Disclaimer: Todo de Capcom.

Summary: Sherry era su superchica, sin embargo, necesitaba ser salvada de vez en cuando.


Superchica.

—o—

«You saved me.»

—o—

Cuando Jake conoció a Sherry, tan solo un par de segundos le fueron suficientes para comprender que era una muchacha fuerte, dispuesta y que sabía arreglárselas sola en cualquier situación inoportuna, al fin y al cabo, había hecho un gran viaje en solitario para encontrarlo. Era inteligente, y extremadamente bondadosa, esa última característica había causado una leve irritación en Jake, ¿es que a caso nunca se cabreaba por nada? Siempre parecía estar tranquila, siempre parecía tener todo bajo control; sin dudas, era un aspecto digno de una persona independiente, demasiado lejos de ser una damisela en apuros, y aquel aspecto le agradó, pues Jake no había nacido para ser un príncipe y salvar el culo al mundo, la gente poco le importaba, y a lo largo de su vida había aprendido a confiar en la única persona que jamás le defraudaría: él mismo. Tal vez, por esa razón, saber que era una esperanza para la humanidad lo había irritado bastante, sin embargo Sherry lo ignoró, incluso cuando él exigió —muy altanero—, sus 50 millones a cambio de su sangre.

—50 millones.

Sherry había encarado una ceja, perpleja.

—¿Qué?

—En efectivo —continuó él—. No es negociable.

Luego de lo que pareció un gran impulso por sacar su arma y dispararle, ella había contestado «bien».

Sin embargo, detrás de toda esa máscara de superchica que había en su rostro, se escondía una persona frágil y solitaria, siempre con la mirada perdida, siempre con un semblante vació. Entonces, cuando ella le confesó su identidad y la de su padre, un científico que murió a causa de sus experimentos, lo supo. Ella era como él, ambos habían crecido con un padre ausente, un padre ambicioso y malvado.

—Ambos fueron socios, tenían una retorcida amistad. Yo lo conocí —le había dicho.

Jake, con el ceño fruncido, se atrevió a preguntar.

—¿Como era? Mi padre...

Y con una voz excepcionalmente dulce, contestó:

—Fue un buen hombre que tomó las decisiones equivocadas.

Siempre tan calmada, negándose rotundamente a lastimar a los demás, negándose a hablar mal del hombre que quiso destruir al mundo. Y cuando la vio sanarse por cuenta propia a causa del virus G en cuerpo, simplemente se quedó perplejo, mientras la pobre sollozaba de dolor.

—Tal vez deberían usar tú sangre como experimento para las vacunas.

—Ya lo hicieron —había contestado ella, intentando recuperarse del dolor en su espalda—. Más de lo que podría soportar.

Y entonces, en ese mismo momento, él lo supo. Incluso si ella era una muchacha fuerte, necesitaba ser salvada, y se juró a si mismo que lo haría, como cuando el tal Leon le pidió la ubicación de Simmons, y ella no supo que contestar, Leon se acercó con intenciones desconocidas y Jake simplemente no pudo no empujarlo para alejarlo de ella, porque Sherry tenía el corazón hecho pedazos, y él solo quería reconstruirlo, evitar que lo hicieran cenizas.

Jake Muller nunca se había preocupado por nadie, jamás había arriesgado su vida por alguien excepto él mismo, sin embargo, cuando la conoció, toda su moral y lo que había aprendido a lo largo de los años se había ido al demonio, y cuando ella salvó su vida, su mente se nubló. Su padre, su madre muerta, su sangre, su identidad... la gente que había conocido lo había traicionado millones de veces, como aquél general que lo había adoptado como a su propio hijo y resultó ser un traidor, un espía; pero Sherry... tan solo bastó una mirada suya para saber que estaría en deuda con ella por siempre, porque nadie había hecho lo que Sherry hizo por él.

—Me salvaste —había dicho él—. Gracias.

Sherry era su superchica, sin embargo, necesitaba ser salvada de vez en cuando.


Que va, los amo con toda mi alma.

¿Reviews?

—Mel.