Apenas llevaban una semana viviendo los cuatro juntos y la casa era un total desastre:
•Una sala con dos muebles llenos de hojas, libretas, lápices, bolas de papel y algunos otros objetos así.
•Una cocina realmente básica, con un frigorífico casi vacío, una estufa pequeña, una alacena con algunos paquetes de cereal y galletas y un microondas con dos rebanadas de pizza dentro de él, que eran las sobras de la cena de ayer.
•Un comedor con cuatro sillas simples y de madera. En la mesa había algunos vasos medio vacíos y más papeles y lapiceros.
•Un baño sumamente limpio, raro de la casa, ya que Chica era realmente minuciosa en ese aspecto, al igual que Bonnie.
•Unas escaleras que daban al segundo piso en las cuales habían algunas latas vacías de bebidas energizantes, por parte de Foxy y Freddy.
•Un pequeño pasillo el cual dejaba ver las puertas de cuatro pequeñas habitaciones, que no tenían baño propio, cada una ordenada y estilizada de acuerdo al dueño de ésta.
Eran aproximadamente las cinco de la mañana cuando cuatro despertadores sonaron prácticamente al unísono con diferentes canciones.
—¡Estúpida universidad!—un grito de Chica resonó en toda la casa el cual logró lo que ningún despertador había logrado hasta el momento, despertar a Freddy.
Los cuatro, somnolientos, salieron de sus habitaciones.
»Pido el baño primero—volvió a hablar la rubia mientras veía a sus tres amigos asentir sin problemas para después volver a entrar a sus habitaciones.
La menor entró a su cuarto tomando una toalla, ropa interior, unos jeans capri de mezclilla, algo rasgados y pálidos, una blusa blanca de tirantes, una blusa de botones amarilla a cuadros y unos converse negros.
Bajó las escaleras con sumo cuidado para no pisar algo que pudiese herirla y, rápidamente, entró al baño.
No tardó mucho en ducharse, como siempre. Se colocó la ropa, dejando la blusa de botones abierta.
Se cepilló los dientes y salió del baño con su ropa sucia y la toalla para volver a entrar a su habitación, no sin antes haber avisado que el baño ya estaba libre.
El siguiente fue Bonnie ya que al parecer, los otros dos se habían vuelto a dormir.
Al acabar, se puso unos jeans ajustados de mezclilla, una camisa roja sin estampados de cuello V, un suéter negro un poco grande con el estampado de una guitarra eléctrica roja, similar a la que tenía guardada en su habitación, y unos converse rojos.
Se vió al espejo y sonrió, algo le faltaba. Buscó entre los bolsillos del pantalón y encontró su muy preciada liga roja, con la cual, ató su cabello en una coleta baja, dejando que algunos mechones se escapasen y cayesen por su frente y delante de sus orejas.
—Listo—habló para si mismo después de haberse lavado los dientes y recogido todas sus cosas del baño para después salir tranquilamente de ahí.
Entró a su habitación y dejó la ropa sucia en un cesto en una esquina del lugar.
Se dirigió a su cama y comenzó a arreglarla. Al finalizar, dejó su muy amado peluche, de un conejo morado, en medio de sus dos almohadas con funda lila.
Tomó su mochila, revisó que todo estuviera en orden, la limpió un poco sacando algunos papeles ya arrugados y no tan importantes y salió encontrándose en el pasillo con un Foxy recién bañado, usando solamente un pantalón de mezclilla rasgado. Su pecho estaba descubierto y algunas gotitas de agua le recorrían desde el cuello hasta el abdomen. Su cabello estaba mojado haciéndolo ver más sexy aún, a la vista del pelimorado.
El menor se mordió el labio inferior inconscientemente, mientras un gran sonrojo se abría paso en su rostro.
—¿Te gusta lo que ves?—preguntó el otro de manera un tanto seductora haciendo al más bajo reaccionar.
—N~n~no—Bonnie se enojó consigo mismo al tartamudear y en seguida bajó la mirada—b~bueno, n~no te ves m~al p~pero...—se quedó sin argumentos y no sabía muy bien porqué había dicho eso, haciendo al pelirrojo sonreír.
—Vaya, vaya, vaya—el mayor se acercó peligrosamente a Bonnie aprisionándolo en el final del pasillo—parece que sí, ¿eh, Bonnie?—había puesto sus brazos a los costados del menor haciéndole imposible apartarse. Estaban a escasos centímetros.
—F~Foxy, p~por favor—Bonnie estaba más que nervioso y sonrojado, aunque no lo podía negar, le excitaba un poco ver a Foxy así, él siempre le había resultado jodidamente atractivo—d~déjame ir.
Se revolvió intentando salir de esa pequeña cárcel pero no obtuvo ninguna señal de mejoría a la situación.
El zorro fingió pensarlo.
—No—si bien a Bonnie le parecía atractivo el mayor, Foxy, en su lugar, se la pasaba pensando en cómo podría tener al chico de orbes rubí debajo de él gimiendo y gritando a todo pulmón su nombre.
En eso, Chica salió de su habitación al igual que Freddy, pero ninguno los volteó a ver ya que ambos iban en su mundo y con auriculares, aunque Freddy se iba a bañar apenas, ya estaba feliz y completamente despierto.
Bonnie maldijo entre dientes a sus amigos al ver cómo los ignoraban y bajaban las escaleras. Tiró su mochila al suelo sin darse cuenta.
»A ver, conejito—ese apodo le hizo estremecer, antes, el escucharlo de sus labios le hubiera hecho reír pero ahora, ahora le excitaba—no pienso hacerte nada que tú no quieras.
El menor estaba más rojo, y su labio inferior temblaba levemente mientras veía al zorro sonreír malicioso.
El mayor se dirigió al blanquecino cuello del otro y le besó tiernamente, haciendo que Bonnie dejara escapar un pequeño suspiro.
Siguió besándole de esa manera, aunque cada vez iba ascendiendo hacia la boca ajena y, al llegar a sus labios, le besó lleno de lujuria, deseo y desesperación, cosa que extrañó al menor, aunque correspondió el beso.
En un pequeño momento de distracción, Foxy introdujo su lengua prolongando el beso y explorando la boca del menor. Ambas lenguas se movían, una con mayor desesperación que la otra.
Bonnie comenzó a sentir que el aire le faltaba y, justo cuando empezó a sofocarse, el pelirrojo se apartó viéndolo de manera perversa, jadeando un poco a comparación de Bonnie, quien respiraba completamente agitado, haciendo que ambos alientos chocasen.
Ambos se veían a los ojos, haciéndole imposible a Bonnie no sonrojarse otra vez.
Foxy le sonrió y dejó de apresarlo para, en seguida, adentrarse a su habitación a buscar una camisa, cerrando la puerta.
Bonnie no comprendía lo que acababa de pasar, ¿por qué había correspondido el beso? Oh, cierto, sentía una atracción física por el pelirrojo increíblemente grande, pero ahora le ardían un poco los labios e, inconscientemente, los tocó con delicadeza reviviendo el beso en su mente.
Se agachó a recoger su mochila y, al tener ésta en brazos, corrió escaleras abajo chocando con Freddy y haciendo que ambos cayesen rodando por las escaleras.
Freddy se quejó al haber caído al suelo y todavía con Bonnie encima, quien se apresuró a quitarse y ayudarlo mientras Chica reía un poco.
—¿Estás bien, Freddy?—preguntó el pelimorado ya un poco más tranquilo.
—Yo sí, pero la pregunta aquí es, ¿tú lo estás? Te ves un poco alterado—el mayor se acomodó su ropa.
—¿Alterado, yo?—Bonnie sonrió nervioso—. No, para nada.
El castaño lo miró un tanto desconfiado pero al final alzó los hombros escondiendo su resignación.
—Bueno, aquí estoy, por si necesitas algo—concluyó la conversación para después subir las escaleras por su mochila.
Antes de entrar a su cuarto, vió cómo Foxy salía del suyo sonriendo tranquilo con su mochila sobre su hombro izquierdo mientras tarareaba una canción.
El pelirrojo bajó las escaleras pateando una que otra lata sin querer mientras pensaba en el inicio de un pequeño plan que recién había creado.
"Amigos con derecho... suena perfecto, sólo queda que mi sexy conejito acepte". Esos eran los pensamientos del mayor mientras veía, disimuladamente, el trasero del pelimorado, quien no quería dirigirle la mirada, por lo tanto, hablaba con Chica sobre qué era para lo que precisamente estaba estudiando.
—Como siempre ando diciendo, ¡quiero ser chef!—la rubia sonreía ampliamente al imaginarse en un restaurante realmente famoso y reconocido recibiendo las felicitaciones de algún comensal o crítico.
—Ya sé, ya sé—Bonnie acarició el cabello de Chica—cocinas muy bien.
—¡Gracias!—Chica se sonrojó levemente por el cumplido—tú quieres ser artista en general, ¿no?
—Sí—el chico asintió con la cabeza dejando la cabeza de su amiga para buscar algo en su mochila—he aquí una de las pocas cosas de las que estoy orgulloso.
Sacó una carpeta de su mochila, y de ésta tomó un dibujo de la rubia frente a él, mostrándolo.
—Pues tienes talento—halagó la menor—qué hermosa es esa chica, ¿quién es?—bromeó, a lo que Bonnie rió.
—Igual tú—Bonnie guardó el objeto—no por nada nos permitieron entrar un año antes. Recién cumplimos 17.
La menor suspiró asintiendo mientras guardaba sus manos en los bolsillos traseros del pantalón. Bonnie guardó sus cosas.
—Cierto, cierto.
Foxy se había quedado sentado en el mueble siendo ajeno a la conversación pero con muy buena vista, el culo de Bonnie era un perfecto paisaje, y más con los pantalones que llevaba puestos.
Freddy bajó por fin y todos salieron de la casa para dirigirse a la universidad, la cual estaba no muy lejos del lugar en el que los cuatro vivían.
Al llegar, los amigos se separaron al tener diferentes sueños, clases y carreras elegidas.
Freddy estudiaba 'Administración de empresas' ya que la mayoría en su familia había hecho igual y porque le llamaba la atención esa carrera en particular.
Chica tenía puestos los ojos en la comida, literalmente, por lo que su carrera era la de 'Gastronomía'.
Bonnie amaba el arte en general: la música, el teatro, el dibujo, el cine, la fotografía, las esculturas, los libros y poemas, la danza. Estudiaba en la Facultad de Artes de la universidad a la que la mayoría aspiraban, y a parte llevaba algunos cursos los sábados o las tardes de alguna de las cosas que amaba, generalmente era la música y la danza.
Y Foxy, él estaba estudiando 'Letras' (en la misma facultad que Bonnie) ya que, como su imaginación se lo permitía, creaba mundos fantásticos, los cuales tenía el don de describirlos con palabras haciendo nuevas aventuras con personajes inventados también.
Faltaba poco para que las clases comenzaran y Freddy y Chica ya se habían despedido, haciendo que Foxy y Bonnie quedaran solos.
Como el menor no sabía qué hacer precisamente, optó por irse a sus clases pero, al dar el primer paso, el pelirrojo le tomó del brazo impidiéndole irse.
—Espera, no te vayas. Te quiero proponer algo—el mayor volteó al de ojos carmín y le sonrió pícaramente.
—¿Q~qué es lo que m~me q~quieres propon~ner?—preguntó nervioso el menor mientras veía los ojos ámbar del más alto, perdiéndose un poco en su mirada.
—¿Te gustó el beso?—el pelirrojo se acercó hasta tener al pelimorado frente suya mientras alzaba la mirada para seguir viéndolo a los ojos por la diferencia de alturas de unos diez centímetros.
El menor asintió levemente sin pensarlo dos veces, aunque era la verdad, y, al sentir los brazos del pelirrojo rodearle la cintura, se intentó apartar, cosa que no fue posible.
»¿A dónde piensas ir, pequeño?—el pelirrojo fortificó el agarre—¿quieres oír mi propuesta para ya irte?
—Sí—Bonnie, al intentar apartarse, había colocado sus manos en el pecho del mayor y todavía no las quitaba de ahí, aunque no se había percatado de eso.
—Bien—Foxy aflojó el agarre mientras hacía una pausa—verás... tú me pareces extremadamente sexy y se me hace difícil no querer besarte y tocarte, ¿sientes igual?
El menor estaba más que sonrojado, esa confesión le había llegado de golpe y la pregunta había sido un K.O. prácticamente. Estaba debatiendo internamente en decirle la verdad o simplemente negar e irse de ahí, había optado por la segunda en su cerebro pero, por alguna extraña razón, de sus labios salió todo lo contrario.
—¿A qué quieres llegar con esto? Porque sinceramente estás jodidamente bueno—ambos se sorprendieron por lo que el menor recién había dicho. Bonnie se tapó la boca preguntándose atónito de dónde había sacado tanta valentía para decir tal cosa.
Por su lado, Foxy sonrió con perversión para después decirle su propuesta.
—Excelente—Bonnie se extrañó por eso y vió confundido al mayor—porque mi propuesta es ésta: ¿Qué te parecería que fuéramos amigos con derecho?
