Cometí un error garrafal al momento de subir este fic, pero ya lo corregí. Lamento mi pendejez xDU


Los personajes de Brave 10 le pertenecen a Shimotsuki Kairi. La idea, por el contrario, es de mi autoría.


Aclaración: este fic es un AU ambientado a mediados de Brave 10 S, omitiendo los sucesos del final y haciendo modificaciones a mi conveniencia a fin de que esta idea pudiese suceder. Debido a ello no me enfocaré en dar detalles de las modificaciones de los sucesos (especialmente la omisión de Susanoo y el enfrentamiento con Date y Tokugawa), ya que me centraré únicamente en la idea derivada de mi otro fic, «Brave Feelings», pero con un trasfondo más maduro. Desconozco si habrá situaciones +18 —o cuántos capítulos escribiré—, pero mantendré el rating en M por si acaso.


Atracción y tensión

0.

Saizo nunca fue un hombre impulsivo ni pasional: en lugar de dejarse llevar por sus impulsos y emociones, meditaba y actuaba con frialdad, pues como ninja no podía darse el lujo de estropear su misión ni bajar la guardia se enfrentase a lo que se enfrentase. Tampoco se había enamorado porque ¿de qué le servía? Y la poca atracción física que había sentido hacia las mujeres fue ignorada por su propio bien: tampoco es que sirviera de mucho sentirse atraído por alguien en quien no sabía si podía o no confiar.

Ana era un ejemplo de ello. Era el más claro ejemplo, en realidad.

Pero, como era de esperarse, como tanto había temido que sucediera, cuando Isanami comenzó a ser demasiado cercana a él y tras todo lo que ambos vivieron desde su encuentro un año atrás, Saizo comenzó a sentir cosas que no debería por esa sacerdotisa que decía una cosa y hacía otra —ya fuese consciente o inconscientemente— como insinuársele y diciéndole, luego, que era una sacerdotisa y nada de sexo, sólo una relación pura. ¿Qué puta relación era pura si eventualmente llegaba el encuentro sexual? Y ¿por qué el sexo corrompía la pureza de una relación? Tal vez se debía a la vida que había tenido Isanami, pero a Saizo le parecía incoherente y pesada la ridícula idea que ésta tenía respecto al amor y las relaciones afectivas entre un hombre y una mujer.

Isanami no sabía lo que era la verdadera vida fuera de ese santuario, después de todo. No sabía nada del mundo real. No sabía nada de las personas... y no se refería al aspecto emocional.

Cuando menos se dio cuenta, Saizo ya no sacaba de su cabeza las palabras de la sacerdotisa de aquella lejana mañana que tanto aborrecía: «nada de sexo, recuerda que soy una sacerdotisa», odiándolas y deseando jamás haberlas escuchado conforme la chica lo abrazaba, le sonreía, se le pegaba cuan alimaña y juraba que siempre iban a estar juntos porque ella lo amaba y porque era su luz y bla, bla, bla.

Isanami, por cierto, nunca volvió a mencionar nada que se relacionara a lo íntimo desde que eventualmente dejó de meterse en su futón y tras aquella exhaustiva noche donde proteger a la inconsciente chiquilla fue incluso más pesado que... que cualquier cosa. Saizo no quería hacer ninguna analogía porque su mente iba a traicionarlo. Su mente o su cuerpo... o ambos.

Quizá Isanami había aprendido con el tiempo en Ueda que no podía andar por la vida con una visión tan inocente e infantil respecto a las personas, sirviendo de ejemplo Kamanosuke o Nanakuma, que, aunque siendo gemelo de Rokuro, no se parecía en nada a éste y de eso Isanami se dio cuenta pronto. Quizá Kakei tuvo que ver al enseñarle algo de prudencia porque era una señorita y debía comportarse como una señorita. O quizá ella, simple y sencillamente, hacía lo que se le diera la puta gana y eso era atormentarlo fingiendo no saberlo... o sin saberlo, realmente. Fuese lo que fuese, Saizo no dejaba de maldecir lo que la chica había hecho con él y se maldecía por no saber cómo prevenir algo que creyó que jamás le sucedería precisamente con ella, esa molesta mujer cuya actitud era la cosa más extraña de todo el mundo.

Y es que desde la primera vez que Isanami durmió en su futón, bajo la excusa de dormir más cálida de esa manera, él intentó cerrarse a la posibilidad, que la misma Isanami había desechado con su fulminante sentencia, de cruzar una línea que él había insinuado como reflejo de su incomodidad. Lo había intentado tantas veces por tanto tiempo que se convenció de que lo había conseguido... aunque no fue así.

Saizo se dio cuenta de que comenzaba a sentir algo distinto a cariño y preocupación por su Oscuridad, cuando, en una tarde donde la calma era tan apacible que hasta sorprendía a cualquiera en Ueda, el sentir el cuerpo de Isanami —cálido, menudo y frágil— abrazando su brazo le arrancó extraños escalofríos que consiguió ocultar bastante bien, fingiendo estar harto de sus insaciables muestras de afecto —a las que estaba acostumbrado, de hecho— para luego empujarla con la única intención de sentirla, de tocarla, de que su mano pudiera acariciar la suavidad de aquella piel cuyas cicatrices no eran visibles ni siquiera bajo su ropa. Y no... no es que Saizo pensara en Isanami de esa manera... bueno, sí. Sí lo hacía, pero no era su culpa. Era culpa de la chica y recién comenzaba, además. Ya se le pasaría...

O quizá no.*

—... ¿Saizo? —Preguntó Isanami, sacando al aludido de sus cavilaciones, tras notar que la mano del hombre no dejó de aprisionar su hombro luego de varios segundos de haber hecho contacto con éste.

El ninja volvió a empujarla, apartando su mano, dando media vuelta y retirándose sin nada qué decir, sintiendo que había estado a punto de cagarla garrafalmente cuando había conseguido fingir muy bien por buen rato. Por suerte Isanami sabía que el hombre era así —¿cómo? Ni él sabía, pero Isanami sí, al parecer—, por lo que ésta no le dio importancia a ese extraño acto y decidió darle un poco de espacio antes de volver a molestarlo. La chica no quería más empujones desmedidos luego de haber recibido abrazos o caricias afectuosas. Ese rechazo tenía que terminar de una vez por todas, pero lo haría con prudencia.

«Tal vez deba abordarlo cuando esté despertando».

Eso no era ser prudente, pero se trataba de Isanami. La chica no era prudente cuando de Saizo se trataba —la mayoría de veces— y tomando en cuenta que ya no había ningún enemigo que afrontar desde que habían conseguido, con ayuda de Hanzo, librarse de Date y también de Tokugawa, la chica ya no se preocupaba en ser fuerte porque ya no había necesidad de serlo a menos que fuera para callar a Kamanosuke o demostrarle a Jinpachi o a Hanzo que era tan fuerte como ellos. La diosa Izanami ya no tenía tanto poder sobre ella, y ella, al ya no ser buscada con la insistencia de los últimos meses, no se veía en la necesidad de pedirle poder nunca más. Isanami ya podía descansar de intentar ser fuerte sola y podía disfrutar la calma que se le había sido arrebatada junto con la vida en Izumo.

Pero había un problema causado por tanta paz y era justamente que Isanami no era prudente con Saizo —nunca lo fue, o casi nunca, más bien— y sus actos repercutían al ninja que hostigaba aunque él no lo demostrara. Ser insistente con él, ser invasiva y amarlo sin pena alguna y de forma cada vez más abierta luego de sentir que lo perdería, no estaba más que peligrando su bienestar bajo una fachada de rechazos severos y desmedidos —como al inicio de su romance— que ella quería borrar, sin saber que borrarlos sería su peor error.

Isanami estaba confiando ciegamente en que podría ser bien recibida por Saizo, quien entre ratos la aceptaba y en otras ocasiones la apartaba pues dudaba de sí mismo, temiendo dejarse llevar, luchando por mantenerse neutral con quien no quería que fuera neutral con ella y quien, más temprano que tarde, se daría cuenta de que la neutralidad del ninja hubiera sido mejor que aquel nuevo comportamiento que se escondía sin dejar de asecharla, de observarla con ansiedad, de desearla de una forma diferente al deseo que ella sentía, y ese anhelo de la chica no estaba sino colmando la paciencia que le quedaba a Saizo y acelerando un riesgo que tanto se trataba de controlar.

Después de todo Saizo tenía una vida corrompida por la inmoralidad que intentaba dejar atrás, pero seguía presente mientras siguiera siendo un ninja; el ninja prodigio de Iga, Kirigakure Saizo, así fuese también el Valiente de Luz de Sanada. Isanami no estaba a salvo con él en un sentido totalmente ajeno al que su mente, aún infantil a pesar de sus casi 17 años, era capaz de pensar, pues aunque Saizo era su guardián, su complemento y quien más se preocupaba por ella y la aceptaba tal cómo era —pese a su naturaleza arisca que había regresado las últimas semanas—, también era un hombre, también tenía necesidades y éstas no eran, en lo absoluto, algo que Isanami quisiera conocer.**

Pero conocería de todos modos.


* Para fines de crear algo de tensión y drama e irme desempolvando con fics con una trama consistente, he decidido enfocarme en este sentimiento que siento que es perfecto para sacar muchos escenarios, tanto positivos como negativos, que vale la pena tratar. Y sí, me enfoqué en Saizo porque ciertamente yo no puedo imaginarme a Isanami atraída sexualmente por él; no sé, en mi percepción siento que el amor de Isanami es algo muy puro, muy de niña más que de mujer, aunque en el manga haya dicho una que otra cosa medio sugestiva (eso lo vi más como comedia fanservicera (?) y sólo fue al inicio).

** Este sentimiento lo hago ver algo turbio para fines de la idea. O sea que no va a ser algo "color de rosa", y advierto que no aseguro que las consecuencias sean muy románticas que digamos, sino... pues medio oscuras. Tengo esa morbosa idea en mente y lastimosamente la OTP me ha dado chance de escribirla con ellos. Y sí, si llegase a escribir escenas +18 no esperen que sean muy bonitas que digamos... por eso recen para que no suceda nada o suceda cuando decida que se vuelva más suave (?)


¡Y bueno! Por fin la idea se dejó escribir, aunque de forma más sombría y medio dispersa a comparación de lo que me gustaría que fuese. En fin... intentaré actualizar semanalmente ya que estaré escribiendo capítulos más largos (espero) y pues, estoy manejando una trama relativamente nueva para mí, así que espero estarlo haciendo bien y mantenerme así durante lo que me tome terminar este fic.

Ojalá les guste la idea (y si no, no lean (?), ¡y nos leemos luego!