seleccionador sobre su cabeza, y apenas un segundo después de que este tocó el cabello rojo oscuro, el sombrero gritó: "¡Gryffindor!"
Snape soltó un pequeño quejido. Lily se quitó el sombrero, se lo devolvió a la profesora McGonagall, y luego se apresuró a ir a la alegre mesa de los Gryffindors, pero mientras se encaminaba hacia allá miró a Snape con una sonrisa triste en su rostro. Sirius se acomodó en el banco para hacerle espacio. Ella le lanzó una mirada, cruzó los brazos y le dio la espalda.
La llamada de la lista continuó. Un chico muy pálido y ojeroso, de cabello castaño claro y unos tristes ojos miel se sentó frente a Lily, quien lo miró con simpatía y una gran sonrisa. El niño la miró ligeramente sorprendido y le dedicó una pequeña sonrisa. En ese momento, el chico del tren, Black, se estiró sobre la mesa, empujando levemente a una molesta Lily, y derribando una copa vacía para tenderle la mano al nuevo Gryffindor.
"¿Qué tal? Soy Sirius Black. Felicitaciones, ¿eh?" Sirius parecía extremadamente contento y satisfecho con su nueva casa.
"Yo soy Remus Lupin" Contestó éste al tiempo que estrechaba la mano del moreno, sorprendido nuevamente. Él también parecía muy feliz.
Lily siguió conversando con Bree, hasta que llamaron a "Perks, Samantha". Ambas vitorearon entusiasmadas a su nueva amiga cuando ésta, tras el grito de "¡Gryffindor!" corrió hacia ellas y se dejó caer al otro lado de Lily.
"¡Uff!" Suspiró, con una mano en el estómago "¡Qué hambre!"
"Y todavía faltan unos cuantos… " la secundó Sirius. Samantha lo miró, y las sospechas de Lily se vieron comprobadas cuando su amiga lo miró con desdén y siguió conversando con sus amigas.
Minutos después cayó en su mesa un niño regordete y bajito, de cabello color arena y rasgos de roedor que respondía al nombre de Peter Pettigrew. Parecía muy temeroso, y sonrió agradecido cuando Sirius lo invitó a sentarse con Remus, frente a él.
Cuando la potente voz de la profesora McGonagall llamó a "Potter, James", Sirius interrumpió su conversación y levantó la cabeza, pero antes de que terminara de hacerlo el sombrero había tronado "¡Gryffindor!" nada más rozar la cabeza del muchacho. Un James satisfecho se acercó a la mesa, y se sentó entre Sirius y Lily, que suspiró fastidiada. El niño lo notó y la miró con una sonrisa jactanciosa.
"Ey, pelirroja. ¿Ya estamos de mejor humor? ¿Dónde está tu amiguito Snivellus? No debe estar muy contento de que hayas terminado en Gryffindor, ¿a que no?"
Lily le dedicó una mirada de profundo desprecio, sus ojos esmeralda sacando chispas una vez más. Pero justo en ese momento, escuchó que llamaban a "Snape, Severus", y observó algo triste a su amigo sentarse en la mesa más alejada de la suya, mientras un prefecto rubio le palmeaba la espalda.
*fin del flashback*
"¿Lily?" la llamó una voz, interrumpiendo sus pensamientos.
"¡Ya voy mamá!" contestó la muchacha, corriendo hacia las escaleras y agarrando su bolso a la pasada.
