Disclaimer. Elementos y personajes de propiedad exclusiva de J K Rowling.



Cielos absolutamente azules y dorados



Bill Weasley era un hombre sensato.

Sabía que existían grandes probabilidades de que cada pequeña acción que Fleur Delacour realizaba - como cuando sostenía una copa de vino blanco entre sus dedos o saboreaba de sus labios cada gota de té por la mañana o dejaba escapar suspiros y jugueteaba con su cabello cuando se apoyaba sobre su escritorio en el cubículo número treinta y cinco de Gringotts- fuesen sólo conductas preconcebidas.

Sin embargo, había algo más en ella que le decía que esas eran sólo estupideces y apreciaciones construidas en base a opiniones nocivas y tóxicas y deslenguadas.

Y es que cuando, al observarla fugazmente - casi como si sólo segundos hubiesen transcurrido entre cada palabra que se conformó en su mente - se encontró con sus ojos azulados y su acento afrancesado y su porte y labios perdurables, de pronto Fleur dejó de ser una de aquellas veelas, infinitas y eternas, para convertirse en una mujer que desataría pasiones bestiales y pulsiones sexuales.

Porque Bill deseó simplemente haberse paralizado y lograr anticiparse a todo arrebato y evitar que esos suspiros y esas voluptuosidades torturantes lograran arrastrarlo y envolver sus sentidos y aniquilar todo raciocinio y pensamiento lógico.

Bill Weasley deseó simplemente que esa paralización le hubiese impedido besarla impulsivamente y soñar, por noches consecutivas hasta que Fleur logró filtrarse bajo sus sábanas, con cielos absolutamente azules y dorados.


Notas de la autora. Fue mi primer Bill/Fleur. Quizás escriba algo más extenso en otra ocasión, porque en serio que me niego a creer que Fleur sea simplemente una francesa rubia y tonta y cada vez Bill se me asemeja un poco más a un noble caballero inglés :)

Gracias por leer.