Cuando Kakuzu descubrió la magia del cine, decidió recortar la cueva de los Akatsukis exactamente a la mitad para poder comprarse un pequeño cinema en la aldea más cercana. Entonces, los Akatsukis se quedaron sin sala, sin cuarto de juegos y sin 4 habitaciones. Pein empezó a dormir en la tina del baño, Sasori acampaba en el cuarto de Deidara, Hidan y Zetsu acampaban en la cocina y Kisame e Itachi, al igual que Konan, Deidara y Kakuzu conservaron sus cuartos. Tobi, que había desarrollado un hábito nómada, solía acampar en cualquier parte de la cueva. La noche que el enmascarado durmió en el sótano, casi se ahoga.
Ese día, Tobi había estado muy ajetreado por todas que le encargaban que hiciera (comprar en el mercado, mandar a arreglar zapatos, repartir volantes en la calle de "No se acerque a la cueva de la colina", y un largo etcétera). A eso de las siete de la noche, acababa de volver con las compras y había mantenido una disputa con Itachi para que él las arreglara. Agotado, subió por la desvencijada escalera (dado que Kakuzu no terminaba de financiar su proyecto del cine, había empezado a vender los adoquines del patio y las tablas de caoba de la escalera principal) y entró al cuarto de baño.
Llenó la tina de agua hirviendo, casi con intenciones de cocinarse a si mismo, se metió y empezó a felicitarse en voz alta por lo buen chico que era.
De pronto, un golpeteo en la puerta interrumpió sus automasajes al ego.
-¡Quienquiera que esté ahí, por favor déjeme pasar!
-¡Tobi está sumergido en la tina de agua caliente, y la puerta está alejada del alcance de sus manos! ¡Lamento las molestias!
Tobi notó entonces que el agua estaba enfriándose y abrió el grifo de agua caliente.
-¡Por favor, Tobi!- era la voz de Kakuzu, y sonaba desesperado- ¡Han venido los de Bienes raíces y quieren que les de más dinero! ¡Necesito la jabonera de la abuela de Hidan, dicen que es valiosa!
A Tobi, dado que era muy buen chico, se le encogió el corazón y salió de la tina para abrirle la puerta.
Kakuzu entró corriendo, ni siquiera se fijó (al principio) en que Tobi no se había puesto nada encima, ni alrededor antes de abrirle la puerta.
Cuando volvía a la puerta, exclamó: ¡Ponte algo!
Tobi pensó que tenía razón, así que salió del baño, cerró la puerta y bajó al sótano por la escalera de servicio, donde se puso pijama y se echó a dormir.
A eso de las once de la noche, todos los integrantes de la organización estaban empijamados y listos para dormir. Pein guardaba sus cosas en el cuarto de Konan para que su ropa y el resto de sus pertenencias no acabaran oliendo a caca.
Hizo salir a Konan de su propio cuarto y se puso pijama, salió, le dio las gracias y se fue rumbo al baño.
Mientras tanto, Hidan y Zetsu estaban metidos en sus bolsas de dormir, y Hidan iba hablando de las torturas que le daba su dios a los ateos como Zetsu.
Deidara se metió en su cama y observó a Sasori meterse en su carpa, en el piso al lado de su escritorio. Apagó la luz y se durmió al instante.
Nadie sospecharía que, mientras Itachi se sonaba la nariz y Kisame escribía en su diario, Pein estaría descifrando por qué el piso frente a la puerta del baño estaría hecho un charco. El líder trajo un trapo del closet de limpieza y secó el piso, y se dio cuenta que conforme secaba manaba más y más agua. Luego de diez minutos de secar como un imbécil, Pein se hartó y abrió la puerta del baño de un tirón.
-Por Jashin… quiero decir, por… - pero no tuvo tiempo de dedicarle la desgracia a nadie, dado que una gigantesca ola de agua y un patito de hule salieron del cuarto de baño, dejando a Pein inconciente y la ola avanzó por toda la casa, inundó el sótano (que era pequeño) y empapó la mayoría de los cuartos. La carpa de Sasori se llenó de agua y el marionetista salió de su carpa y se trepó al escritorio de Deidara. La cama de Deidara no estaba ni siquiera húmeda, pero de todos modos, éste se despertó por los gritos del resto de la organización, que estaban empapados o habían sido despertados con los gritos de alguien.
Como una tigresa, Konan salió de su cuarto con una bata azul marino, observó lo ocurrido, vio a cada uno de sus compañeros empijamados alrededor de algo, y se acercó con aire decidido.
-¿Quién ha dejado el grifo del baño abierto?- preguntó.- Y… ¡Oh, no! ¡Pein-sama!
Pein estaba empapado y su pijama a cuadros escoceses lo hacía lucir como un anciano moribundo. Konan ayudó a Pein a sentarse y casi se levanta para traerle una toalla, cuando recordó que por descarte estaban mojadas, porque las guardaban en el baño.
-En fin.- dijo Pein, recuperándose de su inconciencia.- Por descarte, el irresponsable que dejó el grifo abierto no pudo ser Kakuzu, porque el ahorra todo lo que puede y además estaba siendo acosado por los de bienes raíces. Tampoco fue Konan porque ella estaba conmigo en…
-Una escena romántica- tosió Sasori.
Pein bendijo a la noche porque era oscura y de ese modo nadie veía de qué color se ponía y exclamó con voz seria:
-Sasori, yo soy el líder y tienes ahora el 50 de tu salario.
-Caca.- dijo Sasori por toda respuesta.
-Y de ninguna manera fue Tobi, porque es un buen chico.- terminó Pein.
Tobi tuvo un escalofrío y pensó aterrorizado: Pein-sama lo dijo como si supiera que el responsable fue Tobi.
Pein pensó: Sé que fuiste tú, maldito, admítelo de una vez.
En eso, el líder estornudo y un gigantesco moco verde salió volando de su nariz. Todos observaron la travesía del moco por los aires, hasta que fue a parar al orificio de la máscara de Tobi (así es, en su ojo)
-¡Oh, dios, miren!- dijo Pein, tratando de esconder su vergüenza
-¡Oh, Jashin sama, miren!- lo corrigió Hidan
-¡…El moco de la verdad ha revelado al culpable!
Tobi no dijo nada y se desmayó unos segundos más tarde. Todo el resto se fue a sus cuartos. Kakuzu se fue a su cuarto y dejó entrar a Hidan y a Zetsu bajo la condición de que le pagaran al día siguiente a primera hora su salario de ese mes.
Sasori trató de dormir sobre el escritorio de Deidara, pero luego de unos segundos sintió como se tambaleaba y se bajó.
Deidara pensaba: ¡Caca! ¡Desde que entraste al cuarto te diste cuenta de que no tenías otra opción, así que ven conmigo…hm! ¡Danna!
-Este… Dei… no sería molestia que…
-No.
Sasori también bendijo a la noche porque se había puesto de un hermoso tono arco iris y se acostó junto a Deidara.
Kisame e Itachi volvieron a sus cuartos. Konan se fue a su cuarto y Pein la siguió sigilosamente.
Mientras ella, con aspecto derrotado, se arropaba en su cama, el líder se resbaló con el Furbi de Sasori. Konan se movió asustada y escuchó a Pein decir:
-¡Caca!
Y el Furbi le respondió:
-Mi… aburido.,… abrrr…- y continuó: -Hamble…
-¿Pein sama?
-Eh… si.
Un silencio de fuego los abrazó, dado que ambos sabían por qué Pein estaba ahí. Konan se arrimó a un poco y el líder se metió y se arropó.
Ambos ninjas en la oscuridad se miraban de soslayo, sin saber que el otro imitaba sus acciones.
Pasaron las horas, y ninguno de los dos estaba dormido realmente, prestaban más atención a su objetivo que en las propias misiones.
Pein decidió dar un paso hacia lo desconocido y dijo en voz alta lo primero que se le vino a la cabeza:
-Papaya.
Konan abrió los ojos como platos y puso cara de "que hago aquí metida con este loco". Volteó la cabeza lentamente y preguntó en un susurro:
-¿Qué?
Pein se puso como un pimentón pero gracias a la noche nadie se dio cuenta excepto él.
-Esto… ¿Aun estas despierta?
-No, tengo la costumbre de hablar en sueños.
"Si vuelves a bromear conmigo así, descubrirás lo que se siente estar en mas de un lugar al mismo tiempo" pensó Pein, pero se controló para no decirlo, dado que no era muy galante.
-Ja ja, muy graciosa- susurró el líder en una voz que para él sonaba tonta pero para Konan era muy sensual. Buscó algún tema de conversación, hasta que dio con el que le pareció más luminoso:- ¿Por qué habías dejado el Furbi de Sasori tirado en el suelo, Konan?
-No, lo que pasa es que a Sasori san le gusta jugar en mi cuarto, porque es el más iluminado. Pero no le digas a nadie que Sasori juega con su Furbi.
-Claro que no le diré a nadie- susurró Pein, y, sintiéndose de lo más idiota, preguntó:- ¿A qué juega Sasori con el animalejo ese?
-A… las escondidas.
Pein se quedó en blanco, no podía evitar en el vergonzoso incidente del moco.
-¿En que piensa Pein sama?- murmuró Konan.
-En el moc…- había respondido de inmediato, y se cortó en seco.-… En el cine de Kakuzu. Cuando lo estrene, ¿Quieres que vayamos a ver una película?
-Pero va a ser difícil ponernos de acuerdo. Además, a Zetsu no le gustan las películas.
-Eh… ya lo sé.- Pein esperaba que Konan entendiera la indirecta de que la invitación solamente incluía a dos personas (o sea ellos dos) porque no creía poder verbalizarla.
-¿Entonces?
-Entonces… ¡Que se lo pierdan!- alguien en el cuarto contiguo hizo "SHHHHHH" y Pein perdió su jovialidad y su habla.
-No entiendo.- Konan secretamente entendía y además era una kunoichi bastante sádica.
-O sea… que nosotros solamente vayamos… sin el resto.
-Oh, ya veo. Y algo más. ¿Por qué dijiste "papaya"?
Pein nuevamente experimentó un dramático cambio de color en su piel.
-Konan, ¿Qué tal si te duermes?- dijo adquiriendo, con el dolor de su alma, un tono frío y mandón.
Ella se dio la vuelta y se durmió dándole la espalda. El líder no durmió en toda la noche, y a la mañana siguiente tenía unas ojeras más marcadas que las de Itachi.
