Beta:no.

Advertencias: es shonen-ai/yaoi, así que homofóbicos pintan poco aquí; AU, mayor OCC, menciones de prostitución, CITRUS, y creo que por ahora está todo.

Nota importante: esta historia pasa 30 años antes de mí otro KHR/VK crossover. Cómo no he encontrado una fecha concreta en la que Reborn y el resto fueron convertidos en Arcobaleno, me he montado mi propia línea temporal; si bastante gente se interesa por el tema, puedo colgarla como extra en Il Guardiano della Luna.

*Ni KHR, ni VK me pertenecen. Sólo la trama de este fic y algunos OC necesarios para que la historia tenga sentido.*

- Blah, blah- diálogos.

- "Blah, blah"- pensamientos.

texto… = flash backs

(nº) = notas de la autora.

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1.- Primer encuentro: hitman y bailarín.

La música resonaba de forma molesta en las paredes de su camerino, provocándole un dolor de cabeza insoportable. Pronto sería su turno y lo último que le apetecía era ponerse a bailar en frente de una horda de pervertidos borrachos. Sólo de pensar lo que le esperaba esa noche le entraban ganas de pegarse un tiro. Zero no entendía cómo le habían convencido para aceptar ese jodido trabajo, pero en cuanto terminara su tarea, más de un burócrata iba a terminar conociendo de forma bastante íntima a su querida Bloody Rose. Entre pensamientos plagados de sangre y gritos de terror, el joven terminó de aplicar el maquillaje que correspondía con su tema de esa noche.

Varios golpes en la puerta le sacaron de sus fantasías asesinas.

- ¡Silver1, tienes dos minutos!

Maldiciendo por lo bajo, se miró una última vez en el espejo para asegurarse de que todo estaba perfecto antes de salir al escenario. Su reflejo le devolvió la mueca de asco que fue incapaz de reprimir al ver el modelito que le habían asignado2. Al menos aun le quedaba el consuelo de saber que nadie entre el público sería capaz de reconocerle; después de todo, entre Italia y Japón existía prácticamente un continente de distancia3.

-X-

Il Palazzo4 no era el tipo de local que frecuentaba, pero Renato había aceptado esa misión aun sabiendo que su objetivo era cliente habitual del club de striptease en el que se encontraban. Realmente no podía quejarse: el local estaba decorado con buen gusto, el alcohol era de primera calidad y los camareros eran increíblemente atractivos; y ahí estaba su problema. El hitman era un amante de la belleza, y aunque de tanto en tanto le gustaba apreciar la figura masculina, seguía prefiriendo la suavidad de las curvas femeninas5. A pesar de que un par de los trabajadores habían llamado su atención, ninguno de ellos había sido capaz de hacerle olvidar que su objetivo estaba sentado a un par de metros de distancia. Esa noche sólo estaba de reconocimiento, luego podía permitirse contratar los servicios que ofrecía el lugar si empezaba a aburrirse, pero por lo que estaba viendo, no iba a encontrar a alguien que cumpliera con todos sus requisitos en ese lugar.

Asumiendo que se quedaría con las ganas de pasar un buen rato esa noche, decidió centrarse completamente en su objetivo. El hombre, si es que podía llamar así al cerdo seboso que le habían encargado eliminar, estaba sentado entre dos atractivos rubios que no tendrían ni veinte años, disfrutando de su compañía y atenciones mientras que sus guardaespaldas montaban guardia a menos de tres pies de su amo. Según la información que le habían proporcionado sus contactos, el par de mastodontes nunca se separaba de su objetivo en público y no dejaban que ningún desconocido se le acercara sin cachearle antes. Aunque existía una excepción: el hombre se negaba a tener audiencia cuando se llevaba a la cama a uno de los bailarines, quienes aceptaban clientes en las habitaciones de la primera planta del local.

No era ningún secreto para los clientes regulares, o para los miembros de la mafia, que Il Palazzo era realmente un burdel de lujo detrás de la pantalla que presentaban como un simple club de striptease. Así que el mejor momento para completar su misión sería cuando su objetivo estuviera en plena faena; lo que no le hacía mucha gracia, pero un trabajo era un trabajo, no importa cuántas pesadillas pueda provocarte. Con su plan a seguir decidido, podía relajarse mientras tomaba unas copas antes de regresar a su hotel. Diez minutos después, se encontró con que el lugar estaba completamente abarrotado; lo que era sorprendente, puesto que Il Palazzo del Peccato, como se lo conocía entre los clientes habituales, era un club de lujo del que muy pocos podían permitirse disfrutar regularmente.

- ¿Es su primera visita?- la pregunta inesperada del barman logró distraerle de su escrutinio momentáneamente- no recuerdo haberle visto por aquí antes.

- Mmhm. Uno de mis… socios me recomendó venir esta noche- en casos en los que un civil se metía en su camino, lo mejor era seguirles el rollo hasta que se aburran y así no levantar sospechas- me comentó algo sobre una… ¿actuación especial?- y si había algo en lo que Renato era un experto, a parte de su trabajo como hitman, era en abrirse camino en cualquier situación haciendo uso únicamente de sus palabras y su astucia6.

El brillo en los ojos del barman le dijo que había acertado de pleno con ese último comentario. Algo interesante estaba a punto de empezar.

- Entonces más vale que se prepare, la joya de nuestro club le dejará sin aliento.

- ¿Oh?- la mirada cargada de deseo del otro hombre despertó su curiosidad.

- Silver no lleva ni un año trabajando aquí, y ya se ha convertido en nuestro bailarín más solicitado. Cada una de sus actuaciones ha llenado el local prácticamente desde el principio- su voz ronca y sus pupilas dilatadas le decían que estaba recordando algo bastante… estimulante. Tanto, que el mafioso estaba convencido de que el barman estaría babeando de no ser un acto poco profesional.

- "Puede que esta noche no termine siendo un completo desperdicio"- si un solo bailarín era capaz de causar semejante conmoción, valía la pena investigar un poco más.

- … y lo que le hace más deseado es que muy pocos pueden contratar sus servicios- por lo visto el otro hombre había seguido cotorreando mientras él contemplaba si quedarse o no.

- ¿Y eso?- no podía negar que ese comentario le había intrigado. Renato se consideraba un caballero con clase y rara vez aceptaba tomar a un amante que no cumpliera todas sus expectativas. Al menos ese era el caso de sus amantes masculinos; con las mujeres no solía ser tan estricto, le bastaba con que fueran hermosas y medianamente inteligentes7.

- El chico es menor de edad, lo que hace que valga casi su peso en oro- y ahí se iba toda posibilidad de echar un buen polvo. Renato aceptaba que no podía ser considerado como alguien muy honorable teniendo en cuenta su profesión, pero aun así se negaba a rebajarse a usar a un menor para satisfacer su libido8. Algo en su expresión debió de traicionar sus pensamientos, ya que el barman continuó hablando- espere a verle. Cambiará de opinión.

Iba a responder de forma cortante, cuando las luces se apagaron. El resto de los clientes pareció emocionarse de forma visible en cuanto uno de los focos iluminó el escenario justo en el punto en que se dividía la cortina que separaba el bar de la zona de camerinos. De la zona iluminada salió una pierna pálida y torneada, que parecía no tener fin gracias a la ayuda de una bota negra con un tacón de aguja de infarto. Después de eso apareció un esbelto brazo, terminado en una mano de finos y largos dedos, cubierto por un guante de encaje purpura que llegaba casi hasta el hombro y estaba lleno de agujeros. En cuanto esa mano empezó a acariciar la pierna en un fluido y sensual movimiento, la música empezó a sonar, arrancando silbidos de la embelesada audiencia. Siguiendo el ritmo de la canción, el dueño de la pierna finalmente hizo acto de presencia en el escenario… y Renato no tardó mucho en entender por qué ese bailarín era considerado la joya de Il Palazzo. Con un rostro de hermosas facciones perfectamente simétricas, enmarcadas por una brillante mata de pelo plateado que había sido peinado de tal forma que sus afilados ojos violeta captaban todas las miradas, el joven era una gema poco común, y eso no era todo. Alto, delgado, con la piel de marfil y de figura ligeramente musculada, parecía sacado de un sueño húmedo y la ropa que llevaba le daba un aire etéreo: el corsé de terciopelo negro y lazos violeta hacía resaltar su cintura estrecha, y la falda compuesta de tiras de satén púrpura tentaba a todos los presentes con breves vistazos de sus deliciosos muslos cada vez que se movía9; y con la gracia de un felino llegó hasta la barra que estaba en el centro del escenario justo cuando una voz femenina empezó a cantar.

Your cruel device
Your blood like ice
One look could kill
My pain, your thrill
10

Ver al joven acariciando esa barra antes de pegarse a ella completamente, para luego ponerse a bailar de forma deliciosamente seductora, empezó a calentarle la sangre como sólo una pelea a vida o muerte podía conseguirlo. En ese momento lo único en lo que podía pensar era en Silver y en todas las cosas indecentes y sucias que quería hacerle.

I wanna love you, but I better not touch (don't touch)
I wanna hold you, but my senses tell me to stop
I wanna kiss you, but I want it too much (too much)
I wanna taste you but your lips are venomous poison.
Your poison running through my veins,
Your poison...
I don't wanna break these chains.

En ese punto el chico se arrancó la falda de un movimiento brusco, dejando al descubierto sus largas piernas y unos diminutos shorts de cuero negro que no dejaban nada a la imaginación. Tras eso se colgó de la barra en un movimiento que demostró lo flexible que era ese cuerpo delgado y que dejó a más de uno con la boca seca, Renato incluido.

Your mouth so hot
Your web, I'm caught
Your skin, so wet
Black lace, on sweat

Sus movimientos fluidos y elegantes habían hechizado a todos los presentes, impidiéndoles apartar los ojos de su figura, seduciéndoles con cada nuevo giro hasta el punto que muchos venderían su alma al Diablo por una sola mirada de esos únicos ojos violeta. El propio hitman sentía que esa hermosa criatura no podía ser real y que en cualquier momento desaparecería como si de una ilusión se tratase.

I hear you calling and it's needles and pins (and pins)
I wanna hurt you just to hear you screaming my name
Don't wanna touch you, but you're under my skin (deep in)
I wanna kiss you but your lips are venomous poison.
Your poison running through my veins,
Your poison...
I don't wanna break these chains.

El joven volvió a poner los pies en el escenario y les dio la espalda, causando que los ojos de clientes y trabajadores por igual se posaran en su firme trasero. Sus caderas se movían al compás de la música, provocando que más de uno sintiera como sus pantalones se volvían demasiado estrechos. Ni siquiera una serpiente sería capaz de contonearse de esa forma tan pecaminosa.

One look (one look)
Could kill (could kill)
My pain, your thrill

La provocativa sonrisa que les dedicó cuando volvió a girarse dejó claro que el chico sabía muy bien el efecto que su actuación estaba teniendo en su audiencia. Tras eso, Silver se dejó caer de rodillas al suelo y se quitó los guantes con los dientes, arrancando más de un gemido a su público cuando se relamió esos sensuales y jugosos labios.

I wanna love you, but I better not touch (don't touch)
I wanna hold you, but my senses tell me to stop
I wanna kiss you, but I want it too much (too much)
I wanna taste you but your lips are venomous poison.
Your poison running through my veins,
Your poison...
I don't wanna break these chains.

El bailarín les demostró una vez más lo flexible que era, cuando arqueó su espalda de forma casi inhumana; aunque por su expresión uno podría pensar que el chico acababa de llegar al orgasmo, lo que provocó una nueva ronda de gemidos y algún que otro gruñido de placer. Desde la incómoda posición en la que se encontraba, el peliplata acarició descaradamente su pecho con sus elegantes manos de dedos largos, antes de quitarse el corsé de forma enloquecedoramente lenta, dejando a la vista más de esa deliciosa piel pálida.

I wanna love you, but I better not touch (don't touch)
I wanna hold you, but my senses tell me to stop
I wanna kiss you, but I want it too much (too much)
I wanna taste you but your lips are venomous poison.
Your poison running through my veins,
Your poison...
I don't wanna break these chains.

Ahora, tan sólo vestido con el diminuto short y las botas altas, podían apreciar perfectamente cada curva y cada músculo de ese delicioso cuerpo y no había nadie que no disfrutase viendo esa sensual figura moviéndose al ritmo de la música… que se acabó más pronto de lo que deseaban. Con un último giro, el bailarín se separó del poste, recogió sus cosas y se dirigió hacia la cortina por la que había entrado. Dándoles una última sonrisa coqueta y la mirada más cargada de oscuras promesas que existía, desapareció tras los pliegues de la tela11. En cuanto el joven abandonó el escenario, ignorando todos los gritos que pedían que siguiera bailando, Renato pareció salir del trance en el que se había sumido. Sin pararse a pensar realmente en lo que estaba haciendo, se giró hacia el barman, quien acababa de recuperarse del estado de embobamiento en que le había dejado la actuación de Silver.

- ¿A quién tengo que matar para pasar una noche con él12?- tal vez mañana se arrepentiría de sus acciones, pero en ese momento sólo podía pensar en lo mucho que deseaba disfrutar de ese sensual cuerpo y en cómo iba a marcar cada centímetro de esa piel de porcelana.

- Lo va a tener bastante difícil. No sólo le va a costar un ojo de la cara y medio del otro, sino que va a tener que convencer a signore Lorenzo de que cancele su reserva previa y eso va a ser prácticamente imposible. El hombre lleva semanas tratando de ganarse el favor de Silver- por el tono del barman, detrás de ese comentario se escondía un historia entretenida.

- No sabía que los bailarines tenían permitido decidir a quién atender- eso era extraño en establecimientos como Il Palazzo, luego valía la pena alargar esa conversación un poco más; el conocimiento es poder, y uno nunca sabe cuando esa información podía serle útil.

- Normalmente no, pero Silver siempre ha sido un caso especial, aunque nadie sabe por qué. El dueño le deja hacer todo lo que le apetezca, siempre y cuando cumpla con su cuota mensual- viendo su (falsa) expresión de confusión, el hombre siguió con su explicación- todos los bailarines tienen una cantidad mínima de dinero asignado que tienen que conseguir cada mes. Todo lo que saquen por encima de esa cantidad y cualquier propina que les den es para ellos. Así que, si quieren ganarse algo extra, no pueden permitirse rechazar clientes.

- ¿Dónde puedo encontrar a ese signore Lorenzo?- su paciencia estaba llegando a su límite, por no decir que su erección empezaba a dolerle de forma irritante.

- Es el caballero que está sentado entre Antonio y Giulio, los dos bailarines rubios.

¡Mierda! Si entraba en contacto con su objetivo antes de turno podría poner en peligro su misión. Su nombre era bastante famoso entre los habitantes del bajo mundo de Italia y aunque muy pocos conocían su verdadero rostro, Renato no podía arriesgarse a poner sobre alerta a su presa. Su lado racional le decía que lo mejor sería volver cuando hubiera completado su misión, pero su libido estaba pidiéndole a gritos que fuera en busca de Silver y lo empotrara contra la superficie plana más cercana antes de hacerle gritar de placer.

- ¿Podrías ponerme en contacto con el dueño?- parecía que su frustración sexual le había ganado la partida a su raciocinio- Dile que Renato Sinclair quiere hablar con él.

Al oír su nombre el barman se puso pálido como un muerto, parecía que el hombre acaba de darse cuenta de quién era exactamente la persona con la que había estado hablando durante la última media hora y que mejor le valía hacerle caso si quería ver un nuevo día.

- En seguida, signore Re… Renato- ver como su fama le precedía le arrancó una sonrisa de superioridad. No existía nada mejor que el saber que su trabajo estaba dando sus frutos.

Diez minutos después, el barman regresó con un hombre castaño que rozaba la cincuentena y parecía incluso más nervioso que su acompañante.

- ¿Signore Renato?- preguntó una vez estuvo frente al hitman, quien se limitó a asentir- Lucino me ha dicho que quería hablar conmigo.

El hitman no tenía ganas de esperar más de lo estrictamente necesario, así que fue directamente al grano.

- Me gustaría contratar los servicios de Silver esta noche.

- Eso va a ser imposible- mencionó el dueño del local, empezando a ver por dónde iba la cosa- Silver no está disponible esta noche. Signore Lorenzo, uno de nuestros clientes habituales, ha pagado mucho dinero por tenerle hasta el amanecer y sería poco profesional de nuestra parte si no cumplimos con su encargo. Si aun quiere, puedo reservarle todo su tiempo mañana.

- El dinero no es problema. Puedo doblar cualquier cantidad que el tal Lorenzo haya pagado e incluso añadir algo extra por la molestias- estaba perdiendo la paciencia y eso nunca era bueno, pues cuando se enfadaba tendía a usar todo lo que se encontrase en su camino como blanco para practicar su puntería.

- Signore, ya le he dicho que…

- Creo que no me ha entendido- le interrumpió Renato de forma cortante- puede tomar mi oferta y ganar más dinero del que estaba esperando, o perderá más de un cliente. Permanentemente- su punto había quedado claro. O cumplían con su pedido o las cosas iban a terminar muy mal para ellos.

- Si me hace el favor de seguir a Lucino, él le llevará hasta la habitación de Silver, signore Renato- por lo visto el hombre sabía que le convenía complacer al hitman, ya que había accedido muy pronto a sus demandas- yo me encargaré de informar a signore Lorenzo del cambio de planes.

- Ha sido un placer hacer negocios contigo.

Mientras seguía al barman, Renato fue incapaz de reprimir la sonrisa ladina que le producía saber que se había salido con la suya y que pronto tendría al hermoso bailarín de pelo plateado retorciéndose de placer entre sus brazos. Las imágenes cargadas de lujuria que su mente estaba empezando a conjurar no hacían más que avivar sus instintos más básicos. Pronto llegaron hasta una de las habitaciones del primer piso, donde el barman le hizo esperar unos minutos mientras avisaba a Silver del cambio de planes. Cuando su guía regresó, el hombre tenía un labio partido y un ojo que no tardaría en ponerse morado, si las marcas alrededor de su ojo derecho eran indicación alguna.

- Veo que no se ha tomado muy bien la noticia- murmuró con diversión.

- No mucho- respondió el otro con dificultad- aunque se lo habría tomado mejor si no le hubiera interrumpido mientras estaba en la ducha. Buena suerte, signore, la va a necesitar.

Nada más el barman desapareció escaleras abajo, Renato llamó a la puerta. Después de todo, no quería hacer enfadar al bailarín tan pronto… aunque si no quedaba completamente satisfecho puede que lo intentara, ya que el sexo durante/después de una pelea era una de las experiencias más ardientes que existían, pero terminaba demasiado pronto y esa noche quería tomarse su tiempo mientras se deleitaba con los placeres que ofrecía el pálido cuerpo que estaba a punto de probar.

- Adelante.

- "Che, si el chico se lo propusiera, podría hacer sonrojar a una piedra sólo con hablar en voz alta"- musitó para sí mismo, imaginando todos los sonidos lascivos que podía arrancarle a semejante voz.

El interior de la habitación le recordó a un hotel de cinco estrellas, pero toda la elegancia y opulencia del lugar palidecía comparada con la figura recostada contra la cabecera de la inmensa cama que dominaba la habitación. Era obvio que el joven acababa de salir de la ducha, ya que aun tenía el pelo mojado y no llevaba ni una gota de maquillaje encima. Ir al natural le favorecía mucho más que todos los potingues que había llevado durante su actuación; sin ellos incluso parecía algo más maduro, menos andrógino, lo que le hacía aun más deseable a los ojos del hitman… y el albornoz de seda escarlata, que cubría solamente lo esencial, no hacía más que resaltar su inusual colorido y su piel de marfil. En ese instante, Silver parecía una obra de arte que Renato se moría por adorar con sus manos y labios.

- Cuando Lucino dijo que iba a tener un nuevo cliente, se le olvidó decirme lo guapo que era- su italiano era como un ronroneo que acariciaba sus oídos, dejando al descubierto un leve acento extranjero. Asiático, si no se equivocaba- si me lo hubiera dicho, no habría sido tan duro con él.

- Puedes ser todo lo duro que quieras conmigo, ricura, yo no me romperé tan fácilmente- como respuesta a su comentario, el bailarín le regalo una media sonrisa irónica.

- No haga promesas que no pueda cumplir, signore, o se llevará más de una sorpresa- así que el chico tenía garras. Las cosas se estaban poniendo mucho mejor. Domar a esa fiera iba a ser una tarea… satisfactoria.

- Siempre cumplo mis promesas, bambino, y aquí mismo te doy mi palabra de que no te dejaré escapar hasta que te oiga gritar mi nombre13- su tono estaba cargado de lujuria y si no actuaba pronto terminaría estallando por culpa de reprimir sus deseos.

El joven se levantó de la cama y se acercó a él con pasos lentos, pero decididos. Su forma de moverse le recordó a la de un gran felino acechando a su presa; la ironía de la situación no se le escapó al hitman, ya que Renato, por cuestiones de trabajo y por norma general, solía ser el cazador al acecho. Esa 'cacería' estaba empezando a resultar mucho más emocionante que una buena pelea. Dependiendo de cómo terminara la cosa, puede que hasta superase la primera y única vez que había estado a punto de perder la vida durante una misión. No había nada mejor que encontrarse a las puertas de la muerte para que a uno le hirviese la sangre en las venas. Algo le decía que si daba un paso en falso esa noche no volvería a ver la luz del día.

- "Mmhm, que empiecen los juegos… y que gane el mejor cazador."

- ¿Qué le hace pensar que voy a ser yo quien termine gritando, signore?- ronroneó el joven contra los labios del hitman en cuanto estuvo lo bastante cerca de él.

Esa fue la gota que colmó el vaso.

Renato fue incapaz de controlarse y atacó ferozmente los labios del más joven, tomándole completamente por sorpresa. No había ni un deje de dulzura en ese beso. Los labios, dientes y lengua del italiano se unieron de forma brutal para someter al bailarín a la voluntad de su dueño, arrancándole al más joven eróticos gemidos de doloroso placer que iban directos a la entrepierna de Renato. La falta de oxigeno fue lo único que logró apartar al hitman de esos labios carnosos y enloquecedoramente adictivos, mas en cuanto recuperó un poco el aliento volvió al ataque. Quería más, mucho más de ese hermoso joven, y nada ni nadie evitaría que lo tomara cuantas veces fuera necesario para saciar el hambre voraz que había despertado en sus entrañas. Cuando volvieron a separarse fue porque Silver finalmente se recuperó de la sorpresa y decidió romper el beso. El joven estaba sonrojado, sus pupilas estaban completamente dilatadas y sus labios, rojos e hinchados por el ataque del hitman, estaban entreabiertos, tratando de llenar sus pulmones del preciado aire que le había sido arrebatado. Una vez se recuperó, sonrió de forma seductora antes de hablar.

- ¿Le parece bien si trasladamos esto a la cama, signore?- la sugestiva forma en que el bailarín le preguntó eso le arrancó un gruñido casi inhumano al italiano.

Como única respuesta, Renato tomó a Silver por la cintura y le lanzó sobre la inmensa cama, arrancándole un adorable gritito de sorpresa. Antes de unirse al joven desparramado sobre las sábanas, se desvistió hasta quedarse sólo con los pantalones puestos. Con casi todo lo que le molestaba fuera de su camino, subió a la cama dispuesto a arrancarle al joven la diáfana bata que le impedía deleitarse completamente con la belleza de ese cuerpo desnudo. Intuyendo lo que el italiano estaba pensando, Silver dejó que la bata se deslizara de forma incitante sobre su piel, dejando al descubierto sus hombros y parte de su bien formado pecho, y separó un poco las piernas. Tomando ese gesto por la invitación que era, Renato no tardó ni cinco segundos en colocarse entre ellas y besar cada centímetro de piel descubierta. Mientras marcaba de forma decididamente obsesiva ese esbelto cuello blanco, sus manos se encargaron de desatar la cinta que a duras penas mantenía la bata cerrada. Y justo cuando estaba a punto de descubrir lo que se ocultaba detrás de ese dichoso pedazo de seda, el bailarín le agarró bruscamente del pelo y le obligó a mirarle directamente a los ojos. Esos increíbles ojos violetas que hacían hervir su sangre como nada lo había conseguido antes.

- ¿Ha disfrutado de mi compañía, signore?- murmuró el joven en su oído- Porque su tiempo se ha acabado- no esperando esas palabras, el italiano fue incapaz de reaccionar a tiempo cuando sintió como la mano libre de Silver se cerraba sobre su cuello, haciendo uso de los puntos de presión que se encontraban allí para dejarle inconsciente.

Lo último que Renato sintió antes de que la oscuridad se lo tragase todo fue la suave voz del bailarín, susurrándole algo en un lenguaje que desconocía14.

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13/04/2018: los cambios en este capítulo han sido prácticamente nulos, así que he decidido dejar las notas originales.

¿Qué os ha parecido el primer encuentro entre Reborn y Zero? Lo que empezó siendo un capítulo extra se ha convertido en una historia propia _ _U, aunque no va a ser muy larga, 3 o 4 capítulos como mucho. Espero que os haya gustado y que tengáis ganas de más.

1.- Se qué no es muy original, pero es el nombre 'artístico' de Zero en esta historia.

2.- El por qué de esto, lo sabréis en el segundo capítulo.

3.- Esta historia sigue VK canon hasta la pelea contra Rido. A partir de ahí olvidaros del manga, porque nada tiene que ver con este fic. Zero es quien se marcha de la Academia Cross para irse a Europa. Mis razones para esto son dos: la primera porque me apetecía, y la segunda porque de alguna forma tenía que conocer a Reborn, ¿no? ;)

4.- No es un club real; al menos, no que yo sepa. Se supone que es un club gay, por si alguien no se ha dado cuenta.

5.- Ok, Reborn es un Casanova y todos lo tenemos claro, pero si lo dejaba como estaba no iba a interesarse en Zero, así que le he vuelto bisexual con preferencia hacia las mujeres… cosa que puede cambiar más adelante, si sabéis a lo que me refiero.

6.- Vamos, que miente mejor que un político corrupto español y le pillan mucho menos que a ellos.

7.- Sin ganas de ofender a nadie, que yo misma soy mujer. Puede resultar un comentario muy sexista, pero este Reborn va a ser más orgulloso y creído que el de mi otro fic, ya que este es más joven y con menos experiencia. Aunque eso no le quita lo peligroso.

8.- Ya veréis lo que le dura esto.

9.- Link del vestido en mi perfil.

10.- La canción es Poison de Tarja Turunen. Es una de mis preferidas, así que recomiendo escucharla.

11.- Para esta escena me he basado en un par de videos de Anastasia Sokolova. Es increíble lo que esa chica puede hacer con solo un poste y algo de música.

12.- ¿Veis a lo que me refería?

13.- Quedaos con esta promesa, que es importante.

14.- ¡No me matéis, que tengo mis razones para dejarlo aquí!

Llevaba mucho tiempo queriendo escribir como se conocieron, así que empecé a hacerlo y salió esto. Siento haberles cortado el rollo a medio camino, pero era importante hacerlo. Ojalá no os hayáis enfadado mucho conmigo por dejarlo ahí (mi beta casi me mata por ello).

Hubiera actualizado antes, pero mi ordenador se murió y no hubo forma de hacerlo hasta hoy. No sé qué subiré la próxima vez, pero lo más seguro es que sea el siguiente capítulo de esta historia o el siguiente de Colmillos y Garras (es una decisión difícil, muy difícil XD), ya veremos cómo va la cosa.

Nos leemos,

Alanna.