Disclaimer: Ninguno de los personajes son míos, todos son de la autoría de J.K. Rowling, solo los tomé prestados para ponerlos en situaciones en las que no los vería en la serie original.
Esto es un slash, si no te gusta el género por favor no lo leas.
Prólogo: Después de una intensa batalla, por fin Harry dio en el blanco e hirió de gravedad al Señor Tenebroso. Éste, en su agonía, pensaba como pudo haber perdido siendo que él tenía un haz bajo la manga, el poder supremo,"El Tesoro del Cielo".
El ancestral objeto, conocido por pocos, era muy parecido a un collar de cuentas. Cada una de ellas, representa y encierra el poder de todas las personas, buenas y malas, magos y muggles por igual, que ya perecieron, en alma y esencia mágica.
El Tesoro del Cielo, al ser utilizado en su máximo poder, resultaba imparable, empleado en toda su capacidad y en el menor tiempo posible, es inviolable para el contrincante, la carta que le permitiera ascender sus habilidades mágicas hasta un nivel no imaginado.
HARRY POTTER Y EL TESORO DEL CIELO
Capítulo I: "La batalla final"
Aquella noche había comenzado igual que todas las demás, pero a medida que avanzaba tomaba un rumbo diferente, en el aire se podía sentir la tensión.
Una extraña sensación recorrió el cuerpo del moreno, quien estaba descansando en la Sala Común de Gryffindor, tratando de asimilar todavía la noticia que sus amigos le habían dado minutos antes, Hermione y Ron estaban juntos.
Fue ese mismo presentimiento acompañado del irritante dolor en la frente, con su mano apoyada en la misma, lo que hizo que saliera corriendo en dirección a los terrenos abiertos de Hogwarts.
De un solo golpe hizo volar el retrato de la Dama Gorda que daba acceso a la Sala Común, el moreno siguió corriendo, haciendo oídos sordos a los reclamos de la Dama y de sus compañeros de casa, a quienes había apartado con el brazo del camino.
Bajó lo más rápido que pudo por las escaleras de mármol, llegó hasta el recibidor y allí se detuvo a respirar. Al salir por la puerta principal de roble, vio unas sombras corriendo en dirección al Bosque Prohibido.
Las observó con atención pero la creciente oscuridad de la noche no ayudaba mucho con la visibilidad. No pudo distinguir quienes eran esas personas, o si por lo menos eran humanos, no podía ver nada, no solo por la oscuridad sino también por el intenso dolor de su frente.
Corrió con todas sus fuerzas hasta llegar al umbral que separaba al bosque de los llanos del colegio. En ese momento el ardor en su frente se hizo insoportable, y fue cuando levantó la mirada y vio la Marca Tenebrosa, esa imagen fue la detonante para que el Harry entrara corriendo, y se perdiera en la espesura del lugar.
Varias ramas lo golpearon al pasar corriendo por las estrechas sendas, incluso algunas rasgaron la remera roja con rayas blancas y el buzo color escarlata que llevaba como pijama, hasta que no pudo seguir por el extremo dolor en la frente.
Cayó al suelo de rodillas y con las manos tapándose el rostro. En ese momento sintió un frío que lo recorría de pies a cabeza, un grupo de dementores, que aparecieron de la nada, lo rodearon y automáticamente empezaron a atacar al moreno. El no podía ni siquiera ponerse de pie, ya que, con el paso del tiempo el ardor en su frente se hacía más y más fuerte. En cierto momento tomó las fuerzas que le quedaban, y se dijo:
—Vamos Harry… Piensa en algo alegre, piensa en un momento feliz…— En ese momento recordó a sus amigos, que hasta hace poco eran solo eso, ahora, después de tanto tiempo Ron se decidió y confesó sus sentimientos hacia ella. Además recordó los momentos que pasó con Sirius e incluso a Dumbledore, en una de las tantas prácticas que tubo.
Con un grito potente pronunció — Expecto Patronum…— De la punta de su varita salió una nube plateada que luego de un tiempo tomó la forma de un ciervo.
El Patronum se colocó en medio de Harry y los dementores. Solo fue necesaria su presencia para alejar a los espectros, que se marcharon casi tan rápido como vinieron.
— Esto no debe ser bueno…— Pensó Harry antes de sentir que la cabeza le explotaría en cualquier instante.
El chico tenía razón. Unos segundos después, un ser espectral apareció frente a él, de aspecto esquelético, con el rostro y nariz en forma de serpiente y una mirada desgarradora y profunda fija en él. Vestía una larga túnica negra, de aspecto muy fino, que inspiraba su superioridad ante sus sirvientes, llevaba una capucha, que con la tenue iluminación nocturna dejaba ver solo ciertos rasgos.
Luego de la aparición, Harry trató de incorporarse y empuñó su varita con fuerza, como previendo lo que ocurriría en unos instantes más. Pero el Lord simplemente le dio la espalda, como una invitación a que lo siguiera, no sin que antes aparecieran un par de mortífagos y lo tomaran de los brazos, obligándolo a caminar, hasta llegar a un claro iluminado por la luna y las estrellas solamente.
Apenas lo soltaron, un ininterrumpido ir y venir de hechizos y maldiciones tomó lugar. El sitio cambió de aspecto casi de inmediato, estaba destruido por los hechizos, una luna llena color plata iluminaba el campo de batalla, dejando ver algunas facciones de los adversarios, árboles caídos alrededor, algunos ardiendo tras haber recibido un hechizo explosivo que había lanzado Harry y que Voldemort había esquivado sin gran esfuerzo.
Después de algunos minutos, que para ambos pareció una eternidad, el Lord se regodeaba de lo que había logrado hasta ese momento.
Pensaba que por fin acabaría con la vida de su eterno rival, pero no fue así. Uno de los hechizos aturdidores dio de lleno en Harry, quien voló unos metros y cayó al suelo boca arriba.
— Es momento de terminar con esto...— dijo el siniestro ser, con una expresión de triunfo. Su voz era como un susurro frío y escalofriante —...de una vez por todas, utilizando la técnica que hace tiempo estoy tratando de dominar…
Harry lo miro con intriga pero no se atrevió a abrir la boca.
— ¿Qué le ocurre Señor Potter? ¿Está nervioso? — Preguntó con una mueca en los labios que intentaba pasar por una sonrisa — No se preocupe estoy seguro que no tardaré en terminar con esto y reunirlo a usted con su asquerosa madre sangre-sucia y su patético padre traidor de la sangre en el otro mundo…
A la par que Voldemort decía esto a Harry, levantó ambas manos y colocándolas frente a él, como sosteniendo un objeto invisible, comenzó a murmurar algo que Harry no entendía muy bien, ya que no era ninguna lengua que él hablase y sobre todo no era pársel, de lo que sí estaba seguro es que se trataba de un hechizo.
Luego de unos instantes, pequeños destellos de luz empezaron a recorrer todo el cuerpo del mago tenebroso, y cuando desaparecieron, un destello de luz rojo escarlata apareció en su mano, emitiendo fuertes y constantes resplandores rojizos. Harry, quien no podía creer lo que veía, abrió los ojos con asombro. No sabía como pudo haber obtenido aquel tipo de magia. Se sentía como una fuente que despedía energía con gran fuerza.
— Este es tu fin Potter...— al terminar la frase, extendió sus brazos, como si quisiera lanzar algo lo más lejos y fuerte que podía, y el haz de luz salió disparado en dirección a Harry, quien, con gran esfuerzo, esquivó el ataque.
Al incorporarse, el moreno empuñó su varita con tanta fuerza que parecía que se quebraría por la mitad. El verde de sus ojos se oscureció, en ellos se podía ver arder la furia. Miró fijo al mago oscuro. No era el mismo muchachito con quien había estado peleando segundo atrás.
Con los años y los constantes entrenamientos, impartidos en un primer momento por Dumbledore y Sirius Black y luego por los aurores más calificados del ministerio, Harry Potter había cambiado. No era el mismo niño inseguro y aterrado, se había vuelto fuerte, poderoso. Casi se podía sentir la magia del moreno fluir por cada poro de su cuerpo, hasta que el último rompió el silencio.
— ¡Nunca vuelvas a insultar a mi familia de esa forma...! — Esa exclamación fue acompañada por una explosión de magia por parte de Harry, que hizo retroceder al Lord unos pasos, sorprendido con el poder del chico.
— Si crees que con eso me ganarás, estas muy equivocado… —dijo el otro con una mueca en los labios y los ojos clavados todavía en la fría expresión del moreno.
En ese momento el Señor de los Mortífagos se percató de que algo había cambiado con su oponente. Sintió una presencia mucho más fuerte y serena, no era la esencia del chico, era una extraña y mística aura la que ocupaba ahora el cuerpo del moreno.
Entonces, inconscientemente, Harry comenzó a imitar lo que Voldemort había hecho, levantó ambas manos y en la misma posición que había estado su enemigo antes, comenzó a recitar el hechizo que el Señor Oscuro sabía, como si lo conociera de toda la vida.
Eran las mismas palabras que él pronunció segundos antes de liberar su magia pura y usarla para atacar a Harry. La agilidad mental y la experiencia en batalla que poseía el Lord le indicó que lo atacara en el momento más vulnerable, mientras pronunciaba los hechizos. Así lo hizo, nuevamente concentró su magia y la lanzó sin previo aviso.
Para su sorpresa, el ataque fue reflejado antes de tocar al moreno, no entendía por qué, siendo que él nunca había logrado hacer algo semejante. Justo en ese instante, en las manos de Harry apareció un haz de luces mágicas de tonalidad verdosa y blanquecina, que brillaba mucho más que la de Voldemort.
— ¡Este si será tu final...! — Exclamó una voz proveniente de los labios de Harry, pero no era la suya, parecía poseído.
En ese instante Voldemort, entendió que ya no estaba luchando contra el Niño-Que-Vivió. De un solo movimiento, logró concentrar más su magia y se la lanzó directo al mago. Dio en el blanco. Lo atravesó por el estómago, provocando que el otro cayera desplomado en el suelo, mientras algo salía flotando de él y se dirigía directo a Harry, quien lo tomo inmediatamente. Nuevamente se oyó la misma voz que decía:
— Esto nunca te perteneció y no volverá a caer en manos equivocadas... El día en que los enemigos se unan por un bien común, me revelaré nuevamente frente a ustedes…— En su estado de agonía, el mago tenebroso no entendió muy bien lo ocurrido.
Con las últimas fuerzas que le quedaban se atrevió a preguntar.
— ¿Quién eres tú…? ¿Quién fue capaz de derrotar al Señor Oscuro? A mí, Señor de toda la maldad existente, y sobre todo con una técnica que nadie más conocía…— Justo en ese instante recordó algo que Lucius Malfoy le había comentado…
En una reunión privada con Lucius Malfoy:
— Mi Señor, el creador de este instrumento fue un mago hindú, para ser más precisos un mago muy poderoso, aprendiz del mismo Buda, pero lo perfeccionó mediante la meditación y la trasmigración, el paso del alma a un plano superior, donde se une con el estado más puro de su magia, es esa la fuente de todo su poder… — El Señor Oscuro lo miraba con intriga — Pero tiene una pequeña condición para ser utilizada…
Voldemort soslayó molesto a su sirviente. No estaba muy de humor para andar con acertijos. Quería las cosas de inmediato, sin vueltas ni contratiempos.
— ¿Y cuál es esa condición? — preguntó con una curiosidad todavía mayor.
— La única condición que posee es que debe ser utilizada en un estado de total neutralidad, trabajando el bien y el mal, juntos, si no es así, la magia del collar te consumiría totalmente, y pasarías a formar parte de el…
El mago tenebroso todavía no comprendía bien lo que su acólito le quería decir, así que decidió embarcarse en busca de aquel objeto tan poderoso. Llegó a la India, después de una semana de viaje, y de ahí se dirigió a un templo budista ubicado en la cima de una montaña, cubierta de frondosos árboles verdes, o por lo menos eso era lo que veía cualquier muggle que se acercaba al sitio. Ninguno se atrevía a pasar ya que existían también ciertos rumores de amenaza contra cualquiera que se atreva a adentrarse en la montaña.
Para un mago, al pasar los primeros árboles se encontraba con una enorme puerta de roble tallada, las cuales estaban siempre abiertas, como invitando a pasar, aquel que se atrevía a hacerlo se encontraba con un salón muy amplio, sostenido por anchas columnas de marfil, adornadas en sus extremos con joyas preciosas. Las paredes del salón estaban finamente decoradas con murales que invocaban al budismo. Al final del salón se encontraba otra puerta de mayor tamaño que la anterior pero esta vez era de oro, la cual parecía estar prácticamente sellada, no había encantamiento capaz de abrir esta puerta. Pero eso no era impedimento para el mago tenebroso.
En el lugar se sentía un torrente de energía mágica maligna muy poderosa. La habilidad mental del Lord lo obligó a pensar que toda la magia provenía del siguiente salón.
Así que utilizando un poco de magia oscura y su sangre como ofrenda invoco un hechizo, que al dirigirlo contra la puerta, se entre abrió lo suficiente como para dejarlo pasar. Dejando al descubierto lo que él había ido a buscar.
El salón era un poco menos iluminado que el anterior, además de ser ovalado, con doce columnas parecidas a las anteriores, solo que mucho más anchas y trabajadas. En medio del salón estaba una especie de altar, era un púlpito adornado con flores que tenían un hechizo para que siempre estén frescas, en ella estaba una estatua que llevaba en una mano una varita y en la otra un antiguo collar de cuentas, o por lo menos eso parecía. El collar emitía leves y blanquecinos resplandores.
Para llegar hasta la estatua uno tenía que subir unos doce escalones, bastante recios y antiguos, tallados del mismo material que las columnas y adornado en sus extremos con unas flores de loto, que a pesar de ser de oro, emitían un agradable aroma.
El Lord no perdió tiempo contemplando los detalles del salón en que se encontraba y fue directo hacia el collar. Al principio vaciló e intentó atraerlo con un Accio, pero no ocurrió nada. Así que empezó a subir uno a uno los escalones, expectante ante cualquier tipo de trampa o alguna señal de que ocurriría algo.
Llegó hasta la estatua y tomó con ambas manos el collar, inmediatamente sintió como una poderosa magia empezaba a fluir por todo su cuerpo. Con una leve curvatura en los labios el Señor de los Mortífagos estaba más que feliz de lo que había logrado.
El Señor Tenebroso pensó que esto era muy fácil, un nivel de protección insignificante para semejante poder, el mago estaba en lo cierto.
Ni bien tomó el objeto en sus manos, aparecieron unos espectros vestidos con capuchas de coloración semejante a la de un roble, pero muy antigua, parecía que no habían salido a la luz en varios años, empuñando varitas y apuntándolas directamente al intruso.
— ¿Quién eres y por qué osas tomar el Tesoro sin el consentimiento de nuestro Amo? — dijo una de las figuras todavía oculta por las sombras que producían las columnas a su alrededor.
El mago ni se inmuto con lo que el otro le dijo, solo pronunció una mueca en sus labios, asomando la dentadura, y con un movimiento de su varita desapareció.
Las apariciones, quedaron sorprendidas por la insolencia de aquel ser, y no tardaron en desaparecer. Solo aquél que se atrevió a hablar, quedó unos instantes más contemplando aquella escena, pensativo, hasta que desapareció tal como lo habían hecho los otros.
En su regreso a Londres intentó controlar y perfeccionar aquel poderoso instrumento, ordenó investigar a Lucius acerca del objeto. Bastante fue lo que averiguó, y con ello, comenzó a experimentar con los poderes del artefacto. Cada vez que utilizaba ese poderoso instrumento sentía una especie de carga ancestral, una presencia mucho más poderosa sobre él.
El día del enfrentamiento llegó mucho más rápido de lo que pensó, y estaba decidido a utilizar su arma secreta, pensando que por fin acabaría con su rival, aquel al que había condenado a morir antes de que se gestara.
Con su último aliento de vida el Lord comprendió quien era aquel extraño ser que poseyó al moreno en aquel instante, y que en cada entrenamiento lo acompañaba, silenciosamente, como controlando todo lo que hacía o pensaba.
Harry salió del trance del que parecía haber entrado y toda su magia se dispersó, dejándolo tirado en el suelo prácticamente inconsciente.
En ese momento Hermione y Ron vieron que Harry no se encontraba en la Sala Común, por lo que empezaron a buscarlo por el castillo, pero no lo encontraban por ningún lugar. Hasta que la chica se percató del resplandor esmeralda en el firmamento, la observó bien desde una de las ventanas del quinto piso y vio que estaba sobre el bosque.
Agarró a su compañero y casi a rastras lo llevó hasta el lugar, donde encontraron al moreno en el suelo y a unos metros de ellos otro bulto de color negro. Ron se acercó y al contemplarlo mejor, pegó un salto para atrás y miró a su amiga con cara de asombro, palideciendo considerablemente. Intentó pronunciar algo pero no pudo. Así que la chica también se acercó y no lo creyó hasta que lo vio.
— Ron, ve y trae a Dumbledore… ¡Ahora…! — Fue lo único que atinó a decir la chica de cabello castaño y con una mirada de "si no desapareces de aquí ahora te lanzo una maldición", Ron obedeció y salió corriendo como alma que se lleva el diablo en dirección al castillo.
N/A: Espero que les haya gustado, es el primer fanfic que escribo... Por favor dejen reviews, eso me va ayudar a mejorar... Y muchísimas gracias por la paciencia y la ayuda a mi beta, Lord Khalis Frostwhisper
