N/A:…Esta historia es canon hasta el volumen 404 del manga o el episodio 300. Esta es una visión diferente de cómo las cosas podrían haber terminado con Aizen.

Será principalmente una historia romántica siguiendo a Ichigo y Orihime (¡Mi pareja favorita en cualquier manga!). Dejenme saber qué piensan de la historia. Estaré terminando mi otro trabajo en progreso, A Continuing Threat, antes de que entre a actualizar este.

Espero que disfruten esta primera parte de The Pain of Remembrance.

Disclaimer por todos los personajes de esta historia: No soy dueño de Bleach ni de cualquiera de sus personajes. Esta historia, sin embargo, es mi propio trabajo.

N/T: Aquí vengo con otra traducción más; no puedo evitarlo, simplemente leo algo que me gusta demasiado y tengo que traducirlo, en fin, espero que disfruten esta historia tanto como yo la disfrute ^^

Esta historia pertenece a halfdemonfan.

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Ichigo observó, aturdido, como el ataque que su padre, Urahara y Yoruichi habían lanzado a Aizen fue fácilmente desviado y fueron arrojados. Desde que se fusionó con el hogyoku, Aizen se había vuelto tan poderoso que Ichigo no sabía si iban a ser capaces de derrotarlo. Era justo como Gin había dicho, él estaba asustado. Estaba asustado del poder que sentía venir de Aizen. Gin se había burlado de Ichigo despiadadamente, instándole a huir y aceptar la destrucción de la ciudad. Ichigo ni siquiera pudo encontrar su voz para decirle que retrocediera.

Observar a los tres ex shinigamis luchar para ponerse de pie sólo reforzó su sensación de impotencia. Ni siquiera pudo moverse de su sitio y no tenía idea de dónde había ido Gin. Él le dijo a Ichigo que no estaba interesado en pelear con alguien débil y con un shunpo se alejó dejando a Ichigo para mirar la batalla con una especie de desinteresada facinación. Yoruichi golpeo a Aizen de nuevo pero él contrarrestó y la lanzó a un edificio cercano. Urahara disparó un hechizo de kido a Aizen y corrió junto a ella. Cuando ella cayó Urahara la atrapó y transportó a ambos hacia donde Ichigo estaba. Isshin pronto se unió a ellos y vieron como la explosión del hechizo desapareció. Aizen salió caminando de ella ahora con una máscara blanca cubriendo su rostro completamente. El hogyoku era claramente visible en su pecho.

"Sus intentos de llegar a mi son patéticos. Estoy muy por encima de sus escasos niveles de resistencia. Ni siquiera pueden tocarme. Urahara Kisuke, he dominado el hogyoku que creaste y ahora se inclina a mi voluntad. Me preguntó si debería matarlos ahora o dejarlos mirar como destruyo la ciudad de Karakura y creo la Llave del Rey." Se burló Aizen mientras flotaba por encima de ellos. "Bueno, las hormigas son aplastadas cada día bajo los pies de aquellos que son más grandes que ellas."

Disparó una gran explosión de energía hacia ellos. Ichigo vio a Urahara levantar a Benihime en un intento de protegerlos del impacto. Sus ojos se cerraron por instinto y estaba sorprendido de no sentir nada de la explosión. Él no creía que el escudo de niebla de sangre de Urahara habría sido capaz de resistir el impacto del poder de Aizen. Abrió los ojos para encontrarse a sí mismo y los otros a salvo detrás de una barrera dorada.

"¡Kurosaki-kun!"

Él giró su cabeza para encontrar a la dueña de esa voz familiar. Ella estaba corriendo detrás de ellos, su brillante cabello castaño rojizo volando detrás de ella. El traje blanco que fue forzada a usar en Hueco Mundo seguía adornando su figura. La parte superior de el todavía desgarrado alrededor de los hombros y pecho, de la paliza que había sufrido a manos de las dos mujeres arrancar.

"¿Inoue? ¿Qué estás haciendo aquí?"

Tan pronto como ella llegó a ellos, llamó su Soten Kisshun para sanar a los cuatro. Dejó su barrera en frente de ellos en caso de otro ataque pero cuando miró a Aizen, lo vio de pie de espalda a ellos más lejos que antes. "Kurotsuchi-san fue capaz de abrir la garganta de nuevo y nos trajo aquí. Cuando llegamos, Byakuya-san dijo que no podía sentir el reiatsu de Aizen así que abrió un senkaimon a la Sociedad de Almas y Kenpachi-san fue con él para buscarlo. Yo estaba ayudando a Unohana-san a tratar las heridas de todos cuando sentí tu reiatsu. Nadie está en peligro de morir así que me dijo que podía ir a buscarte."

"¿Inoue, no sabes lo peligroso que es? ¡No deberías estar aquí!" le gritó Ichigo.

Ella bajó su cabeza ante su ira pero no se iba a marchar, no cuando todos estaban heridos. "Lo siento Kurosaki-kun pero estaba tan preocupada. No había terminado de sanarte antes de que te fueras. Cuando Ishida-kun y yo llegamos a los otros y ya te habías ido me asuste tanto. Sabía que estarías buscando a Aizen incluso con sólo la mitad de tu reiatsu.

Ichigo inmediatamente se sintió horrible por gritar a la gentil mujer pero este no era lugar para ella ahora. Con el nivel de poder de Aizen no sabía si sería capaz de protegerla si atacaba de nuevo.

"Wow, Orihime-chan. Todas mis heridas ya están cerradas. ¡Eres la más rápida en sanar que jamás haya visto!" dijo Isshin.

"¡Oh! Kurosaki-san." Ella giró su sorprendido rostro hacia él. Había estado tan concentrada en llegar a Ichigo que sólo había echado un vistazo a sus compañeros. Su padre en realidad no se había registrado en su mente hasta que él había hablado. "Usted es… un…" ella bajó sus ojos para echar un vistazo a su atuendo de shinigami. Sus cejas se fruncieron en confusión por sólo un momento más antes de que una luz de entendimiento brillara en sus ojos. "Bueno eso tiene sentido."

Isshin sonrió a la mujer gentil y dejó escapar una risita. "Puedes manejar los golpes bien ¿no?"

"Como dije las mujeres manejan mejor las cosas que los hombres." Dijo Yoruichi.

"Gracias por tu ayuda Inoue-san. Creo que estamos todos bien ahora." Dijo Urahara y ella llamó de vuelta a sus poderes. El pequeño grupo se paro detrás de la barrera mirando a Aizen.

"¿Qué vamos a hacer?" preguntó Orihime. Incluso a sus propios oídos su voz sonó espesa con miedo.

"Honestamente no lo sé." Dijo Urahara en voz baja. "Él se ha fusionado con el hogyoku ahora. Todo lo que le lanzamos es inútil."

Orihime volvió su mirada al ex shinigami. Su rostro mostraba la gran tensión que todos estaban sintiendo. Esto era tan impropio de él que la asustó. Urahara y Yoruichi siempre tenían alguna respuesta, algún plan a seguir, que al verlos observado a Aizen comenzar a alejarse con esa desesperanza en sus ojos la llevó a enfrentarse con la realidad de que en realidad podían perder esta pelea. Pero perder esta guerra significaría…

Ella volvió su mirada a Ichigo. Sólo pudo ver su rostro por un momento antes de tener que darle la espalda. Verlo compartir la misma mirada que Urahara la hizo querer llorar y este no era el momento para ello. Si se entregaba a sus lágrimas justo ahora entonces se desmoronaría y no sería capaz de recuperar la compostura por un tiempo. Por el momento, tomó todos sus problemas, todas las cosas horribles que había pasado en Hueco Mundo, las colocó en una caja y las empujó a un rincón de su mente. Podrían ser tratadas más tarde.

Si había un más tarde.

Esto no podría estar pasando. ¿Cómo se habían vuelto las cosas de esta manera? ¿Qué podían hacer?

Aizen era poderoso antes de dejar la Sociedad de Almas pero no era imparable. Estaba segura de que si él no tuviera el hogyoku, Urahara, Yoruichi o Ichigo podrían tratar con él. Ella no había visto a su padre pelear pero su reiatsu era muy poderoso y estaba segura de que lo que estaba en su hombro era un haori de capitán, entonces probablemente él sería capaz de pelear contra Aizen también. El problema era el hogyoku. Debido a que se había fusionado con Aizen no había manera de tomarlo de él… ¿verdad?

Tal vez había una manera.

Ella sabía que su poder no estaba ni cerca del nivel de las cuatro personas junto a ella pero el poder que ella poseía era completamente diferente de lo que ellos tenían. ¿Cómo lo había llamado Aizen?

El poder del rechazo.

Él tenía razón en ese aspecto. Cuando ella 'sanaba' todas las heridas que la gente poseía, incluyendo las heridas hechas a sus ropas, se removían. Era como si nada hubiera pasado. Aizen no estaba herido pero si ella volvía su Soten Kisshun en él…

"¿Chicos, esto es posible?" preguntó a sus poderes dentro de su mente.

"Lo es, Orihime-san. Pero tengo que advertirte, esta podría ser la cosa más peligrosa que jamás has hecho. Si no estás segura de que puedes hacerlo, si no estás absolutamente determinada a hacerlo, te diría que ni siquiera lo intentes." Dijo Shun'o.

Ayame continuó. "Lo siento Orihime-san, no queremos sonar groseros o irrespetuosos pero concéntrate y siente su reiatsu. Es fácil ver que el poder del hogyoku ha permitido a su propio reiatsu poderoso doblarlo y controlarlo como él quiera. Desde que finalmente ha sido liberado probablemente estaría peleando con tus poderes para rechazarlo."

"Puedo sentirlo y tienen razón. ¡Pero chicos, si no hago esto todos en Karakura van a morir! ¡Más que eso, si él tiene éxito en hacer la Llave del Rey cada ser vivo y cada alma estará en peligro!" Exclamó Orihime.

"Escucha mujer, lo sabemos. Es tu decisión, pero conoce esto, es más que probable que mueras en el proceso."

Orihime no dijo nada a la revelación de Tsubaki. No es sorprendente, que fuera una decisión fácil de hacer para ella. Cuando ella dejó el mundo de los vivos con Ulquiorra, ella ya había aceptado su muerte. Se despidió, a pesar de que deseaba poder ver a todos cara a cara, y entró a esa garganta sabiendo que nunca vería a ninguno de ellos otra vez. Cuando Ichigo y los otros vinieron a rescatarla no supo que sentir. Su corazón había estado confundido debido a que ella se había ido por ellos. Voluntariamente había renunciado a todo porque quería que estuvieran a salvo. Sin embargo, también estaba feliz. Saber que les importaba suficiente como para venir por ella, en riesgo de muerte por ella, conmovió su alma.

Estuvo tan sola cuando su hermano murió. No tenía otros amigos y las personas tendían a molestarla. Tatsuki fue la verdadera primer amiga que había hecho. Después de recibir sus poderes, se volvió más cercana a Ichigo, Sado e Ishida. El último año había sido el más feliz que había tenido en cuatro años. Si permitía que todos sus amigos murieran debido a que ella tenía miedo de la muerte entonces ella sería la forma más baja de cobarde que había. Y todas esas personas inocentes… ¿cómo podría enfrentarlos en la otra vida si ella no hacia absolutamente todo lo que podía?

Su hermano la crió para ser una persona cariñosa y amable y ella no iba a decepcionarlo ahora. Sólo deseaba poder haber visto a Tatsuki una última vez. Una solitaria lágrima rodó por su mejilla cuando pensó en su mejor amiga.

"¿Vas a hacer esto entonces?" preguntó Shun'o.

"Si. Lo siento a todos, me doy cuenta de que este será el fin para ustedes también. Realmente lo siento por eso."

"No lo sientas mujer. Morir en batalla es el deseo de cada guerrero." Dijo Tsubaki.

"Gracias. Muchas gracias a todos. Hinagiku, Baigon, Lily, tendremos que cambiar el escudo un poco. Si no mantengo atrás a Kurosaki-kun él va a tratar de detenerme."

"Podemos hacer eso Orihime-sama. Lo que sea que quieras podemos hacerlo. Todo depende de la convicción en tu alma y ahora mismo, siento que podemos hacer lo que sea." Dijo Lily.

Ella tomó algunas respiraciones profundas para prepararse. Tenía que hacer esto. Todo, literalmente todo, dependía de que ella rechazara el hogyoku del cuerpo de Aizen. Incluso si no podía rechazar el objeto completamente, si ella podía removerlo de su cuerpo entonces Urahara podría sellarlo de nuevo. Realmente no había ninguna razón para pensar en las cosas que nunca haría, debido a que ya había pasado por eso. Las doce hora que Ulquiorra le dio las paso recordando y lamentando su perdida.

Bueno, había otra cosa que ella podía hacer.

No lo hizo antes. Ella se había dicho que no era correcto y había cedido a su tristeza en el último momento. Pero… esto sería para ella. ¿No podría tener un momento de egoísmo? Ella iba a dar su vida por todos los demás. Incluso los condenados a muerte tenían un último deseo, ¿no? ¿Además, si ella no tenía el coraje para esto cómo podría enfrentar a Aizen?

Ella volvió su rostro a él y dijo su nombre suavemente. Su rostro debía haber traicionado algunas de sus emociones porque él la miró con ojos confundidos. Hermosos ojos marrón dorados que nunca vería otra vez. Caminó hacia él, cogió su rostro suavemente entre sus manos, y besó sus labios.

Le pareció escuchar a alguien detrás de él jadear pero ignoró todo excepto la sensación de sus labios cálidos en los suyos. Estaba sorprendida de que él no se apartara, pero imaginó que debía haberlo sorprendido mucho. Ella mantuvo el beso casto y cuando retrocedió lo miró a sus imposiblemente ojos amplios y le dijo directamente esta vez.

"Te amo Ichigo."

Sus ojos se ampliaron aun más, pero antes de que él pudiera hacer algo, ella rápidamente retrocedió y ordenó a su Saten Kesshun para cubrirlos. El habitual escudo triangular se expandió y formó un domo similar a su Soten Kisshun sobre los cuatro shinigamis. El domo los cubrió completamente, hasta el suelo, y ella estaba satisfecha con los resultados. Ella dio su espalda a ellos para no tener que mirar la expresión salvaje que todos llevaban.

"¿Inoue-san que es esto?" preguntó Urahara.

"¿Orihime-chan, qué estás haciendo?" escuchó preguntar a Kurosaki-san.

Ella no les respondió. Shun'o y Ayame vinieron a su lado izquierdo mientras Tsubaki se sentó sobre su hombre derecho.

"Él está haciendo su movimiento mujer. Será mejor que te apresures." Le dijo Tsubaki.

Ella observó y vio a Aizen abriendo un senkaimon. Estaba dirigiéndose hacia la Sociedad de Almas.

"Tsubaki-kun, destruye eso por favor." Ella sabía que no necesitaba más recitar sus cantos para activar sus poderes. Podía sentir su conexión con ellos y era más fuerte que antes. Desconocido para ella, un suave brillo dorado cubrió su cuerpo entero. Observó como Tsubaki atravesó el cielo y justo cuando Aizen estaba cerca de entrar en el portal, Tsubaki voló a través de él, destruyendo la puerta. Aizen se giró para mirarla y ella sabía que tendría sólo unos momentos antes de que él se acercara.

"¿Inoue qué diablos estás haciendo? ¡Sal de aquí ahora!" podía escuchar a Ichigo golpeando su escudo.

Mantuvo sus ojos en Aizen, pero habló a las personas detrás de ella. "Urahara-san, si no soy capaz de destruir el hogyoku cuando lo remueva del cuerpo de Aizen por favor destrúyalo rápidamente o al menos séllelo."

"Yo… entiendo." Él respondió. Su cerebro estaba llegando lentamente a enfrentarse con lo que estaba pasando. Quería detenerla. Quería salir corriendo de la barrera que ella había creado y sacarla de este desastre; pero podía sentir el poder que irradiaba de su escudo y sabía que incluso con su hechizo de kido más poderoso o ataque de su Benihime, no sería capaz de derribarlo. Ese conocimiento sólo fue reforzado por el hecho de que Ichigo estaba golpeando el escudo con todo su poder pero este ni siquiera temblaba bajo su asalto. Él le había dicho que se quedara fuera de esta guerra porque estaba asustado por ella. Ella no era una peleadora y él estaba preocupado de que ella saliera herida por su incapacidad para matar a alguien. También había temido que Aizen quisiera sus poderes. Desafortunadamente él había tenido razón en eso. Ella había sido secuestrada y parcialmente era su culpa. Tuvo sus sospechas pero no hizo nada para ayudar a mantenerla a salvo. Ahora ella iba a sacrificarse para salvarlos a todos. Tres poderosos ex capitanes estaban de pie bajo el escudo protector de una chica humana y no podían hacer nada.

"No seré capaz de matarlo así que necesito que todos estén listos para pelear con él cuando termine."

"Inoue juro por los kamis que si no bajas este escudo ahora mismo comenzare a cortarlo con Zangetsu y si cortó la extremidad de alguien entonces que así sea."

A pesar de que su voz estaba tan enojada, ella no pudo evitar sonreír ante sus palabras. Él nunca pondría deliberadamente en peligro a sus amigos y ella lo sabía. Él estaba más allá de molesto con ella pero también sabía que era por miedo. Puede que él no tenga un completo entendimiento de sus intenciones, pero podía ver que ella estaba caminando a la guarida del león y la quería a salvo y lejos de allí. Su preocupación conmovió su corazón como siempre lo hacia.

Aizen caminaba lentamente hacia ella y sabía que tenía que alejarse de la forma del escudo pero ella tenía una última cosa que necesitaba decir. Esta vez, no puedo contener las lágrimas fuera de su voz.

"Podrías por favor decirle a Tatsuki-chan que yo… la amaba tanto. En mi corazón ella era mi hermana." Con eso dicho ella comenzó a caminar para reunirse con Aizen.

"¡Inoue! ¡Inoue! ¡Orihime vuelve aquí!" Ichigo gritó rogando para que tal vez si él usaba su nombre de pila podría obtener algún tipo de respuesta de ella. ¿Qué diablos pensaba que estaba haciendo? ¿De verdad pensaba que él iba a dejarla enfrentarse a Aizen? Evidentemente no; es por eso que ella puso su escudo. ¿Pero cuándo se había vuelto tan fuerte? No importa cuánto lo golpeaba, empujara, apuñalara… nunca vacilaba. Independientemente del hecho de que golpearlo no estaba funcionando él continuó haciéndolo. Él tenía que llegar a ella. ¡Ella estaba caminando hacia su muerte!

Sus golpes en la barrera se detuvieron cuando su corazón y mente quedaron atrapados en esa declaración y llegó a una horrible conclusión. Ella sabía que estaba caminando a su muerte. Ella estaba haciendo esto tan dispuestamente. Es por eso que ella había puesto la barrera para detenerlos. Por eso ella había…

Ella lo besó. ¿Ella me ama? Esa era una información difícil de procesar. No podía ser verdad. No había manera de que ella pudiera estar enamorada de él… ¿verdad? Pero sus ojos, cuando ella lo había dicho, sus ojos fueron tan sinceros. Su toque había sido tan suave y aunque el beso fue casto sintió como si ella hubiera puesto su alma en ello. Él no puedo decir ni hacer nada cuando ella lo besó. Lo tomó completamente con la guardia baja. Nunca había sabido… nunca había tenido idea de que ella se sentía de esa manera por él. Además, él no había tenido nada que decirle a cambio. Se preocupaba por ella, mucho, pero nunca había dado un pensamiento al amor. No sólo con ella, sino con nadie.

Sacudió su cabeza para ignorar todo eso porque nada de ello importaba cuando ella estaba afuera de la barrera caminando hacia ese monstruo.

-Orihime-

Orihime mantuvo su cabeza en alto mientras caminaba hacia Aizen. Se detuvo cuando estaba a unos pocos pasos de él. Vagamente podía sentir su reiatsu y la asustaba más que nada. Normalmente si no podía sentir el reiatsu de alguien, especialmente estando tan cerca de ellos, era porque o bien estaban muriendo o cerca de quedarse sin energía; pero ninguna de ellas era el caso de Aizen. Él sólo estaba volviéndose más fuerte y el hecho de que ella tuviera que concentrarse para sentir lo poco que podía de su reiatsu, ciertamente no era una cosa buena.

"No vaciles ahora mujer. Recuerda lo que está en juego. Si vamos a morir que sea peleando y no acobardados por el miedo." La voz de Tsubaki sonó dentro de su mente.

Ella sonrió a la fuerza de su voz; él tenía razón. Todo dependía de su habilidad para remover el hogyoku y sabía cuán malo era Aizen. Si ella mostraba siquiera una pizca de miedo él usaría eso para derribarla. Él había estado jugando a juegos mentales con ella desde el momento que ella había encontrado a Ulquiorra en el senkaimon y lo sabía. Ella no se detendría, no permitiría que su corazón renunciara. Aizen era tan aficionado a poner una cara falsa y confundir a todos, tal vez ella debería hacer lo mismo. Dejó que su sonrisa creciera y lo saludó.

"Hola Aizen." La máscara blanca que él usaba le impedía ver su reacción pero su cabeza se inclinó ligeramente ante su saludo.

"Inoue Orihime, ¿qué es lo que esperas lograr aquí?" su voz mantuvo la misma neutralidad con la que siempre había hablado con ella.

"¿Qué quieres decir Aizen?" ella se forzó a hablar con calma y mantener su cabeza en alto. Ella lo observó con atención.

"Deberías irte Orihime. No eres como esos tontos detrás de ti. Sabes que tu poder es insignificante contra el mio y no corres ciegamente a la batalla. Todavía tendré uso para ti cuando la Llave del Rey sea hecha así que vuelve a Hueco Mundo y espera mi regreso."

"Me temo que no puedo hacer eso Aizen. No puedo permitir que destruyas la ciudad de Karakura. Es mi hogar. Las personas que amo están allí, y haré lo que sea para mantenerlas a salvo." Cuando ella habló Shun'o y Ayame se apartaron de ella y cubrieron a Aizen en su luz dorada. Él no hizo movimiento para detenerlos, no se había movido en absoluto desde que se detuvo para enfrentarla. Orihime había pensado que él no podría. Justo ahora se veía a sí mismo como un dios y un dios no estaría asustado de los poderes de una chica humana.

Lo escuchó reír detrás de la máscara. "Orihime, admiró la asombrosa valentía que tienes al venir a enfrentarme sola… pero, esta pequeña farsa se acabo." Él levantó su mano para tocar su escudo dorado, probablemente pensando simplemente en hacerlo a un lado y continuar su camino. A pesar de que su rostro estaba oculto, no había escondido la absoluta sorpresa que sintió cuando la barrera envió un shock eléctrico a su mano forzándola a retroceder.

"Te dije Aizen, no puedo permitir que destruyas la ciudad de Karakura." Ninguna sonrisa adornaba su rostro ahora. Su voz estaba llena de determinación y el brillo que envolvía su cuerpo se volvió más brillante.

"¿Y qué crees que vas a hacer mujer?" la voz de Aizen ahora sostenía un tono de furia en ella.

"Algo que sólo yo puedo hacer." Orihime liberó su reiatsu y enfocó su poder en su cúpula. Ella ya podía sentir el enorme poder del hogyoku tratando de alejarla. Apretó sus dientes y se concentró más duro. Aizen no dijo nada por un momento, simplemente la estudio, tratando de descifrar lo que ella estaba haciendo. Ella no trató de destruir el orbe de inmediato, sino que se concentró en separar su poder de Aizen. Ella supo el momento que él sintió el primer tirón de su vínculo con el hogyoku. Sus hombros se tensaron, su cabeza se movió hacia arriba, y su reiatsu comenzó a elevarse.

"Pequeña perra." Comenzó a empujar la barrera de nuevo, cada vez su mano continuaba siendo empujada por el poder de rechazo que la cúpula dorada poseía. Ella ya había comenzado a jadear por el esfuerzo de empujar su reiatsu contra dos poderosas fuerzas, pero no se detuvo.

"¡Eso es Orihime-san, está funcionando!"

Escuchó a Shun'o exclamar. Era leve, pero ella ya podía ver las grietas en la máscara blanca que Aizen llevaba. Shun'o y Ayame se acercaron más a Aizen, torciendo la barrera hasta que estaba presionada contra su cuerpo. Sus brazos ahora estaban inmovilizados a sus costados y no podía hacer nada en represalia, excepto escupir obscenidades a ella. Ella ignoró la inmundicia que voló de su boca y sonrió ligeramente cuando la máscara blanca se rompió revelando sus furiosas características para que todos las vieran.

Escuchó las palabras de ánimo gritadas desde atrás de ella pero no se volvió para reconocerlas. Nunca se detuvo en su tarea, sólo se esforzó más para terminar esto.

-Ichigo-

"Kami, lo está haciendo." Fueron las únicas palabras susurradas por Yoruichi cuando el grupo bajo la barrera vio con incredulidad la escena en frente de ellos. Isshin había colocado sus manos sobre los hombros de su hijo para tratar y ayudarlo a calmar su enojo después de que Orihime había comenzado a hablar a Aizen. Así como Urahara, se había dado cuenta de que no sería capaz de romper su escudo. Eran incapaces de hacer algo excepto observar como ella se enfrentaba con el malvado hombre. Ichigo había dejado de gritar y golpear la barrera pero la tensión nunca había dejado sus hombros.

Cuando el grupo vio las grietas formándose en la máscara de Aizen, sus miedos se volvieron sorpresa. No podían creer que ella estaba haciéndolo. Aizen, el hombre que había eludido la Sociedad de Almas por cerca de un año, el hombre que había derrotado a incontables shinigamis incluyendo al capitán comandante, estaba siendo despojado de su poder por una chica humana. Cuando la máscara se destrozó y el rostro de Aizen apareció a la vista completa, Isshin dejó escapar una carcajada.

"¡Demuéstrale quién manda Orihime-chan!" gritó a la chica. Lanzó sus brazos sobre los aturdidos hombros de su hijo y la observó con una enorme sonrisa en su rostro. Tendrían que pelear con Aizen pronto pero ella estaba haciendo posible que ellos ganaran esta guerra. El miedo absoluto por la vida de sus hijas había estado royendo sus entrañas, pero ahora la sensación fue reemplazada por la esperanza que esta bella mujer les había dado.

Ichigo sólo podía mirar la escena con su boca abierta. No podía creer lo que sus ojos veían. ¿Esta poderosa mujer en frente de él era la misma criatura gentil por la que él había corrido al infierno para rescatar? Nunca había visto a Orihime mostrar tal poder y determinación antes. Ella en realidad estaba sacando el hogyoku de su cuerpo. Sin ese poder de su lado, Ichigo estaba seguro de que podía ganar contra Aizen. Sintió el poder de Zangetsu fluir en él y lo encontró reconfortante.

-Orihime-

Orihime sintió el sudor correr por sus sienes. Estaba tan cansada pero se reusó a ceder ante el deseo de su cuerpo para descansar. Había sabido que esto sería lo más difícil que nunca había hecho antes, peo no se dio cuenta en lo que supondría. Verter su reiatsu a una alta velocidad constante estaba desgastando su cuerpo. Le dolían los músculos, su respiración era agitada, como si hubiera estado corriendo por horas, y su cabeza estaba palpitando. Sin embargo, ella lo ignoró todo. Todo en lo que estaba concentrada era en extraer el hogyoku del reiatsu de Aizen. Sea lo que sea de lo que la esfera estaba hecha parecía tener un deseo consciente de sí misma y ahora que había sido despertada, no tenía la intención de ser dominado de nuevo. Aunque ella estaba ganando la batalla. El reiatsu de Aizen estaba regresando rápidamente a la gran fuerza aplastante que ella había sentido cuando él todavía estaba en la Sociedad de Almas. Ahora fácilmente podía distinguir entre su poder y el poder del hogyoku.

Aizen ya no le gritaba más obscenidades. En cambio, una sonrisa malévola dividía su cara mientras observaba su lucha. "Subestime tu poder. Lo has hecho bien Orihime, voy a reconocerlo. Tal vez debí haber dejado que Szayel hiciera algunos experimentos contigo pero eso ya no importa. Independientemente de tu exhibición de poder aquí… tu tiempo se acabo. Haz alcanzado el nivel de lo que es posible para un humano. Tu cuerpo frágil simplemente no puede soportar más este nivel de poder. Cuando caigas de cansancio me fusionare con el hogyoku otra vez." los grandes ojos de ella se encontraron con los de él y se rió oscuramente. "Oh no te preocupes, no te matare. Voy a mantenerte cerca. Cuando haya completado mi objetivo planeo pasar algo de tiempo explorando cada pequeña cosa sobre tus poderes."

Por mucho que ella no quería creer en sus palabras, sabía que eran verdad. Podía sentirlo dentro de su propio cuerpo. No importa cuán duro trataba, no podía concentrar su poder suficiente para corta los últimos hilos de poder que ataban al hogyoku a Aizen.

¡Piensa Orihime, piensa! ¡No puedes detenerte aquí! ¡La vida de todos depende de ti!

Lágrimas de frustración quemaron sus ojos. Ella no sabía que hacer. Ella estaba tan cerca y terminar así…

"Orihime-san." La llamó Shun'o. "Hay una manera."

"¿Qué es Shun'o? ¡Dime qué puedo hacer!" ella suplicó.

Su poder volvió su rostro hacia ella y estaba sorprendida de la tristeza en sus ojos. "Necesitamos una conexión más poderosa con el hogyoku. Si podemos conseguir eso entonces podremos arráncarlo del cuerpo de Aizen."

Ella se acercó más a Aizen. ¿Una conexión más poderosa con el orbe? ¿Agarrarlo funcionaria? La única manera de saber era hacerlo, pero cuando se acercó comenzó a sentir un dolor por todo su cuerpo, como si estuviera siendo atravesada por miles de agujas. Ella hizo una mueca y giró su cabeza hacia Shun'o en confusión.

Sus ojos tristes se clavaron en los de ella. "Lo siento Orihime-san, pero esta era la única manera de moverlo completamente de su cuerpo. Vas a tener que agarrar el hogyoku pero… pero…" su voz se rompió en un sollozo.

"Él está tratando de decirte que tu cuerpo mortal no va a ser capaz de manejar el poder que esa cosa emana." Orihime miró hacia su hombro donde Tsubaki estaba respondiendo por Shun'o. Su voz era nivelada pero él no estaba mirándola. Sólo miraba directamente hacia adelante en la brillante orbe que estaba parcialmente fuera del pecho de Aizen. "Probablemente te partira en pedazos, literalmente." Finalmente volvió sus ojos hacia ella y estaba tan sorprendida de verlos llenos de lágrimas. "Va a doler como el infierno Orihime."

Ella mantuvo sus manos frente a ella, dirigiendo su poder al Soten Kisshun, así que simplemente bajo su cabeza y colocó un gentil beso en la cabeza de Tsubaki. Por una vez el hada normalmente enojada no reprendió su afecto. "Gracias Tsubaki-kun. Gracias por ser mi fuerza." Ella le honró con una última sonrisa brillante antes de regresar su atención de vuelta al orbe. Ignorando el dolor punzante que eso trajo, caminó hasta su cuerpo. Cuando ella llevó su mano para flotara directamente en frente de él, el dolor se intensifico tan agudamente que las lágrimas comenzaron a rodar por su rostro. Ya sentía como si los músculos en sus dedos y manos estuvieran separándose del hueso. Cerró sus ojos y respiró hondo antes de estirar su mano y cerrarla alrededor del hogyoku.

-Ichigo-

El sonido de sus gritos de dolor casi inhumanos rasgaron a través de la zona llevando a Ichigo de rodillas. Observó con horror como Orihime lanzó su cabeza hacia atrás y gritaba una y otras vez. La sangre comenzó a brotar de su brazo mientras su carne literalmente se derretía de la mano que sostenía el hogyoku. Los gritos de Aizen de indignación era ahogados por los gritos de angustia de la sanadora. Ella mantenía su mano apretando alrededor de hogyoku a pesar de la tortura que le traía e Ichigo podía ver que ella estaba sacándolo de su cuerpo. Sus manos se apoderaron del costado de su cabeza cuando sintió a su hollow comenzar a empujar contra las restricciones de su alma. La pelea interna que luchó sólo se volvió más difícil cuando escuchó a Orihime vaciar el contenido de su estómago con violencia antes de que un grito de dolor y desesperación brotara de su garganta.

"Cambia de lugar conmigo Ichigo. Tú no tienes el poder para detener sus gritos pero yo si."

Ichigo apretó los ojos con fuerza mientras luchaba por retener a su hollow. No podía perder el control, no de nuevo. Luchó violentamente contra su malvada contraparte tratando de obtener el control.

"Vamos Ichigo. Sabes que soy más poderoso. Cuando no pudiste hacer nada contra ese patético Espada, yo lo aplasté. Déjame salir. Partiré la cabeza de Aizen y detendré los gritos de esa mujer."

"¡Retrocede! No necesito tu ayuda."

La risa oscura de su hollow sonó en su mente. "Si la necesitas. Eres débil Ichigo. No puedes hacer esto solo."

El fuerte agarre en su hombro le dio la fuerza para alejar los gritos de su hollow y giró su rostro hacia su padre quien estaba arrodillado junto a él.

"Ichigo, contrólalo hijo. Casi es tiempo de enfrentar a Aizen y necesitas estar en control. Mantente estable… por Orihime-chan." Isshin observó el negro desvanecerse de los ojos de su hijo y sintió las capas oscuras de su reiatsu retroceder. Pronto, su reiatsu una vez más era normal y una mirada determinada apareció en su rostro.

Ichigo se puso de pie junto a su padre y los cuatro shinigamis se reunieron para observar a Orihime una vez más.

-Orihime-

Ella ya no podía gritar más. Su garganta estaba casi cerrada por el dolor y la hinchazón de sus gritos anteriores. Ahora todo lo que podía hacer era dejar que las lágrimas se derramaran espontáneamente por su rostro y la mente adormecida por el dolor. Tsubaki le había advertido que dolería, le dijo que la partiría en pedazos, pero su mente inocente no pudo comprender por completo la verdad de sus palabras.

Ahora, mientras ella observaba la carne caer de sus brazos y su sangre encharcarse a sus pies, se sintió como si hubiera envejecido cien años. No había palabras para describir el dolor que había sufrido. Se maravillo por el hecho de que había permanecido consciente durante el proceso. Incluso dentro de la seguridad de su mente ella estaba rota. Los pensamientos coherentes la habían dejado desde hace mucho tiempo y fue reducida sólo a las más básicas palabras.

"Duele… alto… dolor… por favor…"

Esto era todo lo que su mente podía hacer y sus poderes se encogieron con el dolor que ella sufría. Shun'o y Ayame lloraban abiertamente mientras continuaban centrando el poder que venía de su alma para terminar lo que empezaron. Incluso en su estado casi inconsciente, Orihime todavía podía verter el poder de su alma en ellos para romper el vínculo entre el orbe y Aizen.

-Ichigo-

"Kurosaki Ichigo, casi esta completo."

Ichigo miró hacia abajo al pequeño poder de Orihime que le habló.

"Cuando ella libere al hogyoku va a colapsar. Su poder ha sido completamente drenado y no será capaz de hacer nada excepto desmayarse." Explicó Hinagiku

"Aizen estará libre del Soten Kisshun y usted sabe que él va a ir por ella. Esté listo para detenerlo, ¿por favor?" imploró Lily.

"Déjenme salir de esta barrera ya. Déjenme ir con ella." dijo Ichigo.

"Tenemos que seguir sus ordenes. Ella quiere que lo mantengamos aquí hasta que el hogyoku sea liberado del cuerpo de Aizen. El escudo caerá en el momento en que ella lo haga. Eso es todo lo que podemos hacer. Por favor Ichigo-san, no lo deje acercarse a ella." dijo Lily.

"Ichigo, tú concéntrate en Aizen. Deja que yo me encargue de Orihime-chan." Dijo su padre.

Ichigo apretó su agarre en Zangetsu y se preparo. Su padre sería el mejor para ir por Orihime. Ella necesitaba un doctor ahora más que nada. Él no permitiría que Aizen tocara a Orihime. Podía sentir a su hollow en su mente, pero él no estaba tratando de tomar el control; él estaba fusionándose con las oscuras emociones de enojo pasando a través de Ichigo. Eso estaba bien para él. Usaría cualquier poder disponible para hacer que Aizen pague por cada crimen que había cometido.

Pero por hacer sangrar a Orihime… él iba a disfrutar hacerlo.

-Orihime-

Después de lo que pareció una eternidad de tortura, Orihime sintió el último hilo de poder dentro del hogyoku romperse y su cuerpo cayó hacia atrás. El orbe estaba en su puño fuertemente cerrado.

Sus ojos permanecieron abiertos e incluso aunque su cerebro no podía procesar las imágenes apropiadamente, vio una imagen borrosa negra correr en frente de ella y escuchó el choque del metal. Sintió las manos de alguien tantear suavemente su cuerpo y podía escuchar las palabras dichas pero su significado fue perdido en el momento.

"Está en shock. Tengo que llevarla al hospital. El kido solo no va ayudarla ahora mismo."

"Adelante, Urahara y yo nos quedaremos con Ichigo."

"Aunque no parece que él vaya a necesitar ayuda."

"Si, nunca lo había visto pelear con la máscara. Es bastante aterrador."

Orihime sintió sus ojos cerrarse finalmente y el sonido de la batalla fue opacado por la sangre corriendo en sus oídos.

"Mierda, está convulsionando. ¡Yoruichi ayúdame!"

"¡No sé qué hacer!"

"¡Agarra sus pies, Kisuke abre el senkaimon ahora!"

Todas las palabras se volvieron nada más que sonidos incomprensibles y todo se volvió negro.