Título: Pervertido.
Palabras: 400
Summary: A veces puede ser quien menos te lo esperas. Sin embargo, hay que ser tolerantes, ¿no?
Notas: Perversiones. Fic raro. No me responsabilizo por ón de yaoi. Datos verídicos.
Disclaimer: Ni Hetalia ni sus personajes me pertenecen, no hago esto con fines de lucro, etc., etc., etc. Ustedes saben cómo sigue.
Pervertido.
Probablemente cuando todos escuchaban esa palabra, pensaban en alguien en específico. En el caso de las naciones... ese alguien normalmente era Francia, con sus insinuaciones y sus repentinas apariciones desnudo. Aunque a veces Inglaterra también podía serlo, ya estando ebrio o simplemente molestando a su amante. O Alemania, de quien ya se sabía— gracias a un comentario de cierto italiano— que tenía una extraña afición al BDSM. O Hungría, y su adorado "pasatiempo" de fotos y videos homo. Incluso Japón, y todo ese rollo del hentai y los tentáculos que no acababa de comprender.
Claro... probablemente nadie pensaría en él.
En Islandia.
Sí, él era un pervertido, y aunque no lo estuviera gritando a los cuatro vientos, tampoco se esmeraba en ocultarlo. Simplemente lo era y ya. Vivía tranquilamente con ello, y muchas veces parecía que los demás pasaran por alto ese pequeño detalle. Un museo, que antes estuviera en su propia capital, pero que después trasladaran a Húsavík, más al norte. No importaba. Mientras estuviera allí, no importaba.
En ese museo, se albergaba una amplia colección, probablemente la única del mundo. Los había de diversas especies mamíferas, incluida la humana. Como trofeos de caza, embalsamados, en formol o disecados. De los más diversos tamaños, pasando por los 170 cm del cachalote a los 2 mm de un hámster. Incluso había reproducciones de los de criaturas míticas, tales como elfos, trols y monstruos marinos. También obras artísticas relacionadas. Hasta las lámparas— Dios, esas lámparas— hacían alusión al tema, por el material de que estaban hechas.
Penes. Lisa y llanamente, penes. Su Faloteca, un museo dedicado precisamente a ello. ¿Qué importaba lo que pudieran decir los otros? Era su propio pasatiempo, y no pensaba dejarlo por más raro que pudiera parecer un lugar como ese.
Además, tenía su lado "científico", ¿no? La falología era una ciencia antigua, aunque nunca se le hubiese dado la merecida importancia, excepto como apéndice de otras disciplinas, como la historia, la estética, la literatura y vaya a saberse qué más.
A pesar de ello, muchos desconocían de su existencia; pero aquello no revestía importancia alguna. Que se supiera o no, eso le daba lo mismo al islandés. Sólo seguiría como hasta entonces, jugando al coleccionista con aquellas piezas que tan amablemente le donaban.
Seguiría, aunque no pudiera poseer para sí aquella pieza especial que, evidentemente, mantendría junto a su propio dueño para su disfrute personal.
Ok, ¿demasiado extraño? Al menos para mi gusto sí lo es xDDD Sólo quería hacer un fic referido al Museo Falológico de Islandia, más conocido como Faloteca y que, a decir verdad, me sorprende por el mero hecho de su existencia. Para quienes adoran a este personaje y la historia les resultó ofensiva en algún modo, pido la mayor de las disculpas, pero... las cosas no siempre son lo que parecen, y no puedo mentir, este museo no es francés ni nada parecido (?)
Bueno, eso fue todo... Espero no haberlos traumado tanto xD
Ja ne!
